- Mientras se busca desarrollar en todo el mundo la acuicultura de pulpos, científicos de Australia, España y Estados Unidos advierten graves impactos que tendría esta industria en el bienestar animal y el medio ambiente.
Mientras se dan esfuerzos en todo el mundo por desarrollar operaciones comerciales de acuicultura de pulpos, científicos de Australia, España y los Estados Unidos escribieron un artículo que fue publicado en enero en la revista Issues in Science and Technology que advierte sobre los graves impactos que tendría la acuicultura de pulpo en el bienestar animal y el medio ambiente.
Los autores señalan que los pulpos tienen “sistemas nerviosos sofisticados y cerebros grandes” y son conocidos por sus comportamientos fascinantes y complejos. Por ejemplo, los pulpos son famosos por su capacidad para cambiar rápidamente de color y camuflarse en la naturaleza, así como por sus habilidades de resolución de problemas que han permitido que muchos pulpos escapen repetidamente del cautiverio, entre muchos otros talentos increíbles.
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“Dadas sus habilidades excepcionales, uno podría preguntarse si esta bien que los humanos coman pulpos, pero aquí queremos plantear una cuestión ética diferente”, escriben los científicos. “A medida que crece la demanda mundial de pulpos, especialmente en los mercados ricos, también lo hacen los esfuerzos para cultivarlos. Creemos que los pulpos están particularmente mal adaptados a una vida en cautiverio y producción en masa, por razones tanto éticas como ecológicas”.
Actualmente 550 especies diferentes de animales acuáticos se crían en cautiverio en 190 países, lo que representa hasta la mitad del mercado de productos del mar en muchos países industrializados. España está liderando la industria con la acuicultura de especies como el pulpo común, Octopus vulgaris, empleando una variedad de prácticas experimentales de acuicultura, mientras que el Instituto Español de Oceanografía lleva a cabo y publica las principales investigaciones sobre la acuicultura de pulpos. Otros proyectos de acuicultura y de investigación se están llevando a cabo en Australia, Chile, Grecia, Italia, México y Portugal. Hasta ocho especies diferentes de pulpos se cultivan experimentalmente en China, y se dice que la compañía japonesa de mariscos Nissui espera traer al mercado un pulpo completamente cultivado para el 2020.
“Todos vivimos durante la rápida domesticación de especies acuáticas y la investigación se centra casi exclusivamente en qué animales acuáticos podemos cultivar, en lugar de qué animales debemos cultivar”, dijo en un comunicado Jennifer Jacquet, profesora asistente en el Departamento de Estudios Ambientales de Universidad de Nueva York y la autora principal del artículo.
“Las universidades y las empresas están invirtiendo tiempo y dinero en el cultivo de pulpo, lo que creemos que es un gran error. Al producir pulpos de manera masiva repetiríamos muchos de los mismos errores que cometimos con animales terrestres en términos de altos impactos ambientales y de bienestar animal, y de alguna manera serían peores porque tendríamos que alimentar a otros pulpos”.
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Los impactos de la acuicultura en el medio ambiente son bien conocidos e incluyen la contaminación por nitrógeno y fósforo liberada de las heces y la descomposición de los alimentos no consumidos, lo que contribuye al agotamiento del oxígeno en las aguas del océano. La contaminación por fertilizantes, alguicidas, herbicidas y desinfectantes también es una preocupación, al igual que el uso excesivo de antibióticos y la pérdida de hábitats naturales, como los manglares, que se utilizan para las granjas.
Pero el mayor impacto ecológico de la acuicultura de pulpos se derivaría del hecho de que son animales carnívoros que dependen de la proteína y el aceite de pescado, según Jacquet y sus coautores. Aunque la mayoría de los animales terrestres que cultivamos son herbívoros, la mayoría de las especies acuáticas cultivadas, como el salmón, la trucha y el camarón, son carnívoras. Eso significa que la alimentación de animales acuáticos criados en granjas acuícolas industriales ejerce una presión adicional sobre los peces e invertebrados silvestres para obtener harina de pescado.
