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Revivir la tradición maorí para proteger la vida marina

  • Un ra’ui es una antigua forma polinesia de gestionar los recursos en la cual los líderes tradicionales cierran áreas designadas para evitar la captura de especies clave.
  • Aunque el poder de un ra’ui sigue siendo fuerte en las Islas Cook más externas, donde la tradición suele pasar por encima de los decretos nacionales, el sistema cayó en el desuso en la isla de Rarotonga, la más grande y más poblada, hace medio siglo.

RAROTONGA, Islas Cook — El 1 de marzo del 2000, los ancianos tradicionales maorí se reunieron con sus familias, miembros de la comunidad y funcionarios del gobierno en la orilla de arena blanca de la laguna Aro’a para rezar, hacer discursos y situar esa masa de agua bajo la protección de un ra’ui mutu kore, una prohibición permanente a la pesca. Justo cuando estaban declarando el ra’ui, una pareja de kakaia, o charranes blancos (Gygis alba) pasaron volando cerca: una señal, según la tradición local, de que la ceremonia recibía las bendiciones de más arriba.

Fue, desde luego, oportuno desde la perspectiva de la conservación. La sobrepesca había reducido gravemente la vida marina de Aro’a, según cuenta Liz Raizis, buceadora apasionada y copropietaria del complejo Rarotongan Beach Resort and Lagoonarium que se adentra en la laguna, situada en la parte occidental de Rarotonga, la isla más grande y más poblada de las Islas Cook. Una vez establecido el ra’ui, las poblaciones aumentaron rápidamente: Raizis calcula que la cifra de peces se duplicó después de solo un año. Ahora, casi 20 años después, calcula que hay 100 veces más peces y que aparecen nuevas especies cada año. El coral también se está regenerando, una tendencia contraria a la del resto de la isla y del mundo.

Una almeja gigante en Rarotonga. Los líderes tradicionales imponen un ra’ui para proteger y gestionar las poblaciones de almejas y otras fuentes de alimento. Imagen de Ron Caswell a través de Flickr (CC BY 2.0).

Las normas no escritas del ra’ui

Un ra’ui es una antigua forma polinesa de gestión de los recursos. En las Islas Cook, los ui ariki (los jefes supremos) y los aronga mana (otros líderes tradicionales) tienen el derecho hereditario de gestionar áreas definidas de tierra y mar con el cometido de asegurar el bienestar continuo de su pueblo y la salud del lugar al que llaman hogar.

Estos líderes tradicionales imponen el ra’ui en zonas definidas para garantizar la salud de poblaciones clave, como el cangrejo de los cocoteros (Birgus latro), el pez loro (Chlorurus frontalis) y las almejas gigantes (Tridacna gigas), que son alimentos fundamentales entre los lugareños. Un ra’ui puede prohibir la captura de todas las especies o de solo algunas, puede ser temporal o permanente, a veces se levanta el ra’ui para un día y luego se vuelve a imponer. Cuando un recurso está sujeto al ra’ui, se convierte en tapu (sagrado, prohibido). En la antigüedad, quebrantar el ra’ui se castigaba con la muerte o el destierro.

“Se aplica, se le impone el tapu y esa área ya no te pertenece”, dijo Puna Rakanui, portavoz de la Cámara de los Ariki, el organismo parlamentario de los jefes supremos de las Islas Cook. “Se devuelve a los dioses. Se lo das a ellos, que hagan lo que quieran. Se le da tiempo y después volverá a nosotros para que podamos reclamarlo”.

Aunque las sentencias de muerte ya no son una opción, Rakanui dijo que “el mana [autoridad, poder espiritual] del ra’ui todavía es muy fuerte” en las 13 islas habitadas más aisladas del país. “Porque ven el valor en él”.

Recuerda una visita a Pukapuka, un atolón que está a 1140 metros al noroeste de Rarotonga y solo tiene 444 habitantes. Allí, tuvo la oportunidad de acampar en un islote que estaba sujeto a un ra’ui estricto. “Esa noche fui a pasear con uno de los dignatarios de la isla”, dijo. “Y en esa plantación de puraka [taro de pantano, Cyrtosperma merkusii], apuntamos la antorcha hacia abajo y vimos cangrejos de los cocoteros, ¡cientos de ellos! Eso no se ve hoy en día en el resto de las Islas Cook”.

