“El Llanito es un depósito de aguas no corrientes que dependen del río Sogamoso [principal tributario] para renovar sus aguas e intercambiar materiales. Además, es un sitio de amortiguación de crecientes, pues almacena el agua de desborde y de lluvias durante la época de invierno, la cual es liberada a través de caños”, apunta.

El docente de la maestría en Ciencias y Tecnologías ambientales de la Universidad Santo Tomás considera que la ciénaga El Llanito en Barrancabermeja también es importante porque es fuente de alimento y empleo para muchos pescadores, al igual que un sitio de contemplación para propios y turistas. “Acá vienen a desovar los peces que luego se desplazarán por los ríos. Sin embargo, en los últimos años se ha deteriorado mucho por la sedimentación”, expresa.




Video: Mongabay Latam. 

Para Eugenio Chacón y Cristo Carrascal la culpa la tiene principalmente Ecopetrol. Sostienen que en esa ciénaga ya se han registrado varias mortandades de peces. Recuerdan los fatídicos sucesos ocurridos en 1990, 1992, 2011, 2014 y 2019, que han provocado una reducción en la población de peces y una disminución en las ventas, pues aseguran que la gente ya no quiere comprar alimentos que podrían estar contaminados.

“A veces uno tira la atarraya y al sacarla está llena de petróleo, pues este se encuentra acumulado en las profundidades. Ellos [Ecopetrol] vienen a tomar muestras y nunca encuentran nada, pero nosotros sí hallamos a cada rato pescados pequeños a los que se les ven trazas de petróleo en la cabeza”, resalta Chacón.

Los pescadores atribuyen este “desastre” a la contaminación del agua, producida —según ellos— a la disminución del caudal del río Sogamoso por cuenta del proyecto Hidrosogamoso de la empresa Isagen y por sustancias tóxicas provenientes de la refinería, infraestructura que, al parecer, continúa afectando este ecosistema, en especial cuando llega la temporada invernal y la lluvia arrastra residuos.

Los pescadores cuentan que esas sustancias llegan a través del caño El Rosario, o “Caño Picho”, lugar donde antes eran depositados los desechos líquidos de la refinería. También aseguran que  cada ocho o diez meses Ecopetrol, supuestamente, desecha los residuos del lavado de los tanques y estos van a parar a la ciénaga de San Silvestre, la cual se conecta con la ciénaga El Llanito.

“Esa agua mata todo lo que encuentra a su paso. La empresa siempre inventa que es por falta de oxígeno que mueren los peces, pero nosotros no creemos que eso sea cierto”, indica Alonso Lozano, pescador de la zona.

Ecopetrol asegura que no genera vertimientos de ninguna índole en esa ciénaga ni en la de San Silvestre. La petrolera estatal resalta, además, que la refinería no realiza descargas de residuos líquidos del lavado de tanques a ningún cuerpo de agua. “Todas las aguas aceitosas de la refinería son dirigidas a la planta de tratamiento de aguas residuales para su tratamiento antes de ser vertidas al río Magdalena”, señala la empresa.

La compañía afirma que los únicos vertimientos que realiza la refinería los hace sobre la Ciénaga Miramar y corresponden a descargas de aguas lluvias y residuales domésticas previamente tratadas, que se encuentran en seguimiento y control por parte de la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS), a través de su permiso de vertimientos.

Frente a la mortandad de peces que se han presentado en ese cuerpo de agua, al igual que en la Ciénaga Miramar y el caño El Rosario, Ecopetrol expresa que se han evidenciado condiciones adversas en los cuerpos de agua por falta de oxígeno en estos sistemas hídricos, conforme a las mediciones realizadas en el sitio por laboratorios acreditados.

“Cabe destacar que en los eventos de este tipo, la refinería, en el marco de su política de responsabilidad empresarial, ha realizado de manera desinteresada la recolección y disposición final de forma segura de los peces que aparecen muertos en los cuerpos de agua, para evitar la proliferación de vectores y malos olores propios de la descomposición de los peces”, explica Ecopetrol.

Isagen, entre tanto, sostiene que la reducción de caudal está relacionada con los intensos veranos que ocurren en toda la cuenca del río Sogamoso y Magdalena. “El agua almacenada en el embalse, incluso ha posibilitado que aguas abajo llegue más cantidad de líquido que lo que está entregando la cuenca. Es decir, sin el embalse es probable que los niveles del río hubiesen sido menores”, manifiesta la empresa.

En lo referente a la sedimentación, la compañía indica que ese era un proceso que se venía registrando antes de la construcción y operación de la central hidroeléctrica.

Respecto a la muerte de peces, Isagen señala que estudios y monitoreos de pesca y comercialización realizados por esa empresa en diferentes puertos sobre el río Sogamoso y El Llanito muestran que en algunos sectores, como El Peaje, son vendidas tortas de huevos de pescado en épocas de reproducción, situación que genera un impacto negativo porque deteriora el recurso pesquero.

