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“¿Realmente necesitamos las pesquerías industriales?” | ENTREVISTA a Octavio Aburto

El mexicano Octavio Aburto es científico, buzo, fotógrafo y fundador de organizaciones que impulsan la conservación de los mares mexicanos. Foto: Cortesía Octavio Aburto.

  • Los estudios de Octavio Aburto Oropeza han contribuido a conservar manglares y a mostrar que es posible rescatar la riqueza marina si se trabaja con las comunidades.
  • Ahora, se ha puesto la meta de juntar a un millón de buzos para crear alrededor de 900 reservas marinas en México.




La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam. 

El mar, y todo lo que es posible encontrar en él, lo cautivó desde que era niño. Fue mirando los documentales del francés Jacques Cousteau y también del mexicano Ramón Bravo cuando abrazó la idea de estudiar biología marina para, algún día, formar parte de una expedición científica.

Por eso, desde los 17 años decidió dejar el área metropolitana de la Ciudad de México, para hacer de La Paz, Baja California, el punto de partida en su ruta como científico dedicado al océano. Ahí, en esa ciudad que mira al Mar de Cortés, aprendió a bucear y a utilizar la fotografía para mostrar a otros el mundo marino.

Octavio Aburto-México-Cabo Pulmo
Miles de peces se unen durante el cortejo de reproducción en Cabo Pulmo. El buzo en la imagen es David Castro, quien con su familia ha trabajado en la protección de esta área marina. Foto: Octavio Aburto.

Hoy Octavio Aburto Oropeza es profesor del Instituto de Oceanografía Scripps —de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos—, explorador de National Geographic, socio de la Liga Internacional de Fotógrafos de Conservación y fundador de dataMares y Mares Mexicanos, organizaciones que utilizan la ciencia, el poder de los datos y de las imágenes como herramientas para impulsar la conservación del océano.

Sus investigaciones científicas y fotografías han sido herramientas para la defensa de los manglares y de áreas como Cabo Pulmo, en Baja California Sur, reserva marina en donde, a partir de la prohibición de la pesca, la cantidad, variedad y tamaño de los peces aumentó exponencialmente. Una de sus travesías actuales es impulsar la creación de cientos de reservas marinas en México.

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—Cuando era niño, quería hacer una expedición como Ramón Bravo. Con el tiempo ha logrado hacer no una, sino varias expediciones al Golfo de California, lugar que ha sido clave para su trabajo científico…

—Llegué a La Paz (Baja California) en la década de los noventa. Ahí estudié biología marina, aprendí a bucear y comencé a hacer fotografía. También fue el lugar en donde comencé a mirar las grandes transformaciones que provoca la sobrepesca, la contaminación y la destrucción de hábitats. Ese sitio me definió. Y sí, el Golfo de California fue el lugar donde pude hacer expediciones como las de Ramón Bravo, a quien, por cierto, llegué a conocer.

—¿Cómo surgió su interés por estudiar a los manglares?

—Justo en una de esas expediciones a lo largo del Golfo de California; ahí me tocó bucear en lagunas costeras con manglares, me quedé impresionado con ese ecosistema. Imagina nadar entre las raíces de los árboles. Es increíble. Ahí fue donde me interesé en tratar de entender toda la función que los manglares le prestan a la interconexión entre los océanos y la tierra. Me quedé tan apasionado de ese ecosistema que, unos años después, cuando hice el doctorado, mi tesis la dediqué a entender el beneficio de esos ecosistemas para las pesquerías, para la conservación y para los servicios ambientales que prestan a las comunidades.

 

Octavio Aburto-México
El investigador mexicano ha impulsado proyectos para la conservación y estudio de especies como las mantarrayas en México. Foto: Cortesía Octavio Aburto.

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—Esa investigación, que mostraba con números los beneficios que otorgan los manglares a las pesquerías, tuvo impacto fuera del ámbito científico. Incluso, sirvió para que, junto con el doctor Exequiel Ezcurra, realizaran una campaña para impulsar la conservación de esos ecosistemas. ¿cuáles fueron los aprendizajes que le dejó esa investigación?

—Para esa investigación, con el doctor Ezcurra hicimos un grupo de trabajo muy fuerte. Decidimos que, además del artículo científico, se escribiría un artículo más de divulgación, que estuviera acompañado con mis fotografías y que se pudieran publicar en varios lados.

Ese artículo se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos; otras revistas como Nature y Science publicaron notas sobre el artículo. Además, periódicos del país publicaron textos sobre el tema y nosotros dimos varias ponencias.

El tema tomó tal fuerza que, incluso, se logró detener una iniciativa que buscaba derogar un artículo de la ley para permitir la tala de manglares bajo el argumento del desarrollo económico. Eso no quiere decir que, desde entonces, no sigamos perdiendo manglares.

