Noticias ambientales

América Latina: historias detrás de las coberturas ambientales del 2023

  • Viajes a la selva amazónica para investigar sobre las presiones en ríos, áreas protegidas y pueblos indígenas han sido parte de las historias que los reporteros y colaboradores de Mongabay Latam nos han contado este 2023.
  • Otras expediciones los llevaron a la última isla de Chile y a una caravana que se realizó para evidenciar la oposición y daños causados por dos megaproyectos en México.

Surcar un río invadido por la minería ilegal, ingresar a áreas naturales protegidas de la Amazonía tomadas por el narcotráfico y los grupos armados o viajar hasta la zona más austral del continente son algunas de las experiencias de los reporteros y colaboradores de Mongabay Latam durante el 2023.

Reporteros de Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú y México cuentan cómo realizaron algunas de las historias que se publicaron durante 2023 y  cómo enfrentaron temas de seguridad para ellos y para quienes viven en los territorios a los que viajaron, entre otros obstáculos que debieron superar. También nos hablan de lugares espectaculares, de trabajo comunitario organizado y de los esfuerzos por proteger los bosques y ecosistemas en riesgo.

Aquí sus historias:

1. La crisis climática en los bosques más australes de Chile: la expedición de Michelle Carrere

Navegación por los canales de la Patagonia desde Punta Arenas a Isla Navarino. Foto: Michelle Carrere

Para llegar a Isla Navarino viajé en avión hasta Punta Arenas y luego embarqué en un ferry que va hacia la Isla Navarino. La embarcación lleva provisiones, repuestos, pero también habitantes de la isla y turistas. Son 30 horas de navegación por los fiordos de la Patagonia. Una vez en Navarino, me reuní con científicos que trabajan en el centro subantártico y que investigan sobre los efectos del cambio climático en la zona. Resulta que esta isla es un lugar estratégico porque en ciertas zonas tiene la misma temperatura que la Antártida, por tanto, los científicos pueden hacer experimentos para saber lo que sucede en la Antártida.

Fue difícil ser testigo de los impactos que está sufriendo este lugar, que es realmente muy especial; sin duda, es uno de los sitios más hermosos en los que he tenido el privilegio de estar y saber de su deterioro como consecuencia del cambio climático es muy triste.

En la Isla Navarino, la temperatura ha subido mucho debido al calentamiento global. Me impactó saber que eso ha provocado la presencia de mosquitos que podrían propagar entre la fauna nativa enfermedades que son propias de zonas calientes, como la malaria. Además, los insectos están cambiando sus ciclos reproductivos con los subsecuentes efectos en cascada sobre la biodiversidad. En esta isla es muy clara la interconexión entre todas las especies, desde las más pequeñas y aparentemente insignificantes hasta las más grandes, incluido el humano.

También fue impresionante descubrir el rol de los musgos en la salud del bosque, saber que incluso atrapan los nutrientes que el viento trae desde el mar y se lo aportan a un bosque que geológicamente hablando es muy nuevo. De hecho, es posible ver los vestigios de la era glacial. El viaje por los fiordos es de lo más hermoso que he visto.

Lea aquí el especial:

Navarino: una isla muy cerca a la Antártida afectada por los dramáticos cambios de la crisis climática

2. El infierno del oro ilegal en el río Cenepa en Perú: un reportaje de Enrique Vera

Hombres armados vigilan en Pagki, en la cuenca del río Cenepa, si personas extrañas observan la explotación de oro. Foto: Enrique Vera

Desde septiembre del 2022 empecé a investigar la amenaza que significa la minería ilegal en las comunidades awajún, asentadas en la cuenca del río Cenepa, en Perú. En agosto de 2023, contaba con información importante sobre las zonas de mayor convulsión y la modalidad en la que operan los mineros ilegales en esa parte de la selva peruana. Además, mantuve contacto permanente con líderes indígenas, dirigentes comunales y las organizaciones que coordinan con los pueblos awajún.

