- Más de cuatro mil animales fueron rescatados por la policía el año pasado.
- En Perú, unas 318 especies de fauna silvestre se ven amenazadas por el comercio ilegal.
Durante el año 2017, la incautación de ranas supera largamente cualquier otra especie encontrada durante los operativos realizados por la policía para enfrentar el tráfico de especies silvestre en Perú.
Según el reporte estadístico de la Dirección de Protección al Medio Ambiente de la Policía Nacional del Perú (PNP), de los 4575 animales incautados en todo el país el año pasado, el 41,8 por ciento corresponde a este anfibio. En total fueron 1914 ranas decomisadas en Perú. Solo en Puno se encontraron 1891, otras 16 se incautaron en Huancavelica y 7 en Huaraz.
En Puno, un anfibio muy codiciado por los traficantes de especies es la rana gigante del lago Titicaca (Telmatobius culeus) que, además, figura en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especie En Peligro Crítico de extinción, la categoría más alta para definir el riesgo de desaparición.
Se trata de un animal muy cotizado por su carne, pues con ella se preparan platos exóticos. Las ranas son también utilizadas en preparados medicinales. Desde hace por lo menos 20 años se encuentra en situación crítica, y según la UICN ya se ha perdido el 80 % de su población, pese a las normas que prohíben ser extraídas de su hábitat.
Otra especie que también habita en Puno, en la zona de Chucuito, es la rana acuática jaspeada (Telmatobius marmoratus), animal que también es víctima del comercio ilegal y que, actualmente, está considerada en situación Vulnerable.
Las tortugas también figuran entre las especies que más se incautaron el año pasado. Las regiones donde más se encontraron estos animales fueron Lima (51), San Martín (41) y Piura (30). Pero también en Cusco (20), Ica (21), Lambayeque (20), Loreto (19) y Ucayali (21).
En el caso de las tortugas, la taricaya (Podocnemis unifilis) y la motelo (Chelonoidis denticulata) figuran entre las especies más buscadas por los traficantes, según se indica en la Estrategia Nacional para Reducir el Tráfico Ilegal de Fauna Silvestre en el Perú. Ambas en situación vulnerable de acuerdo con la lista de la UICN.
En el reporte estadístico de la Dirección de Protección al Medio Ambiente de la PNP, entregado a Mongabay Latam, también figuran el perico esmeralda (Forpus coelestis) y los pihuichos (Brotogeris versicolurus) en los primeros lugares de la lista.
La relación de por lo menos 40 especies incluye monos, loros, ardillas, perezosos, guacamayos, pacasos y cóndores andinos, este último bajo la consideración casi amenazado.
Las intervenciones de la policía se realizan en mercados, zoocriaderos, terminales terrestres, vías de ingreso y salida de ciudades, ferias comerciales, entre otros lugares.
Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), en Perú, unas 318 especies de fauna silvestre se ven amenazadas por el comercio ilegal y 86 de ellas están en alguna categoría de vulnerabilidad o riesgo de extinción. Entre 2000 y 2015, se ha logrado decomisar más de 62 000 animales silvestres vivos en el Perú, informa el organismo estatal.
En el año 2016, la cantidad de animales incautados por la Policía llegó a 5115. En esa oportunidad, los pihuichos ocuparon el primer lugar con 1634 individuos, mientras que las ranas estuvieron en la segunda ubicación, con 828 animales rescatados.
En las estadísticas del 2016 de la Dirección de Protección al Medio Ambiente de la PNP, hay aves, tortugas, iguanas, loros, monos, coatíes, guacamayos, osos perezosos, entre otros, cuya situación de vulnerabilidad figura entre preocupante hasta en situación crítica, según la UICN. La cantidad de individuos rescatados corresponde a los 1089 operativos realizados el año pasado.
Para el coronel Oswaldo Santiago Maguiña Jara, jefe de la División contra la Tala Ilegal y Protección de Recursos Naturales, de la PNP, la reducción en el número de especies incautadas responde al trabajo de concientización que hacen la Policía y otras instituciones del Estado, así como ONG para que las personas dejen de comprar especies silvestres. Pone como ejemplo el mercado de Iquitos, donde en una segunda visita se encontraron menos especímenes a la venta.
Aunque la cantidad de especies incautadas en el año 2017 se ha reducido con relación al año anterior, vale mencionar que las modalidades de venta ilegal de especies están variando y ahora se oferta por Internet.
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Las rutas de las especies
Yovana Murillo, coordinadora de la iniciativa de tráfico y salud de la fauna silvestre en Wildlife Conservation Society (WCS Perú), señala que en zonas de frontera como Aguas Verdes, en Tumbes hay un mercado para diversas especies. Por otro lado, Ucayali y Loreto son lugares importantes de inicio de tráfico de fauna. Chiclayo —indica Murillo— es un punto de acopio hasta donde llegan los animales de la Amazonía para ser trasladados luego al sur, hasta Arequipa, o al norte, hasta Tumbes, para que pasen la frontera.
De acuerdo con la estrategia nacional para combatir este delito, el flujo de las especies se inicia en pequeñas comunidades o zonas alejadas de los Andes amazónicos, para llegar, en primer lugar, a ciudades “de acopio”. Dentro de estas urbes, Chiclayo resalta como un eje importante de acopio y destino en la región nororiente. Otras ciudades como Iquitos, Pucallpa, Yurimaguas, Tingo María y Puerto Maldonado cumplen esta misma función.
De allí los animales son trasladados a ciudades consideradas “de tránsito” para su comercialización o acopio en menor grado. Y finalmente llegan a las urbes “de destino”, consideradas importantes porque tienen mercados de abasto en los que se vende fauna silvestre, se señala en el documento elaborado por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre.
