En la Orinoquía colombiana, la Fundación Cunaguaro ha identificado que las especies más afectadas por los atropellos son osos meleros, osos palmeros, zarigüeyas, babillas (Caiman crocodylus crocodylus) y zorros. César Rojano, coordinador de Biodiversidad de esta fundación, sostiene que también es posible encontrar armadillos (Dasypus sp.), tigrillos (Leopardus pardalis) e incluso anacondas (Eunectes murinus) muertas en las vías de los llanos orientales.

Rojano considera que el impacto de los atropellos en las vías es la principal amenaza que afecta la conservación de osos meleros y osos palmeros en la Orinoquía colombiana, incluso superior al efecto que genera en ambas especies la cacería, la pérdida de hábitat y el tráfico ilegal.

De igual forma resulta preocupante que este fenómeno afecte a especies como el tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus), ya que, según datos aportados por Tayra, en un periodo de ocho años se han registrado 10 atropellos en la zona del Valle de Aburrá.

Patrones en la vía
Los patrones de atropello varían según las especies y las zonas. Rojano sostiene que en la Marginal de la Selva, vía que comunica los departamentos de Guaviare y de Arauca (suroriente y oriente del país respectivamente), se han identificado puntos críticos con características especiales por el gran flujo de fauna silvestre. “Por ejemplo, los osos hormigueros son atropellados en horas de la noche, en tramos rectos de la vía, que tengan vegetación boscosa bordeando la vía. En otras vías departamentales, se ha identificado que las babillas suelen ser atropelladas durante la época seca”, afirma Rojano.

En esto coincide Obando. “La mayoría de mamíferos presentan actividad nocturna y crepuscular, por tal razón, gran parte de los atropellamientos ocurren en las noches”, sostiene. Las aves tienen mayor actividad en las primeras horas de la mañana y las últimas horas del día, por lo tanto son periodos críticos para las colisiones con vehículos que transitan las vías, sobre todo porque también es el momento de mayor flujo vehicular. “Sin embargo, las rapaces nocturnas son arrolladas con mucha frecuencia en nuestras carreteras”, resalta Obando.

Este fenómeno es consecuencia de la fragmentación de hábitat generada por el trazado de las carreteras  que obliga a la fauna silvestre a atravesar la vía en busca de agua, alimento o refugio. “Esto se traduce en que las estrategias de prevención no pueden ser estándar, y se deben adaptar a las características puntuales de cada lugar”, asegura Rojano.

En entornos periurbanos, como las laderas del Valle de Aburrá, Tayra ha encontrado patrones espaciales que generan un impacto fuerte sobre algunas especies, en especial sobre aquellas que requieren áreas extensas y conectadas. Obando señala que donde se encuentran los procesos más agresivos de urbanización y que circundan ecosistemas estratégicos, las consecuencias han sido nefastas para los mamíferos carnívoros. “Tramos de menos de 500 metros en los que en un año han sido arrollados el 50 % de las especies de mamíferos carnívoros reportados para el Sistema Local de Áreas Protegidas de Envigado, que son territorios biodiversos, pero frágiles, sometidos y aislados por las carreteras y las urbanizaciones”, afirma.

Tití gris (Saguinus leucopus) en la vía al municipio de Amalfi (Antioquia). Foto de Juan Diego Arango.
Tití gris (Saguinus leucopus) en la vía al municipio de Amalfi (Antioquia). Foto de Juan Diego Arango.

Soluciones en la ruta
Rojano y Obando coinciden en que es necesario articular a las organizaciones de la sociedad civil, las autoridades gubernamentales, medios de comunicación y la comunidad en general para brindar soluciones a esta problemática. “Se requiere del compromiso de las autoridades gubernamentales y sus contratistas para que se tomen medidas a gran escala, por ejemplo, pasos de fauna subterráneos o elevados, e incluso carreteras amigables con la fauna”, afirma Rojano.

Los datos generados a través del monitoreo de las vías son insumos para el diseño de nuevas vías y para el desarrollo de campañas de educación con la comunidad. Precisamente, Tayra ha sugerido tramos de reducción de la velocidad vehicular y estrategias para restringir la movilidad en horas de la noche para disminuir la mortalidad en las carreteras surorientales del Valle de Aburrá.

“Creemos que la señalización en las carreteras también debe cumplir un papel educativo y debe ser acorde a la fauna asociada a los ecosistemas circundantes a las vías. Se debe informar a los conductores que están ingresando en un territorio biodiverso, para que comprendan que el cruce de animales no ocurre en tramos puntuales exclusivamente y que puede presentarse en cualquier momento”, puntualiza Obando.

Artículo publicado por Joaquin
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