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Los incendios alteran de manera fundamental la dinámica del carbono en la Amazonía

  • El aumento de las temperaturas y las sequías cada vez más intensas por causa del cambio climático han vuelto a los incendios un fenómeno frecuente en la Amazonía brasileña.
  • Según recientes investigaciones, los incendios modifican la estructura del bosque y hacen que este consiga almacenar menos carbono, incluso tras décadas de ocurrida la quema.

Los incendios avanzaban hacia la región oriental de la Amazonía en donde Erika Berenguer se encontraba realizando sus investigaciones. El fenómeno no se parecía en nada a lo que Berenguer había vivido durante sus siete años de trabajo en aquel lugar. Un denso humo pendía en el aire.

“La visibilidad era de menos de 10 metros”, contó en una entrevista la ecóloga de las universidades de Lancaster y Oxford del Reino Unido. “Era como estar en medio de una barbacoa gigante en el bosque tropical más grande del mundo”. Este fenómeno se vio agravado por la intensa sequía registrada durante 2015 y 2016 por causa de El Niño.

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Mientras las llamas acariciaban sus botas, Berenguer vio como todo el trabajo de campo de más de cinco años para alcanzar su doctorado se convertía, literalmente, en humo.
La investigadora, oriunda de Río de Janeiro, pensó en aquel entonces: “No solo estoy perdiendo el bosque de mi país. También estoy perdiendo mis parcelas y mi propio trabajo”. “Todo fue muy emotivo hasta que logré salir de allí”, añadió.

Pero luego de abrazar a sus colegas, Berenguer comprendió: “que podíamos utilizar esos datos para investigar cuál era el efecto de los incendios en el ciclo del carbono”.

Una línea de fuego en el bosque. Imagen de Erika Berenguer.
Nube de humo en la atmósfera por causa de los incendios del 2015 en la Amazonía. Imagen de Adam Ronan.

Contaban con datos anteriores y posteriores a la quema, como también con la información recabada en las parcelas intactas. Esto condujo a nuevos descubrimientos acerca de la respuesta de la Amazonía a las fuerzas destructivas. En una serie de documentos publicados el pasado 8 de octubre en la revista en línea Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, los investigadores demuestran que si bien la tasa de crecimiento sufrió un incremento luego de los incendios, el ritmo de las emisiones de carbono a la atmósfera fue cuatro veces mayor de lo previsto por causa de la quema de la materia orgánica del suelo.

El equipo también analizó cómo consiguió la selva amazónica sobreponerse a los incendios en un periodo más largo. En este sentido, descubrieron que las existencias de carbono aún no habían vuelto a los niveles registrados antes de los incendios, incluso 31 años después de estos eventos.

Para los científicos, la determinación de la relación existente entre los incendios y la Amazonía es un problema relativamente nuevo. Y las repercusiones que esto genera, aún constituyen un misterio.

En el 2015, los grandes incendios forestales afectaron 10 000 km2 en la región central de la Amazonía por causa del fenómeno de El Niño. Sin embargo, en aquel entonces, a pesar de haber afectado una superficie cinco veces mayor que la del incendio en Mendocino, California, los incendios en la Amazonía tuvieron poca repercusión nacional e internacional. Imagen de Adam Ronan.

“La selva amazónica no se incendia naturalmente”, sostuvo al respecto Jos Barlow, ecólogo de la Universidad de Lancaster y coautor de los tres estudios. “Los incendios no son frecuentes; estos ocurren en ciclos milenarios”.

TEste es el motivo por el cual los incendios del 2015 constituyeron una oportunidad única de investigación. En el estudio dirigido por Berenguer, llevado a cabo entre julio del 2015 y diciembre del 2017, el equipo realizó mediciones mensuales de los diámetros de los árboles que crecían en parcelas quemadas e intactas. Cuando compararon las tasas de crecimiento, descubrieron que los árboles crecían más rápidamente en las parcelas quemadas que en las parcelas intactas. Sin embargo, este resultado no fue sorpresivo: la materia orgánica carbonizada probablemente había servido como una especie de “cóctel” de nutrientes para los árboles jóvenes de las parcelas quemadas.

Sin embargo, lo qué sí sorprendió a los investigadores fue que las cantidades totales de carbono secuestrado en ambos tipos de parcela fueron prácticamente las mismas. Esto se explica por el hecho de que los árboles de densidad más baja, que absorben menores cantidades de carbono, se mostraron más propensos a rebrotar tras los incendios.

Una línea de fuego carboniza el sotobosque de la Amazonía. Imagen de Erika Berenguer.

El estudio de Berenguer coincide con las investigaciones llevadas a cabo por su colega, la ecóloga Camila Silva. En su investigación, Silva examina el crecimiento y la muerte de los árboles tras los incendios ocurridos en décadas pasadas.

“Pudimos reconstruir los antecedentes de estas áreas afectadas por los incendios”, sostuvo Silva.

A primera vista, parecía que la selva amazónica había encontrado la manera de sobreponerse.

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“Cuando te adentras en este lugar 30 años después de ocurrida una quema, todo parece estar en equilibrio”, afirmó la investigadora. “Puedes ver cómo el bosque ha recuperado la mayoría de sus árboles y el sotobosque ya se ha restablecido”.