Ese trabajo marcó el inicio de una colaboración muy extensa con el doctor Ezcurra, pero también permitió que desarrolláramos un modus operandi para mí y el grupo con el que trabajo, en el que la ciencia es importante, pero también es esencial la comunicación de la ciencia.

Manglares-Méxcio
Los manglares han sido uno de los ecosistemas que ha estudiado el investigador. Foto: Octavio Aburto.

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—¿Cuál fue la clave que permitió que Cabo Pulmo se transformara en un ejemplo de conservación de un área marítima, en donde la población adoptó el buceo turístico como alternativa para construir una nueva economía alrededor de la conservación?

En Cabo Pulmo, el experimento fue quitar la presión de la pesca (con la creación de un parque natural); claro que la gente de la comunidad estaba enojada, porque les fueron a poner un parque desde la Ciudad de México. Al segundo año, la gente ya quería volver a pescar, afortunadamente no lo hicieron. Al tercer año, los hombres se tuvieron que ir a Bahía Magdalena y dejaron a las familias allí. Hasta que después de ocho años se vieron los primeros cambios, comenzó a mirarse la recuperación de la biodiversidad.

El problema de todos estos experimentos es que requieren tiempo. Cabo Pulmo no era tan feliz en los primeros años del proyecto. Ahora, los que conocen Cabo Pulmo dicen: “hay que hacer otro Cabo Pulmo”. Sí, hay que hacer muchos, pero ¿quién va a pagar los costos de los primeros cinco u ocho años? ¿Quién le va a apostar al periodo de transición que es muy difícil?

Si los pobladores de Cabo Pulmo no se hubieran comprometido, como lo hicieron desde los primeros años, pues no hubiera funcionado el experimento. 

Octavio Aburto-México
El doctor Aburto ha documentado la importancia de las sardinas para la salud de los mares mexicanos. Foto: Cortesía Octavio Aburto.

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—Cuando en Cabo Pulmo se trató de construir un gran desarrollo turístico, los científicos hicieron mancuerna con la comunidad y lograron que se cancelara ese proyecto. ¿Cuáles fueron las claves que llevaron a ese triunfo?

—En ese entonces, no lo teníamos claro. Pero creo que fueron varias cosas: la participación ciudadana, el lograr hacer ciencia colaborativa y que todo se embonó para fortalecer los esfuerzos de conservación.

Cabo Pulmo es un buen ejemplo de cómo las cosas pueden transformarse cuando la ciencia se genera con la gente que vive en el lugar, esa comunidad se beneficia de los resultados de esa ciencia y los datos científicos ayudan a tomar buenas decisiones no solo para el medio ambiente, sino a favor de los ciudadanos.

En Cabo Pulmo se logró que se cancelara el proyecto hotelero porque teníamos los datos científicos robustos que mostraban que en la zona había una recuperación de las especies de hasta más del 400 por ciento. Y teníamos fotos que mostraban eso. Además, con toda la experiencia que teníamos de los manglares, logramos hacer una campaña muy bien engrasada. Aprendimos sobre la importancia de compartir los datos científicos.

Con el poder de convocatoria de Exequiel, logramos traer a muchos grupos científicos y les dijimos: “vamos hacer una página en Internet y todos nuestros datos los vamos a poner ahí; vamos a decir por qué no se debe construir ese desarrollo. Si ustedes están interesados y tienen la misma visión que nosotros, hagan lo mismo”. Y los convencimos. Se unieron varios grupos científicos y los datos se colocaron en ese portal en donde, además, pedíamos a los ciudadanos que firmaran para solicitar la cancelación de los permisos para el desarrollo turístico. La página se llenó de firmas.

La transparencia de la información generó mucha audiencia. Y, al final, se canceló ese proyecto. Aprendimos sobre la importancia de los datos.

 

Peces de Cabo Pulmo
Un mero del Golfo persigue a una escuela de Haemulon sexfasciatum. Foto: Octavio Aburto.

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—¿dataMares, iniciativa de la que es fundador, tiene su origen en la experiencia de Cabo Pulmo?

—Lo estábamos pensando antes, pero sí, en 2014 se publicó el portal. Esa idea nació desde 1997, cuando aún era estudiante, y participé en un ejercicio que se hizo para analizar las prioridades de conservación del Golfo de California. Participaron muchas organizaciones grandes que habían recaudado fondos para juntar a todos los expertos en un gran taller para diseñar e impulsar áreas prioritarias. Al final, nadie supo dónde se quedó toda la información que ahí se reunió. Y a partir de eso, siempre he pugnado por hacer pública la información generada en proyectos que se realizan con donaciones.

—¿Por qué decides ser un científico que, además de investigar, crea organizaciones e impulsa la conservación de los mares desde diferentes frentes?

