- Los bosques costeros de Kenia forman parte de la ecorregión Bosques Costeros de África Oriental y contienen niveles altos de biodiversidad además de varias especies de plantas y de animales que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.
- Una afluencia de migrantes a la región significó mayor presión humana para los bosques, que perdieron más del 10 % de la arboleda en 15 años.
- Además, se planean más infraestructuras y desarrollos industriales para la zona, lo que hace que los ambientalistas se preocupen por el impacto medioambiental.
- Un programa de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo tiene como objetivo ayudar a las comunidades y a los gobiernos a administrar mejor sus bosques y a evitar que la vida silvestre que los habita se extinga.
WITU, Kenia – Un follaje verde y denso flanquea el camino polvoriento y lleno de baches en el bosque Witu, un área protegida de la costa keniana a unos 75 km de la ciudad de Lamu. La zona alberga arbustos, hierbas y árboles nativos, y hasta ahora ha escapado a la deforestación masiva que ha sufrido la mayoría de los bosques costeros del norte de Kenia, que bordean la porción del Cuerno de África perteneciente al país. En las cercanías, unas áreas deforestadas y quemadas esperan ser convertidas en terreno agrícola y en nuevos asentamientos, algo común en esta zona de África. Esta área forma parte de un cinturón de bosques costeros cerca de la frontera entre Kenia y Somalia en la ecorregión Bosques Costeros de África Oriental, que se extiende desde el sur de Somalia por Kenia y Tanzania y por la mayoría de la costa de Mozambique, y termina en el río Limpopo. Según el Servicio Forestal de Kenia (KFS, por sus siglas en inglés), la porción keniana cubre un área de más de 120 000 ha, de las que los manglares ocupan alrededor de 20 000 ha.
La región está considerada uno de los treinta y cinco “hotspots de biodiversidad” de Conservation International y alberga una amplia variedad de vida silvestre, mucha de la cual es endémica, es decir que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. Entre ella están el hirola (Beatragus hunteri), que se encuentra clasificado como En peligro crítico por la UICN, y el mangabeye del río Tana (Cercocebus galeritus), un mono clasificado como En peligro, que se encuentra solo en una porción estrecha del río del mismo nombre. El bosque Witu es hogar de una planta similar al cactus denominada Euphorbia tanaensis, de la cual se conoce la existencia de solo unos pocos ejemplares. Otras especies más diseminadas, que dependen de estos bosques, incluyen el duiker de Ader (Cephalophus adersi) y la tortuga carey (Eretmochelys imbricate), ambos clasificados como En peligro crítico, así como también elefantes africanos, leones, búfalos, jirafas, licaones, hipopótamos, y cocodrilos del Nilo.
Pero la actividad humana ha ido reduciendo los bosques de la región hasta dejar solo terrenos fragmentados. De lo que queda, la plataforma de monitoreo forestal Global Forest Watch muestra que la porción de Kenia del hotspot de biodiversidad de los Bosques Costeros de África Oriental perdió más del 7 % de su arboleda entre 2001 y 2014. En total, la región costera de Kenia perdió casi 10 % de su arboleda durante dicho periodo.
Asentamiento y desarrollo
Francis Man’gee, guardabosques sénior del Servicio Forestal de Kenia (KFS, por sus siglas en inglés) sostiene que alrededor de la mitad de los bosques del condado de Lamu está ubicada dentro de ranchos comunitarios y atribuye la mayor parte de la deforestación en la región a la usurpación de esos terrenos. Predice un futuro sombrío para las comunidades indígenas restantes de la zona debido a la futura expansión de infraestructura y a la falta de una priorización de la conservación del medioambiente.
“La arboleda se ha visto afectada dentro de las áreas protegidas, pero el daño es mayor dentro de los ranchos comunitarios que, en la actualidad, no están dentro de las áreas protegidas por el Gobierno —explicó Man’gee—. Entre un 30 % y un 40 % de los bosques dentro de estos ranchos se han perdido debido a la usurpación, a la falta de reforestación, a los asentamientos ilegales, a la tala ilegal, a la disminución de las lluvias y al pastoreo excesivo que afecta la regeneración natural”.
Unos de esos ranchos comunitarios —Amu Ranch— ha perdido 8000 de sus 26 000 ha de bosques debido a la usurpación de terreno, según Mohammed Badi, un ambientalista que trabaja en el rancho.
“Los planes de asentamiento han reemplazado los bosques tropicales densos dentro de todo el cinturón keniano —comentó Badi a Mongabay—. Solo el condado de Lamu tiene más de cinco asentamientos que están arrasando el bosque tropical Hindi y los bosques Mpeketoni y Witu, que alguna vez fueron frondosos”.
