Entre 2013 y 2018, unos 171 jaguares fueron masacrados en los bosques bolivianos, en la que se considera una de las peores matanzas desde los años setenta, cuando estos animales eran perseguidos por su piel. Hoy estos felinos son víctimas del mercado asiático que demanda partes de este animal, aunque ahora lo que más ansían son sus colmillos. Es así que hasta la fecha las autoridades han incautado de manos de contrabandistas chinos un total de 684 colmillos de jaguar. Todos ellos extraídos de los bosques de Bolivia. De esta cantidad, 119 fueron decomisados por autoridades de aduana en el aeropuerto de Beijing, en China. En la mayoría de casos, estos colmillos eran camuflados entre llaveros, collares, cajas de chocolate o de vino para eludir a las autoridades.

Este es el escenario al que se enfrenta hoy el felino más grande del continente americano.

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Las mafias de colmillos que operan en el Beni

 

En el mercado de la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Beni, no hay que dar muchas vueltas para toparse con un puesto de venta de partes de jaguar. En uno de ellos, el comercio de artesanías se combina con el de fauna silvestre. Y en los estantes se exhiben sin reparo, y a la vista de todos los interesados, dos cráneos que por su tamaño parecen de jaguares juveniles. Cada uno de ellos conserva intactos todos sus colmillos.

—¿Tiene colmillos más grandes? —le preguntamos al vendedor, quien no responde hasta quedarse solo en el puesto.

—Sí, venga acá  —dice susurrando.

Tarda segundos en abrir un viejo cajón para extraer tres colmillos de jaguar. Son bastante grandes, de unos ocho centímetros cada uno. Coloca un mantel de plástico transparente en la mesa para protegerlos y los acomoda con cuidado.

 

 

—¿Cuánto valen estos?

—100 dólares cada uno. Fíjate que son más grandes que los que están en los cráneos.

—¿Tendrá unos 10 colmillos armados en collares?

—Claro. Te los puedo preparar, pero hasta mañana por la tarde.

—¿Puedo sacarles una foto a estos tres de aquí?

—¡No! Después me aparecen con su “paco’’ (policía)  al lado.

—Es delicado, ¿no?

—No, la pena máxima son tres años y puedo salir con medidas sustitutivas, pero me hacen perder mi tiempo. Y al “pendejo” que me haga eso voy y le planto ¡Pa! su tiro. Ahí sí voy a ir preso por 30 años.

Durante el recorrido por diferentes puntos de Trinidad, pudimos confirmar la venta ilegal de cuatro cráneos y 26 colmillos de jaguar. Los colmillos se ofrecen a 100 dólares cada uno, aunque en la China pueden llegar a costar entre 1500 y 5000 dólares.

Para Marco Antonio Greminger, encargado del proyecto de apoyo a la conservación de la fauna silvestre de la Gobernación del Beni, la Ley N° 1333 del Medio Ambiente debería ser más drástica para estos casos, ya que hoy las sanciones no superan los seis años. “Si encuentran vendiendo colmillos de jaguar a alguien, este reconoce su culpa y se le somete a un juicio abreviado, en el cual no le van a dar más de tres años y no irá a la cárcel. Entonces lo único que hará será ir a firmar un libro y luego seguirá con su negocio ilegal, que genera bastante dinero”, explica Greminger.

 

 

El tráfico de especies silvestres mueve millonarias sumas de dinero en el mundo. Un informe de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional calculaba ya en el 2014 que el comercio de especies silvestres a nivel mundial movía alrededor de 19 mil millones de dólares anuales. Y a esto se suma otro reporte que coloca al tráfico de vida silvestre en la lista de las diez actividades más lucrativas del mundo, junto con el tráfico de armas, drogas y la trata de personas.

El jaguar es una víctima más de este negocio ilegal.  Hoy se encuentra en estado Vulnerable (VU), según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia, pero los científicos temen que el escenario para este felino se vuelva más complicado. Por el momento, la población de esta especie en Bolivia, según un nuevo estudio publicado en el journal científico Plos One, se calcula en los 12 845 ejemplares, es decir, ocupa el cuarto lugar, después de Brasil, Perú y Colombia.

 

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Ciudadanos chinos vinculados al tráfico ilegal

 

En un lapso de dos años, entre 2015 y 2017, ingresaron a Bolivia 28 800 ciudadanos chinos. Estos datos, proporcionados por la Dirección Nacional de Migración, confirman además que el 70 % de este grupo llegó por motivos de turismo, alrededor del 25 % por motivos no precisados o porque regresaban al país, y un 4 % por motivos de trabajo.

