La capital de Indonesia tiene 300 días de lluvia al año y 13 ríos que la atraviesan, así que no le falta agua dulce. Sin embargo, es desarrollo desenfrenado ha dejado gran parte de su superficie pavimentada, lo cual evita que los acuíferos se repongan.
En lugar de eso, el agua que recibe, de la lluvia y los ríos, suele causar inundaciones, ya que la tierra no puede absorberla y no puede desembocar en el mar.
Las autoridades de la ciudad y los expertos en planificación están de acuerdo en que la extracción de agua de los acuíferos debe acabar, pero para hacerlo hay que dar acceso universal a agua limpia.
Hay planes en marcha para limpiar las vías fluviales, educar a la gente para que no tire los desechos al río y construir pozos de infiltración que permitirán que la tierra vuelva a capturar lluvia.
YAKARTA — La mezquita de Waladuna está sumergida bajo un metro de agua del mar. Hay marea baja en el norte de Yakarta. Durante la marea alta, el agua asciende hasta el techo cubierto de musgo y algas de la mezquita abandonada, un edificio que se ha convertido en símbolo del problema más grave de Yakarta. Los niños juegan sobre una barrera de hormigón de 4 metros que se construyó al lado de la mezquita para detener el avance del mar de Java de forma temporal. Un hombre pesca desde unas rocas al lado del edificio abandonado, que se construyó en los 80 cuando el nivel del mar era mucho más bajo. Esparcidos en las cercanías se pueden encontrar los armazones de almacenes abandonados y fábricas de pescado cerrados desde hace tiempo y que son un recordatorio de un pasado próspero y un futuro no tan prometedor.
Yakarta se está hundiendo. Y está pasando mucho más rápido que en ninguna otra megaciudad del mundo. Ha pasado de sumergirse un centímetro al año en algunas zonas a 20 centímetros en las zonas más afectadas, como el norte de la ciudad.
El aumento del nivel del mar plantea una amenaza para muchas ciudades costeras alrededor del mundo y el cambio climático es la fuerza motriz en la mayoría de casos: desde Dhaka y Bangkok en Asia, a Alejandría y Lagos en África, o Houston y Nueva Orleans en Estados Unidos. El año pasado, unas mareas excepcionalmente altas causaron graves inundaciones en Venecia.
El cuarenta por ciento de Yakarta ya está bajo el nivel del mar, pero la razón principal por la que la ciudad se está hundiendo no es el cambio climático. En este caso es el ansia de agua limpia. Menos de la mitad de la población de la ciudad tiene acceso a agua canalizada, lo que ha llevado a una proliferación de pozos y bombas de agua que se suelen instalar de forma ilegal. Con el paso de las décadas, han vaciado los acuíferos bajo la ciudad y la tierra se ha hundido.
Las inundaciones en Kampung Teko, Yakarta, no pueden vaciarse en el mar porque la zona está bajo el nivel del mar. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
En realidad, a la ciudad no le falta agua dulce. Tiene 300 días de lluvia al año y 13 ríos que la atraviesan. El problema es que esa agua no se retiene, ya que las zonas que solían ser pantanos con manglares se han ido llenando y pavimentando para dejar espacio a centros comerciales y altos edificios de oficinas y viviendas. Se calcula que el 97 % de los humedales de Yakarta se han convertido en una jungla de hormigón.
En las últimas dos décadas, las zonas del norte de Yakarta, sobre todo, se han hundido 4 metros y han quedado muy por debajo del nivel del mar, lo cual ha hecho que sea casi imposible que el agua de la lluvia y del río se drene en la bahía. Eso crea un problema inmenso, dice el experto climático Dicky Edwin Hindarto, coordinador de la organización Indonesia Low Emission Network, con sede en Yakarta.
“A Yakarta no le quedan espacios verdes. Tenemos que aumentar las áreas de parques y manglares en lugar de superficies cubiertas de hormigón”.