Badi atribuye los asentamientos ilegales a la superpoblación del condado de Lamu por un programa gubernamental de repoblación de la década del setenta más los nuevos migrantes atraídos por las perspectivas de desarrollo. Una ola importante de migrantes llega por el norte del condado, proveniente de otras partes de Kenia en busca de tierras cultivables.
“Ahora necesitan más tierra para agricultura de subsistencia”, sostuvo Badi.
La planificación de un oleoducto y de un puerto también está atrayendo pobladores de zonas aledañas. El Gobierno keniano planea construir un corredor nuevo de transporte con vías férreas, puerto de carga, aeropuerto, ruta y oleoducto desde Lamu para conectar Kenia con Etiopía y con Sudán del Sur. Kenia está iniciando el desarrollo de este proyecto llamado “Corredor Puerto Lamu – Sudán del Sur – Etiopía” (LAPSSET, por sus siglas en inglés) para fortalecer la posición del país como entrada y centro de transporte para la región.
Según Badi, los migrantes y los locales están comprando tierras para invertir o para vender a un precio más alto una vez que el proyecto LAPSSET esté operativo.
“Con la construcción del oleoducto y del puerto, todos están apresurándose a comprar un terreno debido a las promesas de desarrollo”, explicó Badi.
Una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto portuario de LAPSSET descubrió una amplia gama de consecuencias perjudiciales por dragado, vertederos, vertidos de barcos y de industrias costeras, operaciones de carga y otras actividades relacionadas con el puerto.
“En la actualidad, se está llevando a cabo la demarcación de la superficie de terreno que se despejará, pero más de 8000 ha de manglares y de otros bosques serán despejados para el puerto y su infraestructura”, informó Man’gee a Mongabay.
Además de LAPSSET, el gobierno municipal otorgó la licencia para la construcción y operación de una central eléctrica de carbón de 1050 mw en 350 ha de tierra a unos 20 km de la ciudad de Lamu, y unas 800 ha están programadas para la minería de piedra caliza cerca del bosque Witu. Man’gee informó a Mongabay que se está desarrollando una instalación de energía solar de 40 mw cerca de la cantera de caliza.
“En total, LAPSSET y la central eléctrica de carbón reducirán el 33 % actual de la arboleda de Lamu a menos del 10 %”, indicó Man’gee.
El informe de la Evaluación de Impacto Ambiental y Social del proyecto calcula que la construcción de la central eléctrica de carbón liberará casi unas 110 000 Tm de dióxido de carbono, 764 Tm de óxido de nitrógeno, 78 Tm de dióxido de azufre y 716 Tm de partículas en suspensión. Cuando esté completamente operativa, se espera que la central también libere mercurio, plomo, arsénico, níquel y cadmio.
David Obura, coordinador de la división África oriental de la ONG Coastal Oceans Research and Development in the Indian Ocean (CORDIO), está preocupado por la liberación de estos contaminantes.
“La contaminación química de los residuos [producidos por] quemar carbón impactará en la calidad del agua de lluvia, del agua subterránea y del mar, lo que afectará profundamente el lecho de mar, los manglares y la comunidad de plancton”, explicó Obura.
Alegatos de corrupción
Badi sostiene que la corrupción de administradores de bosques y de funcionarios gubernamentales ha empeorado la tala ilegal en Kenia. Ali Shebwana, presidente del Comité de Compensación y Conservación de la Vida Silvestre del Condado (CWCCC, por sus siglas en inglés) coincide con Badi y, además, alega que el Servicio Forestal de Kenia (KFS, por sus siglas en inglés) no solo permite la tala dentro y fuera del área protegida, sino que también participa activamente en actividades de tala ilegal.
“[El Servicio Forestal de Kenia hace] negocios con la venta de madera y de carbón dentro del condado y con los condados vecinos de Mombasa y Malindi. La corrupción dentro del sistema obstaculiza la acción judicial”, comentó Shebwana a Mongabay.
Man’gee, sin embargo, rechaza las acusaciones de que el KFS otorga permisos para la tala en los bosques de la región: “Solo permitimos que los titulares de escrituras talen dentro de sus granjas luego de haber sido evaluados por el KFS y por el Ministerio de Agricultura. La usurpación de terrenos no planificada, que luego fue legalizada como asentamientos por el Gobierno, es lo que está destruyendo los bosques”.
Man’gee admitió que existe la tala ilegal en el condado de Lamu y dijo que el KFS no tiene los fondos necesarios para llevar a cabo un control efectivo, pero se apresuró a agregar que no se debe culpar al KFS por la tala. En su lugar, culpó al gobierno local.
