- Los visitantes son considerados enemigos en las localidades cercanas al Polígono 7, porque es ahí donde las obras para la construcción de la carretera avanzan.
- El viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, confirmó que hay cultivos ilícitos de hoja de coca y que encontraron pozas de maceración de cocaína en Nueva Aroma, Ichoa y Tacopaya.
(Este reportaje es una colaboración periodística entre Mongabay Latam y el diario El Deber de Bolivia)
El viaje hasta la comunidad de Nueva Aroma puede ser fascinante. El problema es la población, que no aprueba la visita de extraños a su zona.
Ya en la localidad Eterazama las miradas se percibían desafiantes. Y en Isinuta, la puerta de ingreso al Polígono 7, dominado por colonos afiliados al Consejo Nacional del Sur (Conisur), la situación se tornó tensa. Este lugar es parte del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), pero en este espacio las visitas no son bienvenidas. Las dos horas que dura el trayecto desde Isinuta a Nueva Aroma son de temor.
Isinuta está situada a una hora de Villa Tunari, el municipio más turístico del Chapare cochabambino. Los negocios están en todos lados. El comercio domina la zona y la población parece no tener preocupaciones. Cada quien atiende sus necesidades y están orgánicamente afiliados a una línea política: la del Movimiento Al Socialismo (MAS). El transporte público es abundante. La mayoría llega de Eterazama. Son pocos los que llegan hasta el fin del Polígono 7.
Pero si la desconfianza del poblador de Isinuta era alta, ya en el camino hacia Nueva Aroma es exagerada. Los comunarios hacen parar movilidades y preguntan a los “extraños” el motivo de la visita. Está prohibida la prensa, así que nos recomiendan no revelar nuestro oficio. El paisaje es hermoso, pero en ciertos tramos esa percepción se esfuma. La deforestación está creciendo. La tala de árboles en la zona se evidencia al lado del camino. Al fondo están los cocales, ocultos. Pero también se ven las hojas secando en los atrios de las viviendas, muy diferentes a las de las comunidades del norte del Tipnis. El cemento predomina en esta área. Hay escuelas modernas y también sedes sindicales.
Es precisamente en el tramo entre Isinuta y Nueva Aroma que se han construido los tres puentes que forman parte de las obras para la construcción de la carretera. Ahora el trabajo en esta zona se enfoca en mejorar la condición del camino. En este trecho, pasando la comunidad Bolívar, motorizados de una constructora privada y de la Administradora Boliviana de Caminos (ABC) aplanan la vía para que luego sea asfaltada.
Este sector está incluido dentro del Tramo II del proyecto de la carretera que pasaría por medio del parque nacional. Seis volquetes, dos tractores y una compactadora trabajan en el camino luego de pasar la comunidad Bolívar. Su misión es ripiar la vía que llegará hasta San Jorgito, que es la última localidad antes de cruzar el río Ichoa. Luego el territorio es virgen y, según dirigentes indígenas, solo falta abrir 17 kilómetros de vía.
Esta es una de las razones por las que el visitante es considerado un enemigo en las localidades cercanas al Polígono 7, porque es ahí donde las obras para la construcción de la carretera avanzan. En Nueva Aroma —lugar donde abundan los ríos, la biodiversidad y existe una exuberante vegetación— el clima se torna tenso para el que no pertenece a la zona. Ahí no hay ley. La gente te acorrala si eres extraño. Tienes que tener permiso para ingresar a esa comunidad, algo así como los trámites para entrar otro país.
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Zona sin ley
Sacar fotografías está prohibido. No quieren que la opinión pública se entere de que los puentes están operables y que el camino está en proceso de mejoras. Todos obedecen a un líder y no se puede hacer nada sin su consentimiento. Y este dirigente actúa respetando una jerarquía establecida por el municipio de Villa Tunari.
El Deber y Mongabay Latam ingresaron a esta zona hace unos días. Un periodista sufrió atropellos en Nueva Aroma. Fue increpado por comunarios al llegar a la comunidad. Lo retuvieron cuatro horas mientras el máximo dirigente del lugar intentaba hablar con sus autoridades para obedecer instrucciones.
Mientras tanto, los comunarios amenazaban con amarrar a un árbol al periodista para que sea atacado por hormigas. La orden, que salió desde Villa Tunari, fue fotografiar la cédula de identidad del afectado. Al final, lo llevaron hasta Isinuta. Ahí lo dejaron a cargo de otro dirigente. Este personaje fue quien lo amenazó: “Tenemos tu carné de identidad, sabemos dónde vives”.
Seis horas de pavor. Los pobladores dicen que no esconden nada, pero ya el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, dijo que hay cultivos de hoja de coca y que encontraron pozas de maceración de cocaína en Nueva Aroma, Ichoa y Tacopaya.