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Caos en El Nido: el destino viral de Instagram enfrenta crisis ambiental por turismo masivo

  • El pueblo de El Nido, en la isla filipina de Palawan, conocido por sus impresionantes acantilados de piedra caliza y por sus aguas azules, se ha convertido en un popular destino turístico gracias a su intensa promoción en redes sociales.
  • Sin embargo, el turismo ha causado una grave contaminación costera, con niveles constantemente altos de coliformes fecales en el mar frente a El Nido, a pesar de varias medidas, como una nueva planta de tratamiento de aguas residuales.
  • Se implementaron políticas como límites del turismo y subsidios para las conexiones de alcantarillado, pero la red de tuberías del sistema sigue siendo insuficiente: solo el 3,3 % de los hogares del centro de la ciudad están conectados al sistema.
  • Los expertos culpan de esto a la mala planificación, la excesiva promoción en redes sociales y la priorización de las ganancias económicas sobre la salud ambiental, e instan a una gestión de residuos más rigurosa, la aplicación de normativas y campañas en redes sociales que promuevan el turismo responsable.

Palawan, la provincia insular occidental de Filipinas, encabeza la lista de deseos de los turistas por su pintoresco destino principal: El Nido. Este pequeño pueblo pesquero de 50 000 habitantes se encuentra dentro del Área Protegida de Recursos Gestionados El Nido-Taytay. El pueblo es conocido por sus aguas cristalinas de color azul celeste, sus espectaculares acantilados de piedra caliza y sus excepcionales lugares para bucear. Ha recibido numerosos elogios de revistas internacionales de viajes y una intensa promoción en redes sociales.

En 2023, Palawan registró 1.5 millones de visitantes, de los cuales un tercio visitó El Nido. Esto generó ingresos por 57 200 millones de pesos (mil millones de dólares al tipo de cambio de entonces).

Sin embargo, al igual que ocurre en otros destinos del sudeste asiático y más allá, esta popularidad ha tenido un costo, como la contaminación de las aguas costeras. Los altos niveles de coliformes fecales en el mar que rodea El Nido persisten, a pesar de la construcción de una nueva planta de tratamiento de aguas residuales y de los esfuerzos para frenar los negocios ilegales relacionados con el turismo, según muestran nuevos datos gubernamentales.

Ahora, con el turismo en su máximo histórico, las autoridades se esfuerzan por conectar más negocios y residencias al sistema de alcantarillado y buscan equilibrar el auge económico del turismo con los costos que impone al medio marino.

En los últimos cuatro años (de 2019 a 2023), los niveles de coliformes fecales —particularmente en las aguas costeras del centro de El Nido, donde se concentran residencias y establecimientos turísticos— han superado constantemente el límite seguro para la natación recreativa de 100 NMP (Número Más Probable) por 100 mililitros. Estos son datos que el Departamento de Medioambiente y Recursos Naturales de Filipinas compartió recientemente con Mongabay.

Debido a la ausencia de turismo a causa de la pandemia de COVID-19 en 2020 y a la inauguración de una nueva planta de tratamiento de aguas residuales y residuos sólidos en 2022, los niveles de coliformes fecales disminuyeron, aunque no de forma drástica. Luego, repuntaron en 2023, cuando se levantaron por completo las restricciones turísticas, según datos gubernamentales.

Mientras tanto, los destinos insulares frecuentados por turistas a kilómetros del centro de la ciudad cumplen con los estándares de calidad del agua y se consideran seguros para nadar.

Popularidad impulsada por las redes sociales

El ascenso de El Nido a la fama y su posterior degradación ambiental se atribuyen, en parte, a la intensa promoción de la oferta turística costera de la ciudad en plataformas de redes sociales, como Instagram, a principios de la década, según afirma Wolfram Dressler, profesor de Ecología Política de la Universidad de Melbourne (Australia).

“Las redes sociales en general, e Instagram como una de las principales, no solo son un factor [de destrucción del medioambiente costero], sino un factor importante”, declaró a Mongabay.

La conclusión de Dressler se basa en un estudio que él y tres coautores publicaron en Geoforum en 2023. Allí se describe cómo, entre 2012 y 2015, el Gobierno y las empresas turísticas utilizaron las redes sociales para promocionar El Nido, a pesar de no estar bien preparados en cuanto a políticas e instalaciones para gestionar la afluencia de visitantes y su huella ambiental.

