- Mongabay Latam habló con el investigador Augusto Castro-Nuñez para conocer un estudio en el que es coautor y que confirmó lo que muchos expertos han dicho: que la deforestación se aceleró en Colombia tras la firma del acuerdo de paz.
- El estudio señala que los principales factores detrás de la pérdida de bosque en Colombia son el acaparamiento de tierras asociado a la ganadería y la expansión de los cultivos de coca.
“En las negociaciones de cambio climático, uno pensaba: ¿cómo van a hacer países africanos, como República Democrática del Congo, que experimentaban eventos de conflicto armado, para poder reducir emisiones por deforestación?”, recuerda el ingeniero agrícola peruano Augusto Castro Nuñez. Con una maestría en Economía de los Recursos Naturales y un doctorado en Ciencias Geográficas de la Universidad de Copenhague, a Castro Nuñez le llamaba la atención entender cómo se relacionaba la mitigación del cambio climático en el sector forestal con los desafíos que traían conflictos armados en diversos territorios. ¿Cómo diseñar estrategias de conservación o inventariar bosques en zonas en guerra?
“Empecé a pensar en que esa relación causal entre conflicto armado y deforestación era muy compleja de entender y que dependía del contexto. Así empecé a identificar elementos comunes entre las causas de la deforestación y las del conflicto armado, así como entre lo que se hace para reducir la pérdida de bosques y lo que se hace para disminuir la guerra”, recuerda Castro Nuñez, quien lleva ya más de 13 años investigando la deforestación en Colombia y buscando alternativas de desarrollo para las poblaciones rurales.
En febrero de este año, Castro Nuñez, Raphael Ganzenmüller y Janelle M. Sylvester, del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Universidad de Copenhague, publicaron un estudio para analizar los patrones de deforestación en Colombia en tiempos de paz y de conflicto. La publicación analizó, entre el 2001 y 2018, la pérdida de cobertura boscosa en distintos municipios, valiéndose de herramientas como la inteligencia artificial, para entender mejor las dinámicas de deforestación en el país. El objetivo era no solo entender tendencias generales, sino patrones específicos, vinculados al contexto de cada localidad.
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—¿Por qué considera que es bueno desmitificar que “los conflictos armados son buenos para prevenir la deforestación”?
—Primero, es importante decir que los conflictos armados no son buenos para nada. Segundo, en términos de la relación conflicto armado-bosques es importante mencionar que esta conexión depende del uso que los grupos armados les den a los bosques como parte de su estrategia. En algunas zonas, puede que haya una relación que favorezca la conservación de los bosques. Sin embargo, en otras puede que la relación sea opuesta, que el conflicto armado genere, permita o incremente la tasa de deforestación. Esto ha sido estudiado en Colombia por muchísimos años, por muchísimos autores y no debemos olvidar que las tasas de deforestación en Colombia han sido altas históricamente. Colombia es uno de los países amazónicos con tasas de deforestación más altas, después de Brasil. Y el conflicto armado en Colombia duró más de 50 años.
Entonces no necesariamente se puede concluir, cuando uno analiza una línea o tendencia del tiempo más larga, que el conflicto armado favoreció la conservación de los bosques. Lo que sí podemos decir es que ahora, que de alguna manera se redujo el conflicto armado, los científicos ya podemos ir a los territorios que antes eran inadmisibles para recoger información que nos permita entender más las causas de la deforestación y las causas del cambio de la cobertura. Eso sí es posible hacerlo en este momento y eso es importante porque así podemos bajar la escala de análisis. Así no solo nos basamos en las imágenes de satélites que permiten una visión amplia, sino que podemos ir a una escala más local para entender las causas más locales.
—¿Qué hallaron en la investigación?
—En el estudio se trató de identificar como el acuerdo de paz con las FARC, pero también los anteriores que habían sido firmados en Colombia, han tenido un efecto o no en las tasas de deforestación. ¿Por qué queríamos entender eso? Porque se han publicado muchísimos artículos en los últimos tiempos en Colombia sobre este efecto del acuerdo de paz en la tasa de deforestación. Y nosotros argumentamos que este efecto varía según el contexto. Así que hicimos un análisis que nos permitió identificar cómo la relación entre acuerdo de paz y deforestación cambiaba según las regiones.
