Una excavadora al borde de la selva tropical en una turbera acabada de deforestar en la concesión de aceite de palma de Bertuah Aneka Yasa S.A., parte del grupo Duta Palma, en Indragiri Hulu, Riau. Tomada el 05/04/2013 © Kemal Jufri / Greenpeace
Parece ser que la conversión de bosques para producir aceite de palma es ahora el principal móvil de la deforestación en Indonesia; entre 2009 y 2011 fue responsable de casi una cuarta parte de la pérdida de bosques, según un nuevo informe de Greenpeace que acusa al principal estándar de certificación del sector de no detener la destrucción de bosques.
El informe, titulado Certifying Destruction, [Para certificar la destrucción], usa imágenes satelitales, datos de concesiones gubernamentales, investigaciones de campo y análisis de terceros para concluir que varios miembros efectivos y recientes de la Mesa redonda sobre el aceite de palma sostenible (RSPO por su sigla en inglés) — el principal órgano de la industria que emite eco certificaciones — siguen comprando o comerciando con aceite de palma producida a partir de la conversión de las selvas tropicales y las turberas ricas en carbono de esta nación del Sureste de Asia.
“RSPO aspira a que sus miembros lideren la sostenibilidad en la industria pero, dados los actuales estándares de este órgano, sus miembros tienen la opción de destruir bosques y drenar turberas,” declaró Bustar Maitar, responsable de la campaña de Greenpeace Internacional por los bosques de Indonesia. “Año tras año, los incendios forestales y la humareda en Indonesia hacen estragos en la región, y el sector del aceite de palma es uno de los principales culpables.”
300.000 hectáreas
Al analizar datos satelitales, Greenpeace halló que entre 2009 y 2011 unas 300.000 hectáreas de bosque fueron despejadas para dar lugar a plantaciones de palma oleaginosa, lo cual supone casi el 25 por ciento de las 1,24 millones de hectáreas de bosque que el gobierno indonesio asevera fue talado en estos dos años. La deforestación debida a las plantaciones de palma oleaginosa fue exageradamente cuantiosa en tres provincias del Borneo indonesio: Kalimantan Occidental (75 por ciento de la deforestación total fue atribuida al aceite de palma), Kalimantan Oriental (55 por ciento) y Kalimantan Central (38 por ciento).
Tocones de árboles calcinados contra el fondo humeante en un área de turbera recién despejada cerca de la población de Tanjung Baru, subdistrito de Pangkalan Kerinci en la regencia de Pelalawan, provincia de Riau, Indonesia. La población se halla junto a Pusaka Megah Bumi Nusantara S.A. (PMBN) – una empresa de aceite de palma que pertenece al grupo Asian Agri, miembro de la Mesa redonda sobre el aceite de palma sostenible (RSPO). A esta área, según los cuadros oficiales más recientes, la cubre la moratoria del gobierno indonesio a la emisión de nuevos permisos en bosque primario y turberas. Miles de incendios en las turberas de la provincia – la mayoría dentro de concesiones de pulpa y aceite de palma – acarrearon una polución del aire sin precedentes en Singapur y Malasia, y la humareda llegó hasta Tailandia. Tomada el 29 de junio de 2013 © Ulet Ifansasti / Greenpeace
Greenpeace: RSPO aún no cumple
El informe de Greenpeace sugiere que las empresas que son miembros de RSPO aún no alcanzan las metas de la iniciativa, lo cual preocupa a la gente medioambientalista. Notoriamente, las empresas con certificación de RSPO siguen desmontando bosques y turberas para nuevas plantaciones. Y durante la actual crisis de la humareda se detectaron varios focos de incendios dentro de sus concesiones.
“En 2009 se pudo determinar que las concesiones de palma oleaginosa, actualmente afiliadas a miembros de RSPO, poseían 14% del bosque natural concedido a la palma oleaginosa en Indonesia. Mas estas concesiones daban cuenta de un desproporcionado 21% de la deforestación en concesiones de palma oleaginosa – 63.000 hectáreas que incluyen unas 20.000 hectáreas de turbera cubierta de bosque y rica en carbono,” afirma el informe. “Genting, Surya Dumai y Wilmar fueron las tres propiedades privadas, miembros de RSPO, que poseían las áreas más grandes de deforestación que fueron identificadas.”