Para mitigar el impacto y mejorar la oferta de peces en el río Sogamoso y el embalse, Isagen dice que ha sembrado más de 36 millones de alevinos de bocachico (Prochilodus magdalenae) y blanquillo (Sorubim cuspicaudus) durante las etapas de construcción, llenado y operación, a través de convenios firmados con la Piscícola San Silvestre. “El programa de repoblamiento continúa y es por ello que se sembraron, en 2019, tres millones de alevinos, principalmente de bocachico, así como otras especies nativas como blanquillo y dorada”, expresa la compañía. Isagen asegura que esa misma cantidad también será entregada en este 2020.

A la agonía de El Llanito debe sumarse el hecho de que las aguas negras de ese corregimiento y del casco urbano de Barrancabermeja llegan allí, pues “Caño Picho” se desprende de la ciénaga Miramar, en donde se vierte sin tratamiento un buen porcentaje de las aguas domésticas de esa ciudad.

La Universidad de Cartagena realizó un estudio en 2014 sobre la toxicidad de la ciénaga Miramar en el que se determinó, entre otras cosas, la existencia de una alta concentración de hidrocarburos aromáticos polinucleares, considerados cancerígenos, al igual que elevados niveles de plomo, mercurio y níquel en sus sedimentos. De igual manera, estableció la proliferación de cianobacterias u organismos que generan sustancias que ocasionan enfermedades. “La refinería está aportando a su contaminación, pero el grueso principal de metales y de HAP muy probablemente se debe a la incorporación directa de aguas negras de la ciudad a la ciénaga”, concluía la investigación.

Sobre esto, Ecopetrol asegura que por la hidrología del sistema no se puede afirmar que las aguas provenientes del caño El Rosario puedan ingresar a la Ciénaga San Silvestre. Según la empresa, el curso normal de las aguas por efecto del drenaje hace que estas fluyan de manera descendente desde la ciénaga hacia el río Sogamoso y no al contrario.

Lo curioso es que, pese a haber tenido en los últimos cinco años un presupuesto promedio de 500 mil millones de pesos (cerca de 125 millones de dólares), no cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales (Ptar). Sin embargo, para la ejecución de estas obras ya fueron adjudicados algunos rubros.

“Del 2010 para acá todo cambió porque el nivel del agua de la ciénaga El Llanito se redujo”, comenta Cristo Carrascal. El pescador cree que esto se debe, en parte, a las grandes cantidades de sedimentos y materia orgánica que ingresan sin control y por la contaminación con hidrocarburos.

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El temor del fracking

 

Carrascal ha escuchado que para el desarrollo del fracking se requiere una gran cantidad de agua que podría salir de esa ciénaga, tal y como ha sucedido para la explotación tradicional de varios pozos de petróleo.

Óscar Sampayo, politólogo e integrante de la Corporación Regional Yariguíes – Grupo de Estudios Extractivos y Ambientales del Magdalena Medio, organización sin ánimo de lucro que viene trabajando desde finales de 2013 en el estudio de los permisos ambientales que les permiten a las empresas explotar hidrocarburos en esta región, afirma que las veredas Hortensia y El Porvenir, del corregimiento de El Llanito, forman parte del área de perforación exploratoria de yacimientos no convencionales del pozo APE Guane A de Ecopetrol, que comprende 5735 hectáreas. Esta zona no cuenta con agua potable ni gas. Y es aquí donde, en un espacio equivalente a 8032 canchas de fútbol, se podrían construir hasta 14 pozos, incluidos algunos de los pilotos integrales de investigación.

“Esta es una zona donde abunda el agua, el problema es que la mayoría está contaminada. A finales de los años 80, de esta ciénaga se sacaban entre 3000 y 4000 toneladas de pescado al año y hoy en día no sacan ni 100. La situación tiende a empeorar ya que, al igual que en el corregimiento La Frontera y en otros 12 municipios del Magdalena Medio, se va ampliar la producción de los campos de petróleo ya existentes a través del recobro mejorado, que también se basa en la inyección del agua”, comenta Sampayo.

El recobro mejorado se emplea cuando la primera etapa, es decir, el flujo natural del yacimiento convencional de petróleo, termina. Para su aplicación se requiere de tecnología avanzada, la cual implica la inyección de agua y polímeros, a vapor, combinada con gas y la combustión para llevar el crudo hasta los pozos de producción. Esta técnica permite sacar un mayor porcentaje del petróleo alojado en los pozos desde donde se extrae, así como mejorar su desplazamiento y el flujo de fluidos en el yacimiento.

Desde la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) señalan que en Colombia el factor de recobro promedio es de un 19 % aproximadamente, y alrededor del 90 % de los 320 campos productores en la actualidad se encuentran produciendo en su etapa primaria, es decir, mediante el flujo natural y el uso de sistemas de levantamiento artificial (bombas o machines).

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Buscando alternativas para el petróleo

 

Para evitar que se sigan explotando desmedidamente sus recursos naturales, los barranqueños están en la búsqueda de alternativas económicas, como el turismo y la agricultura, que les permitan desligarse del petróleo.

