El delfín rosado de la Amazonía enfrenta una amenaza creciente debido a la contaminación por mercurio en la cuenca amazónica, una situación que preocupa a científicos y comunidades locales.
Fernando Trujillo, biólogo marino y director de la Fundación Omacha, en Colombia, lidera un equipo que realiza evaluaciones de salud a estos delfines de río, considerados centinelas del estado ambiental del Amazonas. “Básicamente estamos usando a los delfines como centinelas del estado de salud del río”, explica Trujillo, resaltando la importancia de monitorear estas especies para entender el impacto de la contaminación.
La contaminación por mercurio proviene principalmente de la minería ilegal de oro y la deforestación, que liberan mercurio natural del suelo hacia los ríos. Los mineros utilizan mercurio para separar el oro, y los residuos contaminados se vierten en los cursos de agua, afectando la cadena alimentaria: peces, delfines y personas que dependen del río para alimentarse.
“Lo máximo que puede o debería tener un ser viviente es un miligramo por kilogramo”, señala Trujillo. Sin embargo, “aquí estamos pasándonos por 20, 30 veces lo máximo que se debería tener”. En algunos delfines se han registrado niveles de entre 16 y 18 miligramos de mercurio por kilogramo, mientras que en el río Orinoco los niveles llegan a 42 mg/kg, lo que representa uno de los casos más extremos reportados.
El mercurio es un conocido neurotóxico que daña órganos vitales y el sistema nervioso, causando efectos graves como pérdida de memoria y debilidad muscular. Las mujeres embarazadas y los niños están en mayor riesgo, con impactos en el desarrollo cognitivo y retrasos en el crecimiento.
Trujillo advierte que “el mercurio es un enemigo invisible… hasta que se acumula una cantidad suficiente va a empezar a afectar al sistema nervioso central” y confirma que ya se han detectado efectos en comunidades indígenas aledañas al Amazonas.
Las poblaciones de delfines rosados y bufeos grises han declinado considerablemente en las últimas décadas, con una caída del 52 % y del 34 % respectivamente. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica al delfín rosado como especie en Peligro de Extinción desde 2018. Además de la contaminación, la especie enfrenta amenazas por sobrepesca, pérdida de hábitat y tráfico fluvial.
Colombia y otros países amazónicos han adoptado medidas para enfrentar la minería ilegal y reducir el uso de mercurio. Aunque se han implementado operativos policiales y estrategias regionales, la vigilancia aún no es suficiente para frenar el problema. “Estamos a un paso de peligro crítico, y luego, extinción”, advierte Trujillo, para sintetizar la urgencia de proteger a esta especie emblemática y el ecosistema del Amazonas antes de que sea demasiado tarde.
Lee la entrevista a Fernando Trujillo sobre los niveles de mercurio y neumonía detectados en delfines rosados en Colombia
Imagen principal: Fernando Trujillo y Jimena Valderrama atendiendo a un delfín juvenil (Inia geoffrensis) en el marco de la evaluación de salud de las poblaciones de delfines de río. Foto: cortesía © @camilodiazphotography / WWF Colombia
Este artículo fue publicado por Steven Grattan, en Associated Press