En 2016, el algoritmo de Instagram comenzó a priorizar el contenido que generaba interacción, como las imágenes de destinos exóticos. Este cambio presionó al gobierno local y a las empresas a publicar imágenes con filtros de los pintorescos lugares de El Nido, lo que atrajo aún más turistas, según señaló el estudio.

“Plataformas como Instagram suelen representar una naturaleza idealizada y ‘prístina’, lo cual crea una hiperrealidad que oculta los contextos locales —afirmó Dressler—. Esta representación impulsa la llegada de turistas y moldea las expectativas, presionando al desarrollo local para que se ajuste a estas imágenes”.

El estudio, que analizó documentos de políticas turísticas y publicaciones en redes sociales, y entrevistó a actores locales, describió una serie de problemas ambientales en El Nido. Entre estos se encontraron la proliferación de hoteles y restaurantes turísticos ilegales a lo largo de la costa y la consiguiente contaminación de las aguas subterráneas y costeras con aguas residuales.

También se incluyeron la proliferación de la tala ilegal para infraestructura turística y la consiguiente y alarmante oleada de violencia contra los defensores locales de los bosques.

Randi Alampay, profesor asociado del Instituto Asiático de Turismo de la Universidad de Filipinas en Ciudad Quezon, afirmó que las redes sociales permiten, a los destinos en economías en desarrollo (como Filipinas), competir contra rivales con mayores presupuestos publicitarios. Sin embargo, el caso de El Nido sugiere que “el genio de la lámpara de Instagram no siempre es benévolo”, según afirmó Alampay.

“Se concedió el deseo de El Nido de aumentar la llegada de turistas. Pero no se mencionó que esto tendría un costo tan alto. Y no hay manera de volver a meter al genio en la lámpara”, explicó Alampay a Mongabay.

El ascenso a la fama de El Nido —y su posterior degradación ambiental— se debió en parte a la sobrepromoción de su turismo costero a través de imágenes con filtros excesivos en plataformas de redes sociales como Instagram, según los expertos. Foto: Rommel Paras vía Unsplash (dominio público)

Acciones gubernamentales

El problema de la calidad del agua costera de El Nido atrajo la atención del Gobierno por primera vez durante el cierre de Boracay —otro importante destino filipino— en 2018, debido a preocupaciones ambientales similares. El Nido también se enfrentó a la amenaza de un cierre, pero el Gobierno Nacional finalmente reconsideró la decisión después de que los negocios locales presentaran una apelación y prometieran colaborar con el gobierno local para rehabilitar la ciudad.

Las medidas inmediatas incluyeron la eliminación de numerosos establecimientos turísticos a lo largo de la zona de servidumbre costera —una franja de 3 metros a lo largo del agua, donde se prohíbe la construcción— y la introducción de límites diarios de visitantes para los destinos insulares más populares cerca del centro de la ciudad.

Cuando la pandemia golpeó en 2020, Filipinas cerró sus fronteras a los turistas, lo que brindó una oportunidad para la construcción de la primera planta de tratamiento de aguas residuales y de residuos sólidos de El Nido. La instalación se inauguró en diciembre de 2022, a medida que el país flexibilizaba gradualmente las restricciones de viaje y volvía a recibir turistas.

Barcos turísticos anclados cerca de una isla en El Nido, Palawan, Filipinas. Foto: Tracy John Lansang vía Pexels Pexels (dominio público)

Sin embargo, las nuevas políticas y la planta de tratamiento parecieron tener poco efecto en la reducción de los niveles de coliformes fecales a estándares seguros, según datos gubernamentales.

John Gil Ynzon, jefe de la Oficina de Suministro de Agua del gobierno provincial, que gestiona las operaciones de la instalación, atribuyó esto, principalmente, a la baja tasa de conexiones entre los hogares, más que a la eficacia de la instalación que, en promedio, recibe solo la mitad de su capacidad máxima diaria de aguas residuales de 2400 metros cúbicos.

En enero de 2025, de los 900 hogares en las cuatro aldeas principales que conforman el centro de El Nido, solo 30 (el 3.3 %) estaban conectados al sistema, a pesar de la baja tarifa mensual fija de 298 pesos (5 dólares) por vivienda. Ynzon afirmó que muchas de estas residencias operan negocios turísticos que generan residuos, como hostales, agencias de viajes y tiendas, sin permisos locales.

Una encuesta de la Oficina de Suministro de Agua mostró que el 95 % de estos hogares utilizan fosas sépticas sin fondo. “Al no tener fondo, es difícil captar las aguas residuales mediante tuberías, incluso si están instaladas, ya que es más probable que se filtren al suelo”, planteó Ynzon a Mongabay.

