- La anole azul es una especie de lagartija tan evasiva y extraña, que los científicos no han podido siquiera estimar su población en la isla Gorgona, Colombia.
- La deforestación que acaba con su hábitat y la caza excesiva son las principales amenazas de esta especie.
Muy por encima del suelo de la selva en la remota isla de Gorgona, en Colombia, habita una lagartija de un color azul brillante que rivaliza con el mismo color del cielo. Es la Anolis Gorgonae, o anole azul, una especie de lagartija tan evasiva y extraña, que los científicos no han podido siquiera estimar su población. En virtud de lo aislado de su hábitat y sus hábitos solitarios, los investigadores conocen poco de la anole azul, aunque han sido cautivados por su imponente coloración.
Gorgona se localiza a unos 56 kilómetros de la costa pacífica de Colombia; es una isla con un pasado único pero de futuro incierto. Una prisión de alta seguridad se ubicaba en ella desde principios de 1950 hasta que fue clausurada en 1984. Su separación de tierra firme por un abismo subacuático de 270 metros de profundidad ha permitido que Gorgona desarrolle una biodiversidad propia. En 1985, la isla fue declarada parque nacional a efecto de proteger las especies únicas que florecen en su delicado ecosistema.
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Es realmente fascinante observar el color azul puro en esta lagartija, tonalidad que comparten machos y hembras. La diferenciación visual más clara entre ambos es el abdomen del macho, como en otras especies de anole, sólo que en este caso la panza es de un color blanco brillante, que acentúa el azul de la piel de estos animales. Sin embargo, a pesar de su notable belleza, pocas personas han tenido la suerte de conocer a esta lagartija “pura azul”.
Anole azul en Gorgona. Foto de Thomas Marent: Rainforest
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Margarita Ramos, investigadora de la Universidad de Princeton, ha hecho estudios de la anole gorgone en su hábitat natural. La primera experiencia que destaca Ramos en su investigación es la dificultad de obtener un levantamiento preciso de la población de estas especies, lo que ha probado su extrema evasividad. Durante sus estudios más recientes, Ramos observó apenas siete largartijas. Su compañero investigador, Nicolás Urbina, de la Universidad Nacional Autónoma de México, enfrentó una problemática similar, ya que sólo logró ver dos especimenes durante su estancia en la isla. Con una muestra tan pequeña es difícil establecer conclusiones sobre la vida de estas especies.
A pesar de la dificultad para establecer un estimado de la población de las lagartijas azules, herpetólogos locales están convencidos de que son una especie amenazada. Primero, por la deforestación que acaba con su hábitat y también por la caza excesiva de la que han sido objeto por admiradores extremos de esta hermosa y única en su coloración lagartija celeste. La deforestación constituye una amenaza en particular porque la anole azul es una especie que vive arriba de los árboles, y sólo las hembras se aventuran a bajar a la selva para depositar sus huevos.
Fernando Castro, biólogo de la Universidad del Vallle, quien se ha dedicado a estudiar a los reptiles de la Isla de Gorgona, comentó a Mongabay.com que mucha de la deforestación ocurrió cuando la isla era una prisión.
“La población carcelaria dependía enormemente de la recolecta de leña para uso combustible”, señaló Castro.
Mas aún, agregó, la irrupción del hombre en este hábitat afectó el delicado balance ecológico de la isla, poniendo a algunas especies en desventaja frente a sus depredadores naturales.
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“Actualmente sabemos muy poco acerca de las necesidades ecológicas de estas especies”, explicó Castro. “Desconocemos el alcance del área de su actual hábitat o si las relaciones biológicas y ecológicas – como cazador y presa- han cambiado. Es posible que los depredadores naturales de la anole gorgonae, incluyendo pájaros, monos u otros reptiles, se hayan adaptado mejor que ellas a los cambios.”
Una amenaza adicional, debido a la naturaleza aislada de la isla y el frágil equilibrio de la especies, son los organismos invasores “extraños, que han ocasionado severos estragos biológicos en el medio ambiente de las islas alrededor del mundo”.
Finalmente, el creciente interés por hacer de Gorgona un destino turístico constituye una preocupación más. Recientemente, una parte de la isla fue privatizada y concesionada para un desarrollo turístico, a lo que Castro comentó que no es de esperarse que los inversionistas se preocupen por el bienestar de una pequeña lagartija.
Una propuesta para salvar a la anole azul
Isla de Gorgona de la costa de Colombia. El mapa derivó de imágenes del satélite de la tierra de Google. |
En virtud de su limitada distribución geográfica y su obvia belleza, la anole azul es una excelente candidata para un programa de crianza en cautiverio que podría también cosechar beneficios para otras especies animales de la isla de Gorgona. Bajo un cuidadoso sistema de control, una limitada cantidad de anoles azules podría ser subastada para financiar los esfuerzos de conservación y rehabilitación en Gorgona. La anole azul podría servir como un ejemplo carismático de un grupo de especies que garantizarían la preservación de los ecosistemas de la isla.
Un proyecto similar organizado por la National Geographic Society ha cosechado un tibio éxito. El año pasado la organización hizo el anuncio que ofrecería en venta a los consumidores de los Estados Unidos un espécimen del Wollemi Pine, uno de los más antiguos y extraños árboles en el mundo. La organización destacó que las ventas del árbol serían una oportunidad para conservar y propagar estas especies . Parte de las ganancias también fueron destinadas para apoyar los esfuerzos de conservación de estos árboles prehistóricos en Australia, su hábitat nativo.
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Castro señaló que un criadero cautivo de las lagartijas azules sería una respuesta efectiva para prevenir su extinción, toda vez que la Anolis caroliensis, una especie familiar de la anole gorgonane, se cría en los Estados Unidos para el comercio de las mascotas.
“Mientras sea técnicamente ilegal trasladar a las lagartijas de Gorgona, toda vez que de conformidad a las leyes colombianas es una especie protegida, las técnicas de reproducción empleadas en los Estados Unidos podrían ser aplicadas aquí en Gorgona para ayudar a incrementar la población de estas especies”, precisó Castro. Sin embargo, el investigador advirtió que sólo una mínima cantidad de anoles salvajes deberían ser capturadas para cualquier tipo de programa de crianza en cautiverio.
Agregó que las estrategias de conservación in situ, ubicadas en la isla de Gorgona, son preferibles a cualquier método ex situ que implicaría separar por completo a las especies de su hábitat natural.
“Debemos enfocarnos en investigaciones in situ- no ex situ- para mejorar nuestros conocimientos sobre el ecosistema general de Gorgona. Si pensamos que salvar a la anole gorgonae será difícil, esperemos cuando intentemos preservar a todas las especies de la isla”.
Castro tiene un buen punto. No obstante, utilizando a la anole gorgonae como símbolo de la conservación de Gorgona podría evitarse que otras especies de la isla pierdan el juego de la vida en esta maravillosa isla.
*Imagen principal: una anole azul. Foto: cortesía de Avitur.
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