Mapa que muestra dónde se encuentran las Islas Cook, con la línea internacional de cambio de fecha que cruza el océano Pacífico de forma irregular. Imagen cortesía de Google Maps.

Los ra’ui tradicionales no se escriben, dijo Rakanui, aunque a veces un símbolo visual, como una hoja de coco atada a un árbol, señala el área protegida. “Son solo palabras de los aronga mana a la gente: aquí hay un ra’ui, nadie puede tocar nada. ¡Y nadie lo hace!”. En Pukapuka, Rakanui estaba justo en el borde de un ra’ui. “Si ves un cangrejo de los cocoteros arrastrarse [hasta la zona del ra’ui], no vas a atraparlo”, dijo.

Los ra’ui se suelen imponer para periodos cortos de tiempo, por ejemplo, como forma de aumentar las poblaciones antes de un gran acontecimiento. En la isla de la que proviene Rakanui, Atiu, la comunidad planeó un gran encuentro en octubre en el que se reunieron casi 1000 invitados. “Para ocasiones así, aplicamos un ra’ui”, dijo. “Luego durante la duración del evento, lo levantamos y la gente va a abastecerse para sostener el evento”.

El método también se suele utilizar después de un desastre natural, como un ciclón. “Los aronga mana dan un paso al frente y dicen ‘de acuerdo, estas son las cosas a las que hay que poner un ra’ui’”, dijo Rakanui. “En esta parte de la isla se puede buscar comida, cualquier cosa que haya en el suelo, se puede tomar. El resto se deja porque vamos a necesitar algo para subsistir más adelante”.

Un pez ballesta (Odonus niger) en la laguna Aro’a donde uno de los ra’ui más efectivos de Rarotonga sigue protegiendo la vida marina. Imagen cortesía del Rarotongan Beach Resort and Lagoonarium.

Pérdida, renacimiento y declive

Aunque el poder del ra’ui sigue siendo fuerte en las Islas Cook más externas, donde la tradición local suele pasar por encima de los decretos nacionales, el sistema cayó en desuso en Rarotonga hace medio siglo cuando las estructuras y mentalidades coloniales arraigaron. En 1888, Gran Bretaña se atribuyó las Islas Cook como protectorado y en 1901 las anexó a Nueva Zelanda, que era una de sus colonias en aquella época. Según la Ley de las Islas Cook de 1915, el gobierno colonial reclamó la propiedad de las aguas de la laguna que rodea cada isla desde la marca de la marea alta hasta el anillo de coral protector, lo cual eliminó formalmente los derechos indígenas de gestión. Sin embargo, en la práctica, los ui ariki mantuvieron gran parte del poder en las décadas siguientes.

Las Islas Cook obtuvieron el autogobierno en 1965 y el año siguiente, el primer ministro, Albert Henry, creó la Cámara de los Ariki. En 1972, su partido también creó el Koutu Nui, un organismo legislativo parecido para representar a los aronga mana. La intención de integrar estas estructuras tradicionales en el gobierno era dar legitimidad a la nueva nación, pero también recibió múltiples críticas por disminuir el poder de los ariki y los aronga mana al encajarlos en una estructura colonial en la que gozaban de dignidad, pero no de autoridad. El dominio de un estilo de gobierno occidental fue creciendo, y para los 70, el sistema ra’ui había desaparecido en Rarotonga.

Travel Tou Ariki, presidente de la Cámara de los Ariki, el organismo parlamentario de los jefes supremos tradicionales en las Islas Cook. Imagen cortesía de la Oficina de Coordinación Marae Moana.

Sin embargo, a finales de los 80, tanto el Koutu Nui como los planificadores turísticos del gobierno se interesaron en recuperar la práctica del ra’ui, para proteger la vida marina y para atraer turistas. En 1998, el Koutu Nui revitalizó formalmente la práctica y dio poder a los jefes locales para imponer y levantar un ra’ui en zonas dentro de su jurisdicción tradicional. Los jefes establecieron cuatro áreas de reserva alrededor de Rarotonga, a las que añadieron la laguna Aroa dos años después.

