- Los delegados climáticos y las ONG reunidos en Marrakech, Marruecos, respondieron a las amenazas realizadas la semana pasada por Donald Trump de abandonar rápidamente el compromiso de EE.UU. de cumplir el Acuerdo Climático de París. Mientras los Estados Unidos bajo el mandato del presidente Obama encabezaban el acuerdo, los asistentes a la cumbre COP22 dicen que, ahora, es probable que China ocupe el vacío en el liderazgo que ha dejado Trump.
- Los participantes en la COP22 también dicen que las naciones del mundo están ahora unidas para avanzar hacia la descarbonización de sus economías con tecnologías del siglo XXI para reducir el ritmo del calentamiento global y a su vez crear millones de puestos de trabajo en las nuevas energías limpias. Mientras tanto, Estados Unidos liderado por Trump va camino de volver a adoptar el carbón, una tecnología del siglo XIX en rápido declive.
- Los asistentes a la cumbre han debatido las consecuencias de una retirada de los Estados Unidos del acuerdo alcanzado en diciembre de 2015 por casi 200 naciones. Más allá de la pérdida de posicionamiento de los Estados Unidos en el escenario mundial, las repercusiones podrían darse en forma de acuerdos comerciales débiles, cooperaciones militares fallidas, sanciones económicas o un impuesto al carbono exigido a los Estados Unidos por no cumplir sus promesas de reducir el carbono.
- “Incluso cuando nos encontramos en un periodo de incertidumbre debido a las elecciones estadounidenses, no hay manera de dar la espalda a lo que los científicos [climáticos] nos han mostrado. La falta de acción ahora llevaría a unas consecuencias catastróficas”, dijo Manuel Pulgar-Vidal de Perú, organizador clave de las cumbres climáticas de Lima y París.
MARRAKECH, Marruecos — La 22ª cumbre climática de las Naciones Unidas empezó como un acontecimiento tambaleante, de bajo perfil. Casi 200 naciones, finalmente de acuerdo en evitar que el mundo arda, empezaron a escribir el reglamento por el que los objetivos del Acuerdo de París de 2015 podrían ser alcanzados, a la vez que buscaban los billones necesarios para alejarse rápidamente de los combustibles fósiles hacia una economía de energías limpias.
Entonces todo explotó. El segundo día de las dos semanas de la conferencia COP22, los votantes norteamericanos eligieron al candidato republicano, Donald Trump, como presidente, el tipo que se refiere al cambio climático como “un fraude” perpetuado por los chinos.
Trump no esperó a poner su mano sobre la Biblia para empezar a minar el medio ambiente mundial, junto con la voluntad de la comunidad internacional: prometió esta semana retirar a los Estados Unidos de sus compromisos en el Acuerdo de París de reducir el carbono tan pronto como sea posible. También recomendó a un declarado escéptico del cambio climático, Myron Ebell, como jefe de la EPA.
De repente, la reunión de Marrakech tenía un nuevo y urgente argumento.
“Aunque se ha progresado en un número de asuntos sobre la mesa durante esta primera semana de negociaciones climáticas, desde entonces, gran parte de las conversaciones se han centrado en las implicaciones de una presidencia de Trump”, dijo Alden Meyer, director de estrategia y política de la Unión de Científicos Preocupados (UCS, por sus siglas en inglés).
El miércoles, el Secretario de Estado, John Kerry, instrumental en la negociación del Acuerdo de París, subrayó con enfado lo que dice Meyer: “Esto es más grande que una persona, que un presidente. Tenemos que determinar cómo vamos a parar esto [el plan de Trump]… Nadie tiene derecho a tomar decisiones que afectan a miles de millones de personas basándose únicamente en ideología o sin una aportación adecuada”.
Justo antes de que hablase Kerry, los Estados Unidos lanzaron su primer plan climático a largo plazo bajo el Acuerdo de París. Reduciría las emisiones nacionales de carbono un 80 por ciento para 2050, medido contra niveles de 2005.
