- La primera parada del proyecto Reefscape fue en la comunidad de arrecifes de las Islas Galápagos en diciembre de 2017.
- Descubrimos que los eventos oceánicos como El Niño pueden arrasar con grandes áreas de arrecife; sin embargo, la supervivencia y la resiliencia del coral siguen siendo evidentes.
- Nuestras acciones directas, ya sea la sobrepesca destructiva o el buen manejo pesquero, tienen un gran impacto en el futuro de los ecosistemas de arrecifes de coral.
- No hay talla única en lo que respecta a los arrecifes de coral: incluso un archipiélago azotado por aguas cálidas que mata a los corales puede albergar refugios para la biodiversidad.
Las Islas Galápagos no son ampliamente conocidas por sus arrecifes de coral. La mayoría de los visitantes de las aguas de las islas buscan grandes residentes carismáticos como los tiburones, manta rayas, leones marinos y ballenas, o criaturas únicas como iguanas marinas. Las tiendas de buceo en las Galápagos anuncian casi exclusivamente la oportunidad de ver estas grandes criaturas, mientras que pocos mencionan a los corales. Sin embargo, el archipiélago alberga arrecifes dinámicos, y por ellos comenzamos el proyecto global Reefscape.
Tal vez se mencione a los arrecifes en las Galápagos muy poco debido al historial de blanqueamiento de corales en todo el archipiélago. Los estudios científicos informan picos de temperatura oceánica de hasta 4 grados Celsius (7.2 grados Fahrenheit) durante los eventos de El Niño 1982-83 y 1997-98, y nuevamente en mucho menor grado en el 2015. Las aguas calientes de El Niño empujaron muchos corales más allá de su tolerancia térmica, lo que resulta en un blanqueamiento generalizado a escala de arrecife.
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El coral, que es un animal, tiene una relación simbiótica con las algas. Ellas son conocidas como zooxantelas y viven dentro del tejido de los pólipos expuestos del coral y son una fuente fotosintética de crucial importancia para el huésped. El blanqueamiento sucede cuando el coral, que tiene una estructura subyacente naturalmente blanca compuesta de carbonato de calcio, pierde sus algas simbióticas más coloridas. El blanqueamiento no necesariamente significa la muerte para el coral: si el evento de agua caliente pasa rápidamente, el coral se reunirá con el alga, recuperará su color y evitará la inanición. Sin embargo, si los eventos de calentamiento oceánico son extremos, persisten por un largo tiempo u ocurren frecuentemente, entonces los corales mueren, y a veces eso resulta en la devastación de grandes extensiones de arrecife. Mientras que El Niño ha traído agua caliente que mata los corales en las Islas Galápagos de forma periódica durante milenios, nuevas investigaciones sugieren que la frecuencia y la intensidad de las condiciones cálidas del océano pueden estar en aumento (Hughes et al., 2018).
Según los informes, El Niño de 1982-83 aniquiló a más del 90 % de todos los corales de aguas poco profundas en Galápagos; es decir, los corales que viven a unos 20 metros (66 pies) de la superficie del océano. Ese evento fue seguido por otro en 1997-98, y otro más en el 2015. Los impactos ecológicos del calentamiento oceánico repetido siguen siendo poco conocidos en Galápagos, como lo son en muchos de los arrecifes de coral del mundo. La geografía del blanqueamiento, la recuperación y la resistencia al calentamiento del agua es prácticamente desconocida porque el monitoreo es muy limitado.
En diciembre de 2017, visitamos las Islas Galápagos para estudiar los arrecifes de coral y recopilar información ecológica sobre su extensión y salud. También entrevistamos a profesionales y científicos de la industria del buceo que fueron testigos de los efectos de El Niño y el desarrollo costero en los arrecifes. Nos enfocamos en la salud actual de las especies de coral y evaluamos la cobertura total de coral, un indicador general de la salud del arrecife.
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Comenzando en Santa Cruz, la isla más habitada de Galápagos, nos unimos a una operación de buceo para observar los arrecifes poco profundos a lo largo de la costa. Encontramos muy poca cobertura de coral, alrededor de 1 a 3 %, la cual nuestros anfitriones describieron como notablemente disminuida en comparación con “los viejos tiempos”. Sin embargo, no solo culparon a El Niño, sino también al aumento de la contaminación costera y la pesca.
Como la mayoría de las islas oceánicas, las Galápagos tienen una historia de incremento de la presión pesquera que data desde los balleneros europeos y culmina con las recientes noticias del gobierno ecuatoriano confiscando un barco pesquero chino con más de 6000 tiburones capturados en aguas protegidas alrededor de las islas. Además de la pesca comercial a gran escala, las comunidades locales también han tenido un impacto en los arrecifes de Galápagos. Un profesional de la industria del buceo contó su historia de décadas de pesca costera, incluidos años de actividades altamente dañinas como el uso de mamíferos marinos como lobos marinos para el cebo. Su historia no es única, y aunque renunció a tales prácticas de pesca hace más de 20 años para convertirse en guía submarino, cree que la pesca ilegal es un lugar común. Las islas tienen una población creciente y muy pocos trabajos.
Estudios científicos han resaltado repetidamente los impactos negativos de la pesca de peces de arrecife en la cobertura y salud de los corales. En la isla de Santa Cruz, entrevistamos a un prominente biólogo marino cuyo trabajo demuestra que la pesca de peces herbívoros de arrecife permite la proliferación de algas que inhiben el crecimiento de los corales. La baja cobertura de coral cerca de Santa Cruz puede estar relacionada con la pesca tanto como con El Niño.