Ingresar a la zona fue complicado. Desde la ciudad de Bagua fueron dos horas por carretera hacia el puerto de Imaza, navegamos el río Marañón por casi cuatro horas hasta la desembocadura del Cenepa. Es en ese punto donde comenzamos a mirar las dragas mineras, frente a las comunidades awajún. A veces, las dragas bloquean el paso de cualquier embarcación.

Durante el viaje hubo dos momentos muy complicados. El primero ocurrió mientras surcábamos el río Cenepa, frente a la comunidad nativa de Pagki. Pese a que habíamos guardado las cámaras y celulares con los que sigilosamente registramos la operación de los mineros, un grupo al servicio de los ilegales advirtió nuestra presencia y empezó a seguirnos. Logramos despistar al bote a motor que iba detrás nuestro cuando encontramos un grupo de balsas mineras que se agolpaban en el tramo del río que corresponde a la comunidad nativa San Antonio. En otro momento, cuando regresábamos en una embarcación pequeña de la comunidad Kusu Kubaim, de noche, usando una linterna para iluminar el camino, atravesamos una zona de balsas mineras que operaban en la oscuridad. Al parecer, generamos sospechas y un bote a motor salió detrás nuestro. Solo nos quedó apagar la linterna y navegar por varios minutos en la total penumbra hasta que el bote pasó y siguió de largo.

Tras la publicación del reportaje, la Policía Nacional y el Ejército peruano realizaron tres acciones en contra de la minería ilegal en la cuenca del Cenepa. Los dirigentes de la zona nos han informado que el número de dragas se ha reducido en más de la mitad. En septiembre encontramos 70 operando en el río y ahora hay 31. El caos ha sido visibilizado cuando estaba en un periodo de crecimiento.

Lea aquí el reportaje:

El infierno del oro en el Cenepa: 70 focos de minería ilegal devastan río amazónico y comunidades awajún en Perú

3. Minería ilegal y grupos armados en el Parque Nacional Amacayacu en Colombia: un reportaje de Pilar Puentes

Pilar Puentes durante el recorrido en el Parque Nacional Natural Amacayacu. Foto: Juan Carlos Contreras para Rutas del Conflicto y Mongabay Latam.

Para llegar al Parque Nacional Natural Amacayacu nos contactamos con los tres resguardos indígenas presentes en parte del área protegida. Recién con el permiso de ellos viajamos a Leticia, la capital del departamento de Amazonas, para luego navegar unas dos horas por el río Amazonas.

La presencia de la minería ilegal es un tema complejo y sensible en la región, por ello, muchas de nuestras fuentes preferían permanecer en el anonimato para el reportaje. Gran parte de las entrevistas fueron off de récord, pero sustentadas en documentos oficiales e informes de organizaciones civiles. El miedo de las personas para hablar es notorio dado la presencia de actores armados en la triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil. Una parte del parque Amacayacu está tomada por actores armados, quienes nos impidieron visitar la zona. Fue por ello que solo logramos recorrer la zona sur del parque nacional.

El reportaje visibilizó el trabajo de los guardaparques en áreas donde el Estado no llega de manera eficiente y precisa. También ha sido evidente que la zona sur del Parque Nacional Natural Amacayacu está conservada y cuidada gracias al trabajo mancomunado entre la entidad de Parques Nacionales y las comunidades indígenas locales. El turismo local, la conservación y restauración de especies más una guardia indígena ambiental han protegido la zona ante la llegada de la minería ilegal.

Lea aquí el reportaje:

Parque Nacional Amacayacu: rodeado por la minería ilegal y controlado por grupos armados que restringen el ingreso de guardaparques

4. Las huellas de la contaminación petrolera no remediada en Ecuador: una investigación de Diego Cazar Baquero

Diego Cazar conversa con líderes indígenas sobre los daños causados por el petróleo en la Amazonía ecuatoriana. Foto: Armando Lara.

