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#EnCorto | Tres claves para entender los Acuerdos Recíprocos de Agua que buscan proteger y conservar los bosques en Bolivia

Foto: fundación Natura

  • Un proyecto de conservación que nació en 2012, cuando cinco personas decidieron convertir parte de su territorio en conservación, ha impactado más de 80 municipios de Bolivia y se replica en Colombia, Perú, Ecuador y México.

María Binda Gutiérrez Padilla compró un terreno ubicado en la comunidad Forestal Alto Espejo. Este lugar es especial, no solo porque es muy bonito, como ella lo describe, sino también porque lo atraviesan diversos cuerpos de agua que le permiten tener acceso al recurso de manera inmediata. “A la hora que yo quiera voy y me baño porque está ahí, al ladito”, cuenta.

Ella, una mujer campesina y criada en el campo, siempre quiso proteger sus ríos y también los bosques, y por ello firmó un convenio para proteger su entorno a cambio de cuatro cajones de abejas y los implementos necesarios para cosechar la miel.

Cajones de abejas, insumos para desarrollar la fruticultura y la piscicultura y proyectos de acceso al agua son los beneficios que reciben los agricultores que se suman a los ARA. Foto: Fundación Natura.

Historias como la de María Binda se repiten en distintas partes de Bolivia. Para proteger y conservar las fábricas de agua que suministran a zonas rurales y ciudades, la fundación Natura, dedicada a la protección del agua desde la conservación de bosques, gestiona el proyecto Acuerdos Recíprocos de Agua, el cual ha logrado que se conserven 600 000 hectáreas en el país hasta ahora y que otras naciones latinoamericanas sigan su ejemplo.

Aquí te presentamos tres claves para entender en qué consiste el proyecto:

¿Qué es el proyecto Acuerdos Recíprocos de Agua?

El proyecto Acuerdos Recíprocos de Agua (ARA), desarrollado y gestionado por la fundación boliviana Natura, se creó con base en el entendimiento de la corresponsabilidad de la sociedad con el cuidado y la protección del agua y de los bosques donde se produce y almacena. Ese entendimiento permite que los habitantes de las ciudades, en la parte baja de la cuenca, creen un fondo para reunir recursos económicos y apoyar a los agricultores río arriba en la labor de proteger las fábricas de agua.

Se han creado 23 áreas protegidas en 20 municipios, lo que suma más o menos 3.4 millones de hectáreas de bosques productores de agua. Foto: Fundación Natura.

La idea surgió en 2012 cuando cinco personas interesadas en la conservación de sus bosques decidieron hacer el intercambio. A la fecha hay 24 000 agricultores que protegen casi 600 000 hectáreas en aproximadamente 80 municipios bolivianos, según explica María Teresa Vargas, directora ejecutiva de Fundación Natura.

Una de ellas es María Binda Gutiérrez quien se suscribió al programa hace seis años y con sus cuatro cajones de abejas para la producción de miel ha obtenido otra entrada monetaria aparte de actividades de venta de fruta y pesca. Ahora, María Binda Gutiérrez incluso defendió su parte del bosque de una empresa que buscaba comprar su terreno y explotar la piedra caliza, acto que no se logró gracias a su lucha por evitarlo.

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¿Cómo se financia el proyecto para la conservación del agua?

Los Acuerdos Recíprocos de Agua, desde su implementación, se basan en la reciprocidad para lograr buenos resultados y buscan que la corresponsabilidad se vea reflejada en ello. El financiamiento se da a través de un fondo en el que participan actores como Natura, la fundación gestora, la entidad prestadora de servicios de agua potable, que en Bolivia son cooperativas, y autoridades del mismo municipio. Ya que este proyecto se ha replicado en distintos municipios, lo que aportan las cooperativas varía de acuerdo con ellas, mientras que el municipio entrega el 1 % de sus ingresos propios y el 0.5 % de lo que recibe del gobierno central.

“Cuidá tu bosque y convertilo en un jardín para vos y para la sociedad y a cambio de eso nosotros te vamos a conectar con agua limpia en tu casa”. Foto: Fundación Natura.

Así mismo, los habitantes de la zona urbana, que viven en las partes bajas de la cuenca, aportan recursos económicos pues su acceso al agua depende de que los bosques en la cuenca alta y media estén sanos. Lo que ellos aportan es voluntario y viene incluido en el recibo mensual del agua. Esos fondos permiten a los propietarios de las tierras recibir apoyo en forma de suministros para que puedan conservar el bosque y con él las fábricas de agua. Tal como ocurrió con María Binda Gutiérrez, reciben cajones de abejas, pero también insumos para desarrollar la fruticultura, la piscicultura y, lo más atractivo y relevante, infraestructura para tener acceso al agua potable.

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Los resultados obtenidos del proyecto

De acuerdo con estudios de una investigación científica publicada en la revista Ecological Economics, los ARA han logrado un impacto positivo en la gente que forma parte del proyecto puesto que no solo les permite conservar sus bosques sino que también instala la idea de la protección ambiental “como un valor que debe priorizarse para sus hijos”. Esto logra que quienes se acerquen al programa se den cuenta de la necesidad del agua para otros habitantes, sus actividades y el propio bosque. Así, de acuerdo con María Teresa Vargas, se muestra también la corresponsabilidad de cuidar.

Foto: Fundación Natura.

El proyecto también ha logrado que se establezcan 23 nuevas áreas protegidas equivalentes a 3.4 millones de hectáreas en solo 20 municipios. Además, gracias a los convenios que la fundación Natura tiene con los agricultores dueños de terrenos cercanos a estas zonas protegidas, se ha creado un cinturón de protección en torno a ellas lo que permite que tengan una mejor vigilancia y monitoreo.

Pero los ARA no solo han tenido un buen impacto en las comunidades de los aproximadamente 80 municipios en Bolivia. Esta idea también se está replicando en otras partes del continente, como en Colombia, Ecuador, Perú y México.

Lee la historia completa aquí.

* Imagen principal: Son 24 000 los agricultores que están conservando casi 600 000 hectáreas en alrededor de 80 municipios en Bolivia. Foto: fundación Natura.

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