- "El valor de un tiburón vivo es más de $5 000 000 de dólares durante su vida completa, mientras que el valor de las aletas de un tiburón en el mercado chino es más o menos de $200 dólares”.
- "Veías a los pescadores artesanales sacando atunes gigantescos y los tiburones ahí, en la bahía, buscando las sobras de los peces. Es un lugar bastante increíble.”
Juan Mayorga, investigador colombiano, apasionado por el mar, trabaja liderando una colaboración entre Sustainable Fisheries Group, un grupo de investigación de la Universidad de Santa Bárbara en California USA, el programa para la conservación marina Pristine Seas de National Geographic y la organización Global Fishing Watch, creadora de una plataforma que muestra la ubicación y la actividad pesquera de 70.000 barcos a nivel global.
El objetivo de esta colaboración es potenciar las tecnologías para avanzar en ciencia y en conservación marina.
En esta entrevista, Juan Mayorga conversa con Mongabay Latam sobre los desafíos de las tecnologías que se están desarrollando para investigar lo que ocurre en los océanos y así poder trabajar en beneficio de la conservación de la biodiversidad, pero también de su historia personal y de cómo llegó a insertarse en las grandes ligas de la investigación marina.
¿Cuál es el objetivo de Global Fishing Watch?
El objetivo es acabar con la falta de transparencia, que ha sido un problema de las pesquerías globales desde el principio. La falta de transparencia es justamente el problema que tienen en común la sobrepesca, la pesca ilegal y la pesca no regulada.
Antes de que existiera esta herramienta, era muy difícil que una persona pudiera acceder a datos de las industrias pesqueras para saber quiénes están pescando y dónde. Es información que tradicionalmente se ha mantenido en secreto y muy cerca a la industria pesquera.
Global Fishing Watch está buscando romper con esa confidencialidad tratando de que todo sea más transparente, porque la verdad es que sin transparencia la sostenibilidad es muy difícil de alcanzar.
¿Esta herramienta funciona a partir del supuesto de que todas las embarcaciones, a partir de un cierto tamaño, tienen un dispositivo GPS para que puedan ser rastreadas?
El arma más fuerte de Global Fishing Watch, o con la que empezó a trabajar, son los sistemas de identificación automática AIS que tienen los barcos. Son dispositivos parecidos a un GPS que los grandes barcos utilizan para trasmitir su posición. Pero estamos muy conscientes de que no todas las embarcaciones tienen ese dispositivo, por lo que Global Fishing Watch está empezando a incorporar otros datos diferentes que pueden ayudar a llenar esos vacíos de información. Entonces estamos buscando, entre otras cosas, colaborar con los gobiernos para que ellos nos compartan información de sus sistemas de monitoreo VMS.
¿Cómo funciona ese sistema VMS?
También es satelital, pero es un aparato que se comunica única y exclusivamente con una central de información que tienen los gobiernos de cada país. Cada uno tiene su información, pero no es compartida con otros países, es privada. Entonces se hace muy difícil la colaboración y transparencia regional. Global Fishing Watch está haciendo negociaciones directamente con los gobiernos para que estos compartan esa información.
¿Y cuál ha sido la recepción de los gobiernos ante esa propuesta?
Por ahora el país que ha tomado el liderazgo ha sido Indonesia. A partir del año pasado este país está haciendo públicos sus datos VMS lo cual nos ha permitido añadir a nuestra base de datos unos 5000 barcos que antes no teníamos. Esto llena un vacío de información muy importante, sobre todo en esa área del sudeste asiático donde no hay muchos barcos que tengan sistema de AIS.
También Costa Rica y Perú se han comprometido a seguirle los pasos a Indonesia y compartir sus datos. Todavía no se concreta, pero las conversaciones están en camino. Asimismo con Ecuador, con Panamá y con Colombia. La idea es atraer cada vez más países para que se unan al movimiento de transparencia.
¿Todos los países tienen un sistema de monitoreo VMS?
Los países alrededor del mundo que tienen una industria pesquera desarrollada tienen esos sistemas ya funcionando.
La flota artesanal por lo general no tiene. Por eso estamos muy abiertos a colaborar con personas que tengan datos o que están haciendo proyectos pilotos, de pronto a pequeña escala, que estén trabajando en pesca artesanal y poner esto también en la plataforma. En ese sentido estamos empezando a explorar esas posibilidades con algunas comunidades artesanales en México, pero es algo todavía muy reciente. Por ahora la plataforma está dirigida a pesca industrial.