— Hay un artículo que se titula “¿Realmente quieres cambiar el mundo?”, de Nancy Baron; ahí ella explica por qué fundó COMPASS, organización que se ha dedicado a entrenar a científicos para hablarle a los medios. En estos tiempos, dice, los científicos tienen que hablar desde su corazón para crear confianza en la sociedad y mostrar la importancia de la ciencia y de la investigación.

Si lo piensas, los científicos hablamos del cambio climático o de la sobrepesca como si a nosotros no nos afectara. Eso hay que empezar a cambiarlo.

Somos científicos y dicen que tenemos que ser objetivos. Pero, ¿por qué tenemos que ser objetivos? ¿Hay algún problema si quiero hacer investigaciones que demuestren que es mejor tener un mar conservado a tener sobrepesca? Eso no quiere decir que voy a “cucharear” mis datos para defender mi punto.

Un científico tiene su ideología, como cualquier otro ser humano. Si mi ideología es la conservación, pero hay otros que piensan que la pesca es el camino a seguir, pues contrastemos información. Así que trato de usar mi experiencia, mi entrenamiento, para responder preguntas que se sumen a la discusión de cómo deberíamos de vivir en este planeta.

Octavio Aburto es uno de los fundadores de Mares mexicanos, colectivo multidisciplinario de conservacionistas. Foto: Cortesía Octavio Aburto.

—¿Y es por eso que impulsa la conservación de los océanos utilizando las herramientas audiovisuales?

—Una de las cosas que hago es mezclar datos científicos, fotografía y comunicación de la ciencia para crear narrativas. Tengo claro que no se va a poder cambiar nada, si los temas no se discuten. Una narrativa que quiero empezar a plantear es si en el siglo XXI realmente necesitamos pesquerías industriales.

Cuando era estudiante y hacía ese tipo de preguntas, mis profesores —los biólogos pesqueros— me decían que, si se acaba la pesquería de sardina o de atún, México se colapsaría. Cuando eres estudiante, te quedas callado, porque no tienes los datos. Pero ahora ya tenemos datos que muestran que el país no colapsaría: la pesquería de sardina —en el mejor año de captura— contribuyó con menos del 0.05 % del Producto Interno Bruto. Si desaparece la pesquería de sardina no colapsa el país.

Claro que hay que discutir las implicaciones del desempleo que se generaría, porque hay 3500 personas ligadas a esa industria y muchas familias serían afectadas. Pero, ¿cuándo vamos a comenzar a discutir que, por tener una flota de 50 barcos en esa actividad, hay cientos de miles de pescadores artesanales y toda la industria de pesca deportiva impactados económicamente con el colapso de muchos otros recursos provocado por la sobrepesca de sardina?

Además, la ciencia ha demostrado que un tercio de la sardina debería ser reservada para poblaciones silvestres de aves marinas y otro tanto debería dejarse en el mar para alimentar calamares, tiburones, delfines, ballenas y una infinidad de vida marina que depende de este recurso. ¿Realmente necesitamos pesquerías industriales? Creo que la respuesta es no.

Octavio Aburto-Científico Mexicano
Tiburones captados en el Parque Nacional Revillagigedo. Foto: Octavio Aburto.

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—¿Hay caminos para resolver eso y hacer a un lado la pesca industrial?

—Lo que tenemos que hacer es un plan de aquí al 2030 para resolver algo que se ha convertido en un desbarajuste, en donde solo ganan unos cuantos privados y los costos ambientales son públicos y muchos.

Otra pregunta que deberíamos hacernos es si la pesca debería ser un negocio, si realmente la pesca debería estar puesta al mejor postor. Si se debe permitir que un barco de 100 metros de largo, con una red a la que le cabe una decena de aviones Boeing 747, saque en un solo lance lo que no sé cuántos pescadores jamás sacarían en toda su vida. Esa es la gran transformación de esto. Pero ni siquiera los grupos de conservación están apostando a discutir estas o nuevas narrativas.

—¿Qué caminos hay para impulsar la recuperación de los océanos y de su biodiversidad?

—Si ya vimos que un experimento como Cabo Pulmo funciona, ¿por qué no replicarlo a gran escala? Si en 10 o 15 años, después de que se detuvo la pesca, Cabo Pulmo logró ser un arrecife que recuperó su biodiversidad, eso quiere decir que si tenemos un plan con esa visión de años lo podríamos lograr.

Ya sabemos que sí funciona el experimento, que básicamente hay que quitar las presiones humanas y la naturaleza —que sabemos que es resiliente— va a regresar. Y eso no solo lo hemos visto en Cabo Pulmo. Hay muchos ejemplos que demuestran la resiliencia de la naturaleza. COVID nos está mostrando que si metes a los humanos a sus casas, este planeta se vuelve más feliz.

Sabemos que ningún gobierno lo va a hacer, porque no tiene la capacidad ni las herramientas. Ninguna universidad o los científicos lo van a hacer. ¿Qué se necesita? Un ejército de ciudadanos que estén dispuestos en trabajar en estos temas.