Técnicamente, el gobierno sigue siendo el propietario de estas áreas. “Pero son muy comprensivos con la forma en que [los organismos tradicionales] estamos haciendo nuestro trabajo”, dijo Rakanui. “Se han mostrado dispuestos a trabajar con nosotros”. Representantes del gobierno local y el central tenían la esperanza de convertir el sistema ra’ui en ley. Sin embargo, los miembros del Koutu Nui creyeron que la gente respetaría más las protecciones si seguían siendo mandatos tradicionales, así que los ra’ui permanecieron bajo sus auspicios y, como tal, no constituyen una obligación legal.

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Con el apoyo de los líderes tradicionales y un programa sólido que educa a los lugareños sobre cada ra’ui, las protecciones fueron todo un éxito, al menos al principio. Cuando se levantaron varios ra’ui durante un periodo definido de tiempo después de varios años, el aumento de las especies marinas locales era obvio, dijo Rakanui. “¡La de lisas que venían!”, exclamó. “Se reproducían por todas partes en cientos y miles, ¡los peces loro se reproducían por todas partes!”.

La científica marina Jacqueline Evans está de acuerdo. “Tuvo mucho éxito para los recursos marinos”, dijo. “Nos dimos cuenta de que los invertebrados, todo el marisco y todo lo demás había aumentado significativamente en un par de años, ¡así que funcionaba!”.

Jacqueline Evans. Image courtesy of Goldman Environmental Prize.
Jacqueline Evans. Imagen cortesía del Premio Medioambiental Goldman.

Otras comunidades alrededor de la isla, inspiradas por ese éxito, establecieron más ra’ui y se llegó a un total de 12 a principios de los 2000. No obstante, desde la entusiasta aplicación hace dos décadas, “la mayoría de los ra’ui de Rarotonga han fracasado”, dijo Rakanui. “Es muy triste”.

Dijo que la presión por conseguir ingresos en una economía que cada vez está más motivada por el dinero ha contribuido al cambio. “La gente quiere salir, conseguir lo que quieren y venderlo”.

Si un ra’ui se quebranta y no hay consecuencias visibles, la gente empieza a perder la fe en el sistema, según dijo Evans. “En cuanto ven a alguien pescar, piensan ‘vaya, no funciona. Yo también podría pescar ahí’”.




La historia en 1 minuto: Los desafíos para salvar los océanos en 2020. Video: Mongabay Latam.

Los cambios en el liderazgo y el lapso en el programa educativo también contribuyeron a la desaparición de algunos ra’ui. “Hay ra’ui en Rarotonga en los que un solo líder comunitario ha muerto y el ra’ui se ha saqueado en semanas”.

“Los líderes tradicionales todavía tienen algo de fuerza”, dijo Maria Tuoro, coordinadora de proyecto de Ridge2Reef, programa internacional de conservación que funciona independientemente del ministerio de medioambiente, “pero con los años he visto que ese poder es cada vez menor. Todo el mundo conoce los beneficios [de un ra’ui], pero a menudo la gente está tan ocupada que a nadie le importa [si se quebranta un ra’ui] y tampoco se controla el cumplimiento”.

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“Ahora todo el mundo hace lo que quiere”, dijo Rakanui. “Les hemos pedido que no pesquen, pero no hay ninguna ley que los detenga”. En 2015, lugareños y turistas se indignaron cuando un grupo de jóvenes lugareños pescaron con arpón y mataron una vieja morena (Gymnothorax javanicus), dócil y muy querida, conocida como Roger dentro de una zona de ra’ui en la laguna Muri. “¡Pero no se pudo hacer nada, porque [desde el punto de vista legal] el agua es de todos!”, dijo Rakanui.

Preocupado por los ra’ui fracasados, el ministerio de recursos marinos redactó una regulación para los ra’ui en 2011, pero la Cámara de los Ariki la rechazó. Aunque hay beneficios obvios en una regulación en el contexto actual, muchos ui ariki están preocupados por ceder demasiado poder al gobierno. La regulación propuesta habría requerido, por ejemplo, el permiso del ministerio para aplicar un ra’ui, algo que les pareció que debilitaba la autoridad de los jefes locales para tomar esas decisiones de forma independiente. Además, muchos ui ariki son reacios a castigar a su pueblo en tribunales y prefieren prácticas como hacer públicas las infracciones y confiscar el equipo de pesca.

El cartel de un ra’ui olvidado en la laguna Muri en Rarotonga. Imagen de Monica Evans para Mongabay.

