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ONU y formuladores de políticas: ¡Despierten! Quemar árboles para obtener energía no es “carbono neutral”

  • El 23 de septiembre, los firmantes del Acuerdo Climático de París se reunirán en las Naciones Unidas para una Cumbre sobre la Acción Climática y así intensificar sus promesas de reducción de carbono con el fin de prevenir el cambio climático catastrófico. Al mismo tiempo se inician los eventos de la Semana del Clima en la ciudad de Nueva York.
  • Sin embargo, los encargados de formular políticas, los grupos financieros y medioambientales que organizan estos eventos continúan apoyando la quema de madera forestal para obtener energía, algo que los científicos han advertido no es “carbono neutral”. Este es un artículo de opinión. Las opiniones expresadas son las de la autora.

Todos hemos visto con horror impotente cómo la Amazonía y otros bosques se han quemado en las últimas semanas. Sin embargo, otra conflagración forestal está ocurriendo de forma deliberada, paradójicamente como consecuencia de la política climática: quemar madera forestal en las centrales eléctricas para generar energía de biomasa “renovable”.

Si bien la quema de madera es ampliamente tratada como “carbono neutral”, la realidad es que la quema de madera emite más contaminación de carbono que el carbón por unidad de energía. No se necesita crear un modelo para comprender que, si bien los árboles pueden ser técnicamente renovables, cortar y quemar un bosque emite carbono rápidamente, pero volver a plantar los bosques secuestra carbono lentamente. Además, la quema de “residuos” forestales, los restos de la tala, hace que las emisiones de carbono aumenten rápidamente.

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La ciencia muestra que para evitar un cambio climático catastrófico, debemos proteger y restaurar los bosques, no talarlos ni quemarlos para obtener energía, y debemos entender que la mitigación climática no puede esperar las décadas o siglos necesarios para que los bosques talados vuelvan a crecer. Sin embargo, en un despliegue de asombroso desafío a un principio tan básico, los encargados de formular políticas en todo el mundo continúan subsidiando miles de millones de dólares a las energías renovables en las llamadas plantas de energía de “carbono cero” para quemar árboles, lo cual devora bosques, disminuye el sumidero de carbono forestal y contamina el aire.

Los puñados de comprimidos de madera y las mangas verdes que se ven aquí son parte de una campaña de relaciones públicas apoyada por la industria de la biomasa que afirma que quemar madera para producir energía es carbono neutral. Pero no lo es. Crédito de la foto: #ODF en Visual Hunt/CC BY.

La Unión Europea tiene parte de la culpa, ya que establece reglas de política de energía renovable para los estados miembros. A pesar de la abundante evidencia de que la industria de la biomasa y los comprimidos de madera están destruyendo los bosques y aumentando las emisiones de carbono, la UE reestructuró su política de energía renovable el año pasado para continuar subsidiando la biomasa forestal para generar energía. No pareciese importar que la UE recibiera una gran cantidad de críticas de científicos y defensores, entre ellos sus propios asesores científicos, que advirtieron:

El mandato legal de registrar la energía alimentada por biomasa forestal como contribución a los objetivos de energía renovable de la UE ha tenido el efecto perverso de crear una demanda de árboles para ser talados en Europa o en otros lugares con el fin de quemarlos para obtener energía, liberando así el carbono en la atmósfera que de otro modo permanecería en los bosques, y al mismo tiempo reduciendo drásticamente la fuerza del sumidero de carbono de los ecosistemas forestales (…) Los períodos largos de recuperación de la biomasa forestal plantean dudas importantes dada la aspiración de la CMNUCC [la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático] de limitar el calentamiento a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales para ‘reducir significativamente los riesgos e impactos del cambio climático’. Considerando los patrones actuales, ese valor podría ser superado en una década. Confiar en la biomasa forestal para la energía renovable de la UE, con su aumento inicial de niveles de dióxido de carbono atmosférico, aumenta el riesgo de sobrepasar el objetivo de 1.5°C si los períodos de recuperación son más largos.

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Además de la presión sobre los bosques, muchos países, como por ejemplo EE.UU. y los estados miembros de la UE, también subsidian el calentamiento de leña, que constituye más de la mitad de la madera quemada en la UE. Cada vez más, miles de empresas de leña y comprimidos de madera en la UE están vaciando bosques, dentro de ellos los antiguos bosques de hayas en las montañas de los Cárpatos, hogar de las últimas extensiones de vida silvestre de Europa. Esta quema de madera subsidiada está matando ecosistemas forestales que nunca se recuperarán dentro del lapso de vida de alguien vivo hoy, todo en nombre de la mitigación del cambio climático.

La hipocresía, en especial en torno a la biomasa, se exhibirá en la Cumbre sobre la Acción Climática de las Naciones Unidas y durante la Semana del Clima de Nueva York (del 23 al 29 de septiembre), donde los países y las empresas anunciarán sus compromisos más profundos para la mitigación climática.