En cuanto a los mercados de las grandes ciudades como Arequipa, Chiclayo, Lambayeque, Ica, Tumbes, Lima, Pucallpa, Iquitos, Piura y Yurimaguas —señala la especialista de WCS—, hasta el 2013 había 41 centros de abasto que vendían animales silvestres. “En el 2017 hemos visitado algunas de las mismas ciudades y la presencia de especies en estos mercados ha disminuido. Pero se siguen vendiendo, bajo nuevas modalidades”, explica.
Murillo cuenta que ahora las ventas se realizan por internet y por catálogos. “En los mercados ya no tienen a los animales ahí, sino en catálogos, muestran fotos y los entregan por ‘delivery’”, sostiene.
El coronel Oswaldo Santiago Maguiña Jara, jefe de la División contra la Tala Ilegal y Protección de Recursos Naturales, de la PNP, reafirma que ahora existe esta forma de comercialización de fauna silvestre.
“Las venden por redes sociales y otras páginas. Si busca guacamayo, por ejemplo, encontrará que ofrecen la especie abiertamente”, dice, y agrega que para combatir esta modalidad los policías fingen ser compradores para así atrapar a los delincuentes.
Si se hace una búsqueda online, aparecen los anuncios de loros, guacamayos y otras especies, con sus fotos y los teléfonos de contacto. En algún aviso incluso se puede leer: “Solo personas serias e interesadas”.
El coronel Maguiña explicó a Mongabay Latam que su división tiene a una persona dedicada a buscar online las ofertas de animales silvestres. Refiere que los operativos para atrapar a quienes hacen las ofertas por Internet son una labor difícil pues muchas veces cuando se encuentran con los ofertantes, estos no llevan a los animales consigo, e incluso, en algunos casos se trata de estafas. “Para detenerlos tenemos que encontrar a la especie con ellos y no siempre se da”. Sin embargo, menciona que ha habido algunas intervenciones exitosas.
Noga Shanee, de Neotropical Primate Conservation, dice que el comercio actualmente es mucho más clandestino. “Antes había almacenes muy grandes donde se guardaban los animales. Ahora, en cambio, llaman a los cazadores por teléfono para hacer los pedidos. Se espera uno o dos días y los traficantes entregan al animal”.
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Un delito que no se detiene
La Estrategia Nacional para Reducir el Tráfico Ilegal de Fauna Silvestre en el Perú, aprobada recientemente, abarca el periodo entre 2017 y 2027, y su Plan de Acción tiene cinco años de duración (2017 – 2022). Esta norma tiene como meta que “para el 2027 se ha reducido en 50 % el número de mercados de abastos y terminales pesqueros en las regiones donde se vende fauna silvestre y sus derivados de manera ilegal en el país”.
En ese camino, el Serfor inició en setiembre del 2017 la campaña “Si compras, eres cómplice”. Una cruzada en coordinación con otras instituciones del Estado y organizaciones ambientalistas que tiene como objetivo reducir la demanda de compra de animales silvestres de manera ilegal, que son usados como mascotas, explica Yovanna Murillo de WCS, una de las instituciones involucradas.
Esta campaña busca cumplir con el primer objetivo de la estrategia nacional que consiste en educar, sensibilizar y difundir información a la ciudadanía sobre tráfico ilegal de fauna silvestre.
Para los años que vienen, hasta el 2022, el Estado desarrollará condiciones para la aplicación estricta de la ley y el control efectivo del tráfico ilegal de fauna silvestre en el Perú de manera multisectorial, así como implementar alianzas con los países fronterizos y con aquellos que son destino del tráfico ilegal de fauna proveniente del Perú, dice la norma publicada en agosto de 2017 en el Diario Oficial El Peruano.
Si se reduce progresivamente la adquisición de especies silvestres como mascotas y con la implementación de otras actividades incluidas en el plan, se puede frenar este delito, considerado una de las causas de la pérdida del patrimonio peruano en cuanto a fauna silvestre. “Necesitamos que la gente reciba información y entienda que estamos frente a un gran problema y que ellos pueden aportar con diversas acciones”, explicaron a Mongabay Latam voceros de Serfor.
Noga Shanee, especialista de la institución Neotropical Primate Conservation, dedicada a promover la conservación los boques tropicales, hábitats y fauna silvestre, considera que no se está solucionando el problema del tráfico de especies. “El problema va más allá del hecho de que la gente quiera comprar animales”, dice, y cuestiona la Ley Forestal y de Fauna Silvestre que, por ejemplo, dispone que sea la autoridad regional la responsable de autorizar los zoológicos y centros de rescate y de investigación de fauna silvestre. “En muchas regiones las condiciones de estos lugares son terribles y, sin embargo, están autorizados, en este caso se está legalizando que se capturen animales silvestres para llevarlos a sitios que no tienen condiciones adecuadas”.
También señala que “las personas que tienen sus monitos en casa como mascotas puede ser que estén disminuyendo, pero para mí hay muchos más animales que están siendo sacados de su hábitat a través de mecanismos legales. No se ha reducido, sino que se ha dado una forma legal de tener a los animales en cualquier ambiente”, comenta con relación a las autorizaciones para la creación de zoológicos y centros de recuperación que se realizan en las regiones.
Según la Transnational Crime and Developing World, el comercio ilegal de animales silvestres figura entre los diez primeros crímenes organizados transnacionales más lucrativos del mundo, junto con el narcotráfico, la falsificación, la trata de personas, entre otros.