Esta compañía proveía de animales a Petsmart, Petco, al igual que a algunos zoológicos
Hace casi cinco años, una investigación a un vendedor al por mayor de animales exóticos, que duró siete meses y fue liderada por Personas por el Trato Ético de los Animales – PETA por sus siglas en inglés (People for the Ethical Treatment of Animals), llegó a un final espantoso. Las autoridades allanaron la compañía U.S. Global Exotics – USGE en Arlington, Texas, y confiscaron mas de 26,400 animales de más de 171 especies, que estaban siendo mantenidos en condiciones inhumanas. Este allanamiento se convertiría en uno de los mayores decomisos de animales exóticos en la historia de los Estados Unidos.
De los 26,400 animales, 80 por ciento fueron identificados como sumamente enfermos, heridos o muertos. Pero un nuevo estudio, publicado en la Revista de Ciencias del Bienestar Animal Aplicado (Journal of Applied Animal Welfare Science), encontró un problema aún más crónico: 3,500 animales, principalmente reptiles, morían y eran desechados semanalmente en USGE.
Perritos de la pradera extremadamente hacinados. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
USGE era el proveedor de animales exóticos de muchos clientes y compañías reconocidas, incluyendo colecciones zoológicas y tiendas de ventas al por menor. Tiendas familiares como Petsmart y Petco, así como el Zoológico de Dallas y el World Aquarium están en la extensa lista de clientes de USGE. La compañía vendía animales en por lo menos 22 estados y tenía por lo menos 87 clientes adicionales en otros 25 países alrededor del mundo. Por el lado del abastecimiento, 22 países y 16 estados proveían esta gran operación, enviando animales, muchos de ellos con algún grado de amenaza, de todos los rincones del planeta.
Con los esfuerzos combinados de veterinarios, biólogos, y las autoridades del estado de Texas, los animales confiscados, heridos, enfermos, muertos o vivos, fueron removidos y reubicados a unas instalaciones controladas. Una audiencia en la corte determinó que todos los animales fueron tratados cruelmente. Las cortes le dieron la custodia de los animales sobrevivientes a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad con los Animales de Texas (Texas Society for the Prevention of Cruelty to Animals), así como a otras organizaciones interesadas en el bienestar de los animales.
Aproximadamente 200 iguanas muertas. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
Un muestra de pequeños mamíferos muertos (incluyendo animales parcialmente canibalizados). Fotografía reproducida con permiso de PETA.
El nuevo estudio no solo pretende llamar la atención sobre este caso específico, si no además enfatizar en los posibles riesgos involucrados en la mala manipulación de criaturas exóticas. Muchos animales en este caso, así como en general en los casos de tráfico de vida salvaje, podrían portar patógenos potencialmente peligrosos para el ambiente, otros animales, e incluso para los humanos. La investigación encontró que USGE no tenía ningún método para monitorear la presencia de patógenos en el ambiente general, o en los animales muertos. Inclusive, cuando los animales morían, los empleados de USGE no hacían nada para determinar la causa de muerte o reconocer el potencial de dispersión de enfermedades infecciosas.
Ranas hacinadas en botellas de soda. Fotografía reproducida con permiso de PETA. |
En los días del decomiso se realizó una detección rápida de microorganismos y parásitos en las heces de nueve serpientes y se comprobó que efectivamente había parásitos en la bodega.
“Definitivamente había problemas de salud pública asociados con el funcionamiento de este negocio, principalmente riesgo de infección con Salmonella. Aunque debieron haber muchos otros patógenos en la franquicia para los que no se realizó una prueba, pues teníamos recursos limitados para los análisis,” dijo a Mongabay.com el biólogo Clifford Warwick, un colaborador del estudio y miembro del decomiso de animales de USGE.
Los investigadores también llamaron la atención sobre oportunidades en que animales exóticos pudieron haber escapado al ambiente local, generando el riesgo de introducir estos patógenos al territorio de los EEUU. Casi 75 porciento de las enfermedades infecciosas emergentes en los humanos tienen orígenes zoonóticos, o animales. Teniendo esto en cuenta, el estudio argumenta que los vendedores de animales deberían tomar las precauciones necesarias, que incluyen realizar pruebas de diagnóstico y poner a los animales sospechosos de portar alguna enfermedad bajo cuarentena. Países como el Reino Unido tienen mandatos que funcionan para garantizar la prevención y el control de los descuidos prevalentes entre los comerciantes. Warwick, así como sus colegas, enfatiza que más países, incluyendo los EEUU, deberían seguir el ejemplo para evitar otro caso similar al de USGE.
Un perezoso enfermo. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
Investigar a USGE y “compartir la información con la comunidad nos dio la oportunidad excepcional de examinar lo que muchas veces ocultan las actividades de los grandes comerciantes de vida silvestre,” afirmó Warwick.
Boas constrictoras raquíticas, en condiciones sub-optimas para su supervivencia. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
Contenedor repleto de tortugas de agua dulce bebes. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
Aunque es una rara incursión en el mundo del tráfico de vida silvestre, es importante reconocer que esta investigación es solo un pequeño vistazo a un amplio comercio. Se debe enfatizar que en general, la mortalidad en los proveedores de animales al por mayor es excepcionalmente alta – 70 porciento. Mantener animales exóticos vivos y sanos es difícil incluso en las mejores condiciones, de acuerdo con la publicación.
“Las especies de animales salvajes difieren sustancialmente de las domesticadas y tienen poca adaptabilidad a las condiciones del cautiverio,” explicó Warwick. El estrés por la manipulación, el transporte, o el confinamiento en las jaulas puede muchas veces llevar a muertes tempranas. Mas aún, dietas insuficientes o regímenes térmicos y de humedad inadecuados también pueden resultar en varias muertes.
“La industria acepta altas tasas de mortalidad porque los animales son baratos desde su origen y la industria depende de las ventas en masa y el balance anual de pérdida y ganancia,” dijo Warwick. “En mi experiencia, los parlamentarios están dispuestos a cambiar la situación, pero los funcionarios públicos entorpecen los procesos.”
Muestra de animales muertos retirados (pitones reales) de un congelador. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
Muestra de invertebrados (arácnidos) y tortugas muertos. Fotografía reproducida con permiso de PETA.
Referencias Citadas:
- Shawn Ashley, Susan Brown, Joel Ledford, Janet Martin, Ann-Elizabeth Nash,
Amanda Terry, Tim Tristan & Clifford Warwick (2014) Morbidity and Mortality of Invertebrates, Amphibians, Reptiles, and Mammals at a Major Exotic Companion Animal Wholesaler, Journal of Applied Animal Welfare Science, 17:4, 308-321, DOI: 10.1080/10888705.2014.918511