Allí es probable que veamos los objetivos de reducción de emisiones de los países sin que mencionen cuánto de esta ambición se basa en la quema de madera forestal y sin contar las emisiones. Estas naciones podrán cumplir sus promesas de carbono en papel, pero la naturaleza sabrá que hicieron trampa.

El Reino Unido, por ejemplo, ha establecido una meta de cero emisiones netas para 2050; sin embargo, actualmente paga más de mil millones de dólares al año en subsidios de energía renovable a la central eléctrica Drax, que quema millones de toneladas de comprimidos de madera de los árboles despojados de los bosques de EE.UU., Canadá, España, Portugal y Polonia, así como de los países del norte de la UE con frágiles bosques pantanosos boreales: Estonia, Letonia, Suecia.

Las centrales eléctricas Drax en el Reino Unido, uno de los mayores usuarios de biomasa leñosa para la producción de energía. Aquí se muestra el domo de biomasa Drax, que una vez quemó carbón. El Reino Unido casi ha eliminado la quema de carbón para obtener energía, reduciendo sus emisiones oficiales de IPCC; sin embargo, está aumentando su quema de biomasa leñosa. El carbono no contabilizado de Drax fluye a la atmósfera contribuyendo al cambio climático. Crédito de la foto: DECCgovuk en VisualHunt/CC BY-ND.

Durante la Semana del Clima pocos van a querer reconocer esta verdad incómoda. Los formuladores de políticas, las corporaciones, los grupos financieros y las grandes organizaciones medio ambientales que organizan el evento en Nueva York no van a querer tirar de este hilo porque hacerlo desentrañará todo el suéter y revelará los grandes supuestos de tratar la madera forestal como carbono neutral.

El dinero seguramente juega un rol: los miles de millones en subsidios que sustentan los últimos diez años de crecimiento exponencial en la industria de comprimidos de madera se reflejan en los precios de las acciones de compañías como Enviva, que exporta millones de toneladas de comprimidos de madera al Reino Unido, UE e incluso Asia. Las asociaciones de la industria con las grandes organizaciones medio ambientales diseñadas para pulir las credenciales de “sostenibilidad” de los comprimidos de madera tampoco mejoran la transparencia sobre los impactos. La industria de la biomasa esconde consecuencias negativas.

Los bosques de pinos que son talados para proporcionar comprimidos de madera para las plantas de energía son replantados. Por esta razón, este recurso energético podría llamarse técnicamente carbono neutral, pero solo a largo plazo. Para que esos nuevos árboles maduren y para que la ecuación de carbono se equilibre se necesitan muchos años. Crédito de la foto: ChattOconeeNF en Visualhunt.com/CC BY.

¿Qué se puede hacer frente a un daño tan evidente y deliberado? Trabajar con aliados, mi organización, la Asociación para la Integridad de las Políticas, ha presentado informes ante la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) destacando las tergiversaciones sistémicas de la industria de comprimidos de madera y pidiendo a la SEC que exija una mejor divulgación de los impactos reales de las emisiones de la quema de biomasa.

Ya que los defensores ambientales y la ciencia no lograron crear protecciones forestales reales a la política de energía renovable de la UE, presenté, con la participación de colegas, una demanda contra la UE por su tergiversación de que la quema de árboles es amigable con el clima (el tribunal aún no ha determinado si tomará el caso).

También incluimos este tema en la agenda de la Semana del Clima, con un documental que arranca la fachada sostenible de las industrias de biomasa y comprimidos de madera, seguido de una discusión sobre la demanda de biomasa de la UE y la política de bioenergía en todo el mundo. Los encargados de formular políticas serán especialmente bienvenidos.

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La quema de biomasa forestal es un triple golpe para la mitigación climática: aumenta las emisiones, disminuye el sumidero de carbono forestal y absorbe los subsidios que podrían asignarse a tecnologías o eficiencia de cero emisiones.

Sin embargo, hay una solución simple para este problema, aunque no políticamente fácil. La industria moderna de biomasa y comprimidos de madera es un castillo de naipes que depende de los subsidios. Los países deben dejar de subsidiar la quema de madera y, preferiblemente, comenzar a subsidiar la restauración de bosques naturales. La tala y la quema de bosques para obtener combustible “sin carbono” debería considerarse un delito climático, y no debería ser subsidiado con decenas de miles de millones de dólares. Deberíamos tener una política de energía renovable que no destruya los bosques, se la debemos al mundo.

Mary Booth es científica especializada en el ecosistema y es directora de la Asociación para la Integridad de las Políticas, una organización sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos.

Esta historia es parte de Covering Climate Now, una colaboración global de más de 220 medios de comunicación para fortalecer la cobertura del cambio climático.  

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