- Esta emergencia ha sido calificada como el peor desastre ecológico de Perú en su historia reciente, según las autoridades del país.
- La Procuraduría del Medio Ambiente señala que hasta el momento no se ha logrado extraer el PLEM, pieza clave para determinar cuál fue la causa del derrame del crudo.
Han pasado cinco semanas del derrame de petróleo de Repsol en el mar peruano y ni las causas ni la real dimensión de las consecuencias están aún definidas. Pero lo que sí es una certeza para los expertos de la Misión de la Organización de las Naciones Unidas que elaboraron un informe, y que llegaron a Perú para hacer una evaluación de la emergencia ambiental, es que “no existe experiencia previa de derrame de esta envergadura, con este tipo de crudo (crudo de Buzios), en ambiente marino en el mundo”.
El informe también indica que “esta emergencia ha sido calificada por las autoridades peruanas como el peor desastre ecológico en Perú de su historia reciente“.
La cifra oficial del Ministerio del Ambiente se mantiene en 11 900 barriles de crudo esparcidos en el mar de Ventanilla, una cantidad que, según indica el informe de la Misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), equivale a 2100 toneladas de petróleo, cifra que supera ampliamente las 700 toneladas consideradas el límite para determinar un gran derrame, de acuerdo con la International Tanker Owners Pollution Federation Limited (ITOPF).
El informe también señala que “por la composición del petróleo y las características del ambiente donde ocurrió el derrame, se estima que se ha generado una cantidad muy grande de residuos”. El documento indica que al cierre del reporte de la Misión de la ONU “se habían contabilizado 37 mil TM (toneladas de mercancía) de arena contaminada”.
El petróleo ha alcanzado cinco distritos del litoral peruano: Ventanilla en la provincia de Callao; Ancón y Santa Rosa, en Lima; y Aucallama y Chancay en Huaral. Las zonas afectadas se calculan en 1400 hectáreas de mar y tierra, así como en más de 500 hectáreas de áreas naturales protegidas marinas, indica el mismo reporte de la Misión de la ONU.
¿Qué más dice el informe de las Naciones Unidas?
Luego de tres semanas de evaluación y recorrido por las zonas del derrame de Repsol, la Misión de la Organización de las Naciones Unidas presentó su informe de evaluación y recomendaciones.
Su análisis, cuya fecha de cierre ha sido el 15 de febrero, detalla los impactos ambientales causados por el petróleo, así como una evaluación de las acciones de limpieza que se están realizando en el mar y las playas.
El documento de 49 páginas indica también que las áreas con mayor acumulación de hidrocarburos son “las estrechas bahías rocosas entre Ventanilla y Chancay”, que son “las zonas críticas por la dificultad para su limpieza” y podrían ser una “fuente de contaminación secundaria que podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente durante mucho tiempo”.
El informe también indica que “debe prestarse especial atención a las zonas inaccesibles desde tierra donde se ha observado una importante acumulación de contaminación por el derrame” y cita como ejemplo los acantilados de Pasamayo, por tratarse de lugares que podrían ser fuente de contaminación secundaria a largo plazo, pues “el petróleo puede desprenderse de las superficies y volver al mar”.
Para estos casos, recomendaron la recuperación del petróleo mediante pequeñas embarcaciones, siempre que se garantice la seguridad de los operarios, además, indica el informe, debería probarse la recuperación en el mar de dicha contaminación mediante materiales absorbentes.
Los observadores de la Misión de la ONU aseguraron que el nivel de contaminación en las playas de arena era bajo debido a que se había recogido la parte más gruesa del petróleo. Sin embargo, señalan que la mayor parte de crudo que se encontró en la costa procede de la espuma contaminada. Esta espuma oleosa de color marrón, según el informe, “es trasladada por el viento y las corrientes marinas hasta acabar en las playas de arena”.
En las zonas donde se observe la presencia de espuma marrón aceitosa flotante podría contemplarse también la recuperación mediante pequeñas embarcaciones utilizando materiales absorbentes, indica el informe. Sin embargo, en el caso de que este método no sea efectivo, la mejor estrategia sería recoger los restos de espuma depositados en las playas.
Durante sus visitas a campo, los responsables de esta evaluación encontraron hidrocarburo enterrado en las playas de arena, tanto en Cavero, Ventanilla y el sur de Chancay.
En ese sentido, el equipo de la ONU recomienda que se “pase a utilizar técnicas de limpieza más eficaces que permitan realizar las operaciones in situ sin llevarse arena u otros materiales minerales existentes”.
En ese sentido, la Misión de la ONU indica que la “remoción masiva de arena y guijarros de las playas deber ser limitada en la fase final de limpieza ya que la extracción de cantidades tan grandes de sedimentos puede provocar la erosión de playas”. Hasta el cierre del informe, se habían recogido 20 mil toneladas de sedimentos que han sido almacenados en la refinería La Pampilla.
Durante sus visitas a campo, los integrantes de la Misión de la ONU detectaron que en la playa de Ancón y las cuevas rocosas “la contaminación seguía siendo severa”, por tanto, consideran que “la técnica de limpieza de agua a presión en las rocas parece ser la más efectiva y en las zonas adyacentes rodeadas de barreras sigue siendo conveniente continuar con la recolección mediante skimmer”.
En esta misma zona el informe detalla que “la técnica de recolección utilizada en un espigón de la playa mediante medios manuales como molas de limpieza de tejido absorbente no parece ser muy efectiva”, principalmente porque dicha técnica “genera una gran cantidad de contaminación residual en la forma de productos textiles y equipos de protección impregnados de hidrocarburos”.