La investigación sobre los pasivos ambientales en Sucumbíos y Esmeraldas, en Ecuador, demandó preparación técnica y protección para la cobertura. No bastaba una sola visita al territorio comprometido por los daños ambientales, por tanto, contactamos con activistas, líderes indígenas y especialistas en materia hidrocarburífera en Ecuador para que nos acompañen en nuestras visitas. También llegamos a las instalaciones de una de las empresas petroleras privadas que operaba dentro del Parque Nacional Yasuní y que poco después de la publicación fue reemplazada por la estatal Petroecuador en los bloques 16 y 67.

En las comunidades vimos el abandono de los pasivos ambientales documentados en nuestra investigación, lo que refleja también el tratamiento que históricamente ha dado el Estado a las poblaciones amazónicas de cuyos territorios se ha extraído la mayor riqueza de Ecuador durante los últimos 50 años: el petróleo. Fue desolador comprobar que miles de habitantes amazónicos han perdido su posibilidad de acceso a agua sana, a alimentación sana, a vivienda digna y a otros derechos fundamentales como la educación y la salud, a costa de explotar sus tierras para beneficio de otras zonas del país y para alimentar las redes de corrupción. Durante nuestra reportería estuvimos en contacto con varias fuentes relacionadas con autoridades locales a quienes les preocupaba el aumento de la corrupción en la zona.

Uno de los hallazgos más dramáticos fue que el Estado no cuenta con información detallada sobre las condiciones de salud de la población amazónica ni con personal de salud suficiente ni debidamente capacitado para atender una región extremadamente vulnerable a enfermedades derivadas de actividades extractivas.

Lo más difícil de la investigación fue obtener la información pública oficial del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, del Ministerio de Energía, de Petroecuador y de las empresas petroleras privadas, que se caracterizan por el hermetismo ante las solicitudes de la prensa.

Lea aquí el reportaje:

Fosas, derrames y piscinas abandonadas: las huellas de medio siglo de contaminación petrolera no remediada en Ecuador

5. La selva del Putumayo azotada por el narcotráfico en Colombia: una investigación de Santiago Rodríguez

Los bailes y las ceremonias de los siona ya no reúnen a  la misma cantidad de pobladores indígenas, pero los más jóvenes insisten en mantener sus tradiciones. Foto: Sergio Alejandro Melgarejo.

La zona del Putumayo en Colombia —frontera con Ecuador y Perú— es históricamente habitada por pueblos indígenas, por tanto, es indispensable una mediación con sus autoridades para ingresar al territorio. Esa mediación tiene una doble lógica. Por un lado, los pueblos indígenas son muy celosos de lo que sucede en su territorio. Por otro lado, las autoridades indígenas tramitan el permiso con los grupos armados ilegales que dominan la región y controlan las comunidades.

La seguridad en esta zona es compleja y, además, mediada por la disputa vigente entre dos facciones de disidencias de las antiguas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) que se disputan el control por la ruta del narcotráfico. Durante el viaje tuvimos que lidiar directamente con un retén armado de los Comandos de la Frontera, que controlan la cuenca del río Putumayo. Debido a los problemas de seguridad, fue desafiante el tratamiento de la información sensible con acuerdos de proteger la identidad que va más allá de no nombrar a las fuentes, pero con la precisión suficiente para no caer en generalidades que poco ayudan a entender el territorio y sus amenazas.

La investigación ha permitido mostrar un panorama detallado de las amenazas que enfrenta el Parque Nacional Natural La Paya y las comunidades que lo habitan. Me impactó lo cerca y lo complejo que se siente el conflicto armado en esta región.

Lea aquí el reportaje:

La Paya: una selva gigante en Putumayo azotada por el narco

6. Los avasallamientos en las áreas protegidas de Bolivia: los reportajes de Iván Paredes

Iván Paredes en las cascadas de la comunidad Jardín de las Delicias, en el Parque Nacional Amboró. Foto: archivo personal.

