- Investigadores determinaron que 67 municipios de Colombia presentan grandes oportunidades para el avistamiento de aves.
- En el país hay 443 especies raras altamente valoradas por los avituristas, según estudio.
Gracias a su gran biodiversidad, Colombia es un destino muy atractivo para los amantes del ‘birdwatching’. Y el acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es una oportunidad para desarrollar aún más el aviturismo.
Un estudio elaborado por la ecóloga colombiana Natalia Ocampo-Peñuela y el ecólogo estadounidense Scott Winton, publicado en la revista “Tropical Conservation Science”, identificó el potencial del aviturismo en 67 municipios colombianos posconflicto.
Natalia Ocampo-Peñuela, una de las autoras de la investigación “Potencial económico y de conservación del turismo de observación de aves en el posconflicto en Colombia”, explica a Mongabay Latam que en el trabajo hay dos hallazgos principales. “El primero es que la observación de aves hasta el momento ha evadido sitios de conflicto, como lo muestran las observaciones en la plataforma eBird incluso en áreas donde hay altas concentraciones de aves buscadas por los avituristas. Estas actividades se han concentrado en áreas que han estado ‘seguras’ como algunas áreas en los Andes, en el eje cafetero, cerca de Cali y en la Sierra Nevada de Santa Marta. Los turistas han estado evadiendo el conflicto”, indica.
Ocampo-Peñuela añade que el segundo hallazgo importante es que existe un potencial inmenso en zonas donde había conflicto para el desarrollo de actividades aviturísticas. “El potencial se debe a la presencia de aves endémicas o que están amenazadas, que son las aves que los avituristas van a buscar en Colombia. Este potencial no se ha podido explotar por el conflicto, pero en aras del posconflicto creemos que estos municipios tienen este potencial”.
Colombia es hogar de 1942 especies de aves. Según la investigación, en el país hay 443 especies raras altamente valoradas por los ‘birdwatchers’.
¿Cómo identificaron los lugares?
En el estudio se indica que la identificación de las áreas que ofrecen buenas posibilidades para el desarrollo del aviturismo se realizó “a través del análisis geoespacial de las zonas de conflicto, distribución de aves, áreas protegidas, cobertura boscosa y actividad de observación de aves”.
Ocampo-Peñuela explica que los 67 municipios identificados en Colombia están principalmente distribuidos en los Andes occidentales, en el norte de los Andes centrales y en la transición andino-amazónica en los Andes orientales.
“La mayoría de esos municipios tiene gran cobertura boscosa hasta el momento, y esa cobertura boscosa se ha mantenido en pie, de manera irónica, debido al conflicto porque nadie podía entrar”. La investigadora menciona que estos bosques podrían verse afectados por actividades como minería y tala. Aunque en este momento están en buen estado de conservación, “hay bosques que no están protegidos, existe el bosque pero no áreas protegidas y son vulnerables al cambio de uso del suelo. Hay unos municipios que sí tienen áreas protegidas que pueden ayudar a fomentar el aviturismo y que pueden ser un núcleo para rutas aviturísticas en estas zonas”.
El departamento con mayor potencial es el Cauca, que tiene el mayor número de especies en Colombia (1102 especies). Otros son Nariño, el Putumayo y Caquetá, dice Ocampo-Peñuela. Precisamente Putumayo es una zona que ha visto aumentar su popularidad entre los observadores de aves debido a mejores condiciones de seguridad, guías locales capacitados y un ecohotel para avituristas, se indica en el estudio científico.
Beneficios económicos y de conservación
Ocampo-Peñuela explica que en un estudio publicado por la Sociedad Nacional Audubon en Estados Unidos los avituristas entrevistados mencionaron que la seguridad era uno de los motivos para no ir Colombia en el pasado, y que estos pagarían 310 dólares por día por visitar el país. “Los avituristas buscan aves que no se puedan encontrar en otro lugar. Estamos hablando de especies endémicas, por ejemplo la tángara multicolor o el periquito de Santa Marta”, dice.
La Sociedad Nacional Audubon estima que 150 000 avituristas estadounidenses viajarán a Colombia en la próxima década, lo que generará 47 millones de dólares anuales.
La ecóloga colombiana destaca, además, que para lograr una industria del aviturismo exitosa es fundamental que los distintos hábitats estén bien conservados. “El aviturismo lo que hace es ayudar a poner un valor específico en el hábitat que estás conservando. Si sabes que el aviturismo te va a crear beneficios económicos sostenibles en el tiempo, no vas a cortar el bosque porque ahí están las aves que te dan el trabajo”, sentencia.
Ocampo-Peñuela añade que el aviturismo ayuda a las comunidades rurales a valorar los bosques pero también es un incentivo para el Gobierno colombiano a invertir en la conservación de estas áreas protegidas que también le van a dar ingresos económicos y dividendos de conservación en el largo plazo al país.
En ese sentido, insiste en que el desarrollo del aviturismo debe ser hecho de manera sostenible, teniendo en cuenta la conservación y a las comunidades locales. Finalmente, indica que es importante que para el desarrollo de una industria del aviturismo exitosa se necesita un tipo de infraestructura especializada, torres de observación, ecohoteles bien ubicados y que se manejen de manera sostenible, y entrenamiento a las personas locales en el conocimiento del inglés y aves de su región.
CITAS
Ocampo-Peñuela, N., & Winton, R. S. (2017). Economic and Conservation Potential of Bird-Watching Tourism in Postconflict Colombia. Tropical Conservation Science, 10, 1940082917733862. https://doi.org/10.1177/1940082917733862
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