Definitivamente ha habido un incremento en las tasas de deforestación en Colombia que se da alrededor de las fechas del acuerdo. Nosotros no podemos decir que hay una causalidad, no podemos decir que el acuerdo lo causó, de eso no se trata el estudio. Pero sí hay un incremento en las tasas de deforestación en algunos de los municipios de Colombia y en algunas de las regiones. En algunos lugares, hubo un cambio en la tendencia de deforestación. Por ejemplo, en algunos lugares había una tendencia a la baja y después del acuerdo, hubo una a la alza. Pero en otros escenarios donde había muchísima deforestación en Colombia, no incrementó tanto, sino que esta siguió su trayectoria.
Uno de los principales factores asociados con la deforestación es la ganadería. Lo que no sabemos es si se trata del ganado o de los pastos para ganadería. Aunque parecen lo mismo, no lo son porque una cosa es la actividad ganadera en la cual se maximiza los resultados de la intervención (del bosque) o de la producción y otra partida diferente son los pastos para ganado, en la cual lo que se busca es una posesión (de la tierra) y en ese rol, el mercado de tierras puede jugar un papel importante. No tenemos evidencia para saber cuál de las dos es.
La coca, definida como área cultivada por esta planta, también tiene un efecto importante. Y el tamaño del municipio, con la institucionalidad asociada. Por ejemplo, un municipio muy grande, tiene menor presencia institucional para la protección de los bosques.
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—¿En qué consistió la metodología del estudio?
—Con inteligencia artificial, agrupamos por municipios con tendencias de deforestación similares en el periodo de tiempo que estudiamos. Es decir, agrupamos por categorías a los municipios en los que la deforestación iba para arriba. Los que iban para abajo, se agruparon en otra categoría y así. Luego vimos qué factores explicaban la tendencia de cada grupo, con una regresión.
Utilizamos información sobre cambios de cobertura de bosques que ya estaba procesada con una base de datos muy usada a escala global, que es la de Hansen, la cual tiene datos para cambio de cobertura y pérdida de bosques para bastantes años. Los datos de variables socioeconómicas fueron tomados de bases de datos oficiales del gobierno de Colombia, pero también de otras instituciones. Usamos inteligencia artificial con un modelo que se llama el XGBoost que nos permitió identificar esos factores que explican más la deforestación en determinados lugares.
Realizamos el análisis a varias escalas, una fue la regional. Es decir, Amazonía, Orinoquía, el Caribe, el Pacífico y los Andes. Posteriormente, hicimos un análisis a escala departamental, pero también hicimos uno a escala de grupos de municipios con tendencias de deforestación similares. Este tipo de análisis nos permitió ver que las causas de la deforestación trascienden a los departamentos o a las regiones. Es posible que algunos municipios de la Orinoquía compartan causales de la deforestación con algunos municipios de, por ejemplo, la Amazonía, los Andes o la zona del Caribe. Esto estaría respondiendo más al uso que los grupos armados y los actores en general le dan a los bosques y eso es lo que queríamos nosotros esclarecer con este tipo de análisis a múltiples escalas.
—¿Qué fenómeno se presenta en la Amazonía?
—La ganadería es un factor que influencia la tendencia de la deforestación en la Amazonía y el Pacífico. Mientras que la coca lo es en Los Andes y en la Orinoquía. Esto quiere decir que cuando baja o sube el indicador de la coca o la ganadería, explica cuando baja o sube la deforestación. Pero eso no implica una causalidad.
—¿Por qué estaban más protegidos algunos bosques antes de la firma del acuerdo? ¿Qué papel jugaban los grupos armados?
—La teoría lo que dice es que los grupos armados tienen diferentes lugares, unos los utilizan para los combates, otros para esconderse y unos los usan para acceder a recursos para financiar la guerra. E incluso hay zonas que son usadas como trofeos de guerra, según la literatura.
Entonces lo que nosotros hemos buscado es relacionar las diferentes dinámicas de la deforestación con estos posibles diferentes usos de los bosques por parte de los grupos armados. Cabe decir que cuando hablamos de grupos armados, no nos referimos solo a los ilegales, sino también a los legales.
A veces, los bosques eran usados para resguardarse, entonces posiblemente estaban protegidos de la deforestación. Pero en otros lugares donde los grupos armados ilegales usaban los bosques para extraer recursos naturales para financiar el conflicto armado, posiblemente allí había una alta tasa de deforestación. Tras el acuerdo de paz, esas dinámicas posiblemente cambiaron por la salida de las FARC y la entrada de nuevos grupos armados a los territorios, que pueden incentivar un uso distinto de los mismos.
—¿Qué papel podrían jugar las titulaciones de tierras a nivel colectivo para enfrentar la deforestación?