Todos ganan

La laguna Aro’a ha salido relativamente indemne de estos 20 años, se considera la más respetada de la isla. ¿Por qué funciona tan bien cuando otros han fracasado?

Raizis dijo que el tiempo que se ha invertido en que un grupo de gente diferente de la comunidad alcance un consenso generalizado ha sido crucial para el éxito del ra’ui. Los propietarios de tierras son gestores fuertes y proactivos; el Rarotongan Beach Resort, que está en frente de toda el área de ra’ui, apoya los trabajos de protección de forma activa, y las escuelas locales están muy involucradas.

“La educación es clave para la sostenibilidad a largo plazo de cualquier santuario marino”, dijo Raizis. Al principio, muchos pescadores no apoyaban los ra’ui, pero “ahora están entre sus defensores acérrimos”, dijo. “Los peces se reproducen y crecen y se mueven hasta otras partes de la laguna donde la pesca está permitida, así aumenta la posibilidad de pescar en las lagunas cercanas”.




La historia en 1 minuto: La salud de los océanos deteriorada a niveles nunca antes registrados en la historia de la humanidad. Video: Mongabay Latam.

Hoy en día es poco habitual que la gente quebrante un ra’ui: los que lo hacen suelen ser trabajadores extranjeros y turistas que no son conscientes de lo que es, o visitantes isleños que viven en otros sitios. Como el resort tiene vigilantes que trabajan todo el día y la noche, el área está bien vigilada, lo que aleja a los que podrían plantearse pescar.

“Hubo una ocasión en la que gente de las Islas Cook volvió por las vacaciones de Navidad y presionó a los jefes locales para que abrieran el ra’ui durante un día”, contó Raizis. “Fue un desastre absoluto para la laguna Aro’a, ya que mucha gente de todas partes de la isla —tanto lugareños como turistas— bajaron a la reserva con pistolas de arpones, redes y otras cosas, pisotearon el coral y se llevaron los peces y otras especies en sacos y camiones”, dijo. “Fue aleccionador ver todo el daño que se puede hacer en tan solo un día. El ra’ui tardó años en recuperarse. Afortunadamente, no ha vuelto a pasar”.

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En 2017, el gobierno aprobó la histórica Ley Marae Moana que designaba la zona económica exclusiva (ZEE) del país al completo como área protegida marina de usos mixtos —la más grande del mundo en la actualidad. Los líderes tradicionales participaron en el desarrollo del proyecto desde el principio y la ley se hizo con la intención de apoyar los ra’ui locales dentro de un contexto más amplio de gestión marina dentro de la ZEE. El extenso proceso de consulta ya ha aumentado la concienciación de la sociedad en torno a la conservación marina y ha fomentado la reputación “verde” de las Islas Cook entre muchos turistas.

Travel Tou Ariki, presidente de la Cámara de los Ariki es optimista y cree, con reservas, que el aumento de la concienciación ayudará a revitalizar los ra’ui en Rarotonga. “Ahora estamos esperando para cosechar los beneficios” de ayudar a crear Marae Moana, dijo. “Nuestros ancestros siempre dicen ‘proteges y después recoges’. Son solo dos palabras, pero significan mucho. Si no proteges, no puedes recoger. ¡No tienes nada!”.

La sede de la Cámara de los Ariki, el organismo parlamentario de las Islas Cook para los jefes supremos tradicionales. La Cámara de los Ariki ha apoyado que se revitalice el sistema tradicional de los ra’ui para gestionar recursos naturales, pero ha rechazado que se codifique en una ley. Imagen de Monica Evans para Mongabay.

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Monica Evans es una redactora independiente que vive en Aotearoa, Nueva Zelanda, y se especializa en asuntos de desarrollo comunitario. Tiene un master en estudios de desarrollo de la Universidad Victoria de Wellington. Puede encontrarla en www.monicaevans.org.

Actualización 30/9/19: poco después de que se publicara este artículo, la oficina del primer ministro de las Islas Cook anunció que Maria Tuoro, coordinadora de proyecto de Ridge2Reef, sustituiría a Jacqueline Evans como directora de la oficina de coordinación de la Ley Marae Moana, según Cook Islands News.

Artículo original publicado en inglés en mongabay.com el 27/09/2019.




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