- La rana de madriguera (Smilisca dentata), una especie endémica de Aguascalientes, México, enfrenta un grave riesgo de extinción debido a la expansión de desarrollos inmobiliarios e industriales.
- Su hábitat principal, el humedal conocido como "El Jagüey," podría ser severamente afectado por recientes modificaciones al Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL) del municipio capital de Aguascalientes.
- Como respuesta, una alianza de organizaciones ambientalistas y civiles ha interpuesto un amparo para proteger a la especie. El proceso legal ya ha sido admitido por un juzgado federal.
- La población de la rana de madriguera ha disminuido drásticamente: mientras que en 2005 investigadores documentaron 597 individuos, para 2020, la cifra cayó a apenas 61.
El futuro de una rana mexicana en peligro de extinción está en manos de un gobierno y la Justicia. En Aguascalientes, un estado en la zona central de México, una red de organizaciones y sociedad civil busca llamar la atención respecto a la crítica situación que enfrenta la rana de madriguera (Smilisca dentata), un anfibio cuya población apenas cuenta con 61 individuos en vida silvestre. Su hábitat podría desaparecer y la decisión de salvarlo está en manos de un juzgado federal.
Detrás de la historia de la rana, hay mucho más: intereses económicos y políticos a los que se enfrentan quienes buscan conservar la naturaleza. Una serie de modificaciones en el Programa de Ordenamiento Ecológico (POEL) del municipio capital incluyen la posible afectación del humedal El Jagüey, lugar donde habita la rana, pues autoriza la apertura de esta zona para proyectos inmobiliarios e industriales. Por ello, la Alianza por la Defensa de la Naturaleza Aguascalientes (ADN-A) inició un proceso de amparo en contra del gobierno local para defender a la especie y su hábitat.
Las modificaciones al POEL, asegura la alianza, priorizan intereses privados y comprometen el derecho al medio ambiente sano y el acceso al agua.

“Es decir, benefician a un sector socioeconómico específico de la ciudad a costa de la conservación ambiental, entre otras cosas que podemos cuestionar”, dice Carla Escoffié, abogada especializada en derecho a la ciudad y asesora jurídica de ADN-A. “Lo que se busca con este amparo no es revertir absolutamente todo el POEL —por supuesto que hay cosas que pueden ser positivas o por las que no hay mayor preocupación—, pero las que preocupan son particularmente delicadas y alarmantes, y son estas las que se buscan revertir a través de esta demanda”, agrega la abogada.
El 16 de enero, cerca de 400 personas se reunieron en la plaza pública principal de la ciudad para manifestarse en contra de estas medidas gubernamentales. Allí lograron recolectar 376 firmas físicas —sumadas a las más de 15 000 que la petición acumula en internet— y que ya fueron entregadas al juez del caso en respaldo al amparo presentado.

De acuerdo con un análisis realizado por ADN-A, el POEL creado en 2016 y actualizado a finales de 2024, contempla la eliminación de 38 zonas que perderán su estatus de conservación natural —equivalentes a 3500 hectáreas— que ahora pasan a ser de aprovechamiento urbano, industrial o agrícola. Entre ellas, se encuentran las conocidas como Ejido Buenavista de Peñuelas, Tanque de Los Jiménez, el humedal El Jagüey y otras zonas colindantes en donde habitan las poblaciones de rana de madriguera.

Además, denuncian la reducción de 200 a 20 metros en la distancia de protección entre construcciones urbanas y las Áreas Naturales Protegidas (ANP), exponiendo ecosistemas sensibles a impactos irreversibles, así como la apertura para actividades industriales en zonas críticas para la naturaleza, como la zona conocida como el Tanque Las Pedrosas.
La Secretaría de Medio Ambiente y la Dirección de Medio Ambiente de Aguascalientes negaron en entrevista con Mongabay Latam que hayan ocurrido cambios negativos dentro del POEL y argumentaron que se trata de una “actualización necesaria” y positiva. Además, admitieron que no existen programas de conservación que beneficien a la especie y adjudicaron esta responsabilidad al Gobierno federal.
Las organizaciones que promueven el amparo denuncian que la consulta pública que se realizó a finales de 2024 no contempló una verdadera participación de especialistas ni de las organizaciones ambientales, por lo que la calificaron como una “simulación”.

Antecedentes de un hábitat que se reduce
Esta no es la primera vez que se impacta o reduce el hábitat de la rana de madriguera. Alejandro Larios, director de Conversa Sur A.C. y vocero de la ADN-A, hace un breve recuento de su historia reciente: entre 2009 y 2013, se instalaron en la zona una famosa pista de carreras de Nascar y la segunda planta ensambladora de la empresa automotriz Nissan, construcciones que impactaron y redujeron gravemente el hábitat del anfibio en el Ejido Buenavista de Peñuelas, donde se ubica el humedal El Jagüey.
“Por esto es que las zonas de la rana de madriguera han ido disminuyendo, todo su hábitat ha ido disminuyendo constantemente por diversos desarrollos industriales e inversiones que se fueron haciendo sin tomarla en cuenta”, afirma el activista ambiental.

