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Fanny Cornejo: la bióloga peruana premiada mundialmente por su trabajo para evitar la extinción del mono choro de cola amarilla | ENTREVISTA

Fanny Cornejo, ganadora inaugural del Emerging Conservationist Award 2023, el nuevo premio del prestigioso Indianapolis Prize. Foto: GersonFerrer / Yunkawasi

  • La bióloga y antropóloga peruana Fanny Cornejo fue reconocida con el Premio Conservacionista Emergente del Indianapolis Prize, el galardón más prestigioso en el mundo para la conservación de la vida silvestre.
  • Fue elegida por sus más de 15 años de trabajo en la conservación e investigación del mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda), primate endémico del Perú actualmente en Peligro Crítico de extinción.
  • En entrevista con Mongabay Latam, la científica señala que su sueño es “lograr que esa especie no se extinga y que sus bosques se mantengan”.

El primer encuentro entre la bióloga y los primates fue casi cinematográfico. Los monos se movían entre la espesa neblina que cubría el bosque montano —también conocido como bosque de nubes—, donde apenas alcanzaba a distinguir una especie de sombras misteriosas. Era febrero del 2007, en plena Amazonía peruana, cuando Fanny Cornejo trabajaba en una expedición. “Los veía como que en blanco y negro; por la silueta y por el lugar en el que estaban, sabía que eran monos choros de cola amarilla”, dice la científica.

“La primera vez que vi a los monos fue, justamente, dentro de una nube. Pese a que estaban a unos cinco o siete metros de altitud sobre mí, la nube no me permitía distinguirlos con total claridad”, agrega. Después de varios minutos pudo distinguir bien sus rostros. Poco a poco, se fueron dibujando sus colas, el mechón de vello púbico amarillo, los pelos blancos en el hocico. “Recuerdo ese momento de forma muy clara”, describe la experta.

Fanny Cornejo en los bosques montanos de Amazonas, donde estudia al mono choro de cola amarilla desde 2007. Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

Dieciséis años después de aquel encuentro, Cornejo ha sido reconocida con el Premio Conservacionista Emergente del Indianapolis Prize, el galardón más prestigioso en el mundo para la conservación de la vida silvestre. La bióloga y antropóloga peruana recibió este reconocimiento por sus años de conservación e investigación del mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda), una especie en Peligro Crítico de extinción que únicamente vive en los bosques montanos del Perú, hábitat que las actividades humanas han destruído en un 80 %. Este premio viene acompañado de un estímulo de 50 000 dólares, fondos que destinará a continuar con sus proyectos para salvar a esta y otras especies silvestres.

Cornejo también es directora de Yunkawasi, asociación civil que fundó con su madre, la ingeniera Fanny Fernández, el mismo año que conoció y se fascinó por estos primates. Desde entonces, se ha dedicado a la conservación de especies amenazadas a través del desarrollo socioeconómico sostenible, la investigación participativa y la comunicación y educación ambiental, en colaboración con más de 20 comunidades amazónicas y andinas.

Para la científica, el premio significa también un reconocimiento al trabajo que Yunkawasi realiza desde hace poco más de tres lustros. “Nos hace saber que algo hemos estado haciendo bien, que los proyectos están teniendo resultados que ya son visibles”, dice en entrevista con Mongabay Latam.

El mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda) es el animal endémico más grande que tiene el Perú. Foto: Wilhelm Osterman / Yunkawasi.

—¿Qué significa para ti este premio? ¿Cómo ayudará a la conservación del mono choro de cola amarilla?

—Este premio, primero, me llena de mucha satisfacción, de mucho orgullo, porque representa un reconocimiento al trabajo que Yunkawasi viene realizando estos últimos 16 años. Por otro lado, también nos está dando la plataforma mediática para posicionar un tema que, normalmente, tiene retos. El mono choro de cola amarilla y la conservación de la naturaleza no son temas tan frecuentes. Pienso que es un momento inesperado, pero también muy positivo para el mono choro de cola amarilla, pues estamos logrando que entre en la conversación.

