- Lleva más de 20 años estudiando a los anfibios de su país y las ranas de cristal han sido uno de sus principales focos de investigación.
- Las amenazas para los anfibios en Ecuador son diversas: van desde la minería, las actividades de hidrocarburos y la pérdida de hábitat, hasta el ataque del hongo quitridio que ha arrasado con más de 400 especies en la región.
Para ser herpetólogo no hay que temerle a la noche. Menos a andar a oscuras por el bosque, rodeado de cientos de sonidos, con insectos de lo más diversos estrellándose contra el haz de luz de una linterna, esa que con suerte puede iluminar una pequeña parte del camino. Juan Manuel Guayasamín pasó su primera prueba a los 21 años, cuando en una salida de campo al Parque Nacional Yasuní, en el Ecuador, en la que en las mañanas aplicaban distintas técnicas para estudiar plantas y aves, un profesor lo animó a salir a buscar anfibios por la noche.
“Mi profesor en ese tiempo, el Dr. Luis Coloma, tenía (y tiene) la extraña habilidad y paciencia para encontrar a cada rana, sapo, salamandra y cecilia en donde quiera que se escondan. Allí, en ese bosque del Yasuní, irónicamente en un terreno controlado por la petrolera REPSOL, me interesé por primera vez por estos pequeños vertebrados”, cuenta con entusiasmo Guayasamin, quien tiene hoy 44 años, y es investigador y profesor de la Universidad San Francisco de Quito, en Ecuador.
No se anima a decir que solo un factor lo atrajo al mundo de los anfibios. Para él fue una suma de factores: el sentido de la aventura detrás de la búsqueda de especies en la frondosa selva de noche, el aprender a buscar a los anfibios guiado por sus cantos y la emoción con la que su profesor le transmitió esta misma inquietud.
En el 2004, a los 29 años, descubrió su primer anfibio para el Ecuador, sin saber que este sería solo el inicio de una serie de nuevos hallazgos para su país. Luego vendrían 49 especies más y una investigación a profundidad para clasificar y analizar la evolución de las ranas de cristal. Revisó para esta investigación más de 150 especies y sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad de Kansas, en Estados Unidos, fueron importantes como base para generar este nuevo conocimiento científico.
Sus trabajos los ha realizado en el Neotrópico, sobre todo en los Andes, aunque algunas de sus investigaciones han abarcado territorios de la Amazonía y del archipiélago de Galápagos.
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Nuevas especies para Ecuador
¿Cómo recuerdas de la primera vez que descubriste una de estas especies para la ciencia?
Todos, o casi todos, tenemos una desmedida fascinación por las especies nuevas. La primera especie que descubrí (y describí) es endémica de los bosques tropicales del Chocó ecuatoriano. En esta historia, no hubo ninguna expedición. La especie nueva, a la que bauticé como Eleutherodactylus esmeraldas, la encontré revisando especímenes de museo y comparándolos con otras especies, también preservadas, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas. Aunque parezca insólito, una de las mejores colecciones de anfibios de los trópicos se encuentra en una pequeña y bella ciudad, llamada Lawrence, en el estado de Kansas, tierra plana de tornados, campos de maíz, uno que otro espantapájaros y una excelente universidad.
Y desde entonces, ¿cuántos anfibios has descubierto?
He descrito 50 especies de anfibios.