No obstante, algunos cambios fundamentales son imperceptibles al ojo humano: son los cambios que resultan de los incendios ocurridos en décadas pasadas. Por ejemplo, las mediciones realizadas por el equipo de investigación revelaron que aquellos árboles de baja densidad eran ahora las especies dominantes. De este modo, cuando repasaron los datos recopilados, descubrieron que todos los tipos de árboles eran más propensos a morir tras la quema.

Parcelas amazónicas luego de los incendios. Imagen de Erika Berenguer.

“Básicamente, los bosques no tienen historia evolutiva en materia de incendios; es por eso que no se adaptan [a ellos]”, sostuvo Barlow. “Ese es el motivo por el cual se registra una elevada tasa de mortalidad entre los árboles luego de pequeños incendios forestales”.

Lamentablemente, los investigadores también descubrieron que los árboles con mayor biomasa —árboles más grandes y con mayor densidad y secuestro de carbono— eran más propensos a morir tras los incendios que aquellos que se encontraban en las parcelas intactas.

“Si continuamos perdiendo estos árboles grandes y densos”, advirtió Silva, “el ciclo del carbono se verá afectado. Eso es algo que realmente debemos evitar”.

Por su parte, otro estudio liderado por la ecóloga Kieran Withey de la Universidad de Lancaster, abordó la cuestión del presupuesto de carbono. En este sentido, la investigación apunta al carbono liberado a la atmósfera inmediatamente después de los incendios. El equipo midió la acumulación de hojas, residuos leñosos y otros tipos de materia orgánica —lo que los científicos denominan “necromasa”— en distintos tipos de bosques, desde bosques primarios intactos a bosques secundarios en rebrote tras la deforestación. De este modo, los investigadores pudieron estimar cuánto se había quemado durante los incendios de 2015 y 2016 causados por El Niño.

Según los estudios, la mortalidad de los árboles aumentó luego de los incendios; en especial, entre las especies grandes y densas. Imagen de Erika Berenguer.

El equipo descubrió que el nivel de carbono que liberan los incendios es entre tres y cuatro veces más elevado que las emisiones previstas por las bases de datos más consolidadas. En el área de estudio del equipo, alrededor de 10 000 km2 (3900 m2) se vieron afectados; es decir, menos del 0,2 % de la Amazonía brasileña. Sin embargo, los incendios liberaron 33 millones de toneladas de carbono: el equivalente a las emisiones anuales que genera Dinamarca a través de los combustibles fósiles y la producción de cemento.

Comprender la dinámica de los incendios en la Amazonía es tan solo una de las caras de un problema mayor. Los científicos coinciden en que encontrar la manera de prevenir los incendios es otra parte fundamental de la ecuación.

Cada incendio en los bosques se origina por causa de los agricultores o ganaderos, quienes realizan estas prácticas como forma de limpieza del terreno para sus actividades agrícolas o ganaderas. Sin embargo, de acuerdo con Barlow, este fenómeno oculta “un complejo sistema de causas”. “Los incendios en las parcelas de los pequeños agricultores son solo el desencadenante”, opina.

Humo suspendido en el aire por causa de los incendios del 2015. Imagen de Adam Ronan.

“En contextos climáticos pasados, esto era seguro”, añade Barlow. Pero la degradación y la fragmentación forestales resultantes de la agricultura y de la extracción maderera, los cambios en el régimen de precipitaciones, las altas temperaturas y las graves sequías, han modificado sustancialmente a los bosques y su respuesta frente a los incendios.

“Nos encontramos prácticamente en un sistema diferente, en el cual los antiguos usos agrícolas de la tierra ya no son seguros”, afirma Barlow al respecto.

Berenguer sostiene que las campañas de sensibilización respaldadas por el gobierno podrían servir como primer paso en la prevención de los incendios. Las campañas intentan abordar de manera directa esta problemática y tienen como objetivo fomentar la creación de cortafuegos y capacitar a los agricultores para que no realicen quemas durante los días ventosos o calurosos. Con todo, el bosque tropical más grande del mundo ahora enfrenta una nueva realidad: “En el Antropoceno, los incendios se han vuelto algo normal en muchas regiones de la Amazonía”.

Imagen del incendio del 2015 registrado en la región central del Amazonas por causa de El Niño. Imagen de Adam Ronan.  

John Cannon es un redactor de Mongabay radicado en Oriente Medio. Encuéntrelo en Twitter: @johnccannon

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Referencias:

Berenguer, E., Malhi, Y., Brando, P., Cardoso Nunes Cordeiro, A., Ferreira, J., França, F., … Barlow, J. (2018). Tree growth and stem carbon accumulation in human-modified Amazonian forests following drought and fire. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 373(1760).

Silva, C. V. J., Aragão, L. E. O. C., Barlow, J., Espirito-Santo, F., Young, P. J., Anderson, L. O., … Xaud, H. A. M. (2018). Drought-induced Amazonian wildfires instigate a decadal-scale disruption of forest carbon dynamics. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 373(1760).

Withey, K., Berenguer, E., Palmeira, A., Espírito-Santo, F. D. B., Aragão, L., Ferreira, J., … Barlow, J. (2018). Quantifying the immediate carbon emissions from ENSO-mediated wildfires in human-modified tropical forests. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 373(1760).

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