Elisa Sutanudjaja, del grupo de expertos Rujak Center for Urban Studies (centro Rujak para estudios urbanos), está de acuerdo con la importancia de reducir el número de permisos para nuevos proyectos. Trabaja con varias organizaciones y comunidades locales para aplicar soluciones urbanas sostenibles y ha sido la impulsora detrás de la interrupción de los permisos de construcción de 17 islas artificiales en la costa norte. En una entrevista en la orilla arbolada del lago Citra, uno de los cientos de depósitos de agua dulce creados recientemente en Yakarta, Elisa explica el problema fundamental: con las lluvias torrenciales que suelen barrer la ciudad, llegan las inundaciones y el agua no tiene donde ir porque gran parte del suelo está pavimentado con hormigón o asfalto.
“Debemos detener los permisos que existen y crear nuevos espacios verdes”, dice.
Elisa Sutanudjaja, experta en desarrollo urbano, dice que las autoridades de Yakarta deberían dejar de conceder permisos para centros comerciales y otros proyectos y crear más espacios verdes en la ciudad. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Togas Braini, director de aguas subterráneas y geología en el gobierno de Yakarta, dice que es importante evitar que se vacíen los acuíferos de la ciudad, lo cual lleva al hundimiento de la tierra. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Dudi Gardesi, director de recursos de agua en el gobierno de Yakarta, dice que tiene que haber más cooperación con los distritos vecinos, que contribuyen a la contaminación que baja por el río hasta la capital. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Diah Oktavia, de 16 años, es parte de una nueva generación que está aprendiendo la importancia de mantener las vías fluviales de Yakarta limpias y sin basura. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Se acaba el tiempo
Yayan Suprianto observa el agua que rodea su casa. Vive en una caseta hecha de tablas de madera y un tejado de estaño oxidado elevada en pilotes sobre las aguas salobres llenas de algas y basura de plástico. Es un trabajador de fábrica del oeste de Java y uno de los millones de indonesios que han llegado a la capital para buscar un trabajo y una vida mejor. La zona central de Yakarta alberga 30 millones de personas, la segunda aglomeración urbana más grande del mundo después de Tokio. Yayan vive en Kampung Teko, una aldea de 300 personas que se considera la única “aldea flotante” de Yakarta. Lo que antes eran campos de arroz exuberantes que llegaban hasta donde alcanzaba la vista ha sido remplazado por una gran extensión de agua. Años de vertidos industriales y depósito de basura de las casas cercanas han contaminado el agua, de modo que no es apta para el consumo. Las lluvias frecuentes añaden volumen de agua y llevan a inundaciones.
El gobierno ha invertido en bombas, pero no son suficiente para mantener el nivel de agua bajo.
“El agua sube cada año. Antes teníamos inundaciones solo en la estación lluviosa, pero ahora son cada vez más frecuentes con las lluvias”, dice Yayan, y añade: “probablemente tengamos que volver a nuestro pueblo”.
Ita Amaliah lleva a su huijo a su palafito rodeado de agua en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Yayan Suprianto dice que tendrá que mudarse pronto de su palafito en la “aldea flotante” de Kampung Teko en Yakarta, ya que las inundaciones son cada vez más frecuentes. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Yulianti señala el techo dañado de su casa para mostrar lo graves que son las inundaciones en el barrio de Gedung Pompa en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Dahlan dice que solo es cuestión de tiempo que se vea forzado a mudarse de su palafito en una zona que siempre está inundada cerca del muro del mar de Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Un hombre con un niño en una de las muchas estaciones para rellenar botellas en Yakarta. Menos de la mitad de las casas de la ciudad tienen agua canalizada. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Los niños bombean agua de un pozo en una barriada en Yakarta. Muchos de estos pozos son ilegales, pero la red de agua canalizada de la ciudad llega a menos de la mitad de las casas, lo cual deja con pocas opciones a los residentes. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Los expertos dicen que la ciudad tiene una década para actuar. Seguir como hasta ahora haría que Yakarta quedara permanentemente inundada por el mar de Java y que millones de personas fueran desplazadas. Según algunos cálculos, una cuarta parte de la ciudad podría estar sumergida en cinco años, sobre todo al norte, donde viven 2 millones de personas y donde suele haber inundaciones.