“La tala ilegal sucede en los ranchos —informó Man’gee a Mongabay—. El gobierno municipal y la administración provincial tienen la culpa por haber legalizado los asentamientos ilegales mediante la designación de jefes y la construcción de escuelas y de hospitales. Esto alienta a que surjan más asentamientos ilegales”.
Man’gee señaló que, durante el año fiscal 2015-2016, el Gobierno nacional le otorgó al bosque Witu USD 690 por trimestre para conservación, lo que no era suficiente para patrullar el bosque.
La conservación está bajo la jurisdicción del Gobierno nacional, según Omar Lali, presidente del Comité de Gastos y Presupuesto del condado de Lamu. Sostuvo que el condado solo asigna fondos para la limpieza de playas y para viveros, no para control y seguridad en las áreas protegidas.
La usurpación de terrenos a la que se refiere Man’gee es localmente conocida como “witemere”, que se traduce como “corta un trozo para ti” y se da fuera de las áreas boscosas protegidas del condado de Lamu. Man’gee culpa al Gobierno municipal por legalizar los asentamientos al designar jefes y brindarles infraestructura, como escuelas y hospitales.
Bernard Kitheka, de 65 años de edad y padre de 12 hijos, se mudó a Tangeni en la región Witu en 2011. Él y un grupo de granjeros talaron y quemaron sus respectivas parcelas de dos acres en el bosque Witu, donde ahora viven y practican la agricultura de subsistencia. El Gobierno local reconoce al grupo y ha mantenido conversaciones con ellos sobre la entrega de las escrituras de la tierra.
Kitheka asevera que no adquirió la propiedad por usurpación. Explicó que, como la tierra no tiene escritura, les pagaron a las comunidades locales el costo del desarrollo que ellos ya habían llevado a cabo en el terreno. Si bien es ilegal en la mayor parte de Kenia, el sistema es común en el condado de Lamu, donde se lo conoce localmente como “kurudisha gharama” —un término suajili para “devolver el costo”—, por el cual se firma un acuerdo entre las dos partes en presencia del administrador local. Por sus dos hectáreas, Kitheka pagó unos USD 50.
“La zona era un bosque que solía inundarse cuando llovía, y nosotros lo despejamos para agricultura, pero había comunidades locales que solían pastar por los alrededores y vivían cerca del pueblo. Ellos fueron quienes nos vendieron la tierra, nosotros no la tomamos”, afirmó Kitheka.
Badi afirmó que el despeje de bosque para agricultura y los asentamientos han desplazado a las comunidades indígenas que dependían de los bosques para su alimento dentro del cinturón costero de bosques. Tal parece ser el caso de Mohammed Omar, un miembro de 56 años de la comunidad Sanye, quien vive en Daya y depende de los bosques circundantes para alimentos como pescado, cangrejos, langostinos, fruta y miel. Ahora, encerrado entre un rancho y una comunidad agrícola, Omar señala que no queda zona boscosa de donde él y otros miembros Sanye puedan recolectar recursos.
“El bosque desapareció; lo que queda es un rancho restringido ¡al que no tenemos acceso! Han cortado los mangles. Los cangrejos y los langostinos han disminuido enormemente. Solíamos recoger unos 10 kg por captura, pero ahora tienes suerte de conseguir 2 kg”, informó Omar a Mongabay.
Trabajar juntos
En el mundo los niveles de biodiversidad están cayendo cada año a medida que la pérdida del hábitat, el cambio climático y otras presiones humanas llevan a las especies a la extinción. Las Metas de Aichi para la diversidad biológica 2011-2020, adoptadas en la décima reunión de la Conferencia de las Partes (COP10) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, tienen por objetivo abordar las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad en el mundo para reducir la presión sobre la biodiversidad y promover la sustentabilidad.
En Kenia y en Somalia, un Programa de Gestión de Biodiversidad (BMP, por sus siglas en inglés) conjunto de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD, por sus siglas en inglés) está trabajando con comunidades y gobiernos de ambos países para reducir la deforestación y para establecer bases de datos de biodiversidad. La iniciativa de USD 15,6 millones está financiada por la Unión Europea con el objetivo de que los datos sobre biodiversidad conservados por instituciones de estos países sean accesibles para investigadores y para los responsables de tomar decisiones.
“El objetivo es apoyar a los Estados miembros de la IGAD para que revisen y refuercen las políticas y marcos del sector en los ámbitos nacional y regional para la gestión sustentable del ecosistema y la conservación de la biodiversidad —informó Maimbo Malesu, coordinador del programa para el Centro Internacional de Investigación Agroforestal, quien se concentra en la frontera entre Kenia y Somalia—. [El] BMP apunta a implementar un sistema de información para ayudar a los países a informar sobre las Metas de Aichi al Convenio sobre la Diversidad Biológica”.