Carlos Romo, presidente del Colegio de Ciencias Ambientales del Estado de Aguascalientes y miembro de la Alianza, señaló que “es totalmente absurdo decir que el hábitat de la rana no se verá afectado”, pues al restarle áreas prístinas con vegetación, se estarían limitando las actividades de la especie.
“En pocas palabras, los animales no entienden ese límite. Estaríamos quitándoles condiciones para que la especie pueda proliferar en esa área y eso conlleva a que en esa zona se extinga”, dice el especialista. “Vemos que el animal tiene hábitat en la parte norte de Jalisco, sin embargo, en este punto específico de Aguascalientes, tenía las áreas con características de hábitat suficientes para que la especie se reprodujera y proliferara”.

La rana: una especie en grave riesgo
Gustavo Quintero, biólogo de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ha trabajado con la rana de madriguera desde 2005. En ese entonces, él y su equipo en la asociación civil que preside, Conservación de la Biodiversidad del Centro de México, trabajaron para lograr la declaratoria de sitio Ramsar del humedal El Jagüey, el lugar que concentra al mayor número de individuos de la especie. El hecho de que estas áreas pudieran convertirse en zonas industriales o de desarrollos habitacionales, podrían significar el fin de la especie.
En aquel año, los especialistas calcularon no solamente las zonas de distribución —que están mayormente en Aguascalientes, de donde es endémica, pero también en una diminuta zona en Jalisco y, aparentemente, en una zona muy cercana a Zacatecas—, sino también el total de ranas en el humedal. Por eso, para él, que ha rastreado la dinámica poblacional de la especie, el crítico descenso en los números ha sido impactante.
Los números se resumen de la siguiente manera: en 2005, se contaron 597 individuos. Un año después, en 2006, eran 246. Luego, encontraron 330 ranas en 2007; 516 en 2008; y 741 en 2009.

“Y ojo, una vez que nos apoyaron con varios proyectos a nivel nacional e internacional, la población subió hasta los 1400 individuos en 2010 y a 1070 en 2011, y después de ahí, que ya no hubo proyectos, que se dejó el tema, comenzaron a bajar rápidamente”, asevera Quintero. “Fueron 334 en 2012; 163 en 2013; 128 en 2014 y 98 individuos en 2015. Sigue reduciéndose a 35 en 2016; 79 en 2017; 66 en 2018; 59 en 2019; 61 en 2020, así que imagínate esta baja en la densidad de la población de adultos de la rana de madriguera”, dice el experto.
La rana de madriguera es una especie arborícola. Es pequeña, de entre 8 y 9 centímetros de longitud. Es de color verde en la totalidad de su cuerpo y se le puede reconocer por las múltiples manchas cafés, delimitadas por una línea negra, en su cuerpo de color verde.
“Tiene una característica muy interesante: sólo se reproduce cuando hay lluvias realmente muy fuertes en la zona donde habita”, describe Quintero. “La UICN la enlista como en peligro de extinción y, en la norma mexicana, está catalogada como amenazada. Se encuentra así porque las áreas donde habita son muy pequeñas —menores a dos kilómetros cuadrados— y con muchas amenazas. Viven en zonas donde hay agua muy transparente, que no está contaminada y en zonas planas donde a los seres humanos también nos gusta habitar”, sostiene el biólogo.

Durante varios años, Quintero y sus compañeros trabajaron en un proyecto que incluyó no sólo un laboratorio para la reproducción en cautiverio de la rana de madriguera y el monitoreo de la población de adultos de este anfibio en el humedal, sino también varias estrategias de educación ambiental con panfletos, cuentos, calcomanías, camisetas e incluso la publicación de un libro titulado “Historia natural de una rana muy mexicana”, en coautoría con Joel Vázquez Díaz, editado en 2009. Pero, eventualmente, los recursos se agotaron.
Más adelante, Quintero participó en la elaboración del POEL de 2016, que incluía la protección del ecosistema que alberga a estas ranas. Por ello, cuando asistió a la primera reunión rumbo a la actualización del programa en 2023 y escuchó sobre la intención de modificar las protecciones, le generó incertidumbre, estuvo en desacuerdo y decidió no regresar. Sobre todo, cuando en la actualidad, no existen apoyos ni ningún proyecto que esté trabajando en la recuperación de esta amenazada rana.
“Ojalá que la sociedad, los políticos, los académicos y la gente de las asociaciones civiles podamos ponernos de acuerdo y tratar que las especies que están aquí, permanezcan igual que nosotros”, concluye Quintero.