“Alrededor de un tercio de la captura mundial de peces se convierte en alimento para otros animales, aproximadamente la mitad de los cuales se destina a la acuicultura”, escriben los autores. “Muchas pesquerías de harina de pescado están sujetas a la sobrepesca y están disminuyendo”. El cultivo de pulpo agravaría enormemente ese problema.
“Los pulpos tienen una tasa de conversión de alimentos de al menos 3:1, lo que significa que el peso del alimento necesario para mantenerlos es aproximadamente tres veces el peso del animal. Dado al reducido estado de la pesca mundial y los desafíos por proporcionar una nutrición adecuada a una población humana en crecimiento, el aumento de la cría de especies carnívoras como el pulpo actuará en contra del objetivo de mejorar la seguridad alimentaria mundial”.
Aunque se pudiera encontrar una dieta sostenible para el pulpo en cautiverio, cultivar los cefalópodos sería poco ético, argumentan Jacquet y sus colegas. La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia de 2012, la primera documentación formal del consenso científico en torno a la conciencia de las especies no mamíferas, citó a los pulpos como el único invertebrado capaz de tener una experiencia consciente. El trabajo experimental ha confirmado que los pulpos son criaturas curiosas a quienes les gusta explorar sus alrededores. Y los pulpos no solo son capaces de resolver problemas, sino que también conservan recuerdos a largo plazo de cómo realizar las tareas: “Un estudio descubrió que los pulpos conservaron el conocimiento de cómo abrir una jarra con tapa de rosca durante al menos cinco meses. También son capaces de dominar paisajes acuáticos complejos, realizar viajes de forrajeo extensos y usar puntos de referencia visuales para navegar”.
Todo lo cual significa que los pulpos son poco adecuados para ser criados en cautiverio. Se ha realizado poca investigación sobre cómo les va a los pulpos en los entornos de acuicultura, pero “la evidencia existente sugiere que los sistemas de cultivo intensivo probablemente estén asociados con altas tasas de mortalidad y mayor agresión, infección parasitaria y una serie de problemas del tracto digestivo. Más allá de su salud y seguridad biológica básica, es probable que los pulpos deseen altos niveles de estimulación cognitiva, así como oportunidades para explorar, manipular y controlar su entorno. Los sistemas de acuicultura intensiva son inevitablemente hostiles a estos atributos”.
Más allá de los desafíos éticos y ecológicos que plantea la acuicultura del pulpo, Jacquet y sus colegas cuestionan si es necesario para el futuro de las necesidades alimentarias de la humanidad. Los principales mercados para el pulpo cultivado son establecimientos de lujo en Australia, China, Japón, países del norte del Mediterráneo, Corea del Sur y los EE.UU., todas las regiones que tienen una gran seguridad alimentaria, lo que significa que todas las personas tienen acceso suficiente a alimentos seguros y nutritivos.
“A medida que los consumidores se preocupan cada vez más por el bienestar y la sostenibilidad de los animales, el caso contra el cultivo de pulpos debería fortalecerse”, escriben los investigadores. “Si la sociedad decide que no podemos cultivar pulpos, significará que relativamente pocas personas podrán seguir comiéndolos. Sin embargo, esto no significa que la seguridad alimentaria se verá socavada. En cambio, significará que los consumidores ricos pagarán más por un pulpo salvaje cada vez más escaso”.
El cultivo de pulpos actualmente está limitado por la tecnología disponible, pero en el futuro podemos desarrollar la capacidad de cultivar pulpos a escala industrial. “Si llega una oportunidad de este tipo, esperamos que se reconozcan los graves problemas ambientales y de bienestar asociados con dichos proyectos, y que se desaliente o prevenga el cultivo de pulpos”, dicen Jacquet y sus colegas. “Existen mejores direcciones para el futuro de la acuicultura”.
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Referencia:
Jacquet, J., Franks, B., Godfrey-Smith, P., & Sánchez-Suárez, W. (2019). The Case Against Octopus Farming. Issues in Science and Technology 35(2): 37–44.
Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 31 de enero de 2019.
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