La investigación sobre los avasallamientos en las áreas naturales protegidas en Bolivia nos llevó a identificar los problemas que afectan a la Reserva Municipal de San Rafael y al Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Amboró. En este último encontramos que su principal amenaza es la expansión de los cultivos ilegales de hoja de coca.

Para este reportaje, visitamos la zona sur de la reserva, donde la comunidad Jardín de las Delicias tiene un proyecto turístico. Hace dos años, esta comunidad se encargó de expulsar a los avasalladores. El acceso a los campos de cultivo de coca es complicado y muy peligroso por la presencia del narcotráfico en algunas áreas del Amboró, por tanto, los comuneros recomendaron no avanzar hasta las zonas donde se ubican esos cultivos.

Para el especial también recorrimos la Reserva Municipal San Rafael, donde encontramos a un grupo de avasalladores que estaban quemando los residuos de bosque que habían talado. Sabíamos que en Bolivia hubo casos de avasalladores armados que incluso dispararon a periodistas y policías, pero en este caso no tuvimos esos problemas, aunque sí negaron que se encontraban en una área protegida.

Otra de las dificultades de la investigación fue obtener los datos oficiales, pues en Bolivia, el acceso a la información pública es complicada y en muchos casos no se entregan los datos solicitados.

Lea aquí el especial:

Avasallamientos en Bolivia: las invasiones ilegales que lastiman las áreas protegidas

7. Las amenazas que rodean al resguardo Curare Los Ingleses en Colombia: un reportaje de Jeanneth Valdivieso

Jeanneth Valdivieso con lo líderes del resguardo Curare Los Ingleses, quienes acompañaron al equipo periodístico.  Foto: Víctor Galeano.

La zona a la que debíamos llegar queda en lo profundo de la Amazonía, a más de 800 kilómetros al suroriente de Bogotá, en la frontera con Brasil. La única opción para arribar es vía aérea y después fluvial. Tomamos un vuelo comercial hasta una ciudad intermedia, Villavicencio, y luego un vuelo chárter a La Pedrera, en el departamento de Amazonas. De ahí una lancha hasta la comunidad de Curare, una de las dos comunidades del resguardo Curare Los Ingleses. Es una zona de difícil acceso y de costos elevados.

Antes de llegar a la zona coordinamos con el vocero del resguardo para contar con la autorización para el ingreso. Al llegar nos recibieron representantes de las dos comunidades —Curare y Boricada— que integran el resguardo. Tuvimos una reunión para explicar el objetivo de nuestro viaje, pues las decisiones se toman en colectivo, por tanto, requeríamos el permiso de todos para continuar. Además, debíamos contar con un permiso especial de la autoridad tradicional del resguardo —el abuelo o sabedor— para ingresar a un sitio considerado sagrado, en la zona de Puerto Caimán. Era necesario ir hasta allá por ser la zona de conservación del resguardo, al que solo se accede por río.

Es impresionante el trabajo colectivo en el resguardo en el que están involucrados todos sus habitantes, cada uno con roles definidos. Aunque la información sobre su trabajo y la gestión del resguardo fue abundante, nadie quiso hablar de asuntos de orden público, de seguridad y de la presencia y accionar de los grupos armados y las actividades ilegales que se registran en la zona. Es un asunto de supervivencia en regiones como esta.

Lea aquí el reportaje:

Los cuidadores del Amazonas que ahora deben ser cuidados

8. La resistencia contra el llamado Tren Maya y el Corredor Interoceánico en México: la caravana que acompañó Thelma Gómez Durán

Felipe Carrillo Puerto-Tren Maya
Las obras del llamado Tren Maya en el Tramo 6, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, han arrasado con grandes extensiones de selva maya. Foto: Thelma Gómez Durán.

En abril de 2023, durante 10 días, recorrimos comunidades de los estados de Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán, Chiapas y Veracruz acompañando a la caravana El Sur Resiste, organizada por colectivos ciudadanos que están en contra del llamado Tren Maya y del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), en el sureste de México, megaproyectos icónicos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y cuya construcción está a cargo de los militares.