La mayor parte de la actividad pesquera que aparece en la plataforma sigue siendo por medio de AIS más los datos VMS de Indonesia. También se puede ver una nueva fuente de datos, que es muy interesante, que está hecha a partir de imágenes satelitales tomadas durante la noche. Estas permiten identificar barcos en altamar que están usando luces para atraer peces. Es otra tecnología que nos permite llenar vacíos de información, sobre todo para las pesquerías que dependen de las luces para atraer a los peces como por ejemplo la pesca de calamar que es muy importante en las costas de Perú, Argentina y un poco en Chile.
¿Hay alguna investigación de pesca ilegal en que la participación de Global Fishing Watch haya sido clave?
Sí, hay un caso muy famoso de un barco carguero chino que se encontró con cargamento de tiburones en la reserva Galápagos. El investigador Pelayo Salinas, que también es parte de Pristine Seas, vive ahí, en Galápagos, y nos informó lo que estaba pasando. Ahí mismo mis compañeros de Global Fishing Watch y yo, lo que hicimos fue ver cuáles eran los barcos con los que el carguero había interactuado, porque queríamos saber exactamente de donde pudieron haber venido esos tiburones. Entonces, efectivamente pudimos ver que antes de entrar a Galápagos, el carguero se reunió con 4 diferentes barcos que estaban usando palangres para pescar en esa zona del Pacífico. No sabemos exactamente cuáles de esos cuatro barcos o si todos descargaron los tiburones, pero digamos que fue un ejemplo muy interesante de cómo podemos empezar a darnos cuenta de lo que está pasando allá afuera, cosa que antes simplemente no había ninguna manera de saber.
¿Cómo sabían ustedes que esos barcos, que proveían al carguero, pescaban con palangres?
Algo muy importante de Global Fishing Watch son los modelos de inteligencia artificial que se utilizan para detectar actividad pesquera. Son modelos capaces de diferenciar entre diferentes artes de pesca. Los barcos se mueven de manera distinta cuando están pescando con una u otra arte de pesca. Un barco que utiliza redes de cerco, que está tratando de pescar un cardumen de atún, va a hacer una maniobra circular alrededor del cardumen. Un barco que está poniendo un palangre en el agua de mil anzuelos hace un movimiento diferente, es más en zig zag. Entonces son patrones que se pueden enseñar a un modelo de inteligencia artificial para que los reconozca automáticamente. Así es como podemos decir con seguridad que ese barco está usando, por ejemplo, palangre o cerco.
¿Por qué te interesaste en los temas marinos?
Yo nací y crecí en Bogotá. Estudié ingeniería, pero siempre tuve una fascinación por el mundo marino que mi familia me inculcó desde pequeño, aun siendo de las altas montañas de Colombia. Cuando me gradué de ingeniería, las cosas no estaban yendo muy bien porque no estaba muy apasionado con eso. Decidí simplemente un día darle un giro de 180 grados a mi vida y empecé a estudiar mucho, por mi propia cuenta, todo lo que tuviera que ver con biología marina. Empecé a buscar en internet programas de maestría y de doctorado en este tipo de proyectos y así fue que poco a poco, tocando muchas puertas, se me abrieron dos. Una fue un grupo que se llama Sea Education Association, basada en Massachusetts Estados Unidos, que me ofreció una beca para participar en un programa de oceanografía y biología marina que duraba seis meses. La idea era hacer biología marina y oceanografía aplicada a bordo de un velero y navegamos a través del Pacífico por un par de meses. Fue una experiencia bastante increíble donde aprendí muchísimo. Fue mi primera experiencia en el campo. Simultáneamente yo estaba aplicando maestrías y doctorados y se me abrió otra puerta aquí en la universidad de California, Santa Bárbara, donde existe un programa que cada año trae a cuatro o cinco jóvenes de América Latina para estudiar problemas de pesquerías en Latinoamérica y ayudar a solucionarlos. Yo apliqué a ese programa y afortunadamente logré entrar. Una vez aquí en Santa Bárbara empecé a trabajar fuertemente con mi profesor que es quien lidera el grupo para el que estoy trabajando hoy, Sustainable Fisheries Group y a través de él hice conexión con Pristine Seas.
