- Una iniciativa de reforestación ha permitido conservar el bosque seco de la Reserva Jorupe, ubicada en la provincia de Loja, al sur del país. Más de 35 especies se plantan en el área desde hace 13 años
- La estrategia se cimenta en la creación de un banco de semillas que permite diversificar la cantidad de especies sembradas en el lugar.
- Los animales que han regresado a este ecosistema, incentivan la regeneración natural y permiten que el bosque se restablezca más allá de la intervención humana.
La reforestación es un arte. Con frecuencia se piensa que se trata solamente de plantar un árbol, pero este esfuerzo de conservación depende de un meticuloso trabajo para definir qué especies se van a privilegiar, su función en el ecosistema y cómo interactuarán entre ellas. También se cree que el árbol no necesita ninguna atención luego de la siembra y que crece por sí solo. Sin embargo, necesita de cuidado, desde que se planta y hasta que logra arraigarse al suelo y crecer.
René Rivas lleva ya 13 años dedicado a este arte, restaurando los bosques secos, el páramo y el bosque tropical lluvioso del Ecuador, de la mano de 20 proyectos promovidos por la Fundación Jocotoco en tres de sus reservas naturales: Buenaventura, Jorupe y Tapichalaca. “Estamos hablando de 400 000 plantas sembradas entre las tres reservas”, asegura Rivas, director del Programa de Restauración de Hábitats para la Fundación Jocotoco. “Se sembraron solo especies nativas, especies de la zona”.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Para un ecosistema frágil y poco resiliente como el bosque seco, estos esfuerzos de restauración son vitales para su conservación. En 1996 quedaba alrededor del 30% de este bosque en el país y hoy queda un 10%, del cual solo 2,3% del remanente está bajo protección. Cifras del Ministerio del Ambiente (MAE) muestran que en Ecuador hay alrededor de 41 000 hectáreas de bosque seco deciduo ─o que pierde sus hojas con facilidad─ pero solo 21 000 hectáreas se encuentran dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Snap), en el Parque Nacional Machalilla y la Reserva Ecológica Arenillas, ubicados en las provincias costeras de Manabí y El Oro respectivamente. Estas áreas protegen una parte importante del patrimonio de bosque seco del Ecuador, pero no es suficiente.
Por ejemplo, el 30% de las plantas de los bosques secos que se encuentran en el área tumbesina del Ecuador son endémicas y no se encuentran en ningún otro lugar, pero a pesar de ello no se incluyen en el Snap ni cuentan con ninguna otra figura de protección. El Mapa Interactivo Ambiental del MAE muestra que la deforestación en la provincia de El Oro, entre 2008 y 2014, alcanzó las 1121 hectáreas al año y la de Loja llegó a 2070. Hay además unas 14 especies de aves en este ecosistema que están amenazadas. Algunas de ellas son aves bastantes pequeñas y no se conocen muy bien pero hay otras como el gavilán dorsigris (Leucoptenis occidentalis) del cual solo quedan entre 500 y 1000 individuos. “Para la mayoría de estos animales, la pérdida del hábitat es su amenaza principal. Para otros, como los pericos, la principal amenaza es el tráfico”, asegura Martin Schaefer, Director Ejecutivo de la Fundación Jocotoco.
Lee más | La Balsa de los Sapos: el proyecto científico que protege más de 1500 anfibios en Ecuador
La creación de un banco de semillas
René Rivas ha concentrado sus esfuerzos en la Reserva Jorupe. Allí intenta mantener vivo el bosque seco, sembrando hasta el momento 250 000 plantas en un área de 250 hectáreas. La tasa de supervivencia de las plantas es del 75% cuando están bajo riego, el cual se hace a través de antiguos canales de una antigua arrocera que quedaron en la quebrada Jorupe, que corre paralela a los sitios de siembra.
El investigador cuenta que todo empieza con el proceso de selección de las especies de árbol que se van a plantar, recopiladas en una lista que se utiliza como referencia para luego salir a campo a recolectar las semillas. “Tenemos de 35 a 40 especies por reserva”. Después de la colecta, las semillas van al agua y a un líquido que evita que se contaminen y donde se espera que germinen a los 20 o 30 días.