—¿Qué acciones de conservación e investigación se están planteando a partir de la recepción de este premio? ¿Ha llegado como un impulso a las tareas que realizan?

—Exactamente. La idea de este premio es ayudarnos no necesariamente con cosas nuevas sino, por un lado, en poder continuar las cosas que ya hacemos y, por otro, a poder replicarlas en otros espacios. Hay múltiples comunidades y asociaciones que nos buscan, que tienen deseos de poder trabajar con nosotros y que, por la limitación de recursos, no podemos hacerlo con todas.

Gracias a este premio estamos recibiendo un fondo semilla —ya que viene con una contribución económica— que nos apoya a canalizar ese interés que se está generando en la población respecto al mono choro de cola amarilla, a través de una campaña que se lanzó por el Día de la Tierra: Achórate por el mono choro de cola amarilla, que busca hacer un llamado a la acción. Que la población se “achore”, significa “haz algo, defiéndelo, conócelo, contribuye”.

La idea de esta campaña es que las personas puedan conocer más a la especie y a las comunidades que trabajan por ella, que cambian sus formas de producción y sus economías, que tienen productos que pueden tener la marca de Aliado por la conservación, que da el Ministerio del Ambiente, para que la población entienda el enorme poder que tenemos como consumidores al poder elegir productos como estos. También para invitar a la ciudadanía a que pueda contribuir, que puedan donar su tiempo o recursos económicos para permitir que estos proyectos continúen y que vayan creciendo cada vez más.

“Achórate” es la campaña que busca promover el posicionamiento del mono choro de cola amarilla como una especie emblemática para el Perú.

—¿Qué tan importante y emblemático debería ser el mono choro de cola amarilla para el país?

—Este mono es una especie que se encuentra únicamente en los Andes tropicales del norte y centro del Perú. Es un símbolo del hot spot o punto caliente de biodiversidad de los Andes tropicales, un espacio que tiene este reconocimiento debido a la información científica que nos hace saber que tiene los récords de biodiversidad, pero que también es uno de los espacios con mayor cantidad de amenazas.

Por otro lado, el mono choro de cola amarilla es el animal más grande que se encuentra únicamente en Perú. Está en una moneda, está en estampillas. Es un animal que debería ser súper icónico y debería ser para Perú lo que el oso panda es para China. Si es que los peruanos y peruanas vamos a comprometernos para evitar que una especie no vaya en esa trayectoria hacia la extinción, un animal tan emblemático debería encabezar la lista.

Si no podemos hacer algo por el mono choro de cola amarilla, también nos debería causar mucha preocupación qué es lo que, además, podemos hacer por el resto de nuestra biodiversidad. Perú es un país megadiverso, tiene récords de todo: aves, anfibios, orquídeas y de tanta biodiversidad. Debemos poder empezar por algo y, el mono choro de cola amarilla, al ser tan icónico, es un buen caso para hacer algo masivo y que pueda llegar a toda la población, no sólo a los que están en el sector ambiental.

Desde 2019, Perú cuenta con una moneda conmemorativa al mono choro de cola amarilla, inspirada en una fotografía tomada por Fanny Cornejo.

—¿Piensas que este premio no solo ayuda a visibilizar la situación del mono choro cola amarillo, sino también la ciencia hecha por mujeres? ¿Es complicado este campo para las científicas peruanas?

—Claro. Para las científicas y conservacionistas peruanas implica hacer, por ejemplo, mucho trabajo de campo. Hay muchos retos a los que se tienen que enfrentar. Existe una publicación científica liderada por la doctora Kathryn Clancy, de Estados Unidos, que es del 2014 pero que tiene estadísticas que son realmente escalofriantes. En ese estudio se entrevistó a casi 700 mujeres científicas de diferentes campos: de conservación, antropología, arqueología, primatología, entre otras, y se encontró que casi el 70 % de ellas han sufrido acoso durante el trabajo de campo y acoso de diferente nivel de intensidad. Son números, no son percepciones. Son datos que nos hacen reflexionar acerca de lo vulnerables que podemos ser cuando hacemos el trabajo de campo, que es tan necesario para las labores tanto científicas como de conservación que podemos realizar. Y no es solo en la ciencia.