—Un artículo que publicamos hace unos años muestra claramente que las zonas que poseen propiedades colectivas o los territorios colectivos están relacionadas tanto con menores tasas de deforestación como con menos eventos de conflicto armado, lo cual sugiere que esa podría ser una forma de luchar contra ambas problemáticas. Parece ser que al sacar de la ecuación la variable precio de la tierra o al dejar por fuera el mercado de la tierra, esta parece ser una de las principales causas de la deforestación subyacentes.
Directamente, la ganadería podría ser la causa de la deforestación. Sin embargo, esta ganadería finalmente conlleva a la adquisición de la tierra, posteriormente al acaparamiento de la misma y luego a su venta.
—¿Qué alternativas productivas considera que podrían beneficiar a las comunidades rurales y asegurar la conservación de los bosques? ¿Puede mencionar un ejemplo?
—La ganadería sostenible y el cacao agroforestal vienen siendo promovidos para la conservación de los bosques. Yo creo que se debe seguir con esta trayectoria promoviendo este tipo de proyectos, pero más que incrementar el área de ganadería o la de cacao se trata de transformar esas actividades donde actualmente ya se realizan, pero con alternativas de producción sostenibles. Por ejemplo, la ganadería sostenible es aquella que se realiza complementada con acuerdos de conservación y medidas orientadas a evitar la deforestación, tales como los sistemas silvopastoriles.
Esto es lo que estamos haciendo en el proyecto SLUS (Sistemas Sostenible de Uso de la Tierra, por sus siglas en inglés), financiado por el Fondo Climático alemán en los departamentos de Caquetá y Cesar. Estamos desarrollando sistemas sostenibles de uso del suelo que consideren el cacao y la ganadería, que nos permitan simultáneamente contribuir a los objetivos de construcción de paz y de conservación de bosques para la mitigación del cambio climático.
—Está ingresando un nuevo gobierno, ¿qué es lo que debería hacer esta nueva administración?
—Todas las áreas con bosques tropicales deberían ser prioritarias no solo por el interés en la conservación de estos, sino también por la posibilidad que tienen de contribuir a la mitigación del cambio climático. Además, sabemos que hay una coincidencia geográfica entre las áreas con mayores tasas de deforestación y aquellas con más eventos de conflicto armado o afectados por el mismo.
Es importante que el gobierno entrante considere las diferencias en las causales de deforestación y del conflicto, así como los tipos de relaciones que existen entre estas para poder plantear estrategias que nos permitan maximizar las sinergias y no incrementar posibles resultados no esperados. Como, por ejemplo, estrategias de conservación de bosques que deriven en mayores conflictos armados o entre las comunidades, así como estrategias de construcción de paz que deriven en mayores tasas de deforestación. Esto es posible hacerlo y esto es lo que nosotros planteamos en nuestro estudio.
—¿Cómo se podría estrechar la relación entre científicos y tomadores de decisiones con el objetivo de que este tipo de investigaciones y datos sean considerados en las políticas públicas?
—Nuestro trabajo busca justamente eso, integrar los resultados de investigación científica con los procesos de tomas de decisión, en procesos de diálogo, en los cuales haya participaciones mixtas entre actores, de lado del activismo, conservacionistas, tomadores de decisiones, académicos y que tengan un diálogo abierto, con un lenguaje común que facilite la integración de puntos de vista y de disciplinas, eso es lo que se debería empezar a hacer. Tenemos que empezar a construir nuevas narrativas y disminuir la escala de los análisis. Normalmente, los estudios se hacen desde escalas globales, regionales o nacionales. Debemos llevarlos a escalas más locales. Esto nos permite entender las diferencias que existen entre las distintas zonas del país.
Algo que es muy importante considerar es que debemos evitar narrativas que consoliden alternativas productivas o entendimientos que no están basados en la ciencia. Por ejemplo, alternativas que digan que determinado cultivo contribuye a reducir la deforestación o lo opuesto o que incentiva el conflicto es algo que se debe evitar. La toma de decisiones debe estar basada en evidencia científica.
—¿Por qué le llamó la atención investigar la deforestación en Colombia?
—Colombia es un interesante caso de estudio porque tiene unas ambiciones climáticas para el sector forestal bastante grandes. Este país se ha comprometido mucho a reducir la deforestación y las emisiones por deforestación, se mueve mucho en ese aspecto en las negociaciones internacionales, pero al mismo tiempo es un caso interesante por el avance que había en el tema del tratado de paz con las FARC, y posteriormente en la implementación de este acuerdo (de paz) y que además se iba a implementar en conjunto con los compromisos climáticos. Sumado a que hay muchos países como Colombia, que emergen de conflictos armados o experimentan conflictos armados y que pueden aprender del caso colombiano.
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