- Aplicativo Ictio será usado por pescadores y personas en puertos y mercados de los cinco países de la cuenca del Amazonas con el fin de monitorear la pesca. Proyecto también incluye evaluación de la calidad del agua de los ríos.
- El principal problema que enfrenta el proyecto es la ausencia de conectividad a Internet en las comunidades de la selva.
Las vendedoras de pescados del mercado Modelo de Iquitos miraban con curiosidad al grupo de personas que se acercaba a sus puestos para tomar fotos. Registraban con sus celulares a las doncellas, sardinas, boquichicos y otras especies de peces que se exhiben para la venta. Les llamaba la atención que les pregunten dónde y cuándo habían sido capturados y que incluso, alguien del grupo cogiese una cinta métrica para medirlos.
¿Para qué hacen eso?, preguntó doña Inés a quienes en ese momento estaban probando Ictio, una aplicación móvil creada por el Proyecto Ciencia Ciudadana para la Amazonía de la Wildlife Conservation Society (WCS). Esta iniciativa que tiene como objetivo recoger información sobre el estado de conservación de los peces migratorios ha logrado reunir a 34 organizaciones para ponerla en marcha.

Este ambicioso proyecto de ciencia ciudadana que se extiende por los países amazónicos —Bolivia, Perú, Brasil, Colombia y Ecuador— se ha propuesto crear una red de voluntarios para recoger información y monitorear la pesca en los ríos de la cuenca amazónica, a través de algo tan sencillo como instalar una aplicación en los teléfonos celulares. El proyecto también incluye un monitoreo del nivel y calidad del agua de los ríos.
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Una aplicación para conocer a los peces
La ciencia ciudadana se presenta como una nueva tendencia que busca involucrar a las personas en actividades científicas. Para que puedan participar y ser voluntarios, se recomienda que pasen antes por un proceso de capacitación. Y eso fue precisamente lo que hicieron hace unas semanas los expertos al poner en práctica en la selva de Iquitos la APP Ictio, una aplicación desarrollada por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, para estudiar los peces de la Amazonía. Usaron como modelo el eBird, un sistema también de ciencia ciudadana para el recojo de datos sobre aves.
Ictio contará con un grupo de aliados que conoce muy bien el ecosistema acuático de la Amazonía: pescadores de asociaciones y de comunidades indígenas ubicadas en los ríos de toda la cuenca del Amazonas. Su labor consistirá en registrar en el aplicativo la especie capturada, el lugar de pesca, la fecha, la cantidad y peso de la captura. Esta información servirá para conocer la situación real de los peces migratorios en sus cuencas.
En esta etapa piloto, el aplicativo se centrará en conocer el estado de conservación de los “bagres migratorios y especies de peces con escamas que son esenciales para la seguridad alimentaria y el desarrollo económico en la región”, se explica en la descripción del proyecto.

El trabajo será arduo, tomando en cuenta que en la cuenca Amazónica existen unas 2400 especies de peces. Y que algunas de ellas como el dorado amazónico —una de las 12 especies de bagres de la Amazonía—, pueden llegar a medir hasta los 1.40 metros de largo, sin contar que cruza prácticamente todo el ancho del continente en un viaje de por lo menos 8000 kilómetros de ida y vuelta. Las especies migratorias representan más del 80 % de la captura de peces en la Amazonía.
Chris Wood, director asistente del departamento de Ciencia e Información del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, señala que cada persona que use el app será como una suerte de sensor de las 21 especies que han sido incluidas. “Ojalá que con este aplicativo podamos hacer un monitoreo para saber cómo están los peces y también cómo está el agua, pues hasta ahora no existe una línea de base”.
Wood agregó que el principal problema que se presenta con esta herramienta es el acceso a internet, pues hay muchos lugares en la Amazonía que no tienen conexión a una red. No obstante, dijo que la tendencia es buena, pues cada día hay más personas con acceso a este servicio. Tiene la esperanza, además, que la tecnología, lejos de aislar a las personas, se convierta en una forma de conexión con la biodiversidad. “A través de estos aplicativos, las personas que viven en las ciudades pueden interesarse y conectarse con la naturaleza”, dijo.
Lo complicado al comienzo será conseguir que los voluntarios puedan registrarse. Will Morris, del equipo de desarrolladores del aplicativo del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, explica que muchas de las personas que usarán Ictio, principalmente en las comunidades, no cuentan con una dirección de correo electrónico, requisito para abrir una cuenta en el app. “Tenemos que encontrar soluciones para estos retos. Para la falta de conexión ya se ha previsto que la información puede quedar guardada en el teléfono hasta que la persona llegue a un lugar con internet. En cuanto a la falta de email, estamos evaluando la opción de que tengan acceso a través de una red social, pues muchas personas forman parte de estas redes”.