Tenemos una sociedad que no es muy amigable hacia las mujeres, tanto en espacios de toma de decisión, como en espacios de campo, donde hay muchísimo por trabajar para poder permitir que cada vez más mujeres se puedan quedar en el ámbito de la ciencia. Imagínate la cantidad de talento que estamos perdiendo, simplemente, porque hay mujeres que no continúan debido a los obstáculos que se presentan.

No todas tienen el privilegio —como el que yo he tenido— de tener a mujeres muy fuertes a mi lado que, en esos momentos críticos, me han podido dar el soporte para poder mantenerme y continuar en este campo. Definitivamente ha habido momentos en los que he querido tirar la toalla, debido a la cantidad de cosas que he tenido que vivir. Continúa siendo un reto, tenemos que trabajar para poder evitar esto y que no perdamos tanto talento que puede ser tan valioso para nuestro país.

Fanny Cornejo es miembro y vicepresidenta para Perú del Grupo de Especialistas en Primates de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

—¿En dónde nació tu interés por los primates? ¿Qué es lo que te pareció fascinante de ellos para que decidieras tomar este camino en la ciencia?

—Elegir estudiar primates, en realidad, fue bastante fácil para mí. Más bien, me causa mucha sorpresa que no haya más gente estudiándolos. Por un lado, tenemos el hecho de que son animales muy carismáticos. El hecho de tener los ojos hacia adelante, tener ese comportamiento social tan diverso, ser tan inteligentes, tener conductas con las que nos podemos identificar —porque nosotros también somos primates—, hacen que haya mucha atracción.

Por otro lado, en muchos casos, son especies sombrilla: por tener distribuciones amplias y ser animales de tamaño mediano o grande, pueden ayudarnos a proteger otras especies. Por ejemplo, protegiendo y conociendo al mono choro de cola amarilla, también podemos lograr que se conozca y se proteja a todas las especies que comparten el hábitat y los bosques donde se encuentra.

Hay muchos motivos objetivos para pensar por qué estudiar primates. Pero, a nivel personal, tuve la experiencia —cuando tenía 16 o 17 años— en mi primer año de universidad, de ser voluntaria en el Parque de Las Leyendas y poder contribuir al cuidado de una monita aulladora roja (Alouatta seniculus), que había sido víctima del tráfico de fauna silvestre. Había sido rescatada, probablemente su madre fue asesinada para que esta monita pudiera entrar al tráfico, y tuve el honor de ser parte del equipo que contribuyó a que pudiera sobrevivir.

Para mí, fue una exposición muy temprana a lo que es el tráfico de fauna silvestre, lo que es una especie amenazada y al desconocimiento que se tenía sobre la especie, pues a la hora que buscábamos, no había mucha información. Todo eso despertó las ganas de querer hacer algo. Esto, después, fue lo que me motivó a buscar al profesor Rolando Aquino y poder involucrarme en el mundo de la primatología, poder hacer estudios y empezar a contribuir. Finalmente, esto provocó la fundación de Yunkawasi y todo el trabajo que estamos haciendo.

Cornejo lleva más de 15 años trabajando por la conservación del mono choro de cola amarilla, de la mano con comunidades amazónicas y andinas de los Andes Tropicales del Perú. Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

—¿Cómo describes al mono choro de cola amarilla? ¿Cuáles son sus características y su modo de vida?

—El mono choro de cola amarilla puede pesar hasta 10 kilos. Tiene un comportamiento social muy variado: vive en grupos que son multimacho y multihembra, que pueden tener entre 20 y 30 individuos, dependiendo del estado del bosque en donde se les encuentra. En algunos lugares, por eso mismo, hay grupos un poco más pequeños. Usualmente, las hembras realizan el cuidado parental.