Octavio Aburto
El doctor Aburto utiliza el buceo no solo para realizar investigaciones científicas, también como una actividad para impulsar la conservación de los mares. Foto: Cortesía Octavio Aburto.

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—¿Entonces, el camino es impulsar la creación de reservas marinas altamente protegidas?

—Ese es uno. Sumarse a la meta global de proteger 30 por ciento de los océanos para el 2030. La meta ahí está. Ahora, el detalle es cómo vamos armando el plan y las estrategias. Y para eso se requiere del trabajo de biólogos marinos, expertos en océanos, pero también de sociólogos y antropólogos.

Estoy realizando dos cosas para aportar a eso. La primera es que, con toda la inspiración de Ramón Bravo y Cousteau, me parece que en México no existe, o es muy limitada, la comunicación sobre los mares mexicanos. Estoy tratando de crear una red de colaboración para comunicar más sobre los mares.

Por eso es que, a través de la página de Facebook de Mares Mexicanos y en YouTube, lanzamos una serie de programas que transmitimos todos los jueves, en donde hablamos con fotógrafos, documentalistas y gente que pueda inspirar y transmitir conocimiento a los chavos.

Lo otro que estoy tratando de hacer, ya llevo dos años en eso, es que un millón de buzos ayuden a proteger los mares mexicanos. Para eso, primero hicimos una evaluación de todas las empresas de buceo que están dando servicio en México y estimamos el impacto económico que tiene esa industria.

Los datos muestran que el sector del buceo genera mucho dinero, pero tiene un poder político inexistente. Los buzos siempre se quejan de la sobrepesca. Por eso, estamos generando una red de colaboración para buscar la protección de los 900 sitios que, de acuerdo con nuestra investigación, esas empresas de buceo están utilizando.

Si en 10 años queremos sumarnos a la meta de proteger el 30 por ciento de los mares, ¿qué vamos a proteger? Lo que yo planteo es que sumemos al sector de los buzos y a ellos démosles una meta definida: que busquen la protección de estos sitios que están utilizando.

Octavio Aburto-Científico mexicano
Desde la década de los noventa, el científico mexicano utiliza la fotografía como herramienta de su trabajo científico. Foto: Octavio Aburto.

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—En esta iniciativa, ¿qué participación tendrían los pequeños pescadores de esas zonas?

—Una de las estrategias puede ser que estas empresas de buceo hagan alianza con las comunidades pesqueras, para que sea una economía circular donde se llegue a acuerdos sobre en qué zonas pescar y cómo hacerlo. Es importante que se conecten estos sectores, para que las comunidades puedan tener beneficios de ese turismo.

—dataMares se ha enfocado, entre otras cosas, en mostrar los efectos de la sobrepesca en México. ¿Qué está pasando con la industria pesquera en México?

—Muchos datos que hemos ido compilando son de fuentes oficiales que, en teoría, deberían de ser públicos, pero encontrarlos es lo más difícil de este planeta. Lo que hemos ido haciendo es una base de datos enorme, en donde tenemos 20 años de la pesca en México. Y esos datos —analizados por nosotros, pero también por las instancias oficiales— demuestran que 80 por ciento de las pesquerías están colapsando o ya llegaron al máximo de explotación que pueden soportar.

Entonces, el panorama de la pesca en México, a partir de datos oficiales, es que no estamos bien.

Octavio Aburto
El doctor Aburto es profesor del Instituto de Oceanografía Scripps, de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos. Foto: Cortesía Octavio Aburto

 

—¿Cómo es que empieza a utilizar la fotografía como herramienta para complementar su trabajo científico?

—La fotografía es algo que poco a poco he ido aprendiendo. Nunca he tomado una clase de fotografía; aprendí la técnica en libros y en videos. Y es algo que ya estoy asimilando como un asunto más personal. Y me he puesto a pensar: ¿por qué llegué aquí? En realidad empecé a utilizar la fotografía para explicarle a mi mamá lo que hacía y lo que veía cuando buceaba.

Y aunque he tomado fotografías en muchos lados, si ves mi catálogo fotográfico de los últimos 10 años, la mayoría de mi material es sobre Cabo Pulmo. Eso no me hace muy feliz.

Hay una soledad en mi fotografía, porque no puedes representar a los mares solo fotografiando Cabo Pulmo. Eso es algo que lamento, que mi fotografía no pueda ser más diversa, porque no encuentro esos lugares que antes solía ver; en Cabo Pulmo está lo que en muchos otros lados del océano hoy ya no existe.

* Imagen principal: el mexicano Octavio Aburto es científico, buzo, fotógrafo y fundador de organizaciones que impulsan la conservación de los mares mexicanos. Foto: Cortesía Octavio Aburto.

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