“Un programa generoso”
En entrevista con Mongabay Latam, las autoridades ambientales de Aguascalientes afirmaron que esta situación se trata de un “malentendido” y que la rana de madriguera y su hábitat están protegidos.
“El programa tenía más de ocho años sin actualización y ya era justo y necesario porque la ciudad crece. El programa era una necesidad y, por orden de nuestro presidente municipal [Leonardo Montañez Castro], fue que se llevó a cabo”, afirma Aldo Axel Rodríguez Benítez, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable en el municipio capital. “Es un programa generoso que lo único que pretende es ordenar, como su nombre lo dice. El tema ahorita que está de moda, el que está sonando, es el de El Jagüey y es un área que jamás se ha tocado y que pretendemos que siga igual, precisamente, para el cuidado de la ranita de madriguera”, afirma el funcionario.

Por su parte, Ofelia Castillo, directora de Medio Ambiente en la misma dependencia, señala que el POEL “no autoriza ningún cambio de uso de suelo” y que no incluye ninguna autorización o proyecto de este tipo. “Hay que tener en cuenta que existen más instrumentos y permisos en la temática ambiental. El POEL es como la ‘alfombra’ que cubre el piso para protegerlo y de ahí vendrán diferentes autorizaciones ambientales como lo es un Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), de manejo de los residuos, de la extracción o el uso de las aguas nacionales”, sostiene la funcionaria.
Al preguntarles respecto a la existencia de programas para la conservación de la especie, promovidos desde el municipio y a nivel estatal, los funcionarios admitieron que no existen, pero que han tenido acercamientos con las empresas cercanas al humedal “para generar acciones de conservación, sobre todo, del hábitat”. “No es facultad del municipio atender la temática de fauna silvestre, sin embargo, por el interés que hay en la conservación, estamos impulsando estas políticas de protección”, afirma Rodríguez. A decir del funcionario, se pretende concientizar a las empresas mediante capacitaciones que aún están por definir.
Los funcionarios insistieron en que el proceso de actualización del POEL tomó casi un año, en el que se hicieron distintos talleres con sectores de interés —como el industrial, urbano agrícola, ganadero, pétreo y de residuos—, incluyendo a la ciudadanía, y que contó con la participación de más de 600 personas.

Respecto al proceso de amparo, Rodríguez dijo que fueron notificados el 24 de diciembre de 2024. “Estamos en espera de lo que nos marque el juzgado, pero cualquier ciudadano está en todo su derecho de hacerlo jurídicamente, como ya lo realizaron. Nosotros nos encontramos a la espera de lo que venga, de lo que nos marca la ley”, concluye.
La presentación se realizó contra el gobierno local e interviene un juzgado federal debido a que se trata de un juicio de amparo para la protección de derechos vinculados directamente con el ámbito constitucional y supraconstitucional, cuya interpretación y defensa corresponden a la jurisdicción federal.

Una simulación
Las organizaciones que integran la Alianza denuncian que la consulta pública para aprobar el Programa de Ordenamiento Ecológico fue una simulación, pues la participación ciudadana fue simbólica. Las observaciones de la sociedad civil y de los expertos no fueron tomadas en cuenta.
Por ejemplo, para las modificaciones en la protección del sitio conocido como Tanque de Las Pedrosas y en otras zonas del Ejido Buenavista de Peñuelas, donde habita la rana, la Alianza identificó que la solicitud del cambio vino desde una dependencia del propio gobierno estatal —cuyo nombre las autoridades no han transparentado—, que argumentaba un supuesto “potencial económico” en esas zonas.
“La consulta pública se utilizó para una verdadera simulación, ya que se incorpora esta solicitud del gobierno local y, a la semana, se aprueba el POEL”, explica Alejandro Larios. “Entonces, da esta sensación de que ya la tenían ‘planchada’ [pactada] porque, ¿cómo es que en una semana realizan los cambios, análisis y evaluación de que efectivamente este cambio era viable?”, se cuestiona el activista.

La abogada Carla Escoffié reiteró que no se garantizó el derecho a la participación ciudadana y a formar parte de las decisiones urbanísticas. “Uno de los problemas es qué tipo de participación se tiene, sobre todo, si es meramente de trámite o de formalismo administrativo”, cuestiona. La especialista insiste en que, en casos como este, donde se está decidiendo sobre asuntos delicados referentes al equilibrio ambiental, las autoridades deben explicar sus intenciones a la ciudadanía con fundamentos y motivaciones puntuales.
“Las autoridades tendrían que aclarar eso, cosa que no se ha hecho”, concluye Escoffié. “Además, llama la atención que los comentarios que se hicieron por parte de las asociaciones civiles fueron rechazados y los que sí escuchaban venían de otros perfiles”.
La abogada sostiene que habrá que esperar alrededor de un par de meses para que el juzgado federal emita una sentencia definitiva sobre el futuro de la rana y su hábitat.

*Imagen principal: La rana de madriguera (Smilisca dentata), una especie endémica de Aguascalientes. Foto: Bruno Sánchez