Más complicado, sin embargo, puede resultar que los colaboradores sepan utilizar un teléfono inteligente. En el mercado que visitamos, dos vendedoras de pescado, por ejemplo, que provenían de comunidades en las riberas del río Amazonas, dijeron que no tenían idea de cómo funcionaban esos aparatos, aunque aseguraron, que si les entregan uno aprenderían a usarlos.
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Ciencia ciudadana en comunidad
Recoger información de los peces de la cuenca amazónica no es algo nuevo para Alex Bottger, especialista del Programa Pro Pachitea, en la región Pasco, del Instituto del Bien Común (IBC) en Perú —institución socia del nuevo proyecto. El experto comentó que ya cuentan con 15 familias voluntarias de la cuenca del río Pachitea que comprenden muy bien lo que tienen que hacer. El IBC comenzó con ellos en el 2010 un trabajo de monitoreo de la pesca, aunque todos los datos los registran hasta hoy en una ficha que se llena a mano. Ahora que utilizarán la App Ictio, no dejarán de preparar sus reportes manuales, debido a que recogen mayor información. “Nosotros trabajamos con las federaciones y los jefes de las comunidades, quienes designan a las familias que participarán en el proyecto”, explica Bottger.
El especialista del IBC menciona que ya cuentan con una línea de base que ha catalogado a 261 especies de peces y que el objetivo de esta nueva etapa es conocer cuál es la situación actual de la población de la fauna de río. “La gente dice que no hay muchos peces, que el tamaño se ha reducido, que hay especies que han desaparecido, pero debemos demostrarlo y con Ictio y el monitoreo de agua conoceremos qué sucede realmente en la cuenca del río Pachitea. Creo que en seis meses tendremos una visión más precisa de cómo está el río”.

Vanessa Eyng, del Instituto Mamirauá, de Brasil —otra institución socia del proyecto— cuenta que también tienen experiencia en proyectos de participación ciudadana. “Vamos a trabajar con pescadores organizados y con comunidades indígenas en el uso del aplicativo. Actualmente contamos con 27 grupos en nuestro ámbito de trabajo, la cuenca media del Amazonas en Brasil. También tenemos un proyecto pedagógico en escuelas, ya que nuestra intención es que desde niños valoren la importancia de la cuenca”.
Hasta el momento, el proyecto cuenta con la participación de pescadores de comunidades indígenas en 22 zonas de los cinco países amazónicos, quienes formarán parte de esta red de ciencia ciudadana, es decir, un esfuerzo de colaboración entre personas que no se dedican a la ciencia y científicos. En este proceso, los ciudadanos recopilarán datos que luego serán usados por los científicos para sus investigaciones, aunque lo cierto es que la información también será útil para los voluntarios.
Elizabeth Anderson, investigadora de la Universidad Internacional de la Florida, en Estados Unidos, es una de las responsables del monitoreo de la cantidad y calidad del agua de los ríos amazónicos. Para ello —explica Anderson— se utilizarán instrumentos tecnológicos de bajo costo que se instalarán en por lo menos 10 cuencas del Amazonas, las mismas en las que se usarán el aplicativo Ictio.
En esos lugares se instalarán equipos especiales con sensores automáticos que permanecerán en el agua y recabarán información sobre el nivel, temperatura, acidez, entre otras variables del agua. Los aparatos pueden ser programados para que recojan la información cada cierta cantidad de minutos.

“Los equipos denominados Agua Kit son una adaptación de un sistema que ya existe y que ha sido creado por la empresa Conservify. Están preparados con dispositivos que permiten tener conexión a internet y envían los datos de manera automática a nuestra base”, explica la investigadora.
Andrea Encalada, investigadora de la Universidad San Francisco de Quito, Ecuador, forma parte del equipo científico. Para ella, es importante que ya se hayan tomado acuerdos sobre el aspecto científico del proyecto. Explica, por ejemplo, que la información enviada por Ictio y por Agua Kit se guardarán en bases de datos independientes, lo cual será muy bueno para análisis posteriores.
Alex Fleker, científico de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, contó que las ideas y propuestas para el monitoreo de peces fue un proceso rápido, mientras que el modelo de investigación del agua tomó más tiempo desarrollarlo. “La pesca es una actividad mucho más evidente pues involucra a personas, en cambio para definir el monitoreo del agua tuvimos que hacer una reunión especial en San Francisco el año pasado”.
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Preguntas por resolver
Para Mariana Varese, directora del proyecto y miembro de WCS, este es un paso para integrar la Amazonía a través del sistema de conexión de sus ríos. “La Amazonía siempre ha sido vista con un enfoque terrestre como el bosque tropical continuo más grande del mundo, pero muy poco nos hemos ocupado de sus ríos y sus peces y de la conexión que estos tienen con las personas”.

Como toda propuesta científica, el proyecto se sustenta en una pregunta: ¿dónde y cuándo migran los peces en la cuenca amazónica y qué factores ambientales influyen sobre estas migraciones?, explica la directora del programa.
En la última reunión de socios del proyecto realizado en Iquitos a fines de abril, los asistentes debatieron durante tres días sobre la puesta en marcha del proyecto. En la reunión se resolvieron varias dudas, pero surgieron otras, que deben ser solucionadas conforme se avance con el uso de las herramientas. “Este proyecto es sobre preguntas y no nos angustia que surjan nuevas interrogantes pues siempre trabajaremos unidos para responderlas. Creo que las preguntas fundamentales nos llevarán a entender las migraciones de los peces de la región y descubrir si las nuevas tecnologías pueden favorecer la comunicación entre personas de la Amazonía”.
La directora del proyecto explicó que el uso de las herramientas tecnológicas como Ictio y Agua Kit se ha iniciado este mes, pero recién en setiembre estará instalado en su totalidad en todas las cuencas que se sumen al proyecto.
¿Porque hacer un proyecto de ciencia ciudadana en la Amazonía? “Desde nuestra experiencia teníamos muchos años en monitoreo y manejo participativo de recursos naturales y de territorios, y veíamos que a la gente se preocupa por el bosque, quieren vivir mejor, conocer. Hay mucha curiosidad para explorar y contribuir a algo que no solo te sirve a ti porque tendrás información sobre sequías, calidad del agua y otras cosas, sino también porque es parte de algo mucho más grande. Necesitamos pensar en la Amazonía como un todo, algo grande, compleja e interconectada”, dijo Varese.