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EN VIDEO | ¿De qué se trata el modelo de conservación que protege millones de hectáreas de bosques en Bolivia?

El modelo de conservación que protege millones de hectáreas de bosques en Bolivia

¿Es posible que el trabajo comunitario ayude a proteger los bosques y el agua que en ellos brota? La respuesta es sí. En Bolivia, familias campesinas que habitan en la cuenca alta conservan sus bosques productores de agua y a cambio reciben beneficios para desarrollar proyectos productivos sostenibles y para conectar sus casas al agua potable. El modelo se ha convertido en un referente de éxito para la conservación y se está comenzado a replicar en Colombia, Perú, Ecuador y México.

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¿Cómo los Acuerdos Recíprocos de Agua ayudan a conservar los bosques?

María Binda Gutiérrez Padilla creció en el campo, en la comunidad Quebrada León, en Santa Cruz y allí vivió hasta que cumplió los 30. Esa era su edad cuando, hace 14 años, compró un terreno que la llena de orgullo en la comunidad Forestal Alto Espejo, en el municipio de El Torno.

Por él pasan vertientes de donde saca el agua que ella y sus animales necesitan para beber. “Tengo agua, no necesito que alguien me la venda”, dice. También pasa un río que la agricultora ocupa para regar sus árboles frutales y para bañarse. “A la hora que yo quiera voy y me baño porque está ahí, al ladito”, cuenta.

A María Binda Gutiérrez le encanta su terreno “porque es muy bonito”, dice, y “comprarlo fue una bendición”, asegura con un tono en su voz que revela su sonrisa al otro lado del teléfono. Por eso cuando su prima le contó que se había suscrito a los Acuerdos Recíprocos de Agua (ARA) para proteger su bosque, ella no dudó ni un minuto en hacer lo mismo. Además, “en mi territorio tengo montes delicados y frágiles y yo no los iba a ocupar”, explica.

Son 24 000 los agricultores que están conservando casi 600 000 hectáreas en alrededor de 80 municipios en Bolivia. Foto: fundación Natura.

El primer convenio con Fundación Natura lo firmó hace seis años. El acuerdo consistió en que ella protegería su bosque y a cambio recibiría cuatro cajones de abejas más todos los implementos necesarios para cosechar la miel. Hoy, ya tiene seis cajones y de cada uno de ellos obtiene, por cosecha, entre 17 y 20 kilos de miel. En total, son entre 5000 y 6000 bolivianos anuales (alrededor de 800 dólares) que se suman a las ganancias que María Binda Gutiérrez consigue de la venta de limones, naranjas y mandarinas que cosecha en su huerto y de los peces que cría en un par de pozas.

Así como los cajones de abejas, otros agricultores que se han unido a los ARA han recibido insumos para desarrollar la fruticultura, principalmente cítricos, y también la piscicultura. Sin embargo, el proyecto estrella del programa, asegura Vargas, es el acceso al agua.

“Les decimos cuidá tu bosque y convertilo en un jardín para vos y para la sociedad y a cambio de eso nosotros te vamos a conectar con agua limpia en tu casa, vas a tener un grifo, vas a tener un sistema de agua para tu comunidad”, precisa la directora ejecutiva de Natura.

Los resultados de ese acuerdo han sido tan beneficiosos que cada vez son más los agricultores que se comprometen a conservar su bosque; tanto que incluso científicos se han interesado en entender cuál es la razón de ese éxito.

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