El gobierno ha empezado a emprender acciones para darle la vuelta a la situación. Togas Braini es el director de geología y aguas subterráneas del gobierno provincial. Enfatiza la importancia de controlar y preservar los niveles de las aguas subterráneas con el cierre de pozos ilegales y la construcción de nuevos pozos de infiltración para recoger agua de lluvia que se pueda utilizar como fuente de agua potable. Hay unos 4500 pozos registrados en Yakarta y un número desconocido de pozos ilegales.
“Nos centramos en establecer nuevos pozos de infiltración”, dice Togas. El año pasado construyeron 1300.
Esas medidas pretenden aliviar la presión de los acuíferos al ofrecer una fuente alternativa de agua dulce. No obstante, el problema permanente de la contaminación sigue siendo un obstáculo.
La basura obstruye las vías fluviales en Yakarta, lo cual las reduce y aumenta las inundaciones. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
En Manggarai, en el sur de Yakarta, lodo negro rezuma en los canales y el olor de las aguas residuales es fuerte. Las tuberías de la zona funcionan de forma irregular. Los residentes de Manggarai dependen de grandes tanques de agua o de agua subterránea que pueden bombear a ciertas horas.
“Dependemos de los camiones que traen agua en contenedores”, dice Hayana, residente de la zona. “No llueve desde hace tiempo y apenas queda agua subterránea”.
La limpieza
Manggarai es donde empieza el canal de inundación del oeste. Se completó en 1919 durante el gobierno colonial holandés con la intención de que llevara la escorrentía del río más grande de Yakarta, el Ciliwung, directamente al mar. Aquí, los trabajadores de saneamiento del departamento ambiental de la ciudad, conocidos como Ejército Naranja a causa de sus uniformes, limpiaron las vías fluviales de plásticos y otra basura que flotaba en la superficie. La campaña de limpieza para el canal de inundación y otros ríos de la ciudad empezó seriamente en 2016. Sumarto, que se unió al Ejército Naranja hace tres años, dice que ha habido una diferencia importante desde entonces. “Antes de que empezáramos a limpiar el río, había tanta basura que podíamos jugar al fútbol sobre ella”.
Todavía hay una cantidad visible de basura flotando, pero las plantas marinas han vuelto al fondo del canal y los insectos y peces van de un lado a otro en la superficie.
“La vida silvestre está volviendo. El siguiente paso es replantar arbustos y árboles a lo largo de los ríos”, dice Sumarto.
Los trabajadores de saneamiento de la ciudad, parte de lo que se conoce como Ejército Naranja, limpian la basura del canal de inundación del oeste. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Los trabajadores de saneamiento de la ciudad, parte de lo que se conoce como Ejército Naranja, limpian la basura del canal de inundación del oeste. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Un trabajador de saneamiento de la ciudad, parte de lo que se conoce como Ejército Naranja, limpia la basura del canal de inundación del oeste. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Un trabajador de saneamiento de la ciudad, parte de lo que se conoce como Ejército Naranja, limpia la basura del canal de inundación del oeste. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Un trabajador de saneamiento de la ciudad, parte de lo que se conoce como Ejército Naranja, limpia la basura del canal de inundación del oeste. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Los trabajadores de saneamiento de la ciudad, parte de lo que se conoce como Ejército Naranja, hacen una pausa en su trabajo de limpieza del canal de inundación del oeste de Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Se están tomando otros pasos hacia una mayor sostenibilidad. El gobierno provincial está trasladando a los habitantes de las barriadas ribereñas a viviendas sociales elevadas para ensanchar los ríos. También ha congelado los nuevos permisos para centros comerciales y está llevando a cabo la replantación de manglares en los humedales que quedan. La importancia de la sostenibilidad se reconoce cada vez más, sobre todo entre la generación de jóvenes indonesios.
El esfuerzo del gobierno para restaurar unas vías fluviales limpias y que fluyan tiene el objetivo de reducir el riesgo de inundación y ofrecer fuentes de agua dulce. El proceso muestra resultados, dice Dudi Gardesi, director de la división del gobierno provincial para los recursos del agua. Dice que un asunto importante ha sido que los distritos vecinos contaminan en secciones de los ríos aguas arriba, por lo que hace falta mayor cooperación interjurisdiccional.