El embajador de China en Bolivia, Liang Yu, señaló en una entrevista con el diario el Deber que “en la actualidad aproximadamente 60 empresas chinas operan en Bolivia, y el valor de contrato de los proyectos alcanza casi 7 mil millones de dólares”. Y precisó que el dinero es invertido, principalmente, en la construcción de carreteras, de plantas industriales de azúcar, y en el aprovechamiento de recursos como el potasio y el litio. El diplomático señaló que Bolivia es el socio comercial más importante que tiene la China en la región.

Pero esta alianza comercial no viene libre de condiciones. Tal y como lo indica el artículo 2 del Decreto Supremo N° 2574, del 3 de noviembre de 2015, las empresas contratadas deben estar “conformadas con capital mayoritario provenientes de personas naturales o jurídicas de la República Popular China, que se encuentren constituidas en su país de origen o en el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia”.

Para la bióloga especialista en conservación y manejo de vida silvestre, Ángela Núñez, esto explica la llegada de ciudadanos chinos a Bolivia y el incremento de la caza ilegal de jaguares, así como la creación de redes de tráfico ilegal.

En el local de venta de pollos, donde fueron detenidos Li Ming y su esposa Yin Lan, se encontraron pieles de diferentes felinos. Foto: El Deber.
En el local de venta de pollos, donde fueron detenidos Li Ming y su esposa Yin Lan, se encontraron pieles de diferentes felinos. Foto: El Deber.

Lo dicho por la experta, además, se confirma en la sala de audiencias que juzga a Li Ming y Yin Lan por el delito de Destrucción o Deterioro de bienes del Estado y la Riqueza Nacional, según el Código Penal boliviano. Esta norma establece una pena de uno a seis años de prisión. Y, dada la gravedad del hecho, las autoridades y representantes de la sociedad civil han pedido que se aplique la pena máxima.

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Colmillos para la medicina tradicional china

 

Por muchos años, el tigre asiático fue perseguido y cruelmente cazado para ser utilizado en la medicina tradicional china. La depredación de este felino fue tal, que las autoridades se vieron obligadas a prohibir, por ejemplo, el uso de sus huesos en 1993. Sin embargo, esto no frenó la venta ilegal de ciertas partes del animal ni de productos derivados. Tampoco eliminó la creencia del poder mítico y la fuerza de este felino, y de sus cualidades para curar dolencias crónicas, enfermedades, reponer la energía vital del cuerpo y hasta funcionar como un poderoso afrodisíaco.

A esta lista de bondades medicinales que se le atribuyen al tigre asiático, hay que sumarle el uso de algunas partes del animal como amuletos religiosos para la buena suerte y como símbolos de estatus, fuerza y poder, para aquellas personas que las exhiben en collares.

 

 

A pesar que expertos en medicina de occidente tienden a desconocer el poder curativo que tienen las partes del tigre, en China, Taiwán, Corea del Sur, Vietnam y en los Barrios Chinos de Europa y América del Norte, las tiendas de medicina tradicional siguen comercializando productos derivados de este felino.

Pero considerando que los tigres se encuentran En Peligro —con una población estimada en apenas 3200 ejemplares— la demanda asiática se ha visto obligada a buscar un sustituto y ha encontrado el reemplazo perfecto en los jaguares. La presión, por lo tanto, se ha canalizado a los 173 000 jaguares que se estima habitan el continente americano, según un estudio publicado en marzo de este año.

Richard Thomas, de la organización Traffic, indicó que integrantes de su equipo han recibido también información sobre el ingreso de los colmillos y garras de jaguar al comercio ilegal para reemplazar las partes del tigre asiático.

Lo dicho por Traffic se confirmó el 18 de marzo de 2015, cuando las autoridades del aeropuerto de Beijing detectaron a un empresario chino, con negocios en Bolivia, tratando de ingresar al país 119 colmillos de jaguar. Estos fueron camuflados en cajas de vino cuidadosamente embaladas. Por este delito ambiental, el empresario chino de nombre Li fue condenado por la justicia china a cuatro años y medio de prisión por contrabando de vida silvestre. Además, tuvo que pagar una multa de 7826 dólares.

En Bolivia, los ambientalistas y expertos esperan que las sanciones sean más drásticas, aunque confiesan que no confían en la justicia boliviana ni en la sanción que le impartirá a los traficantes por el delito ambiental cometido.

Los ciudadanos chinos Li Ming y Yin Lan fueron detenidos por la Policía boliviana. Foto: El Deber.
Los ciudadanos chinos Li Ming y Yin Lan fueron detenidos por la Policía boliviana. Foto: El Deber.

Mientras tanto, en algún lugar de las selva sudamericana, una bala podría estar quitándole la vida ahora mismo a otro jaguar.

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