“La economía de la ciudad debe dar un giro de 180 grados. Tenemos uno de los puertos [fluviales] más grandes que existen en Latinoamérica que debemos aprovechar: el Impala. Ecopetrol no ha sido totalmente responsable con la ciudad, hay varios pasivos ambientales que no han sido resueltos, como por ejemplo, el del derrame de crudo del pozo Lisama 158. Tiene una deuda histórica que no ha sido subsanada y por eso la gente ya no confía”, dice Darinel Villamizar Ruiz, presidente del Concejo de Barrancabermeja. Otro pasivo pendiente, según la Corporación Regional Yariguíes, es el Pozo Nutrias 14 que, según dicen, no fue clausurado adecuadamente como lo exige la norma.

El también cabildante Luis Sánchez sostiene, entre tanto, que el corregimiento El Centro, al que él representa y donde nació la industria petrolera de Colombia, se encuentra en atraso total. “Han pasado 100 años de producción y hay muchas necesidades que aún no han sido suplidas. El crecimiento se ha dado para las petroleras y sus contratistas, pero no para las comunidades”, comenta.

“El conocimiento sobre lo que es el fracking y sus implicaciones es muy bajo”. Así lo sostiene Alexis Guerrero, integrante de la organización social Ciudadela Educativa. Para él, lo que ha hecho la empresa es dividir a las comunidades, a partir del asistencialismo, la ejecución de obras que debería realizar el Estado y la promesa de empleabilidad. “La corrupción también ha jugado un papel importante, pues los mandatarios no invierten los recursos en resolver los problemas de fondo de las comunidades como el agua potable o la seguridad alimentaria”, asegura.

La comerciante Andrea González, por su parte, no sabe bien de qué se trata el fracking, pero cree que su implementación generará la reactivación económica que la ciudad requiere, en vista de que el Plan de Modernización de la Refinería anunciado de 2011 nunca se efectuó y muchos comerciantes invirtieron millonarias sumas en la adecuación y construcción de hoteles y restaurantes, bajo la promesa  de mayores ventas.

Edward Tovar, ingeniero de petróleos y líder del área de subsuelos de yacimientos no convencionales de Ecopetrol, asegura que si en el pasado la empresa no lo hizo bien, debe corregir y evolucionar para hacer mejor las cosas en el presente.

Sostiene que el licenciamiento social no es un documento, sino un proceso que se construye día a día y debe partir del conocimiento. “Es muy importante saber qué es y cómo se van hacer las cosas, pues solo así logramos entenderlas. En ese aspecto los proyectos pilotos son necesarios. Negarnos esa opción sería cerrarle la posibilidad a que la ciencia nos dé su veredicto”, recalca.

Sin embargo, muchas comunidades no confían en las promesas, aseguran que durante un siglo el progreso económico y social de la región no se ha visto. Dudan que el fracking traiga un futuro distinto al que han vivido.

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¿Qué dice el Ministerio de Minas y Energía?

 

El Ministerio de Minas y Energía señala que por varias décadas la industria de los hidrocarburos funcionó en el país y en el Magdalena Medio sin que existiera regulación ambiental para este tipo de actividades —antes de que naciera el Sistema Nacional Ambiental (SINA) en 1993— pero recalca que en la actualidad, las empresas deben cumplir estándares técnicos, sociales y ambientales muy altos para prevenir impactos sociales y ambientales negativos. Afirma, además, que ahora el Estado realiza labores de vigilancia y control más severas.

“Los Proyectos Piloto de Investigación Integral estarán sujetos a las más estrictas condiciones de diseño, vigilancia, monitoreo y control por parte de las entidades y autoridades competentes. Precisamente, este monitoreo permanente, con veeduría ciudadana y de la academia, permitirá levantar alertas tempranas para prevenir impactos y actuar rápidamente en caso que sea necesaria su suspensión”, explica el Ministerio.

La entidad asegura que los proyectos piloto deben ser una oportunidad para poner en marcha un nuevo modelo de relacionamiento territorial entre comunidades, autoridades locales, empresas y autoridades nacionales que facilite la participación efectiva de todos los actores y la construcción conjunta de visiones del desarrollo. “El decreto que fija los lineamientos de los pilotos establece la transparencia, el diálogo territorial y el fortalecimiento institucional […] y el establecimiento de un programa de apropiación social del conocimiento para que las comunidades puedan ejercer su veeduría de manera informada, entre otros lineamientos”, recalca.

Según el Ministerio, la industria de los hidrocarburos apalanca gran parte del desarrollo de la región del Magdalena Medio y de muchas otras regiones del país al generar empleo e ingresos que se pueden traducir en obras, beneficios e inversión social como la que representa el Sistema General de Regalías.

“Barrancabermeja se ha beneficiado desde 2012 con regalías por un valor cercano a los 130 000 millones de pesos [cerca de 32 millones de dólares] y su inversión con estos recursos se ha concentrado en los sectores de agua potable, transporte y educación, principalmente, cofinanciado alrededor de 30 proyectos de impacto en estos territorios por más de 350 000 millones [cerca de 86 millones de dólares]”, asegura.

 

Lee las otras dos entregas de este especial aquí:

 

 

*Imagen principal: Monumento Cristo Petrolero en la ciénaga de Miramar en Barrancabermeja. Foto: Pilar Mejía – Semana.

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