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#EnCorto: Tres claves para entender cómo las tortugas gigantes hicieron brillar el café en Galápagos

Tortugas gigantes. Foto: Parque Nacional Galápagos

Tortugas gigantes. Foto: Parque Nacional Galápagos

En las islas Galápagos, la convivencia entre agricultores y tortugas no ha sido sencilla: mientras los primeros quieren cultivar, las segundas quieren transitar. Todo en un mismo espacio.

Durante el invierno, en esa región del Ecuador, las tortugas gigantes bajan desde las zonas altas de la isla de Santa Cruz hacia las zonas más bajas y cercanas al mar para reproducirse. Durante su largo y lento camino atraviesan numerosas fincas, principalmente las que se dedican a la producción de café.

En ellas, las tortugas se alimentan de lo que encuentran, incluyendo las plantaciones de hortalizas que los agricultores suelen tener, además de los cafetales, y por eso algunos empezaron a construir cercas o muros de piedra lo suficientemente altos para no dejar pasar a las tortugas.

Sin embargo, hay quienes decidieron hacer las cosas diferente. ¿Cómo lo lograron?

Los productores que decidieron transformarse para respetar a las tortugas

En fincas cafetaleras como La Envidia han decidido implementar prácticas amigables con las tortugas. Sus 22 hectáreas de extensión —que además de café incluye árboles como papayas, aguacates, toronjas y guayabillo, una especie que solo existe en las islas Galápagos— se han convertido en un espacio donde pueden transitar libremente.

Jadira Larrea, administradora de la finca familiar fundada por su padre, es una de las personas que ha reconocido que las tortugas pueden ser beneficiosas para los cultivos, pues ayudan a mantener los cafetales limpios al devorar la maleza que crece alrededor de las plantas y esto, a su vez, les permite a los productores tener mayor control de ciertas plagas, como las hormigas.

“Poco a poco los productores nos hemos ido dando cuenta de que es posible volver a tener una producción agrícola más sustentable y amigable con el ambiente”, asegura.

Por eso, implementó una combinación de métodos de control de plagas no agresivos con el medio ambiente ni las tortugas, como retirar la maleza manualmente y cambiar los herbicidas por motoguadañas (máquinas cortadoras).

Algunos dueños de las fincas entendieron que es posible obtener beneficios económicos adicionales cuando un grupo de agricultores comenzó a ofrecer servicios turísticos para observar tortugas. Además, el café de Galápagos que se ha producido de manera sustentable y con certificaciones que dan cuenta de buenas prácticas ambientales, poco a poco se ha ido abriendo paso en los mercados extranjeros.

Jadira Larrea es la encargada de administrar el cafetal. Foto: Michelle Carrere.

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Las amenazas que persisten

Aunque hay algunos agricultores que han logrado una amistad con las tortugas, también hay otros que insisten en alejarlas. Por ejemplo, han instalado cercas imposibles de pasar para ellas o alambres que las lastiman.

También existen productores que llenan artificialmente sus lagunas para mantenerlas llenas de agua todo el año y así lograr que las tortugas permanezcan en sus fincas y tener un flujo permanente de turistas. Esto genera un problema de cambio de comportamiento que daña a la especie, pues si las tortugas tienen agua y alimento todo el tiempo, los machos ya no necesitan ir a las zonas bajas de la isla para reproducirse con las hembras.

Las tortugas gigantes se pasean por la finca La Envidia mientras migran hacia su lugar de reproducción. Foto: Michelle Carrere.

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¿Qué dicen los expertos?

Washington Tapia, investigador de Galapagos Conservancy, explica que interrumpir con cercos las rutas migratorias que estos animales realizan para reproducirse puede afectar su estado de conservación, ya que además de hacer más difícil el encuentro entre machos y hembras, las tortugas necesitan realizar más esfuerzo para recorrer más camino, lo que puede derivar en la gestación de huevos infértiles.

Por fortuna, cada vez son más los agricultores que han decidido cercar solo el área donde se encuentran las plantaciones que puedan resultar afectadas, pero no toda la finca.

De acuerdo con un estudio realizado por la organización científica Giant Tortoise, las tortugas pasan un promedio de 150 días al año en tierras privadas, transitando por un máximo de 24 fincas diferentes. Esta investigación concluye que, para la conservación de las tortugas y la mitigación de conflictos en la isla de Santa Cruz, se requiere de una cooperación hecha por toda la zona agropecuaria, puesto que una sola tortuga usa múltiples granjas bajo múltiples usos de tierra diferentes.

La convivencia entre agricultores y tortugas no ha sido fácil. En un mismo espacio los primeros quieren cultivar y las segundas quieren transitar. Foto: Michelle Carrere.

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Imagen principal: Tortuga gigante. Foto: Parque Nacional Galápagos

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