Luego, viajamos a San Cristóbal, y nos unimos a los profesionales del buceo para inspeccionar un arrecife en una parte remota de la isla, y de nuevo encontramos solo 1 a 3 % de cobertura coralina, a pesar de que no hay signos de desarrollo costero. Un científico nos dijo que nuestras observaciones de San Cristóbal son lo que él esperaba, dada la gravedad de los eventos de El Niño en las últimas tres décadas. El coral que vimos tenía un patrón aparentemente desordenado, y nunca vimos una colonia coralina de más de unos pocos pies de diámetro. La experiencia reafirmó la idea de que el seguimiento de los cambios en los corales en una escala de paisaje de arrecife requiere áreas de monitoreo enormes y espacialmente detalladas. Hoy, sin embargo, los científicos no pueden monitorear fácilmente la salud del coral a escalas regionales y globales.
Santa Cruz y San Cristóbal están en el lado este del archipiélago de Galápagos, bañados por la fresca corriente de Humboldt. Para comparar estos con las condiciones orientales visitamos los arrecifes remotos de las islas Darwin y Wolf hasta el extremo noroeste. Estas islas se encuentran lo suficientemente lejos hacia el norte como para yacer en el camino de la corriente de Panamá, la cual es mucho más cálida y fluye hacia la región desde el noreste. Al igual que con las otras islas, los arrecifes de Darwin y Wolf sufrieron decoloración generalizada en El Niño de 1982-83. Sin embargo, los científicos informaron recientemente sobre la recuperación del coral en esta región del noroeste, y también encontramos colonias masivas de coral, algunas de las cuales alcanzan 4.5 metros (15 pies) de diámetro y cubren más del 50 % del fondo marino. Algunas áreas que monitoreamos tenían más del 80 % de cobertura de coral vivo.
Hubo impresiones más positivas de los arrecifes de Darwin y Wolf: observamos enormes cardúmenes de peces de arrecife, incluidos herbívoros de importancia crítica que ayudan a mantener la cobertura de coral al consumir algas de rápido crecimiento. Gracias a albergar desde herbívoros hasta depredadores claves, como los grandes cardúmenes del carismático tiburón martillo y decenas de morenas, el ecosistema se destacó como un refugio en vez de ser opacado por las noticias negativas sobre el blanqueamiento de los arrecifes de coral en Galápagos. La abundancia de vida en estas islas externas respalda la idea emergente de que habrá refugios de supervivencia y recuperación de los corales en el planeta a medida que enfrentamos un clima oceánico cada vez más difícil para los ecosistemas de arrecifes.
Nuestro trabajo en las Islas Galápagos arrojó tres hallazgos sobresalientes que esperamos explorar en las siguientes paradas a lo largo del monitoreo global Reefscape. En primer lugar, aunque los eventos oceánicos cálidos como El Niño pueden arrasar vastas áreas de arrecife, la supervivencia del coral y el rebrote son evidentes, y el tiempo de recuperación realmente importa. Sin embargo, científicamente sabemos poco sobre estos procesos y sus distribuciones geográficas. En segundo lugar, nuestras acciones directas, ya sea la sobrepesca destructiva o el buen manejo pesquero, tienen un gran impacto en el futuro de los ecosistemas de arrecifes de coral. En tercer lugar, no hay talla única en lo que respecta a los arrecifes de coral: incluso un archipiélago azotado por aguas cálidas que matan a los corales puede albergar refugios para la biodiversidad. Necesitamos encontrarlos, defender su protección e incluirlos en nuestro esfuerzo global para conservar los arrecifes de coral en el futuro.
Acerca de los autores y el Proyecto Reefscape: Greg Asner es ecólogo espacial en el Carnegie Institution for Science’s Department of Global Ecology. Sus intereses científicos abarcan los campos de la ecología tropical, la teledetección y el cambio climático. Clare LeDuff es coordinadora de ciencia en el Carnegie Institution for Science’s Department of Global Ecology. Sus áreas de enfoque van desde la biología de la conservación hasta los efectos del cambio climático en los sistemas agrícolas. El proyecto Reefscape cuenta con el apoyo de la Fundación Leonardo DiCaprio, Avatar Alliance Foundation y organizaciones asociadas locales.
Referencias
- Cacciapaglia, C., & van Woesik, R. (2015). Reef-coral refugia in a rapidly changing ocean. Global Change Biology, 21(6), 2272–2282.
- Dulvy, N. K., Freckleton, R. P., & Polunin, N. V. C. (2004). Coral reef cascades and the indirect effects of predator removal by exploitation. Ecology Letters, 7(5), 410–416.
- Glynn, P. W., Riegl, B., Purkis, S., Kerr, J. M., & Smith, T. B. (2015). Coral reef recovery in the Galápagos Islands: the northernmost islands (Darwin and Wenman). Coral Reefs, 34(2), 421–436.
- Hughes, T. P., Anderson, K. D., Connolly, S. R., Heron, S. F., Kerry, J. T., Lough, J. M., … & Claar, D. C. (2018). Spatial and temporal patterns of mass bleaching of corals in the Anthropocene. Science, 359(6371), 80-83.
- McCauley, D. J., Micheli, F., Young, H. S., Tittensor, D. P., Brumbaugh, D. R., Madin, E. M. P., … Worm, B. (2010). Acute effects of removing large fish from a near-pristine coral reef. Marine Biology, 157(12), 2739–2750.
- van Hooidonk, R., Maynard, J. A., & Planes, S. (2013). Temporary refugia for coral reefs in a warming world. Nature Climate Change, 3(5), 508–511.
- Witman, J. D., Brandt, M., & Smith, F. (2010). Coupling between subtidal prey and consumers along a mesoscale upwelling gradient in the Galapagos Islands. Ecological Monographs, 80(1), 153-177.
Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 31 de enero de 2018.