Las plantas permanecen en el vivero hasta los seis meses, cuando llegan a un crecimiento de 60 a 80 centímetros (cm) y están listas para ser plantadas cuando llegan las primeras lluvias. “No todas las especies fructifican al mismo tiempo, entonces tenemos un banco de semillas y en el año vamos haciendo la colecta progresiva de cada planta”, explica Rivas.
La selección también se basa en las necesidades de las especies animales que dependen de este ecosistema. Por ejemplo, se plantan higuerones porque son fuente de alimentación de los pericos o para cuidar al río Catamayo Chira, que cruza la provincia de Loja y desemboca en el Perú, y al río Matadero que provee de agua a Macará. “Sembramos cerca de 35 especies por lote, o área de restauración, para no hacer un monocultivo”. La clave, dice Rivas, es diversificar el bosque y hacer una imitación de las zonas más cercanas al lugar de siembra.
Muchas de las especies son de rápido crecimiento, es decir, alcanzan los 3 o 4 metros de altura en dos años. Pero en el bosque seco también hay especies de crecimiento lento, como el guayacán, que necesita de un cuidado especial para que la tasa de mortalidad sea baja. Es así que, cuando empiezan las primeras lluvias, un factor clave es hacer la limpieza de las áreas de siembra y los huecos para empezar a plantar. “En el bosque seco hay años que son gratos para nosotros porque son bastante lluviosos, pero hay otros en que hemos tenido un mes o a lo mucho mes y medio de lluvia. Ahí hay un índice alto de mortalidad”. Cuando el año es lluvioso, la mortalidad de la planta no excede el 15%, pero cuando la lluvia no llega en la cantidad necesaria, la planta tiene dificultad para adaptarse y el índice de mortalidad puede llegar al 70%. Sin embargo, el riego permite que esto baje incluso al 10%.
En Jorupe se han logrado plantar 33 especies exclusivas de bosque seco. Entre ellas se encuentran el guayacán (Tabebuia chrysantha), el cedro (Cedrela odorata), el amarillo (Centrolobium ochroxylum), el higuerón (Ficus obtusifolia), el fernán sánchez (Triplaris cumingiana), el polo polo (Cochlospermum vitifolium), el guázimo (Guazuma ulmifolia), el nogal de montaña (Juglans neotropica), el jorupe (Sapindus saponaria), el chaquino (Myroxylon peruiferum), el almendro (Geoffroea spinosa), el hualtaco (Loxopterygium huasango), el laurel costeño (Cordia alliodora), el porotillo (Erythrina velutina), el guabo machetón (Inga edulis), el guabo de bejuco (Ingainsignis kunth), el pacay blanco (Inga feuilleei), entre otras. “Nosotros tenemos un proceso claro que va desde la selección de la semilla para producir plantas de calidad en el vivero hasta el momento de la siembra”, explica Rivas.
Luego viene el mantenimiento. El personal debe asegurarse que la planta esté libre de malezas ─pastos que tienen un crecimiento de alrededor de un metro por mes─. En el bosque seco deben hacerse entre cinco y seis limpiezas, menos que en otros ecosistemas, ya que el crecimiento de la yerba es más lento. Además, se hace un monitoreo de flora cada año para ver cuántas plantas han muerto. Esto también incluye un monitoreo de fauna a través de cámaras trampa que han ayudado a Rivas y su equipo de tres guardabosques a confirmar el regreso de algunos animales al ecosistema. “Vemos que el resultado es bueno por el incremento de aves que están llegando, tanto para anidar como para alimentarse”.
A este ecosistema han regresado el perico macareño (Brotogeris pyrrhoptera) que está amenazado, el lorito cabeza roja (Psittacara erythrogenys), y algunos gavilanes como por ejemplo el harris cook (Parabuteo unicinctus) que ya no se ve muy seguido. También se ha registrado al jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi), un felino, que ha salido en las cámaras trampa, y se aprecia un incremento de la población del león de montaña o puma (Puma concolor).