“El 39% de los focos de incendios en concesiones de aceite de palma en Riau, de enero a junio de 2013, estaba en concesiones afiliadas a miembros de RSPO – un total de 720 focos de incendios en concesiones relacionadas a RSPO.”
El problema, dice el grupo activista, es que si bien los criterios de RSPO prohíben convertir bosque antiguo y de “alto valor para la conservación” (AVC), no excluyen la tala de bosque secundario ni el desmonte de turberas para plantaciones. Como estas áreas fijan gran cantidad de carbono en sus suelos, si se quita la vegetación y se drena las aguas subterráneas, se activa un volumen sustancial de emisiones. RSPO no impone límites a las emisiones que genera la producción de aceite de palma — los informes de emisiones son a título voluntario.
“Las reglas de RSPO no previenen incendios forestales ni quemas en turberas,” declara el informe. “RSPO prohíbe el uso deliberado de fuego para despejar terrenos pero no aborda el origen de los devastadores incendios de Sumatra en junio de 2013. RSPO permite a sus miembros talar selva tropical y deforestar y drenar turberas. La turba drenada es como polvorín: una vez seco, el suelo denso y rico en carbono se enciende fácilmente y, una vez encendido, suele propagarse velozmente.”
Por su parte, RSPO dice que las denuncias de Greenpeace le llevaron a investigar a cinco miembros por los presuntos incendios. Encontró que tres registraban focos de incendios, uno de los cuales —Jatim Jaya Perkasa S.A. — tenía docenas de incendios.
“[Jatim Jaya Perkasa S.A.] se ha convertido en un caso de denuncia formal,” le dijo RSPO a mongabay.com. “Pedimos a las otras dos empresas que tenían focos de incendios que aplacasen de inmediato los incendios que hubiesen estado ardiendo por menos de 24 horas. Mientras tanto, confirmamos que no se debían a temas sistémicos, pues tienen una política contra las quemas conforme a las directrices de RSPO. RSPO sigue controlando esta cuestión.”
El órgano también culpó a Greenpeace por su elección de mapas de referencia a la hora de establecer linderos de concesiones.
“El análisis de los focos de incendios discrepa porque los mapas de concesiones que proporciona Greenpeace difieren de aquellos en los que deberían basarse para hacer referencias precisas (linderos de UGH (Unidades Geográficas Humanas) / Derechos de uso empresarial),” dijo el órgano. “RSPO le hizo notar a Greenpeace varias veces que estaban usando mapas de referencia incorrectos y que debían rendir cuentas sobre la confiabilidad de la información que entregan al dominio público.”
Un trabajador de Raja Garuda Mas Sejati S.A. – una empresa de aceite de palma que pertenece al grupo Asian Agri, miembro de RSPO – trata de extinguir un incendio en una turbera dentro de la concesión de la empresa, cerca de la población de Tanjung Muara Sako, subdistrito de Langgam en la regencia de Pelalawan, provincia de Riau, Indonesia. Tomada el 06/29/2013 © Ulet Ifansasti / Greenpeace
No se rastrea el producto a lo largo de la cadena de suministro
El informe de Greenpeace también critica lo que denomina lavado del aceite de palma que proviene de fuentes sin certificación de RSPO. Anota que el aceite de palma con certificación de RSPO rara vez es separado del aceite de palma convencional. Peor aún, se halló a miembros de RSPO comprando fruta de palma de personas que talaron selva tropical ilegalmente para dar lugar a plantaciones.
“Los productores no necesitan concesiones con certificación para ser miembros de RSPO. Los miembros de RSPO pueden comerciar libremente Racimos de fruta fresca (FFB, por su sigla en inglés) y aceite producido por quienes no son miembros ni se han comprometido con la sostenibilidad: algunos de los procesadores y miembros de RSPO más prominentes, incluidos IOI, Wilmar y Musim Mas, comercian en gran medida con terceros y de ellos se abastecen de FFB o de productos de aceite de palma” dice el informe. “No es improbable que los FFB de plantaciones sin licencia y de áreas que fueron quemadas para despejarlas acaben en los molinos de los miembros de RSPO. Hace poco, una investigación de WWF Indonesia mostró que, en 2012, los molinos, algunos con certificación de RSPO, de propiedad de Wilmar y Asian Agri, miembros de RSPO, estaban recibiendo FFB de plantaciones ilegales en el Parque Nacional Tesso Nilo. No obstante, ahora ambas empresas dicen que están introduciendo procedimientos para que esto se detenga.”
