- Las predicciones señalan que se cruzará un punto de inflexión ecológico cuando el 25% de los bosques de la Amazonía se haya convertido a la agricultura, a pocos puntos porcentuales del 18% actual. ¿Cómo frenar la deforestación?
- Existen dos enfoques abordados por especialistas y académicos: el de ahorro que implica usar tecnología para intensificar la producción en la tierra; y el de reparto que busca diversificar los sistemas de producción.
- Para Killeen, ambas posturas podrían ser aplicables pero sus impactos sociales, económicos y medioambientales van a variar drásticamente según dónde se aplique y en qué escala.
La creación de áreas protegidas y reservas indígenas ofrece la mejor esperanza para conservar la biodiversidad de la Amazonía. Sin embargo, la gestión de las áreas modificadas por el hombre determinará si la sociedad protege los servicios ecosistémicos esenciales para la salud económica del continente. Los modelos predicen que se cruzará un punto de inflexión ecológico cuando alrededor del 25% de los bosques de la región se hayan convertido a la agricultura, solo unos pocos puntos porcentuales por encima del nivel actual del 18%. Al cruzar ese punto de inflexión, la disminución del reciclaje del agua atmosférica conducirá a una disminución catastrófica de las precipitaciones en las tierras agrícolas de América del Sur, incluidas las del sur de la Amazonía, pero también en el centro de Brasil, Paraguay, Bolivia y el norte de Argentina.
Dicho punto de inflexión previsto en 25% de deforestación es un parámetro que abarca toda la cuenca; pero gran parte del sur de la Amazonía superó esa cifra hace 20 años, aproximadamente. Así, decenas de municipios de los estados de Pará, Mato Grosso y Rondônia han perdido más del 40% de su cobertura forestal original, haciendo que estas áreas sean ahora más calientes y secas, y podría ser peor. Porque los productores todavía se benefician del agua reciclada en la Amazonía Central pero, a medida que se deforesten más zonas de donde viene el viento, estas dejarán de proporcionar esta contribución a las precipitaciones. Cuando ocurra, los agricultores y ganaderos de Mato Grosso se verán obligados a adaptarse a una nueva realidad.
Algunos productores migrarán a lugares menos susceptibles a la disminución de las precipitaciones, un proceso que ya está en marcha a medida que los agricultores se expanden hacia el norte, atraídos por la tierra barata y costos logísticos más bajos. La mayoría utilizará nuevas variedades resistentes a la sequía y adoptará prácticas de manejo que conserven la humedad del suelo. Algunos intentarán utilizar la tecnología de riego, como también habrá presión e incentivos para cambiar la forma en que manejan la tierra.
Algunos académicos defienden el enfoque de “ahorro de tierras” que se basa en la tecnología para intensificar la producción con el fin de reducir la demanda de nuevas tierras de cultivo. Otros sostienen que para conservar los servicios ecosistémicos se necesita un enfoque de “reparto de tierras” que diversifique los sistemas de producción. Ambas tácticas tienen cabida en una estrategia de desarrollo coherente, pero sus impactos sociales, económicos y medioambientales varían según la perspectiva del observador y la escala de la evaluación.
La creciente afirmación mencionada en los mercados financieros de que el cambio climático es una amenaza para la sociedad global ha creado una demanda de inversiones que cumplan con criterios definidos como medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Entre los más comunes se encuentran los “bonos verdes” que pretenden financiar empresas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, secuestrar carbono y conservar los bosques y la biodiversidad.
Al mismo tiempo, los compromisos públicos y privados para erradicar la deforestación de las cadenas de suministro de materias primas han centrado la atención en la economía agrícola del sur de la Amazonía. Si hay que creer a los analistas financieros y a los expertos de los medios de comunicación, el sur de la Amazonía pronto recibirá miles de millones de dólares de capital privado y público que, con suerte, transformarán los modelos de negocio que durante mucho tiempo han amenazado a la Amazonía. No obstante y como de costumbre, el diablo está en los detalles.
Intensificación sostenible:el nexo entre la soya y la carne bovina en la Amazonía brasileña
Todas las iniciativas de múltiples partes interesadas organizadas para eliminar la deforestación de las cadenas de suministro de materias primas incluyen programas para aumentar la productividad. Se presentan como estímulo a los agricultores y ganaderos que se ven obligados a limitar, o poner fin, a la expansión de su industria a través de la deforestación. La lógica es simple: un aumento del 10% en el rendimiento puede compensar una reducción del 10% en la próxima área cultivada. Esto es cierto a escala global, pero no tanto a escala local y regional. Los números hablan por sí solos.
