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Más de cuatro millones de hectáreas de bosques podrían perderse en la Amazonía colombiana si no se toman medidas contra la deforestación | ESTUDIO

La pérdida de bosques y la frecuencia de los incendios forestales aumentaron en Colombia. Foto: Jorge Contreras

  • Investigadores del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI analizaron el futuro de los bosques de la Amazonía colombiana rumbo al 2040. Sus resultados, obtenidos con el análisis de 18 años de datos en monitoreo de bosques, plantean tres posibles escenarios que describen lo que pasaría de no implementar una política de control sobre la deforestación y de otros factores de degradación de los bosques.
  • Con la tendencia actual, las pérdidas serían de 2.1 millones de hectáreas de bosques amazónicos. Sin embargo, en el peor de los escenarios —si se impulsan políticas extractivistas—, la deforestación podría llegar a 4.3 millones de hectáreas. Por el contrario, si se reduce la ganadería y se logra un desarrollo sostenible, se salvarían al menos 3.5 millones de hectáreas de bosque al 2040.

Una reciente investigación del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, en Colombia, desarrolló un conjunto de escenarios posibles sobre el futuro de la Amazonía colombiana rumbo a 2040. Los expertos en el área y la información recopilada durante 18 años por el Sistema de Monitoreo de las Coberturas de la Tierra de la Amazonía colombiana (SIMCOBA) indican que, de no implementar una política de control sobre la deforestación y de otros factores de degradación de los bosques, se podrían perder al menos 2.1 millones de hectáreas de bosque en las próximas dos décadas.

La expansión de pastizales para ganadería extensiva ha avanzado a un ritmo acelerado en la Amazonía colombiana, a partir de que, en 2016, se firmó el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). De acuerdo con el estudio, esta histórica presencia armada limitó la deforestación, pues restringió la expansión de actividades ilícitas como los cultivos de coca y la ganadería ilegal, así como el avance de los cultivos comerciales y de subsistencia. Sin embargo, las dinámicas de ocupación en este territorio —que estuvieron ocultas durante el conflicto— ahora se hicieron más evidentes, acelerando los cambios en las coberturas naturales y usos del suelo.

El monitoreo satelital muestra que, de 2017 a 2020, aumentó la pérdida de bosques y la frecuencia de los incendios forestales en esta región —incluso en áreas protegidas— lo que dio paso a extensas áreas con pastizales, vegetación secundaria y zonas fragmentadas que ponen en riesgo la conectividad regional de la Amazonía con la Cordillera de los Andes y la región de la Orinoquía.

Vista aérea de las zonas deforestadas en La Lindosa, Guaviare, Colombia, en el 2019. Foto: Jorge Contreras.

“Han sido las dos regiones por donde, geográficamente, han ingresado los procesos de ocupación, colonización y, por ende, deforestación y reemplazo de esos bosques por una ganadería extensiva que avanza todos los años. Ese avance ha sido permanente”, explica Uriel Murcia, coordinador del programa de Modelos de Funcionamiento y Sostenibilidad del Instituto SINCHI y coautor de la investigación.

El sistema de monitoreo de deforestación en la Amazonía —que opera la institución desde 2002— ha encontrado que, en promedio, se siembran 190 000 hectáreas de nuevos pastizales en áreas deforestadas por año.

“Esa dinámica de ganadería extensiva está trabajando, en promedio, una cabeza de ganado por cada dos hectáreas”, agrega Murcia. “Es muy ineficiente económicamente y ambientalmente es tremendamente perjudicial, porque está transformando dos hectáreas de bosques nativos ecuatoriales o tropicales altamente biodiversos”.

A partir de este ejercicio de monitoreo se concibió la necesidad de generar una serie de herramientas de información para definir lo que ocurrirá en el futuro. “Lo que esto genera es unos mapas explícitos donde se le está planteando a la sociedad, pero sobre todo a los que administran el territorio —alcaldes, gobernadores, directores de autoridades ambientales— cuál es el impacto de que esto siga como está, con esta tendencia, o cuál será el impacto si cambiamos para bien o para incentivar e intensificar ciertas actividades”, señala el experto.

Deforestación en Sierra de la Macarena, Colombia. Foto: Jorge Luis Contreras.

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Tres escenarios posibles para la Amazonía colombiana

En el contexto de la etapa posconflicto, especialistas del Instituto SINCHI construyeron tres escenarios de cambio de uso y cobertura del suelo para la Amazonía colombiana con miras al año 2040: tendencial, extractivista y de desarrollo sostenible.

En el primero de los escenarios, el tendencial —es decir, que se mantengan “tal y como están las cosas”— los expertos señalan que, si no se implementa una política de control sobre la deforestación y de otros factores de degradación de los bosques, se podrían perder al menos 2.1 millones de hectáreas de bosque al 2040.

En el segundo escenario, que plantea la promoción de políticas de desarrollo extractivista, —con incentivos a la ganadería y los monocultivos de soya y otros granos, como ha ocurrido en varias regiones de la Amazonía brasileña—, la deforestación podría generar un impacto en 4.3 millones de hectáreas de bosques amazónicos colombianos.

El último escenario, basado en el desarrollo sostenible, que apunta a la reducción de la ganadería para evitar que nuevas áreas de bosque amazónico sean convertidas a pastos, que tolera una baja tasa de deforestación, incentiva los Acuerdos de Conservación sobre las áreas transformadas y promueve los Sistemas Agroforestales de Producción, así como la reducción de la violencia y el fortalecimiento del liderazgo ambiental local, podría evitar la deforestación de al menos 3.5 millones de hectáreas de bosques. Los expertos insisten en que, de implementar todas estas acciones sobre las áreas transformadas —que son alrededor de 39 millones de hectáreas— y la creación de nuevas áreas de restauración que propiciarían bosques secundarios, se lograría la conservación de cerca de 42 millones de hectáreas boscosas totales para el año 2040.

