- La ampliación del área protegida más grande de Colombia ─quedará con 4,3 millones de hectáreas─ es un paso importante para la conservación. Sin embargo, la deforestación de la zona que lo conecta con el Parque Nacional Sierra de La Macarena es cada vez más preocupante.
- En algunas zonas cercanas a la ampliación del Parque Nacional Serranía de Chiribiquete la deforestación en los primeros cinco meses del año fue mayor que la de todo 2017.
Hace cuatro meses el gobierno nacional anunció la ampliación del Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete, ubicado entre los departamentos de Guaviare y Caquetá. Este Parque, creado en 1989, contaba con 1 298 955 hectáreas y ya había sido ampliado en 2013 hacia los municipios de Cartagena del Chairá, San Vicente del Caguán y Solano en Caquetá, y Calamar en Guaviare. A la extensión inicial se le sumaron 1 483 399 hectáreas, para un total aproximado de 2 782 354 hectáreas, lo que lo convirtió en el área protegida más grande del Sistema de Parques Naturales Nacionales y del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Colombia.
En febrero de este año el presidente Juan Manuel Santos dijo que ya estaban listos los estudios para la ampliación del Chiribiquete en 1,5 millones de hectáreas, lo que convertirá a esta joya de la naturaleza en una de las áreas protegidas más importantes del mundo con una extensión de 4,3 millones de hectáreas aproximadamente. Sin embargo, el gobierno nacional era consciente de la deforestación que amenaza contundentemente al Parque. Por eso, al tiempo que daba la buena noticia, Santos le ordenó al Ministerio de Ambiente, al Ministerio de Defensa y a la Fiscalía que fueran a la zona para controlar los brotes de deforestación que él mismo había visto desde el aire cuando se dirigió a Chiribiquete a hacer el anuncio de ampliación.
Pues bien, esos brotes de deforestación hoy están consolidados y ya existen imágenes y análisis que muestran la afectación de la zona cercana al área que próximamente se integrará a esta área protegida. Esto a pesar de que el gobierno nacional está finalizando los planes para ampliar este Parque Nacional hacia el norte y así tratar de mantener la conectividad forestal con el Parque Nacional Sierra de La Macarena. Es precisamente la deforestación de esa zona entre ambos Parques una de las que más preocupa, pues avanza aceleradamente y empieza a adentrarse de manera peligrosa en los dos.
El Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) acaba de mostrar hace unos días los focos críticos o puntos calientes de deforestación alrededor de los Parques Sierra de la Macarena y Serranía de Chiribiquete. Al observar información recogida desde 2015, la organización identificó que la deforestación ya superó las 35 000 hectáreas en mayo de 2018. Lo anterior es grave si se tiene en cuenta que las hectáreas afectadas en todo 2017 para esta región fueron de 25 690, es decir, en solo cinco meses de 2018 ya hay más deforestación que en los 12 meses de 2017.
“En este reporte hemos mostrado visualmente la gravedad de la situación ya revelada hace pocos días por el IDEAM. Se trata de una deforestación que crece rápidamente desde las carreteras hacia los bosques primarios más aislados, incluso hacia la nueva expansión del Parque Nacional Chiribiquete. Los datos e imágenes indican que este patrón se ha intensificado durante los primeros meses del 2018”, le dijo Matt Finer, director de MAAP, a Mongabay Latam. “Con esta base de información e imágenes se requieren acciones y políticas estratégicas desde el Gobierno para abordar esta proliferación de la deforestación”, agregó.
Amazon Conservation Team (ACT) es una organización que trabaja en la parte sur del Parque Chiribiquete pero según su opinión, existen varios fenómenos principales que se han presentado en la zona norte y que han traído consigo un incremento significativo de la deforestación. En primer lugar está la apropiación ilegal e informal de grandes extensiones de tierra, con la especulación de tumbar y talar los bosques para que en un futuro se valorice la tierra, ya que el mercado informal otorga más valor a una tierra potrerizada que al bosque en pie. La reconfiguración de la presencia de actores armados es otro factor importante, pues a raíz del pos acuerdo de Paz se han generado cambios en el uso del territorio y la ausencia de reglas, “dueños” o grupos que vigilen el bosque ha generado el ingreso de nuevos actores con la intención de apropiarse de grandes extensiones de tierra en respuesta a un emergente mercado informal de tierras.
La construcción de carreteras y caminos no podía quedarse atrás y afecta a la selva a pesar de que muchas veces busca dar respuesta a la necesidad de las comunidades locales por mejorar la conectividad a centros poblados y nuevos asentamientos. Sumado a lo anterior, también están el incremento de cultivos de uso ilícito, la ganadería, la extracción ilegal de madera y la minería de oro.
“Preocupan los altos riesgos ambientales que genera la pérdida de cobertura boscosas y fragmentación de ecosistemas, entre los cuales están: la pérdida de biodiversidad, el incremento de carbono emitido a la atmósfera contribuyendo con el cambio climático, la erosión y pérdida de calidad de suelos, la contaminación del aire y de fuentes hídricas, entre otros. Lo anterior genera graves impactos sobre la salud de los habitantes de la región y el planeta. Adicionalmente, se da una pérdida de la soberanía alimentaria y de prácticas culturales tradicionales asociados al bosque, al igual que graves impactos sobre el patrimonio arqueológico presente en la zona”, le dijo un equipo técnico de Amazon Conservation Team a Mongabay Latam.