Tanto hembras como machos, tienen ese mechón de vello púbico amarillo: en los machos es como un pompón y, en las hembras, como un bigotito. Las hembras de mono choro de cola amarilla —al igual que otras hembras de los grupos de monos grandes, como maquisapa y mono aullador— tienen el clítoris hipertrófico, es decir, se les nota claramente, detrás de la vulva. Un clítoris que puede medir hasta cuatro o cinco centímetros, de color rosado brillante, que se ve desde que son pequeñitas. Es fácil distinguir cuál es una hembra desde que es bebé o juvenil.

Viven en bosque montano —también conocido como bosque de nubes— y que hace honor a su nombre: es un bosque muy similar a lo que es Lima en invierno, con nubes todo el tiempo. También tienen una alimentación diversa, primordialmente, de frutas y hojas. Además, pueden comer insectos y pequeños invertebrados, incluso hemos podido captar en cámara al mono alimentándose de una serpiente. Prefieren frutos, claro, pero afortunadamente pueden alimentarse de hojas. Digo “afortunadamente”, porque muchos de los espacios, donde los bosques ya han sido perturbados, la presencia de frutos maduros es escasa, pero la presencia de hojas es abundante. El hecho de que puedan comer hojas ha permitido que la especie pueda continuar existiendo, pese a las enormes amenazas que tiene y a la gran cantidad de pérdida de hábitat.

Tenemos datos de que la especie ha perdido más del 80 % de su hábitat histórico. Eso es un montón. Es por eso que se encuentra clasificada como en Peligro Crítico de extinción, tanto por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como por la legislación peruana, a través del Decreto Supremo 04-2014 del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Minagri) del Perú.

Al ser un mamífero grande del bosque, el mono choro de cola amarilla cumple el rol de dispersor de semillas y polinizador, por lo que es importante para la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático. Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

—¿Se sabe cuántos ejemplares habitan actualmente en el Perú?

—Esa es una de las enormes preguntas que tenemos. Deberíamos saber cuántos hay, sin embargo, es una información que no tenemos disponible. Hace muy poco —en el año 2018 y lo publicamos en el 2019— encontramos una nueva población de mono choro de cola amarilla, en el departamento de Junín, lo que realmente nos hace reflexionar sobre el poco conocimiento que tenemos sobre nuestra biodiversidad. Imagínate, si del mono choro de cola amarilla, que es un animal grande, hemos encontrado una población nueva a una hora de Satipo, una ciudad grande, pues ¿cuántos misterios aún tienen nuestra Amazonía, nuestros Andes y nuestros bosques en general, por mostrarnos?

Tenemos un proyecto muy bonito con las comunidades locales, con las que estamos trabajando investigación participativa. Se está entrenando, con talleres teóricos y prácticos, a los pobladores locales que han formado cuatro comités de vigilancia y monitoreo del mono choro de cola amarilla. Entonces, por lo menos en el corto plazo, vamos a poder conocer cuántos hay y las tendencias poblacionales en el Área de Conservación Privada Copallín, en el Área de Conservación Privada Hierba Buena Allpayacu, en el Área de Conservación Privada Bosque de Palmeras de la Comunidad Taulia Molinopampa y en la Concesión para la Conservación Cerro El Adobe. Todas estas en el departamento de Amazonas, donde los pobladores comprometidos con la conservación de la naturaleza han formado esos comités y que, con nuestra asistencia técnica, capacitación y acompañamiento, van a poder darnos datos de cuántos monos hay en esos bosques. Entonces, tendremos puntos comparativos y cuáles son las tendencias a través del tiempo, una información que no tenemos a largo plazo y que ahora tendremos gracias a este proyecto.

Fanny Cornejo en los bosques montanos de Amazonas, junto con el equipo de Yunkawasi y Asociación de Conservación Oso Dorado Hierba Buena Allpayacu, quienes implementan en conjunto proyectos de investigación participativa del mono choro de cola amarilla. Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

—¿Qué has aprendido al frente de una organización como Yunkawasi?

—Trabajar en conservación es un gran reto. Trabajas con naturaleza y trabajas con gente, pero mucho depende del financiamiento que se pueda apalancar de los diferentes donantes, así como del trabajo que nos permiten hacer los tomadores de decisiones a nivel político y en las comunidades.