Cuando yo estaba pensando en temas para el proyecto final de la maestría, Pristine Seas estaba trabajando en Galápagos, tratando de ayudar con la creación de la reserva Marina. Entonces se presentó la oportunidad de hacer el análisis económico del valor de los tiburones para la economía de Galápagos. Es decir, calcular cuánto vale un tiburón vivo para el turismo y la economía de las islas, versus cuánto vale si lo matas y lo vendes en el mercado chino.
¿Y cuál fue el resultado?
El resultado de eso fue exorbitante puesto que el valor de un tiburón vivo, si mal no recuerdo, era más de $5 000 000 de dólares durante su vida completa mientras que el valor de las aletas de un tiburón en el mercado chino es más o menos de $200 dólares. Es una diferencia grande y entonces fue un argumento bastante decidor para negociar con el gobierno la creación de esta área Marina 100 % protegida que ahora existe en Galápagos.
Ese es un proyecto que fue bastante exitoso y una vez que me gradué, se presentó la oportunidad de trabajar haciendo análisis, parecidos a lo que hicimos en Galápagos, para otras partes del mundo, pero también involucrándome mucho en lo que estaba creciendo en ese momento dentro del Global Fishing Watch.
¿Cuál fue la ruta de ese viaje por el océano Pacífico?
Desde la isla de Moorea en la Polinesia francesa, cerca de Tahití, navegamos hacia el norte hasta llegar a Hawái. Cruzamos del hemisferio sur al hemisferio norte.
¿Qué fue lo que más te sorprendió?
Más que en un lugar específico, lo que más me impactó fue la experiencia de estar dos meses en altamar sin ver a otro barco en el océano Pacífico que es increíblemente gigante. Un componente de este programa era enseñarnos un poco sobre navegación celestial, usando las estrellas para ubicarnos. La experiencia de navegar bajo las estrellas es algo bastante único y especial.
¿Nunca viste otro barco?
No. Nunca vimos otro barco durante todo el tiempo que estuvimos navegando. Excepto cuando parábamos en algunas islas, pero cuando estábamos en altamar nunca vimos otro. Y bueno, también me impactaron ciertos lugares espectaculares. En nuestro trayecto pasamos por una isla que se llama Nuku Hiva, pertenece al archipiélago de las Islas Marquesas. Es muy pequeña con una población también muy pequeña de nativos polinesios. Está en la mitad de la nada, es muy salvaje, llena de vegetación, de montañas altísimas y el mar es extremadamente productivo. Veías a los pescadores artesanales sacando atunes gigantescos y los tiburones ahí, en la bahía, buscando las sobras de los peces. Es un lugar bastante increíble.
¿Cuál es el lugar en el océano que más te interesa?
Un lugar que me parece muy interesante, tal vez es porque desconozco gran parte de lo que está pasando ahí, es el océano Índico. Mirando los datos de Global Fishing Watch, hay pesquería muy importantes ahí, flotas de Francia o España que lo que hacen es registrar sus barcos con banderas de países de Seychelles o de Madagascar, por ejemplo, y pescar en esa zona del océano Índico. Al mismo tiempo nos hemos dado cuenta de que muchos barcos apagan sus dispositivos en esa zona. Es posible que lo hagan debido a los piratas que atacan a los barcos en la costa de África, pero es una hipótesis. Puede haber otras razones. No sé, me parece un lugar interesante porque hay muchas cosas ahí que no conozco.
¿Hay proyectos nuevos?
La base de datos tiene un potencial gigantesco para seguir dándonos cuenta de lo que realmente está ocurriendo en los océanos. Hay muchas aplicaciones para seguir usando estos datos en la creación de áreas marinas protegidas, como lo hemos venido haciendo con Pristine seas. Entonces hay mucho potencial para seguir haciendo lo que ya estamos haciendo. Pero también estamos empezando un proyecto nuevo, en donde estamos tratando de crear un mapa global de los océanos con el que podamos identificar qué sitios alrededor del mundo tienen que ser prioridad para la conservación marina. No solo para proteger la biodiversidad, sino también para mitigar el cambio climático, con la protección de reservas de carbón que están en los ecosistemas marinos, y también para ayudar a recuperar pesquerías que están siendo sobreexplotadas y que pueden contribuir con la provisión de comida.
Biodiversidad, mitigación del cambio climático y pesquerías son los tres ejes para encontrar estos lugares alrededor del mundo, que tienen que ser prioridad para la protección, y queremos que este mapa se convierta en nuestra guía para saber dónde enfocar esfuerzos.