La cosecha total de soya en Mato Grosso aumentó de 18 millones de toneladas en 2008 a más de 35 millones de toneladas en 2020. El 12% de este aumento se debió a la mejora de las prácticas agrícolas a través de la intensificación; mientras que el resto se debió a una expansión de la frontera agrícola. Los defensores de la industria argumentan que la expansión de tierras cultivadas fue también una forma de intensificación sostenible porque se produjo a través de la conversión de pastos degradados en lugar de la expansión hacia los bosques. Algunos afirman que la aplicación de la ley y los incentivos de mercado han logrado eliminar la deforestación de la cadena de suministro de soya. Sin embargo, esta feliz historia tiene una explicación más matizada.
Los pastos degradados vienen de ganaderos que acumularon un gran excedente de pastura subutilizadas debido a la deforestación masiva de décadas anteriores, y debido al sobrepastoreo, aproximadamente 60% se había degradado. La restauración del suelo es una inversión importante, pero es mucho menos costosa que la tala de bosques. Los productores de soya optaron crecer a través de la conversión de pasturas puesto que era la opción más rentable, y los ganaderos se beneficiaron ya que pudieron monetizar un activo de bajo rendimiento, ya sea a través de la venta o alquilando sus tierras a un agricultor durante un período de tiempo determinado, de aproximadamente 5 años. Quienes optan por el arrendamiento recuperan un activo de tierra apreciado con suelos restaurados y pastos renovados.
Entre 2008 y 2020, aproximadamente cinco millones de hectáreas de pastos se convirtieron en tierras de cultivo en Mato Grosso, no obstante, la superficie total de pastos cultivados se mantuvo constante en 21 millones de hectáreas. La conversión de pasturas se vio compensada con nueva deforestación en la frontera forestal y dentro de los remanentes de bosques en zonas consolidadas. Simultáneamente, el hato bovino se expandió de 26 a 32 millones de cabezas, lo que se traduce en una mejora de la carga animal promedio de 1,3 a 1,5 cabezas por hectárea. La gestión del pastoreo es solo uno de los aspectos de la productividad de la carne vacuna donde la industria ha invertido en genética, salud animal y nutrición, lo que ha aumentado aún más la productividad de su cadena de suministro.
Tanto el sector de la industria de carne vacuna como el de soya han ampliado su producción mediante la intensificación. Los productores de soya han aumentado sus rendimientos y se han extendido a áreas donde había pastos, mientras que los ganaderos han aumentado la carga animal y mejorado la sanidad animal. Sin embargo, afirmar que han evitado la deforestación no es correcto, porque el cultivo intensivo desplazó a la ganadería expandiéndose gracias a la deforestación. En la jerga de la economía de los recursos naturales, esto se denomina cambio indirecto del uso de la tierra, mientras que los contables del carbono lo llaman fuga. Los defensores del medio ambiente lo etiquetan como lavado verde.
Con el tiempo, todos los pastizales aptos para cultivos anuales, estimados en unos 10 millones de hectáreas, serán ocupados por agricultores. Por tal motivo, los ganaderos de Mato Grosso tendrán que duplicar la carga animal para mantener los niveles actuales de producción de carne vacuna si esperan evitar deforestación en el futuro. Es probable que alcancen ese nivel de productividad, pero otros factores influirán en la ampliación de su huella espacial.
Como se mencionó anteriormente, la apreciación de la tierra es una parte integral del modelo de negocio de un ganadero. La intensificación tiende a mejorar los márgenes de ganancia, lo que proporciona a los productores más capital y, al igual que los empresarios de todo el mundo, la mayoría utilizará ese capital para expandir sus operaciones. Puede ser cierto que la oferta y la demanda de materias primas es una ecuación de suma cero a escala mundial, pero ciertamente no lo es a escala local o regional.
Es probable que las empresas cárnicas y los comerciantes de materias primas pretendan utilizar el financiamiento ESG para eliminar la deforestación de su cadena de suministro. Pueden utilizar imágenes satelitales para monitorear el uso de la tierra y carimbos en las orejas de los animales con chips codificados para documentar su origen. Sin embargo, no está claro de qué manera la tecnología puede resolver el problema del cambio indirecto del uso de la tierra, o detectar a los ganaderos que comercian terneros a través de mercados informales. Los inversores deben prestar mucha atención a los indicadores clave de rendimiento (KPI) utilizados para evaluar si sus acreedores cumplen o no los criterios ESG.
Imagen destacada: El acaparamiento de tierras es una de las causas principales de deforestación. Esta imagen aérea muestra el pueblo de Palmares rodeado de plantaciones de palma. Crédito: Mongabay.
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“Una tormenta perfecta en la Amazonía” es un libro de Timothy Killeen que contiene los puntos de vista y análisis del autor. La segunda edición estuvo a cargo de la editorial británica The White Horse en el año 2021, bajo los términos de una licencia Creative Commons -licencia CC BY 4.0).