Pero la conservación de la naturaleza es mucho más que eso. Es hablar de políticas públicas y de desarrollo económico sostenible, entonces son retos adicionales que, de forma tradicional, no se cuentan en las historias que a veces salen en los medios de comunicación. Esta es la parte más densa. En Yunkawasi tenemos la fortuna de haber aprendido tempranamente que necesitamos un equipo interdisciplinario. Tenemos economistas, abogados, antropólogos, comunicadores, biólogos, ingenieros agrónomos, ingenieros forestales, técnicos agropecuarios, etcétera, que permiten que podamos integrar todas estas miradas tan necesarias para poder lograr que la conservación sea inclusiva, participativa, justa y efectiva y que sea justamente lo que el eslogan de Yunkawasi tiene: conservación para la gente. Ha sido un aprendizaje largo. Duro, en muchas situaciones, poder trabajar de esta forma, también tocar puertas que no estábamos acostumbrados a tocar.

Estar liderando un equipo como Yunkawasi me llena de orgullo, pero también es un trabajo exhaustivo. Básicamente, son 20 horas al día, todos los días, para poder provocar y hablar con diferentes actores y, particularmente ahora, que estamos en un momento de emergencia climática y de crisis de la biodiversidad, tenemos que involucrar aún más actores y necesitamos aún más recursos.

Cornejo estudió biología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y actualmente cursa un doctorado en antropología en la Universidad de Stony Brook (Nueva York). Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

—En Yunkawasi han creado proyectos alternativos como el del cultivo responsable del café. ¿Qué tiene que ver esto con la conservación del mono choro de cola amarilla?

—Trabajamos con café, cacao, caña de azúcar y con miel. En el caso del café, para ejemplificar el trabajo de conservación productiva que realizamos, hacemos alianzas con el Gobierno Regional de Amazonas, en lo que se llama escuelas de campo agrarias, para dar asistencia técnica a asociaciones locales y lograr que se transforme la forma tradicional de producir café y que esto sea ahora con sistemas agroforestales. Eso quiere decir café bajo sombra, pero con árboles nativos, para que permitan que se mantengan los atributos de la naturaleza, de los bosques. Ese es un sistema agroforestal con una matriz compleja, que puede permitir que haya café en la parte baja y que en la parte alta podamos tener diversidad de animales, aves, monos.

En los sistemas agroforestales en los cuales trabajamos, hemos hecho estudios de diversidad de aves migratorias. Vimos cómo llegaron al inicio de la temporada de migración y cómo se fueron luego de haber venido a Perú desde el hemisferio norte, con un estudio hecho en alianza con el Museo de Historia Natural de San Marcos, y los resultados fueron hermosísimos. Las aves migratorias llegaban todas flaquitas en el invierno y aquí utilizaban los sistemas agroforestales. En marzo que se van, iban todas gorditas y saludables. Eso nos demuestra que estos sistemas agroforestales están funcionando y que además las personas que se encuentran allí tienen sus compromisos de conservación y están por firmar acuerdos de conservación con el Santuario Nacional Cordillera de Colán, para poder obtener también el sello de “Aliado por la conservación”, que da el Ministerio del Ambiente.

Ese café, aparte de ser riquísimo y de venir del comercio justo, orgánico, también es un café que garantiza al consumidor que viene de la conservación de la naturaleza y que contribuye directamente a la conservación del mono choro de cola amarilla. Es algo maravilloso, porque el consumidor puede darse cuenta del enorme poder que tiene. Es un producto de calidad, pero ahora el enorme reto es ¿quién lo compra? Si nadie lo compra, todo eso se cae y la iniciativa no funciona. Estamos en ese momento crítico ahora, donde necesitamos que los consumidores puedan apreciar y aprovechar esos atributos y que estas decisiones provoquen que estas iniciativas puedan sostenerse a largo plazo. 

