- El conjunto volcánico y rocoso Barama-Mazaruni de la Panamazonía cuenta con el privilegio de ser una zona rica en oro, por lo que la extracción de este mineral ha sido constante desde inicios del siglo XX.
- El país más favorecido con estos yacimientos es Venezuela, donde las empresas mineras del Estado y la minería informal llevan la delantera en su explotación. En total, cada año se obtienen alrededor de 80 toneladas de oro.
- Les sigue de cerca la Guyana y Surinam, con producciones anuales de entre 40 y 20 toneladas. En dichos países no solo hay mineros informales sino también garimpeiros de Brasil, quienes explotan los yacimientos superficiales de oro. A la par, en la Guyana francesa existen minas a cielo abierto operadas por empresas extranjeras.
Los cinturones verdes son zonas de rocas metamórficas y volcánicas que se encuentran dentro de formaciones antiguas (arcaicas) dominadas por granito y gneis. Son comunes a la mayoría de los cratones del mundo y, a menudo, se asocian con depósitos de oro de categoría mundial. El cinturón verde más importante en la Panamazonía es el supergrupo Barama-Mazaruni, que se presenta como una banda no continua de rocas en el este de Venezuela y Guyana, luego reaparece en Surinam y la Guyana Francesa, y después más al sur en Amapá. En total, esta formación geológica cubre unos trece millones de hectáreas.
Venezuela
Al parecer, la parte más rica de esta provincia geológica se encuentra en el estado venezolano de Bolívar, donde la minería aluvial comenzó a pequeña escala en la década del 30. La subida de los precios del oro en 1980 motivó a miles de aventureros a migrar a la región para trabajar los yacimientos de oro superficiales (saprolita) utilizando técnicas de minería hidráulica. La mayoría se instaló cerca de dos localidades fronterizas: El Callao en el Norte y Las Claritas en el Sur.
La minería informal compartía esta zona con tres concesiones estatales creadas en la década del 70 para explotar los yacimientos más grandes y ricos. Posteriormente, los derechos para explotar estos recursos fueron subastados en la década del 90 a empresas extranjeras, que desarrollaron planes para instalar minas a cielo abierto a gran escala. Las minas fueron nacionalizadas nuevamente en 2008 por el gobierno de Hugo Chávez y las empresas, todas domiciliadas en Canadá, demandaron a Venezuela para exigir indemnizaciones ante tribunales internacionales.
El gobierno de Nicolás Maduro ha delegado la administración de los yacimientos de oro al ejército, que controla decenas de empresas mixtas entre la corporación minera estatal (CVG Minerven) y empresas privadas propiedad de personas políticamente influyentes.
No hay operaciones a cielo abierto a gran escala y las concesiones se explotan combinando minería a cielo abierto y subterránea. Las grandes minas utilizan cianuro y tecnología de lixiviación en tanques para concentrar el oro, mientras que las pequeñas mineras utilizan tecnología aluvial y mercurio. Los yacimientos de oro en Venezuela se caracterizan por miles de estanques de relaves mal diseñados.
En 2017 y 2018, el gobierno venezolano informó que toda la producción fue de 8,4 y 10,5 toneladas, respectivamente. Sin embargo, una entidad que rastrea el comercio internacional de lingotes de oro sitúa ese valor en 23 y 26 toneladas. Analistas asociados con grupos de la sociedad civil estiman que la minería venezolana produce alrededor de 80 toneladas por año, lo que tendría un valor nominal de aproximadamente 42 mil millones de dólares. La gran mayoría del oro sale del país a través de rutas clandestinas, pero no está claro cuánto exportan particulares y bandas criminales que evaden impuestos y cuánto se debe al gobierno que busca evitar sanciones internacionales.
Guyana
La minería artesanal de oro ha dominado durante mucho tiempo la extracción en Guyana y, a diferencia de otros países amazónicos, la mayoría opera como empresas formales con concesiones legales registradas. No obstante, miles de pequeños mineros trabajan bajo acuerdos informales para las medianas empresas legalmente constituidas. Al parecer, algunas de estas empresas abusan de estos acuerdos informales y expulsan a sus subcontratistas si descubren una cantidad importante. A pesar de las evidentes imperfecciones del sector, el gobierno se ha comprometido a mejorar la gestión a través de sus concesionarios y eliminar el uso de mercurio para 2025. El objetivo es crear un nicho en el mercado internacional de joyas y lingotes que pueda certificarse como sostenible.
La primera inversión corporativa a gran escala en Guyana fue la mina a cielo abierto Omai, que operó entre 1993 y 2005, a pesar de una gran catástrofe medioambiental en 1997 causada por la falla de su instalación de almacenamiento de relaves. La mina fue cerrada cuando los bajos precios del oro hicieron que las operaciones no fueran rentables (con un precio de 500 dólares/oz), y podría reabrirse para explotar lo que, aparentemente, sigue siendo una grande reserva de oro. El renacimiento de Omai indicaría que la política gubernamental facilita la inversión de corporaciones extranjeras. Hasta el 2022, había dos minas industriales operando, una en construcción y cuatro en diferentes etapas de desarrollo.
La producción total de oro en Guyana en 2020 fue de 20 toneladas (alrededor de 1.000 millones de dólares), y aproximadamente el 65% fue producido por las aproximadamente 15.000 personas que trabajan para empresas nacionales. Si todas las minas industriales en desarrollo llegan a buen puerto, el país producirá más de 40 toneladas de oro al año.
Surinam y Guyana Francesa
Surinam tiene un sector minero aurífero similar al de Guyana. Unos 20.000 pequeños mineros producen aproximadamente la mitad del oro que se exporta cada año. Pero en vez de un sistema legal administrado por el gobierno, los yacimientos de oro están controlados por individuos de la comunidad cimarrona que subcontratan garimpeiros brasileños indocumentados para explotar los yacimientos de oro superficiales. Al igual que en Guyana, la inversión en minas corporativas ha aumentado durante la última década: existen dos minas activas a cielo abierto en operación y varias más en desarrollo
La Guyana Francesa comparte la tradición de las comunidades cimarronas que dominan el sector de la minería a pequeña escala, lo que también implica la participación de miles de garimpeiros. El sistema jurídico ha atraído a varios inversores corporativos, entre ellos gigantes multinacionales y una empresa francesa que pretende instalar una mina industrial en una concesión que alguna vez albergó una mina aluvial.
Imagen destacada: Los mineros informales infringen sistemáticamente la normativa medioambiental que, en teoría, debería mitigar y remediar el impacto de sus operaciones de minería aluvial. Crédito: © kakteen, Shutterstock.
“Una tormenta perfecta en la Amazonía” es un libro de Timothy Killeen que contiene los puntos de vista y análisis del autor. La segunda edición estuvo a cargo de la editorial británica The White Horse en el año 2021, bajo los términos de una licencia Creative Commons -licencia CC BY 4.0).