El equipo del presidente Barack Obama —incluido el secretario de Estado Kerry— ha aportado un liderazgo sin precedentes en las últimas negociaciones climáticas. Hace dos años, los Estados Unidos persuadieron a China para que se comprometiera a aspirar a un futuro con una gran reducción en la combustión de carbón en sus necesidades energéticas. China, asfixiada por la contaminación de su propia rápida industrialización, tenía pocas alternativas. Esta innovadora asociación demostró ser un punto de inflexión.
Cuando los dos mayores emisores de gas de efecto invernadero encontraron un terreno común durante la cumbre climática de la ONU en Lima, Perú en 2014, el resto del mundo se alineó rápidamente. Ese liderazgo conjunto hizo posible el histórico Acuerdo de París el pasado diciembre —la primera vez que 195 países acordaron reducir sus huellas de carbono para aminorar el calentamiento global; un acuerdo que entró en vigor a principios de noviembre 2016 y en tiempo récord—.
China preparada para asumir el liderazgo
Ahora es probable que —al igual que durante los ocho años de la administración de George W. Bush— los Estados Unidos desaparezcan, abandonen su papel de líder en la política de cambio climático internacional y sus responsabilidades con la comunidad internacional y el planeta.
En una conferencia de prensa en la COP22, Jonathan Pershing, principal negociador de los Estados Unidos en Marrakech, hizo hincapié en que no sabe nada sobre la política climática del equipo de transición de Trump; nadie se ha puesto en contacto.
“Sin embargo, lo que sé es que [debido a] el poder del movimiento y el enorme impulso creado en París y desarrollado durante todo el año; [las] partes están profundamente interesadas en ver este trabajo dar fruto. Ya no es una cuestión de si acelerar la implantación del Acuerdo [de París], sino de cuándo y cómo”.
El mismo día, en otra conferencia de prensa de la COP22, el ministro de exteriores de China, Liu Zhenmin, rechazó la afirmación de Trump de que China estaba detrás de un “fraude” del cambio climático, supuestamente para robar puestos de trabajo estadounidenses, como Trump ha declarado.
Antes de las elecciones en Estados Unidos, Xie Zhenhua, principal negociador climático de China, también negó la afirmación de “fraude” de Trump. Se le atribuye haber dicho: “Creo que un líder político sabio tomaría posiciones políticas que se ajustaran a las tendencias mundiales. Si se resisten a esta tendencia, no creo que obtengan el apoyo de su gente y el progreso económico y social de su país también se vería afectado”.
El plan energético de la campaña de Trump podría haber salido directamente de la década de 1950: más arrendamientos de petróleo y de gas en terrenos federales, más perforaciones submarinas, más fracturación hidráulica, “parar la guerra al carbón” y extraer cualquier regulación de la EPA que ralentizara la producción y consumo de los combustibles fósiles. Esto incluye acabar con la Ley de Energía Limpia de Obama. Mientras las naciones del mundo trabajan para cortar las emisiones de carbono, Trump irá por libre y aumentará las emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos.
Los observadores en la COP22 dicen que estemos atentos a China que dará el paso para ocupar el vacío creado por el fracaso de Trump para liderar en un movimiento que podría tener implicaciones negativas de gran alcance para futuras políticas de exterior de los Estados Unidos y para su economía.
“China pretende dar un paso adelante”, dijo Pershing. “No me sorprende. El Acuerdo de París fue alcanzado basándose en circunstancias e intereses nacionales. Sirve a su trayectoria de desarrollo. Estoy oyendo lo mismo de los brasileños y los mexicanos, de Canadá y de países más pequeños como Costa Rica y Colombia”.