De acuerdo a Greenpeace, muchas empresas que parecen bienintencionadas soslayan el problema comprando certificaciones de GreenPalm que, en efecto, permiten a los compradores compensar sus adquisiciones de aceite de palma convencional con créditos que representan un volumen equivalente de aceite de palma certificada por RSPO. Es una iniciativa transitoria, hasta que se disponga más fácilmente de aceite de palma segregado. Hasta entonces, las empresas no saben si el aceite de palma que usan en sus productos realmente proviene de fuentes que se ajustan a estándares sociales o medioambientales. Para Greenpeace, ésta es la cuestión.
Empero, un problema de mayor peso es que los consumidores no parecen dispuestos a pagar una prima muy alta por aceite de palma con certificación. En la actualidad, las certificaciones de GreenPalm obtienen una prima de 0,4 por ciento, muy inferior al 10 por ciento al que se apuntaba cuando el primer aceite de palma con certificación empezó a ser embarcado en 2008. Sin recargo en el precio, no hay un incentivo para que los productores se den la molestia de pasar por el oneroso proceso de certificación o, lo que es lo mismo, de abogar para que se lo fortalezca.
Greenpeace a las empresas: no dejen RSPO
Aun cuando el informe de Greenpeace es bastante crítico de RSPO, no llega al punto de pedirle a su clientela corporativa que abandone la iniciativa. Más bien, el grupo activista pide a los compradores que “se impongan estándares más estrictos” que los de RSPO y se abastezcan de quienes se guían por normas más escrupulosas.
“RSPO sigue siendo el órgano intersectorial más grande y su masa crítica de miembros incluye a productores, comerciantes y consumidores corporativos. Aunque en materia de conversión de bosques, y en otras áreas como el derecho a la tierra, los estándares de RSPO son ostensiblemente inadecuados, siguen siendo mejor que nada,” declara el informe. “Por ende, Greenpeace no pide a las empresas que dejen RSPO sino que se exijan más de lo que los estándares de RSPO demandan.”
“La empresas que ‘son más exigentes que RSPO’ y que se ajustan a políticas para asegurar la protección de los bosques incluyen a Golden Agri-Resources, New Britain Palm Oil y Agropalma, cuyos compromisos ‘de no deforestar’ demuestran que se puede tener un sector de aceite de palma responsable. Por su parte, algunas empresas consumidoras están fijando estándares para políticas de adquisición verdaderamente responsables. Por ejemplo, Nestlé se comprometió manifiestamente a romper el vínculo entre aceite de palma y deforestación en su propia cadena de suministro.”
Greenpeace cita una nueva iniciativa, Palm Oil Innovation Group, como posible modelo para empresas que persiguen estándares más estrictos. POIG, que actualmente abarca unas cuantas ONG y empresas de aceite de palma “progresistas”, agregará normas para mejorar el desempeño social y medioambiental del aceite de palma, como “los requisitos de reservar suficiente tierra para los cultivos alimentarios de las comunidades locales, las emisiones de gas de efecto invernadero y el abstenerse de desarrollar cultivos en turberas.”
Greenpeace dice que RSPO también debe orientarse hacia estándares más rigurosos, como la prohibición de convertir turberas y de deforestar. El grupo insta a RSPO a subsanar algunas de las inconsistencias y lagunas que permiten a las empresas producir y comerciar aceite de palma sin certificación a la vez que operan amparados por su membresía en RSPO.
El informe de Greenpeace llega en un momento álgido para la industria del aceite de palma que contrasta con un auge reciente. Este año hubo menor demanda por aceite de palma, lo cual redujo considerablemente los márgenes de ganancia en el sector. Por otro lado, es posible que la proyectada expansión por el África tropical, Asia continental y Latinoamérica invite una era de excesiva oferta a corto plazo, lo cual minaría aún más los precios.
Es incierto el efecto de estas tendencias en la demanda por aceite de palma con certificación. La pasada sobreabundancia llevó a los productores a abandonar las plantaciones marginales y sus planes de multiplicar plantaciones, reduciendo así, en potencia, la presión sobre tierras forestales. Queda por ver si esto aumenta el interés por producir y abastecerse de aceite de palma de alta calidad y con certificación de RSPO.
No obstante, a corto y a mediano plazo, es muy probable que la producción de aceite de palma continúe siendo una opción lucrativa si se la compara con otras formas de agricultura en los trópicos. Esto la pone en directa competencia con la preservación de los bosques.