- Front Line Defenders entregó reconocimiento al colectivo Resistencia Pacífica de la Microrregión de Ixquisis, por su esfuerzo en la defensa de su territorio y el acceso a la justicia ambiental.
- Las doce comunidades indígenas que forman este colectivo se enfrentan a la construcción de por lo menos 20 hidroeléctricas en el río Pojom, en el departamento de Huehuetenango.
Desde hace una década, doce comunidades del municipio de San Mateo Ixtatán, agrupados en el colectivo Resistencia Pacífica de la Microrregión de Ixquisis, se oponen a la construcción de por lo menos 20 hidroeléctricas sobre el río Pojom, así como a proyectos mineros que pretenden instalarse en la región.
Sus reclamos han cobrado la vida de uno de sus integrantes, algunos heridos, así como detenciones arbitrarias y más de 50 procesos judiciales. Solo en el año 2017 se reportaron 75 ataques contra los derechos humanos de los miembros de la Resistencia Pacífica entre asesinatos, tiroteos, acoso y campañas de difamación, indica Front Line Defenders, una organización irlandesa dedicada a la defensa de los derechos humanos. En reconocimiento a esta trayectoria, es que las 12 comunidades han recibido el Premio Front Line Defenders 2018 para Defensores de Derechos Humanos en Riesgo para las Américas.
Rigoberto Juárez, coordinador de la Autoridad Nacional Q’anjob’al, del Gobierno Plurinacional que acompaña a la Microrregión Ixquisis dijo a Mongabay Latam que “este reconocimiento no solo se queda en Guatemala, sino que se extiende a esas luchas de los distintos pueblos por la preservación de la vida en todo el mundo”.
Leer más: Guatemala: líder indígena q’eqchi’ perdió a su sobrino y ahora teme por su vida
Conflicto por hidroeléctricas
El líder indígena refiere que los enfrentamientos se intensificaron en el 2012, cuando la empresa Promoción y Desarrollos Hídricos S.A. (ahora llamada Energía y Renovación) responsable de la construcción de las hidroeléctricas Pojom I, Pojom II y San Andrés, en San Mateo Ixtatán inició sus trabajos.
“Las agresiones suben de tono al ver que hay una oposición de la población a este tipo de proyectos. Entraron de forma inconsulta instalando su maquinaria y sus puestos. Entonces, se presentaron problemas de despojo de tierras en la zona del proyecto e incluso la negación de la existencia de poblaciones indígenas”, señala el líder guatemalteco.
Juárez también sostiene que ni la empresa ni las autoridades han reconocido la negativa de las comunidades a la instalación de los megaproyectos expresada en consultas comunitarias en ocho municipios del territorio Q’anjob’al. “El Estado ha otorgado la licencia de construcción pese al rechazo de las comunidades y a los problemas en su estudio de impacto ambiental, que ya hemos denunciado”.
El problema se agravó cuando la empresa, luego de haberse comprometido a instalar electricidad a las comunidades, señaló que no podía cumplir con el ofrecimiento. Esta fue una de las irregularidades presentes en el proyecto, como indica un informe publicado en El Observador de Guatemala, por Anne Bordatto, experta de la Escuela Superior de Ingeniería de Poitiers, de Francia.
En este documento —elaborado en base a los expedientes presentados por la empresa al Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y al Ministerio de Energía y Minas (MEM)— se señala que falta un marco normativo efectivo y eficiente que asegure un mejor desempeño ambiental y social de la hidroelectricidad, tomando en cuenta a las comunidades usuarias y dependientes del agua, los eventos climáticos extremos y los efectos del cambio climático.
Otro hecho que marcó a la Resistencia Pacífica de la Microrregión de Ixquisis fue el asesinato de Sebastián Alonso Juan, originario de la comunidad Yulchen Frontera, en San Mateo Ixtatán tras haber participado en una protesta por la construcción de estas tres represas, en enero de 2017.
“Hay una persona muerta y varios heridos, así como criminalización de la lucha por la defensa de los recursos naturales y los territorios de los pueblos. Solo en San Mateo hay 50 órdenes de captura vigentes por denuncias presentadas por la empresa y cuatro personas han ido a la cárcel. Yo estuve preso un año y cuatro meses”, dice Juárez.
Hasta ahora se han impulsado tres proyectos, sin concretarse ninguno. “Lo que han ocasionado es más conflictividad en el territorio. Estos tres proyectos han generado todo un proceso de agresión violenta en nuestros pueblos”, asegura.
La empresa, por su parte, asegura tener el apoyo de 23 comunidades cercanas al proyecto y ofrecen invertir en programas de desarrollo. Además, acusa a los integrantes de la Resistencia Pacífica de promover actos de violencia como el ocurrido el 5 mayo de 2014, cuando, durante la madrugada, decenas de hombres incendiaron maquinaria destinada a la construcción de una carretera y de la futura hidroeléctrica, así como instalaciones cercanas. Los integrantes de la Microrregión de Ixquisis niegan haber sido los autores de los hechos de violencia
Leer más: Hidroeléctricas en Colombia: entre el impacto ambiental y el desarrollo
Un premio colectivo
En sus 13 años de historia, es la primera vez que este galardón se entrega a un colectivo como la Resistencia Pacífica de la Microregión de Ixquisis, “por su voluntad genuina en el ejercicio de la defensa de los derechos humanos, el territorio y la vida”, señaló Emma Achilli, representante de la organización internacional durante la entrega del galardón en Guatemala, el último 7 de junio.
Por su parte, Andrew Anderson, Director Ejecutivo de Front Line Defenders ha dicho que mientras los gobiernos y las empresas trabajan para deslegitimar y difamar el trabajo de los defensores y las defensoras de los derechos humanos, los activistas de todo el mundo enseñan que la visibilidad y el reconocimiento internacional es una herramienta de protección fundamental.
Juárez coincide con ello y asegura que con este premio la lucha del pueblo guatemalteco está siendo reconocida no solo a nivel nacional sino internacional. “Quizá así, las autoridades se den cuenta que deben poner atención en los defensores de los derechos humanos que están siendo estigmatizados”
Recuerda, además, que son las comunidades indígenas las que defienden el agua, los recursos naturales, las montañas, la vida en su conjunto. “Desde la cosmovisión y la concepción de los pueblos originarios, la vida proviene de la madre naturaleza, no la hemos creado nosotros. Las personas solo somos consumidores de ese bien, de esa vida que viene de ahí. La lucha de hoy es muy importante, porque la madre tierra está demandando que la intensifiquemos para que no se destruya”.