Más sol y viento, menos petróleo, gas y carbón
En las ruedas de prensa de la COP22, las mesas redondas y en multitud de entrevistas, delegados familiarizados con las propuestas políticas de Trump enfatizan que la época de los combustibles fósiles —construida con tecnologías energéticas anticuadas del siglo XIX como el carbón— está prácticamente acabada.
Fuentes de energía renovable como la eólica y la solar continúan bajando el precio, lo que hace las inversiones en combustibles fósiles menos prácticas. Empresas como ExxonMobil y Chevron han dicho esto a sus accionistas. Los bancos están prestando atención y prestando miles de millones de dólares a las instalaciones de energía renovable por todo el mundo. Los préstamos para la extracción de carbón son prácticamente inexistentes. Las proyecciones recientes apuntan a un similar colapso económico para la industria del petróleo de forma inminente.
Steve Sawyer, secretario general del Congreso Eólico Mundial en Bélgica, me dijo que “está horrorizado, horrorizado, horrorizado” por la elección de Trump. Luego, con una sonrisa irónica, añadió: “el 79 por ciento de todas las instalaciones de energía eólica en los Estados Unidos están en distritos del congreso republicanos”, como Texas, Oklahoma, Nebraska, Kansas, Dakota del Norte y del Sur y Iowa.
Mientras tanto, el resto del mundo —sobre todo China, India y la Unión Europea— avanzan rápidamente hacia la descarbonización de sus economías con tecnologías del siglo XXI. El resultado esperado no es solo los cielos más limpios y probablemente un índice del calentamiento global más lento, sino también la creación de millones de nuevos puestos de trabajo en una variedad de sectores de energía limpia en rápida expansión.
“Alemania ha establecido un sistema de legislación y subsidios para pasar de los combustibles fósiles hacia la energía renovable”, me dijo Martin Kaiser, director ejecutivo de programas para Greenpeace International en Berlín.
“Ahora, hacia un 30 por ciento de la energía del país viene de las renovables. Eso es suficiente para 30 millones de hogares. Eso es mucho”, dijo Kaiser. “Durante el verano, con tanto sol y viento, llegamos el 100 por ciento de energía que viene de las renovables. Estamos ante un verdadero punto de inflexión de cerrar las centralizadas centrales nucleares y de carbón y pasar a un sistema descentralizado de energía renovable”. En un mundo así, uno se debe preguntar, ¿quién comprará el petróleo, el gas y el carbón de los Estados Unidos?
Prevista una política de amortización
Los delegados en Marrakech sugieren sombríamente que una administración de Trump podría provocar la pérdida por parte de los Estados Unidos de su posición en la escena mundial, a la vez que también saldría perdiendo en la competición global para implementar innovaciones en energía ecológica.
Se han sugerido más reacciones negativas si los Estados Unidos eluden sus compromisos de París. Los acuerdos comerciales podrían debilitarse y también la cooperación militar. Podrían darse sanciones económicas, y se habla de un impuesto al carbono exigido a los Estados Unidos por no cumplir sus promesas de reducir el carbono mientras otros países trabajan para cumplir sus objetivos.
“Gran parte de lo que llevó a la elección de Trump fue un ambiente de inseguridad económica y desarraigo”, dijo Alex Hanafi, el director de estrategia climática multilateral del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente. “Que Trump se retractara en la política climática solo empeoraría esas inquietudes”.
“Lo que provocará una mayor inseguridad económica y desarraigo en el futuro es un clima inestable”, añadió. “si retrocede el progreso, (el cambio climático) haría más daño a los Estados Unidos que al Acuerdo de París”.
“El presidente electo Trump quizás sea pronto el hombre más poderoso del mundo”, concedió Meyer de la UCS. “Pero ni él será tan poderoso como para poder cambiar las leyes de la física o ignorar los graves impactos que el cambio climático está teniendo en la población en los Estados Unidos y por todo el mundo”.