Algunos de los proyectos del BMP incluyen ayudar a las comunidades a establecer cadenas de valor de la miel y a mejorar la arboleda de los terrenos de cultivo. Para asegurar la disponibilidad de agua en una zona donde las precipitaciones anuales han ido disminuyendo durante las últimas tres temporadas, están alentando a las comunidades a invertir en sistemas de captación de aguas de lluvia para riego, uso hogareño y apicultura.
El programa también apunta a restaurar las porciones degradadas del bosque Witu y de los manglares. Según Malesu, 290 ha del bosque Witu y 400 ha de manglares están programados para su restauración en un periodo de cuatro años.
George Wara, el conservador de ecosistemas de Lamu del KFS, señala que, por medio del BMP, su institución ha recibido USD 30 000 y que utilizará los fondos para plantar alrededor de 27 000 vástagos de árboles autóctonos dentro del bosque Witu y entregará 20 000 más a los granjeros dentro de Witu. En total, el KFS tiene como objetivo plantar 80 000 vástagos dentro de áreas protegidas para 2017.
Bernard Kitheka y un grupo de 30 miembros capacitados en gestión de cadenas de valor de la miel y en captación de agua de lluvia se han unido como guardabosques comunitarios para restaurar la arboleda dentro de las tierras de cultivo.
“Estamos alentando a los miembros para que aparten una porción de tierra cerca de las colmenas para la plantación de árboles —explicó Kitheka a Mongabay—. Nos proponemos dejar un arbusto para que las abejas tengan acceso a su alimento y tener también bosques individuales para conseguir madera y materiales de construcción”.
Lamentablemente, Kitheka y el grupo perdieron más de la mitad de los 3000 vástagos que habían plantado este año debido a la escasez de lluvias. “Solo 20 de los 100 vástagos que tenía en mi granja sobrevivieron”, indicó Kitheka.
Con la ayuda del BMP, Kitheka y el grupo están trabajando para protegerse contra posibles sequías futuras al cavar un recipiente para agua (un pozo superficial cavado a mano) con el objeto de recolectar agua de lluvia y ayudar con el riego de sus cultivos y de los vástagos.
Si bien algunas partes del boque Witu han tenido éxito, la zona de Laga Badana Bushland en Somalia aún espera marcar un hito en la conservación.
“La visión era tener un área transfronteriza de conservación de biodiversidad que se extendiera entre Kenia y Somalia pero, en la práctica, eso se vio restringido por la falta de instituciones que funcionen en Somalia y por los cambios frecuentes de estructuras gubernamentales en Jubalandia”, informó Malesu a Mongabay.
Malesu atribuye la demora en la implementación a la falta de cooperación entre el Gobierno federal de Somalia y las autoridades locales de Jubalandia, así como también a la ocupación ilegal de Laga Badana por parte de Al Shabaab.
Sin embargo, Malesu destaca que el BMP ha logrado ubicar y hacer un mapa de hotspots de biodiversidad dentro de Somalia. Los investigadores de ICRAF están desarrollando un plan de conservación para instituciones somalíes por medio de la investigación activa y del intercambio académico.
La primera fase de la iniciativa finalizaría en noviembre de 2017, y Malesu no es muy optimista sobre lograr la visión transfronteriza, ya que “el contacto de la IGAD en Somalia es el Gobierno federal de ese país, que no está a cargo de Jubalandia. El éxito solo depende de la cooperación entre quienes, en la actualidad, no se ponen de acuerdo.
No obstante, espera que la implementación del Plan Espacial del Condado de Lamu, cuyo borrador se está armando en la actualidad, evitará una mayor pérdida de la biodiversidad costera de Kenia a medida que el país se abre al desarrollo.
“El Plan Espacial del Condado guiará la planificación futura del país y asignará los terrenos para desarrollo, conservación, agricultura, asentamientos y ganadería”, explicó Malesu.
Citas:
- Hansen, M. C., P. V. Potapov, R. Moore, M. Hancher, S. A. Turubanova, A. Tyukavina, D. Thau, S. V. Stehman, S. J. Goetz, T. R. Loveland, A. Kommareddy, A. Egorov, L. Chini, C. O. Justice, and J. R. G. Townshend. 2013. “High-Resolution Global Maps of 21st-Century Forest Cover Change.” Science 342 (15 November): 850–53. Data available on-line from:http://earthenginepartners.appspot.com/science-2013-global-forest. Accessed through Global Forest Watch on October 20 and November 2. www.globalforestwatch.org
- Imagen del banner: Terreno despejado por tala y quema cerca de Tangeni. Foto: Sophie Mbugua