“Subvencionaremos las labores de limpieza en otros distritos, construiremos nuevos pozos de infiltración y depósitos y, con las regulaciones, disminuiremos la extracción de agua subterránea”, dice.
Para conseguir un cambio real, dice Dudi, la gente debe dejar de verter basura en las vías fluviales y se deberían imponer y aplicar regulaciones estrictas sobre los vertidos de fábricas y el alcantarillado.
Eso requiere un cambio en las actitudes públicas hacia la basura, así que el gobierno está empezando con la franja demográfica más impresionable: los niños. El gobierno de Yakarta ha introducido las ciencias ambientales en el currículum escolar y se ha centrado en la sostenibilidad.
“Hemos reservado un presupuesto más alto para la educación. Creo que podemos alcanzar los objetivos para tener agua limpia en Yakarta para 2030”, dijo Dudi.
El dique en el barrio de Gedung Pompa en Yakarta. Esta zona de la ciudad está bajo el nivel del mar. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Empezar desde jóvenes
El instituto estatal nº 27, conocido como SMAN 27, es una de las aproximadamente 100 escuelas verdes de Yakarta. Son escuelas públicas en las que la ciencia ambiental es parte del currículum y se enseña sostenibilidad en todas las asignaturas. En el SMAN 27, los alumnos y los profesores han cavado 13 pozos de infiltración para recoger agua de lluvia y mitigar las inundaciones. Las botellas de plástico y los plásticos de un solo uso están prohibidos. En lugar de eso sus alumnos llevan sus propias botellas reutilizables al centro.
“La generación joven tiene una mentalidad diferente”, dice Diah Oktavia, de 16 años. “Queremos reciclar, eliminar el plástico y tener una huella de CO2 más pequeña que la generación anterior”.
El rápido desarrollo en Yakarta ha transformado el 97 % de los humedales originales de la ciudad en una jungla de hormigón. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Un palafito en la barriada de Gedung Pompa en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Agua contaminada en la “aldea flotante” de Kampung Teko en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Los niños juegan en el agua agua que ahora inunda permanentemente el barrio de Gedung Pompa en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
El agua casi está al mismo nivel que el dique en el barrio de Gedung Pompa en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Las casas están peligrosamente cerca del nivel de agua en la barriada de Muara Angke en Yakarta. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
El dique en el barrio de Gedung Pompa en Yakarta. Esta área de la ciudad está bajo el nivel del mar. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Dejando de lado las escuelas verdes y los ríos limpios, el hundimiento de la megaciudad es un tema cada vez más urgente. Si añadimos el cambio climático a la mezcla, que conlleva el aumento del nivel del mar y tormentas severas, tenemos un panorama desalentador para una ciudad que ya tiene problemas para mantenerse sobre el agua.
Muara Angke es un kampung, o aldea urbana, en el norte de Yakarta. Aquí, el Ejército Naranja recoge basura de plástico en redes en forma de canasta a lo largo de un malecón construido para proteger a los residentes del avance del mar. El muro se extiende en 8 kilómetros por ahora, pero una vez esté completado ocupará 20 kilómetros.
Dahlan vive con su familia cerca del dique, en un palafito de madera. Aumentó la elevación de la casa unos metros antes de 2017, cuando esta parte del dique no se había construido aún, para escapar del aumento del nivel del mar. Ahora se enfrenta a otra amenaza inminente: lluvias cada vez más severas que causan inundaciones frecuentes.
“La lluvia se queda atrapada aquí, no tiene donde ir”, dice Dahlan, y señala al kampung encajonado por el dique.
El cambio climático y el hecho de que esta parte de Yakarta se esté hundiendo a un ritmo de 20 cm al año podría hacer que Dahlan y su familia se muden pronto a una zona menos propensa a las inundaciones.
“El gobierno ha prometido trasladarnos, la cuestión es a dónde”, dice. “No podemos permitirnos vivir en otras zonas”.
Imagen principal: un chico camina por el dique cerca de la mezquita Waladuna en Yakarta, un símbolo de la rapidez a la que se está hundiendo la tierra. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
Las aguas en Kampung Teko, Yakarta, no pueden desembocar al mar porque el área está bajo el nivel del mar. Imagen de Jonas Gratzer para Mongabay.
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