“Estamos en un mundo loco”
Manuel Pulgar-Vidal es el antiguo Ministro del Ambiente de Perú. Es ese papel, organizó la cumbre climática de la ONU de 2014 en Lima y coorganizó la histórica cumbre de París en 2015. Ahora es el líder de la Práctica Climática y Energética del Fondo Mundial para la Naturaleza con sede en Berlín.
En una entrevista con Mongabay, procuró situar la elección de Trump en un contexto global.
“Deberíamos considerar lo que está pasando en el mundo”, dijo Pulgar-Vidal. “Mira al Brexit en Inglaterra, el voto del ‘no’ en Colombia al acuerdo de paz y ahora la elección de Trump. Estamos en un mundo loco. Incluso cuando nos encontramos en un periodo de incertidumbre debido a las elecciones estadounidenses, no hay manera de darle la espalda a lo que los científicos nos han mostrado. La falta de acción ahora llevaría a unas consecuencias catastróficas”.
Pulgar-Vidal señaló que desde que el Acuerdo de París ha adquirido la fuerza del derecho internacional, el mundo se ha unido —más de 110 países ratificaron el acuerdo en las últimas semanas, incluido los Estados Unidos—.
Dijo que, con o sin el liderazgo futuro de los Estados Unidos, el progreso climático seguirá adelante.
“No toda la acción climática es a nivel federal”, enfatizó Hanafi del EDF. “Estás viendo ciudades, estados y negocios que están tomando medidas porque es en el interés de su salud y su economía. Eso no va a cambiar con esta elección. Desde Tesla hasta Walmart y Google, muchas empresas están avanzando porque ven una oportunidad económica. El mercado está conduciendo muchas de estas acciones de una manera que las regulaciones federales no van a tocar”.
Un impresionante resultado igualmente
En Marrakech, había una fuerte sensación de que no importa que equipo de escépticos climáticos establezca Trump, el tren de la política del cambio climático ya ha salido de la estación. Los delegados dicen que un nuevo liderazgo mundial ocupará cualquier vacío dejado por los Estados Unidos y el objetivo de evitar que las temperaturas globales aumenten otro 0,5 grados centígrados para 2100 permanece intacto.
Hanafi reconoce que el liderazgo de los Estados Unidos ha sido crítico para alcanzar el Acuerdo de París. “Pero ya hemos superado el obstáculo”, dijo, “y habrá un nuevo impulso sin importar lo que haga la administración de Trump”.
También es cierto que una actitud de indignación y estupor impregna esta 22ª reunión climática de la ONU. Muchos se preguntan: ¿Cómo ha sucedido esto?, ¿Cómo el público estadounidense, privilegiado comparado con la mayor parte del mundo, elige a una celebridad mediática sin experiencia en política exterior, un hombre que ha, abierta e irresponsablemente, politizado una grave realidad medioambiental?
“Es un mensaje trágico y devastador tener a alguien en la posición más poderosa en el mundo que es un escéptico climático”, dijo Asad Rehman, director de entorno internacional para Amigos de la Tierra Internacional en Londres. “Esto no tiene precedentes: alguien que ignora la investigación de su propia comunidad científica, su propio ejército. No quedan muchas personas en el mundo que nieguen la realidad de la ciencia climática”.
Mientras Trump persigue agresivamente la retórica de la negación, “la realidad es que personas de todo el mundo sufren el cambio climático ahora mismo con inmensos tifones, sequías mortales e inundaciones”, concluyó Rehman. “Millones de personas ya han sido devastadas, incluidas muchas en los Estados Unidos. El problema real es que la retórica de Trump podría significar una menor acción, lo que podría acarrear más impactos devastadores para las poblaciones más pobres del mundo”.
Justin Catanoso, un profesor de periodismo en la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte, cubrió la COP22, su tercera cumbre climática de la ONU. Contribuye regularmente con mongabay.com. Sus informes están patrocinados por el Centro de Energía, Medio Ambiente y Sostenibilidad de Wake Forest.