Explicó que una ordenanza local exige que los grandes hoteles y restaurantes se conecten al sistema como requisito previo para obtener un permiso comercial municipal, pero no así las residencias, por lo que su conexión es opcional, a menos que operen un negocio. “Esta falta de influencia regulatoria nos llevó a decidir subsidiar la sustitución de inodoros, lavabos y fosas sépticas residenciales, por lo que el Gobierno cubre todos los costos”, explicó.

En noviembre de 2024, el gobierno local asignó 40 millones de pesos (685 000 dólares) para financiar la sustitución en las primeras 100 viviendas y previó la finalización de la obra para abril de 2025. Estas viviendas se ubican en zonas identificadas como importantes contribuyentes a la contaminación.

Probablemente, cualquier expansión futura implicaría extender la red de tuberías a zonas donde han surgido desarrollos turísticos y comunidades, pero que no se incluyeron en el diseño original del sistema de alcantarillado y que ahora contribuyen significativamente al problema de las aguas residuales.

“La planta de tratamiento aún puede absorber la carga adicional. La única limitación que tenemos es la red de tuberías sanitarias, por lo que estamos considerando una expansión para extender las líneas sanitarias a estas ubicaciones”, agregó Ynzon.

El gobierno local aspira a lograr una cobertura total de los hogares en los próximos dos o tres años, de acuerdo a la disponibilidad de fondos gubernamentales, mientras que se espera que la cobertura de los establecimientos comerciales se complete para finales de 2025. Ynzon afirmó que ojalá esto mejore la calidad del agua.

En enero de 2025, durante el período de renovación de los permisos comerciales, 551 de los 670 establecimientos comerciales (es decir, el 82 %) estaban conectados al sistema.

Vista aérea de barcos en una laguna en El Nido, Palawan, Filipinas. Foto: Ferdie Drone vía Pexels (dominio público)

Problemas del turismo pospandémico

Chen Reyes-Mencias, planificadora de turismo sostenible de Blue Water Consultancy (con sede en Manila), afirmó que una planificación eficaz es crucial para proteger los destinos costeros del impacto del turismo. Sin embargo, señaló que la pausa por la pandemia no se aprovechó con la suficiente eficacia para prepararse para la afluencia turística pospandémica.

Reyes-Mencias afirmó que el gobierno filipino, “hasta el momento, solo mide el éxito con indicadores económicos». «El medioambiente y la integridad social no están en la ecuación”, dijo. Añadió que esto podría reavivar viejos problemas. “Una vez que los turistas vuelven a llegar en masa, tendemos a centrarnos solo en las ganancias económicas, y no en el impacto ambiental —declaró a Mongabay por correo electrónico—. Por mucho dinero que se invierta en la rehabilitación de un lugar, no se puede devolver a su estado original. Es imposible”.

Mientras tanto, las oficinas gubernamentales de turismo, las agencias de viajes y los complejos turísticos siguen promocionando excesivamente las atracciones de El Nido en redes sociales para capitalizar la recuperación, a pesar de los problemas no resueltos sobre la calidad del agua y sus riesgos asociados para la salud, como la diarrea, tanto para turistas como para residentes.

La oficina municipal de turismo de El Nido y el Departamento de Medioambiente de Filipinas no respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios de Mongabay antes de la publicación.

Alampay, la académica especializada en turismo, instó a El Nido y a destinos similares a utilizar el poder de las redes sociales para influir en los turistas hacia viajes más responsables y sostenibles.

Dressler instó al Departamento de Turismo de Filipinas a “frenar el rápido desarrollo turístico excesivo” y a redoblar los esfuerzos para un turismo responsable, incluyendo la promoción de estrategias de gestión de residuos y la aplicación de la zonificación y los límites de altura de las edificaciones. “No creo que Instagram pueda hacer nada, pero el Departamento de Turismo y los visitantes, sí”, afirmó.

 Imagen principal: El Nido es un municipio de la isla de Palawan, Filipinas, famoso por sus playas de arena blanca y por sus vibrantes arrecifes de coral. Foto: Eibner Saliba vía Unsplash (dominio público)

Referencias:
Parris-Piper, N., Dressler, W., Satizábal, P., & Fletcher, R. (2023). A virtual paradise? Platform algorithms, coastal change, and the production of nature in the Philippines. Geoforum, 138, 103669. doi:10.1016/j.geoforum.2022.103669

Esta nota se publicó originalmente en inglés en el sitio de Mongabay el 7 de febrero de 2025.

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