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¿Cómo nuestro cerebro nos hace equivocar al tomar decisiones “buenas” para el ambiente?

  • La gente que compra comida etiquetada como “ecológica” puede acabar comprando más cantidad al verlo como una ventaja cuando, en realidad, todo el consumo tiene un coste para el clima, según una pareja de psicólogos.
  • El equipo sugiere que un etiquetado más preciso podría ayudar a los consumidores a entender qué elecciones son “menos malas” en lugar de “buenas” para el medioambiente.

Calcular el costo de nuestro papel individual en el cambio climático es una tarea abrumadora. Según una pareja de investigadores, para simplificar nuestras decisiones, confiamos en comportamientos de compensación y trucos cognitivos del mismo tipo que los que gobiernan nuestras relaciones con los demás.

“La reciprocidad y el equilibrio en las relaciones sociales han sido fundamentales en la cooperación social y, por lo tanto, en la supervivencia. Así que el cerebro humano se ha especializado en computar y buscar ese equilibrio mediante la selección natural”, declaró Patrick Sörqvist, autor principal del estudio y profesor de psicología ambiental en la Universidad de Gävle en Suecia. “Pero cuando se aplica al cambio climático, este razonamiento social de dar y recibir lleva a la idea equivocada de que las elecciones ‘verdes’ compensan las que no son sostenibles”.

Los humanos han desarrollado un conjunto de herramientas de sentido común, conocidas como “heurísticas”, que ayudan a dirigir nuestro razonamiento ante ciertos problemas. Son rápidas, no necesitan mucha energía y “tienen mucho éxito cuando se aplican al tipo de problema que se supone que deben resolver”, escriben los autores.

La fotografía “La canica azul” tomada desde el espacio. Imagen de NASA/tripulación del Apollo 17, de Harrison Schmitt o Ron Evans en Wikimedia Commons (Dominio público).
La fotografía “La canica azul” tomada desde el espacio. Imagen de NASA/tripulación del Apollo 17, de Harrison Schmitt o Ron Evans en Wikimedia Commons (Dominio público).

Sin embargo, si estas herramientas no encajan con el problema que el cerebro intenta resolver, pueden llevarnos a errores de juicio. Por ejemplo, para mucha gente el cambio climático es más plausible cuando hace calor, según escribieron Sörqvist y su compañera en la Universidad de Gävle, la psicóloga Linda Langeborg, el 4 de marzo en la revista Frontiers in Psychology.

La equiparación de nuestras relaciones personales con nuestras contribuciones al cambio climático es una falsa analogía en cierto modo. Puedes compensar que se te olvide el cumpleaños de una amiga invitándola a cenar más adelante, pero ese tipo de cálculo moral no funciona cuando hasta las actividades “ecológicas” tienen un costo en forma de liberación de carbono, según Sörqvist.

“Puede que la gente compre más cantidad de comida porque está etiquetada como ‘ecológica’. Piensan que pueden justificar ir de vacaciones al extranjero en avión porque van en bici al trabajo, o estar más rato en la ducha porque han reducido la temperatura del agua”, afirma.

Sörqvist también habló de los programas de comercio de carbono y plantación de árboles que las empresas utilizan para anular su huella de carbono. Langeborg y él escriben que esas convenciones “también podrían dar licencia para un comportamiento irresponsable a la gente que esté dispuesta a pagarlo”. “Mientras tanto, lo mejor para el medioambiente sería, sin duda, que consumiéramos menos en general”, dice Sörqvist.



Un vídeo corto que explica el concepto de la huella de carbono. Vídeo de simpleshow en YouTube (CC 3.0 Unported).

 

Los psicólogos sugieren que si hubiera más control gubernamental sobre los mensajes publicitarios, se podría ayudar a los consumidores y las empresas a tomar mejores decisiones.

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“Palabras como ‘ecológico’ o ‘verde’ alientan la idea de que los objetos, comportamientos y decisiones con esa etiqueta son ‘buenos’ en lugar de ‘menos malos’ para el medioambiente”, declaró Langeborg. “Deberíamos informar a los consumidores de forma inmediata sobre cómo afectan al medioambiente los productos ‘ecológicos’ y otros productos que compran”, dijo. Añadió que los supermercados podrían mostrar la huella de carbono total de las compras junto con el recibo.

A pesar de lo que nos diga nuestro cerebro, ni siquiera las elecciones “verdes” ayudan a compensar otras elecciones que emiten más carbono, según escriben los autores.

“No puedes arreglar las cosas con el medioambiente con un apretón de manos”, dijo Sörqvist. “Ir al Caribe en avión conlleva una carga ambiental enorme por mucho que decidas no comer carne los lunes”.

Imagen de cabecera: planta de tratamiento en España que funciona con energía solar. Foto de Chixoy en Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0).

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Referencias

Sörqvist, P., & Langeborg, L. (2019). Why People Harm the Environment Although They Try to Treat It Well: An Evolutionary-Cognitive Perspective on Climate Compensation. Frontiers in Psychology, 10, 348.

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