Los expertos también dijeron que el problema no solo se ataca con acciones represivas sino con alternativas productivas y económicas que ayuden a mejorar las condiciones de las comunidades locales.
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Entre Llanos del Yarí, Chiribiquete y La Macarena
MAAP escogió cinco puntos que consideran bastante críticos. En el primero se muestra un área entre los Parques Nacionales Chiribiquete y La Macarena donde, en 2010, se empezaba la construcción de una carretera. La deforestación se expandió cerca de ella, acelerándose mucho más en el año 2017.
(Vea aquí todos los mapas y análisis de MAAP entre los Parques Chiribiquete y La Macarena)
El segundo foco se ubica en la esquina noroccidental del Resguardo Indígena Yarí-Yaguará II. En 2016 la deforestación comenzó a invadir este territorio ancestral y para 2018 los parches talados aumentaron considerablemente su tamaño.
El tercer foco se centra en la zona norte de la ampliación del Parque Chiribiquete. En 2017 la zona se veía intacta, pero en 2018 se ve deforestación a lo largo de una nueva carretera que se acerca al Parque.
El cuarto punto caliente corresponde a otro sector en el norte de la ampliación del Parque Chiribiquete, el cual mostraba solo pequeños parches de deforestación en el 2017. Un año más tarde, la pérdida de bosque ya se veía dentro del área de ampliación del Parque. MAAP estima que se talaron 1600 hectáreas de bosques dentro de ella, solo en el 2018. Finalmente, el quinto foco de deforestación se encuentra en el borde nororiental de la ampliación de Chiribiquete y también muestra la evidente pérdida de árboles.
Desde MAAP creen que “la ampliación del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete es un paso importante hacia la preservación de la conectividad de los bosques con el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena. Sin embargo, el análisis de imágenes satelitales muestra que la ampliación ya está amenazada por un aumento acelerado de deforestación en los últimos dos años que amenaza esta conexión vital entre los Andes y el Amazonas”.
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Amenazas en otros parques
A mediados de junio el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) reveló las cifras de deforestación en Colombia en el 2017. Según la autoridad ambiental, la pérdida de bosque aumentó en un 23 % en el país y en la región de la Amazonía prácticamente se duplicó. La noticia para los Parques Nacionales fue igual de desalentadora pues la cifra pasó de 10 655 hectáreas deforestadas en 2016 a 12 417 hectáreas en 2017. Esto quiere decir que en este tipo de áreas protegidas se concentra el 5 % del total de la deforestación nacional. “La cifra asociada a Parques Nacionales está sobre las 12 000 hectáreas, siendo el parque La Macarena y el Parque Tinigua los dos ecosistemas más comprometidos, con pérdidas de más de 3000 hectáreas de bosque natural en cada uno de ellos”, aseguró Ómar Franco, director del Ideam.
En eso coincide Carolina Jarro, subdirectora de Gestión y Manejo de Áreas Protegidas de Parques Nacionales Naturales de Colombia, quien recientemente le dijo a Mongabay Latam que el conflicto sigue en el territorio y se han incrementado los fenómenos de deforestación asociados al acaparamiento de tierras para ganadería y cultivos ilícitos. Dijo que efectivamente les preocupan los Parques Tinigua, Sierra de La Macarena y Picachos; pero que también hay otros bastante afectados como Paramillo (entre los departamentos de Antioquia y Córdoba), Catatumbo (en el departamento de Norte de Santander) y Nukak (en el departamento de Guaviare), sitios donde la situación de orden público también es compleja.
El análisis que se hace desde ACT también muestra una conclusión similar. Según la organización, Tinigua, Picachos y La Macarena son las áreas que han sido más afectadas por la deforestación, “de hecho el story map muestra el área donde Chiribiquete se conecta con estas tres áreas protegidas y la dinámica de la deforestación es similar en toda esta región, teniendo cifras más altas y alarmantes en el Parque Nacional Natural Tinigua”, dicen expertos de ACT.
En el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena se pasó a 3576 hectáreas deforestadas en 2017 cuando la cifra en 2016 se ubicaba en 1499. En el Parque Nacional Natural Tinigua la deforestación pasó de 1410 hectáreas en el 2016 a 3285 en el 2017 y en el Parque Nacional Natural Cordillera de los Picachos se pasó de una deforestación de 137 hectáreas en 2016 a 1064 en el 2017.
Finalmente, el equipo de expertos de ACT considera que la salida de las FARC es uno de los factores que ha llevado al aumento de la deforestación, pero no es el único. “En esta región tan alejada se ve reflejada una situación precaria de los pobladores en donde no existen alternativas económicas y hay mucha pobreza. La situación es mucho más compleja para simplemente hablar del conflicto armado como factor principal. Hay situaciones de fondo en la manera como se ha manejado el tema de la deforestación y la conservación del medio ambiente en el país, lo que obligó al Gobierno actual a tomar cartas en el asunto y dirigir la atención a estas regiones; pero la solución va a ser muy compleja y va a tomar muchos años”, aseguran.
*Foto de portada: Amazon Conservation Team.