Mapas de los escenarios desarrollados por el Instituto SINCHI. De izquierda a derecha, la situación actual, seguida del escenario tendencial, extractivista y de desarrollo sostenible. Crédito: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI.

La investigación también afirma que, en el escenario tendencial, los pastos y cultivos podrían aumentar en un 48 %, mientras que, en el escenario extractivista, estos aumentarían en un 117 %. Es decir, de contar con cerca de 3.9 millones de hectáreas en la actualidad, se pasaría a unas 8.6 millones de hectáreas de pastizales y cultivos.

La intención del Instituto SINCHI es que estos datos sean útiles y que aporten a una discusión informada en la toma de decisiones. “Que esto sirva como elemento para incluirlo en los instrumentos de planeación y ordenamiento territorial, para no esperar a que llegue el 2030 con la situación actual, sino que desde ahora se tomen decisiones sobre la base de esa información para mejorar y para reorientar todo el tema de modelos de uso y ocupación del territorio”, dice Murcia.

Un acercamiento a los posibles escenarios para Sierra de la Macarena, en el departamento del Meta, Colombia. Crédito: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI.

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Los mapas: ¿cómo se verá la Amazonía en el futuro?

“Teníamos evidencias no solamente de la cantidad de bosques que se estaban perdiendo, sino su ubicación; este es el poder que tienen los mapas que se generan a través de SIMCOBA, que nos permiten calcular las tasas anuales de pérdida de bosque y saber dónde están ocurriendo”, afirma William Agudelo Henríquez, investigador principal del Instituto SINCHI y coautor de la investigación.

El investigador señala que el análisis de la evidencia sobre la cantidad y ubicación de los bosques amazónicos que se habían perdido entre los años 2002 y 2016, les ayudó a crear un modelo con alta capacidad de predicción sobre el futuro de los bosques que todavía existen y así, mediante probabilidad matemática, saber cómo se mantendrán o cómo se perderán.

Detalle de la zona aledaña al municipio de Miraflores, en el departamento del Guaviare. Crédito: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI.

“Los mapas pueden ser leídos de distintas maneras, dependiendo de quién lo esté haciendo”, dice Agudelo. “Nuestra intención es que tenga un impacto desde el punto de vista territorial, que puedan ser leídos por las entidades territoriales, como los municipios y las asociaciones, que son las que finalmente están ahí. Que cuando hagan un zoom en su territorio —dado que la escala a la que se trabajó es de una resolución muy alta— puedan mirar y comparar cuál será su futuro. Pero los mapas también pueden tener un mensaje hacia las políticas de desarrollo regional —hablando de la Amazonía colombiana en su conjunto— porque es una invitación a las autoridades y a las instituciones que tienen injerencia sobre su conservación a que vean que las decisiones que toman ahora y que tienen un impacto en el futuro”, agrega.

Vista aérea de las zonas deforestadas en La Lindosa, Guaviare, Colombia, en el 2019. Foto: Jorge Contreras.

Un ejemplo sobre las posibilidades hacia un futuro positivo para los bosques amazónicos radica en el trabajo colaborativo con las comunidades rurales y campesinas bajo un enfoque agroambiental, algo que el Instituto SINCHI ha trabajado desde el 2015 con las comunidades que se encuentran en esa región, explica Agudelo.

“Implica acuerdos de conservación de bosques, pero también un trabajo para propiciar y apalancar con ellos una alternativa de uso”, agrega el investigador. “Que no sea solo ganadería extensiva sino que se privilegie el bosque en pie, los servicios y los bienes que está ofreciendo, además de un proceso de planificación sobre sus predios y su potencial, para orientar los usos en esas fincas. Eso implica la conservación, restauración, producción y rehabilitación de algunas áreas de sus predios. Tenemos suficiente experiencia para plantear que esta es una ruta viable, posible y que, hasta ahora, ha tenido resultados positivos”.

Mapas de coberturas terrestres 2002, 2016 y 2018, elaborados por el Sistema de Monitoreo de las Coberturas de la Tierra de la Amazonía colombiana (SIMCOBA) del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI. Crédito: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI.

Agudelo resume que uno de los mensajes más importantes que deja este estudio es que se necesita detener la deforestación y que no se debe tolerar ninguna política que la permita.

“Además, el gobierno actual ya está implementando sus políticas y el nuevo enfoque de cómo trabajar con comunidades rurales en aquellas áreas que se han identificado como núcleos activos de deforestación”, indica Agudelo. “Esos son dos elementos claves que van a dar un resultado en el corto y mediano plazo sobre cuál será la ruta que sigan las actividades y los modelos de uso y ocupación en la Amazonía colombiana. Hasta ahora, lo que estamos viendo, es que se encaminarían a avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible y, en ese sentido, lo que se ha planteado en el estudio es que eso evitaría grandes áreas de pérdida de bosque. Esperemos que eso tenga éxito”.

Vista aérea de las zonas quemadas y deforestadas en La Lindosa, Guaviare, Colombia, en el 2019. Foto: Jorge Contreras.

REFERENCIA

Agudelo-Hz, W. J., Castillo-Barrera, N. C., & Uriel, M. G. (2023). Scenarios of land use and land cover change in the Colombian Amazon to evaluate alternative post-conflict pathways. Scientific Reports, 13(1), 2152.

*Imagen principal: La pérdida de bosques y la frecuencia de los incendios forestales aumentaron en Colombia. Foto: Jorge Contreras

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