Café Kuda es un producto elaborado por la Cooperativa Agraria Cordillera de Colán (CAC Colán), una asociación de productores y productoras comprometidos con la conservación de la Cordillera de Colán, en Amazonas, Perú. Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi

—Hace unos meses conversamos sobre la descripción del mono tocón de Aquino, una nueva especie para la ciencia en la que tú también tuviste una participación muy importante. ¿Qué falta para que estos avances tan valiosos sigan ocurriendo en el país?

—Me emociona mucho, en particular, el caso del mono tocón de Aquino (Cheracebus aquinoi), porque fue el primer mono que vi en mi primera expedición de campo. Pero también me llena de orgullo y satisfacción poder contribuir al conocimiento del mono choro de cola amarilla y de otras especies de los Andes tropicales en la Amazonía, como el mono machín de Tumbes (Cebus aequatorialis), del que se sabe muy poco, que es un animal que ha perdido el 99 % de su hábitat y que está únicamente en los bosques tropicales del Pacífico de Perú y Ecuador, en un pedazo muy chiquitito.

Es evidente que se necesita más inversión en el tema, pero también recursos humanos. Se necesita más gente que pueda hacer esto. Nosotros, en un inicio, en Yunkawasi provocamos los simposios de primatología en el Perú y luego los congresos de primatología a través de la Asociación Peruana de Primatología, justamente, para provocar que haya más interés por parte de los jóvenes, que puedan continuar y contribuir estudiando esas especies.

Necesitamos más gente, más manos, más mentes, más plata; necesitamos más de todo para que esto pueda hacerse. Y esto no es solamente para monos; como sabemos, Perú es un país privilegiado por la enorme biodiversidad que tenemos y eso hace que podamos tener aún estos descubrimientos.

En todos los países aún podemos encontrar especies nuevas para la ciencia, menos de monos, y esto es justamente porque Perú es un país con tanta diversidad, que a gusto se puede hacer esto. Pero también nos debe hacer un llamado a la reflexión, porque perdemos bosque todos los días. Entonces, imagínate también cuántas especies se pueden estar perdiendo sin siquiera haberlas conocido, con cada hectárea de bosque que se pierde cada día.

El mono choro de cola amarilla habita en los bosques montanos de los Andes Tropicales del Perú, entre los 1000 y 2800 m.s.n.m. Foto: Gerson Ferrer / Yunkawasi.

—¿Qué te imaginas, como especialista y como alguien que ha dedicado tantos años a la investigación de los primates, para el futuro del mono choro de cola amarilla?

—Uno de mis mayores temores es que, mientras esté viva, pueda ver a la especie extinguirse. Es algo que me viene atormentando desde que la conocí de forma directa en el año 2007. Lo que yo espero ahora es poder contribuir, al igual que muchas otras instituciones que han venido trabajando con las especies a lo largo de los años, a lograr que esa especie no se extinga y que sus bosques se mantengan, que podamos tener poblaciones viables y saludables.

Que todo el trabajo tan arduo que hace todo el equipo de Yunkawasi cada día —que tenemos a más de un par de docenas de personas en campo, trabajando con las comunidades y entrenándolas en el monitoreo participativo del mono choro de cola amarilla—, se refleje y podamos ver los resultados reales de todo ese esfuerzo. Que logremos que el mono choro de cola amarilla deje de estar en la categoría de Críticamente amenazado.

Queremos lograr contar una historia bonita de conservación y que, de acá a un par de décadas, cuando quizás yo esté en el otoño de mi vida, sepa que el mono choro de cola amarilla continúa existiendo. Que todavía peruanos y peruanas pueden disfrutar de los bosques donde esa especie existe, y que hemos logrado también transformar la economía, que tengamos productos que vienen de la conservación de la naturaleza y que la gente los consuma en el día a día, porque los valoran. Es lo que yo sueño.

Se estima que se ha perdido más del 80 % de la población de mono choro de cola amarilla. Sus principales amenazas son la destrucción de su hábitat y el tráfico de fauna silvestre. Foto: Wilhelm Osterman / Yunkawasi.

*Imagen principal: Fanny Cornejo, ganadora inaugural del Emerging Conservationist Award 2023, el nuevo premio del prestigioso Indianapolis Prize. Foto: GersonFerrer / Yunkawasi.

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