Al llegar a cada comunidad se hacía una marcha y se escuchaba a los representantes de organizaciones o pobladores que explicaban por qué no están de acuerdo con estos megaproyectos. Hablaban de las afectaciones que padecían por estas obras, de cómo ya se empezaban a notar cambios en sus territorios, en los ecosistemas y en las dinámicas sociales. En algunos lugares, se enumeraban los efectos negativos de la explotación petrolera y del modelo de desarrollo que tiene en el centro a los combustibles fósiles. El recorrido permitió corroborar la militarización de la Península de Yucatán y de las regiones de Oaxaca y Veracruz, estados en donde se realiza el CIIT.

También fuimos testigos de la represión y amenazas que enfrentan quienes se atreven a decir que no a los megaproyectos del actual gobierno. Un día después de que la caravana visitó la comunidad de Mogoñé Viejo, en Oaxaca, donde los pobladores mantenían un campamento para impedir que avancen los trabajos de modernización de las vías del tren que forma parte del CIIT, personal de la Marina y la policía estatal desalojaron el campamento y detuvieron a seis personas, cuatro de ellas mujeres. Dos días después los liberaron.

En Felipe Carrillo Puerto, una imagen noqueó los ánimos. Un lugar que pocos días antes albergó a imponentes árboles y era el hábitat de muchas especies, ahora lucía con la tierra desnuda de vegetación, con rocas a las que aún se aferraba una que otra raíz. Esos anchos caminos que se abrieron para que pase un tren, fragmentaron la selva y marcaron el comienzo de un tiempo que luce incierto para la Península de Yucatán, para sus comunidades indígenas y para la biodiversidad. Esa imagen de la selva rasurada es desoladora.

Lea aquí los artículos:

México: “Lo que quieren es acabar con nosotros, con los pueblos indígenas, porque somos un obstáculo para esos proyectos” | ENTREVISTA 

“El Sur Resiste”: la caravana que puso rostro a la resistencia contra el Corredor Interoceánico y el Tren Maya

9. Guardaparques del Parque Sierra La Macarena declarados objetivos militares por grupos ilegales en Colombia: un reportaje de Juan Carlos Granados

Juan Carlos Granados en el Parque Sierra La Macarena. Foto: archivo personal.

Junto con Ana María Rodríguez viajamos en avión desde Bogotá a La Macarena, municipio que ha sido parte de las zonas históricas de dominio de las antiguas FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo), el grupo guerrillero más grande de Colombia hasta la firma del Acuerdo de Paz en 2016.

En la comunidad realizamos el recorrido junto con una lideresa social de la zona. Algunas personas eran enfáticas en mantener el anonimato por cuestiones de seguridad.

Lo más difícil del reportaje fue obtener información sobre los mercados de tierras y las dinámicas económicas que surgen al interior del Parque Sierra de La Macarena, debido a que se trata de zonas inaccesibles para las autoridades, por tanto, fue un esfuerzo en conjunto con las fuentes y las instituciones para recabar la información suficiente.

La investigación nos permitió constatar el control que ejercen los grupos armados de la zona y la imposibilidad de la labor de los guardabosques de Parques Nacionales y la ausencia de la fuerza pública en el municipio y en los caminos. Estábamos recorriendo la vía  llamada Trocha Ganadera o Sendero Ecológico por la Paz, que atraviesa el Parque Sierra de La Macarena, y después de media hora me percaté que no había visto a ningún policía ni militar en el camino. Le pregunté al guía mi duda y me contestó que la única autoridad que custodia el lugar es la guerrilla.

Lea aquí el reportaje:

Parque Sierra de La Macarena: guardaparques declarados objetivos militares por grupos ilegales no pueden ingresar al área protegida

Imagen principal: Las comunidades indígenas del resguardo Curare Los Ingleses se han organizado para proteger la fauna y flora y controlar su territorio. Foto: Víctor Galeano.

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