En Colombia, si bien existen esfuerzos por combatir la deforestación, en lo concerniente a la conservación de bosques y ecosistemas vegetales en los cascos urbanos la situación no es tan clara. El último censo oficial de arbolado urbano es de 2007, y los estudios publicados más recientes son de 2010, los cuales indican que tan solo en la capital del país hay más de 18 habitantes por árbol cuando los estándares internacionales dicen que en las ciudades la población de árboles debe ser mayor que la de habitantes.

El año pasado a nivel nacional se reportaron 124 035 hectáreas perdidas de bosque natural según el Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono, si bien el anuncio se tradujo en un 12 % menos respecto al 2014, el 60 % de la deforestación estuvo concentrada en 5 departamentos: Guaviare, Meta, Antioquia, Caquetá y Putumayo, epicentro de la reciente tragedia.

Un experto de la Corporación Autónoma Regional de la Amazonía (Corpoamazonía) aseguró “que este bosque primario fue primordial para que las pérdidas humanas y materiales no fueran mayores. El Chiparo logró, al ser sus raíces muy fuertes,  no sucumbir al alud”, de hecho si se mira una de las fotos del sobrevuelo realizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible estos fueron los únicos árboles que quedaron en pie.

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“Gracias a los árboles existe mi barrio”

El barrio El Carmen, según doña Bertha, recibió hace 10 años un auxilio de 1800 árboles, casi todos maderables, como parte de un programa de reforestación de una ONG. La gran mayoría fueron sembrados a orillas de la quebrada que pasa por detrás del barrio, permitiendo la conservación de la vegetación en la montaña y el mantenimiento del bosque. Además, sus habitantes acondicionaron los caminos en piedra para no destruir el ecosistema.

Pero no solo este bosque es importante en situaciones como esta. Según Jairo Solorza, coordinador de la línea de biodiversidad y servicios ecosistémicos del Jardín Botánico de Bogotá, este tipo de árboles son imprescindibles porque “tienen una gran capacidad para absorber y retener agua, sus raíces le dan soporte y estabilidad al suelo lo que permite compactar la composición del mismo para que no se genere erosión”.

Según Solorza, la vegetación generó una estructura de soporte al suelo, sirvió como barrera y evitó que las viviendas sufrieran el impacto. Para él lo importante es que después de que la población se recupere de las pérdidas humanas y materiales se “reforeste lo antes posible porque los árboles son necesarios, en este caso si hubiera existido una mayor cobertura de bosque, se hubiera dado tiempo para generar una alerta y tomar medidas de contingencia.

Sin embargo, Bertha Solarte, al igual que el resto de habitantes de El Carmen, aún no tienen certeza del futuro, pues la orden es evacuar debido a que no hay abastecimiento de servicios públicos y lo único que tienen son las ayudas que han llegado de otros lugares como agua, alimentos y ropa. Entre tanto, Grasse Vargas lamenta la pérdida de ese lugar verde en el que creció y del que asegura todos los habitantes del barrio estaban pendientes.

Foto de portada: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Artículo publicado por Cesar
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