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Fijar un precio al carbono podría salvar millones de hectáreas de bosque tropical

  • Una investigación recién publicada en la revista Environmental Research Letters encontró que establecer un precio de 20 dólares estadounidenses por tonelada métrica de dióxido de carbono podría disminuir la deforestación cerca del 16 % y la cantidad del carbono liberado a la atmósfera cerca del 25 %.
  • Un par de economistas calculó que, tal como van actualmente las cosas, el mundo podría perder un trozo de bosque tropical del tamaño de India para el 2050.

Un estudio nuevo da a conocer que fijar un precio al carbono podría reducir drásticamente la cantidad de deforestación en los trópicos para el 2050: 20 dólares estadounidenses por tonelada métrica podrían disminuir la deforestación cerca del 16 % y la ráfaga de carbono que se libera a la atmósfera en un 25 %.

En una investigación, que se lanzó por primera vez en el 2015 y que ahora ha sido publicada en la edición de enero de la revista Environmental Research Letters, los autores proyectan que podríamos perder un pedazo de bosque tropical del tamaño de India en los próximos 32 años. El trabajo consistió en examinar mapas satelitales de deforestación, de la universidad de Maryland, a la vez que se realizaban análisis económicos para averiguar cómo “poner precio al carbono” podría ayudar a cambiar estas tendencias.

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“Primero vienen los cortes pequeñitos”

Fue fundamental para sus cálculos un entendimiento matizado no solo de cuánto bosque podrían cortar los humanos para el 2050, sino también dónde y qué tan rápido podría ocurrir. En su análisis el equipo siguió encontrando el mismo patrón de deforestación “una y otra vez”, dijo el coautor y economista ambiental Jonah Busch, del Centro de Desarrollo Global en Washington, D.C.

“Primero vienen los cortes pequeñitos”, dijo Busch. “Tal vez sea un camino, tal vez sea tala selectiva que muy apenas se deja ver”.

Deforestación en Indonesia. Foto por Rhett A. Butler/Mongabay.

Después de esos pulsos iniciales, la deforestación tiene tendencia a acelerarse considerablemente, hasta que llega al punto en que la cantidad menguada de bosque comienza a arrastrar la tasa hacia abajo.

Busch y su compañero coautor, el economista Jens Engelmann, no fueron quienes salieron con esta noción de que la deforestación ocurre más rápidamente en lugares con “niveles intermedios de cobertura forestal”, dijo Busch. Pero agregó, “hasta donde sé, somos los primeros en encontrarla en los datos”. Y este patrón podría ayudar a guiar las políticas.

“No puedes descartar los lugares donde hay muy poca deforestación”, dijo.

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“Una onza de prevención”

Lo ideal sería frenar de forma inmediata las primeras señales de deforestación en lugares con mucho bosque con estrategias que impidan que esa deforestación se extienda; estrategias como las inversiones de REDD+, la reducción de emisiones de la deforestación y de la degradación de bosques en países en desarrollo. Este mecanismo consiste en que países ricos realicen pagos a países en desarrollo para preservar los bosques de estos y el carbono acumulado que contienen, y fue parte de los acuerdos climáticos de París en el 2015.

“Una onza de prevención es una libra de cura”, agregó Busch.

“Una onza de prevención es una libra de cura”, agregó Busch.

Las inversiones de países ricos tienen el potencial de rebajar las emisiones a un precio de “ganga”, según hallaron los investigadores. Si bien es crítico que los países europeos corten sus propias emisiones, Busch dijo que pagar a los países tropicales para que mantengan sus bosques en pie podría reducir tanto como cinco veces las emisiones por el mismo precio.

Los Estados Unidos podrían aprovechar también esta estrategia económica para reducir sus emisiones, dijo Busch, si los líderes del país decidieran volver a unirse al acuerdo de París.

“Hay una gran oportunidad para los Estados Unidos”, agregó, “cuando vuelva a la mesa”.

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Políticas más estrictas

Incluso sin la fijación de precios del carbono, los países tropicales podrían mantener en pie porciones significativas de sus bosques al promulgar políticas más estrictas. Busch y Engelmann observaron el impacto de los esfuerzos de Brasil por reducir la deforestación del 2004 al 2012.

Según cálculos realizados por Global Forest Watch en el año 2000, los 5.19 millones de kilómetros cuadrados de la cobertura arbórea de Brasil eclipsan los 2 millones de kilómetros cuadrados que ponen en segundo lugar a la República Democrática del Congo. Con tanta cobertura arbórea, el 80 % que se recortó en la tasa de deforestación de Brasil tan solo en el periodo mencionado mantuvo capturadas en el bosque, y lejos de la atmósfera, 5200 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.

Un camino de tala y deforestación en Gabón. Foto por Rhett A. Butler/Mongabay.

Si todos los otros países con bosques tropicales dieran lugar a políticas similares, se podrían resguardar cerca de 1 millón de kilómetros cuadrados de bosque y 58 000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono hasta el 2050.

Recientemente, sin embargo, las tasas de deforestación de Brasil han empezado a trepar cuesta arriba, aunque bajaron en un 16 % en el 2017. Si el país revierte el desmonte a las tasas que se registraron antes del 2004, dijo Busch, se daría un efecto drástico en el banco de bosques tropicales de la Tierra. Entonces, de acuerdo con sus cálculos, el área de pérdida forestal sería de 3650 millones de kilómetros cuadrados —el tamaño de Australia— si el resto del mundo sigue haciendo las cosas como siempre.

“Lo que está pasando en Brasil simplemente tiene una influencia enorme en el futuro de la pérdida forestal y el clima”, dijo Busch.

La fotografía de cabecera retrata el pastoreo de ganado donde una vez hubo bosque en pie, en Brasil. Foto por Rhett A. Butler/Mongabay.

Sigue a John Canno en Twitter:  @johnccannon

Referencias

Busch, J., & Engelmann, J. (2017). Cost-effectiveness of reducing emissions from tropical deforestation, 2016–2050. Environmental Research Letters, 13(1), 015001.

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