Lee más | Guiomar Nates: “Apis mellifera nunca se va a extinguir, las abejas silvestres están en mayor riesgo”
Compleja relación entre los árboles
Para restaurar los bosques secos tumbesinos, una de las claves está en elegir una mezcla diversa de especies que permitan el crecimiento óptimo de los árboles. Si se usa una misma especie se genera competencia por nutrientes entre los individuos, explica Martin Schaefer, Director Ejecutivo de la Fundación Jocotoco. Tener una plantación variada en especies genera mayor resiliencia al cambio climático, a pestes y a las plagas típicas de un monocultivo.
Sebastián Armas, Presidente de la Fundación Red Forestal, añade que es importante definir claramente cuál es la meta de la reforestación. Según dice, se puede conservar para la biodiversidad y en ese caso se sembrarán árboles más frutales, donde anidan las especies y encuentran su hábitat. En el caso de la protección de cuencas hídricas, se deben considerar otros criterios. “La alta cantidad de higuerones plantados en la reserva Jorupe se debe justamente a que es una especie de árbol donde se encontrará agua debajo de ella, por más seca que se encuentre el área”, afirma.
Armas aconseja, además, elegir especies pioneras ─plantas de rápido crecimiento y de intolerancia a la sombra de otros árboles pero que la provee al resto de especies─ y así tomar en cuenta cuáles plantas necesitan sol y cuáles sombra. “Por ejemplo, la balsa es una especie pionera que crece muy rápido y que después le da sombra a otras especies de crecimiento más lento, como el nogal o la caoba”, dice. Al momento de reforestar el bosque seco del sur, el guayacán siempre irá a lado del roblón fernán sánchez o de un amarillo porque son de rápido crecimiento. Mientras la especie que esté al lado provea de sombra y humedad, el guayacán sobrevivirá.
También hay especies que son de sombra a sus inicios y a su vez de rápido crecimiento, por lo que terminarán por dar sombra a sus compañeras. Todas las especies así se asocian. Una vez que está establecido el bosque base para reforestar, dice Armas, se debe permitir la sucesión natural ─cuando los pájaros comen alguna semilla, la traen al bosque y así comienza a recuperarse por sí solo hasta llegar a su población clímax, que es cuando el bosque se restablece─. Martin Schaefer lo describe como una regeneración mucho más poderosa porque se están re estableciendo los procesos naturales en el lugar.
De estos esfuerzos de restauración, como los que se llevan a cabo en la Reserva Jorupe, dependen las comunidades que se han asentado en sus alrededores. Sebastián Armas cree que es importante darles posibilidades productivas sostenibles a las comunidades y hablar con sus líderes para que encuentren un beneficio en la conservación. En esto coincide Schaefer, y dice que hay que entrar en un diálogo para que la gente aprenda que, en la mayoría de los casos, hay un beneficio muy fuerte en cuidar el medioambiente. La conservación de algunos árboles en su predio va a “tener un efecto en el microclima del sitio, los árboles también son importantes para el ciclo de nutrientes. Hay muchos beneficios”.
Pero los retos son claros. Los bosques secos se enfrentan a un aumento de la temperatura por el cambio climático, y por ello la necesidad de tener áreas llenas de árboles que den sombra para reducir el calor local y garantizar la retención del agua. Además, este bosque tiene gran importancia para la biodiversidad dada su alta tasa de endemismo, tanto en plantas como en animales. Si el bosque seco de Ecuador desaparece, con él desaparecerían cientos de especies que no se encontrarán en ningún otro lugar del mundo.
*Imagen principal: El proyecto de restauración en la Reserva Jorupe se cimenta en un banco de semillas que ha permitido diversificar la siembra de especies de árbol en el lugar. Foto: Fundación Jocotoco.
Videos Mongabay Latam | La situación ambiental en Ecuador
Conoce más de la situación ambiental en Ecuador: cámaras trampa, deforestación, proyectos mineros, pueblos indígenas y más.
Si quieres conocer más sobre la situación ambiental en Ecuador, puedes revisar nuestra colección de artículos. Y si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.