Durante los últimos cinco meses, Liana Azeredo ha evitado caminar por las calles de Rio de Janeiro durante el día. Aún cuando hace mucho calor, ella prefiere vestirse con camisas de manga larga y pantalones. Dentro de su cartera, carga repelentes y brazaletes de colores saturados con citronela.
Todo esto se debe a su temor al Aedes aegypti, el mosquito que transmite enfermedades como el dengue, chikunguña y zika. Aunque las tres son consideradas como enfermedades graves, Liana le teme más a enfermarse con el virus de zika, el cual se cree que podría estar conectado con la microcefalia en fetos. Liana está embarazada, y como muchas otras mujeres en Brasil, se siente muy vulnerable.
La conexión entre el virus de zika y los casos de microcefalia empezó a investigarse en el estado de Pernambuco, al noreste del país, durante el segundo semestre del año pasado. En esa epoca surgieron varios casos de la malformación junto a los de zika. El estado ─el cual típicamente documenta unos 130 casos de microcefalia anualmente─ ahora está investigando más de 4000.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado una emergencia global desde que se detectara el virus en más de 50 países. Se calcula que la mitad de la población mundial vive en áreas donde los mosquitos que transmiten el zika son prevalentes, y la OMS teme que la cantidad de casos podría ascender a cuatro millones este año, tan sólo en el hemisferio occidental.
Sin embargo, los expertos que fueron consultados por Mongabay dijeron que aún no es posible determinar la relación entre la enfermedad y la microcefalia, aunque es “muy probable”, de acuerdo al neurólogo pediátrico Heloise Viscaino de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
Nuevas evidencias, sospechas, y hasta teorías de conspiración siguen surgiendo. Un estudio que hace poco fue desacreditado por el grupo de científicos “Médicos en los Pueblos Fumigados” (Physicians in the Crop-Sprayed Towns) había declarado que una de las posibles causas era el uso del larvicida Pyriproxyfen, el cual se ha utilizado para matar al mosquito Aedes en tanques de agua potable por todo Brasil desde el 2014.
Sin embargo, otros casos sugieren que pueden haber otros factores. En Colombia, por ejemplo, se han registrado miles de casos de zika (incluyendo en más de 3000 mujeres embarazadas) sin haber evidencia de un creciente número de casos de microcefalia.
Lo unico que es indiscutible, de acuerdo al biólogo Mario Moscatelli, es que Aedes aegypti seguirá proliferándo durante este verano largo. Si se consigue confirmar una conexión obvia entre el virus de zika y la microcefalia, el problema seguirá por varias décadas más, creando “generaciones de microcefalia en Brasil”.
De acuerdo a Moscatelli y a otros expertos, esto sucede porque la presencia del mosquito no se debe tan sólo a condiciones climáticas y a una falta de conciencia por parte del público, sino también a un problema ambiental profundo que existe en el país.
“El mosquito ha existido durante más de 120 millones de años y es parte de un equilibrio natural del ecosistema. Lo que sucede en las grandes ciudades es una mezcla del mal estado de la infraestructura, junto a las aguas contaminadas, problemas sanitarios, la deforestación, y la falta de conciencia por gran parte de la sociedad”, dijo Moscatelli. El hecho de que ahora los mosquitos se puedan reproducir en aguas contaminadas, por ejemplo, muestra claramente que tienen una gran habilidad para la adaptación, añadió Moscatelli.
Para André Luis Soares da Fonseca, un especialista en enfermedades tropicales de la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul, la principal causa de la propagación de los mosquitos en Brasil se debe a un enorme desequilibrio ambiental.
“Los principales depredadores de los mosquitoes son las arañas y las lagartijas. Pero ya casi no se las ve, porque la contaminación y la deforestación han hecho que disminuyan drásticamente esas poblaciones”, explica.
Soares da Fonseca advierte que, debido a la falta de depredadores, los mosquitoes han trepado la cadena alimenticia, creando un desequilibrio aún mayor. Para el especialista en enfermedades tropicales, la salud pública en Brasil no ha respondido de forma crítica sobre esta realidad.
“Hoy en día el país gasta millones en estrategias que no sirven. Mientras se usan más pesticidas, más se empeora la situación de la transmisión del dengue, porque no estás eliminando los mosquitos solamente, sino también a sus depredadores”.
De acuerdo a Mario Moscatelli, la expansión de la urbanización en Brasil ha llevado a la deforestación y a la destrucción de ecosistemas donde se reproducían los mosquitos y sus depredadores. Sin la protección de áreas verdes, el sobrecalentamiento de estas ciudades también ha contribuido a la muerte de muchos de los depredadores del mosquito.
Ambos especialistas argumentan que las acciones que el gobierno está tomando actualmente para luchar contra los mosquitos y contra el virus de zika, no tendrán el efecto esperado hasta que haya “una verdadera revolución ambiental” en Brasil.
“Si se siguen tratando a las áreas verdes de la misma forma en que los especialistas lo han estado haciendo; si se siguen ofreciendo soluciones falsas a los problemas de saneamiento, de mala infraestructura ─nos tendremos que enfrentar a este problema cada verano”, explica Moscatelli.
CORRECCIÓN (18.02.16 a las 3:35 pm):
En una versión anterior de éste artículo, publicamos que “estudios del grupo científico ‘Médicos en los Pueblos Fumigados’ (Physicians in the Crop-Sprayed Towns) creen que una de las posibles causas podría ser el uso del larvicida Pyriproxyfen”. Sin embargo, esta teoría ha sido definitivamente desacreditada.