El informe también da cuenta de los impactos en la fauna y flora de las zonas afectada por el derrame. Según esta evaluación, una de las especies más afectadas serían los cormoranes, debido a que el derrame ocurrió durante la etapa en que los juveniles “están aprendiendo a nadar y, por tanto, suelen estar en estrecho contacto con la superficie del mar”.
La evaluación también determinó que “la abundancia del plancton en estas ricas aguas permite también el desarrollo de ecosistemas bentónicos con una biodiversidad muy elevada donde hay presencia de peces, celenterados, moluscos y crustáceos”. Al respecto, señala que “estos ecosistemas habrían estado entre los más impactados por el derrame”.
La misión de la ONU no solo se centró en los impactos ambientales, también analizaron el impacto socioeconómico y humanitario, además del compromiso ante las poblaciones afectadas. En ese sentido, el informe precisa que no se ha realizado un análisis de las poblaciones afectadas que permitan conocer los daños, las necesidades y cuantificar a las personas afectadas y, agrega, que solo se han realizado empadronamientos a través de las asociaciones de pescadores.
El reporte precisa también que desde la perspectiva humanitaria y socioeconómica, la respuesta ha sido esporádica y poco organizada. Por tanto, la Misión de la ONU recomienda que exista una articulación entre todas las instituciones relacionadas al derrame para ofrecer a la población una respuesta coordinada.
Un tercer tema que preocupó a la Misión de la ONU fue la dificultad inicial del gobierno para determinar el mejor mecanismo de conducción y coordinación de la respuesta ante esta emergencia ambiental de gran magnitud y, pese a las mejoras en los días posteriores, se necesita que el Estado fortalezca estos mecanismos de articulación, dice el documento.
La Misión de la ONU recomienda, además, que en los próximos seis meses el gobierno apruebe un plan de contingencia nacional por el desastre ocasionado por la contaminación de hidrocarburos en el mar.
Al respecto, el viceministro de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales, Alfredo Mamani, señaló que “continúa la espuma contaminada y, por tanto, tenemos que insistir con la empresa [Repsol] para que realice la limpieza y recolección de esta espuma de agua y petróleo”.
Mamani agregó que desde el Ministerio están exigiendo que la limpieza de zonas como Pasamayo se realice con una metodología adecuada, además que se debe hacer una evaluación continua de las zonas profundas del mar afectado para ver la presencia del petróleo.
Por otra parte, el Relator Especial sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Marcos Orellana, llegó esta semana a Perú para realizar una visita al Lote 192, en la Amazonía, donde se han ubicado más de 2000 sitios impactados y contaminados por la actividad petrolera.
Orellana también se reunirá con la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón (Apesca) para conocer sobre el impacto del reciente derrame de petróleo en Ventanilla.
Lee más | Derrame de petróleo en Perú: “No importa si trabajan desde ahora hasta el 2050, no recuperarán todo”
Demoras en las investigaciones sobre las causas del derrame
El Procurador Especializado en Materia Ambiental, Julio Guzmán, detalló a Mongabay Latam que hasta el momento se han tomado las declaraciones de los tripulantes del barco así como de otras personas relacionadas con el derrame de petróleo, además que la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Lima —a cargo del caso— ha realizado varias diligencias en la zona del derrame y en la infraestructura por donde se traslada el petróleo desde el mar hasta la refinería.
Sin embargo, Guzmán señala que hasta el momento no se ha logrado extraer el PLEM —la infraestructura submarina de carga y descarga de hidrocarburos— pieza clave para determinar cuál fue la causa del derrame del crudo.
“En el sistema penal no existen peritos para evaluar el PLEM y Osinergmin [Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería] ha indicado que una empresa extranjera será la encargada de hacer esta pericia”.
Como ha indicado Guzmán, esta evaluación es clave para determinar la responsabilidad penal del vertido del crudo y, además, se está investigando si para la operación de trasvase del petróleo del 15 de enero se contó con todo el personal responsable de estos procesos.
Tras la consulta realizada por Mongabay Latam a Osinergmin, el organismo supervisor reafirmó que “la manera de determinar fehacientemente las causas del derrame de crudo ocurrido el 15 de enero será mediante el análisis de ingeniería al PLEM”.
En ese sentido, la entidad aclara que “autorizó el procedimiento para la extracción del PLEM; sin embargo, Repsol se encuentra solicitando las debidas autorizaciones a las autoridades portuarias para concretar la extracción” de esta infraestructura. Adicionalmente —refiere Osinergmin en el documento enviado a Mongabay Latam—, está supervisando la fabricación de un nuevo PLEM que contempla: “la verificación del control de calidad de la fabricación, las pruebas de integridad, lo que garantiza la instalación de una estructura segura y que cumple con los parámetros técnicos”.
Consultado acerca de si el país cuenta con los peritos que puedan hacer la evaluación del PLEM, Osinergmin se limitó a responder que “el PLEM será trasladado a un laboratorio que tiene alta experiencia en este tipo de estudios”, y agregó que “entre las pruebas que se realizarán se encuentran las de análisis de esfuerzo y deformación, metalografía, entre otros ensayos, que permitirán determinar de manera científica la afectación de la instalación submarina”.
Mientras se definen las causas y responsabilidades del desastre ambiental, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) —entidad pública, técnica y especializada adscrita al Ministerio del Ambiente de Perú— ha impuesto multas por 1 380 000 soles (unos 365 000 dólares) a la refinería La Pampilla de la empresa Repsol.
Esta sanción corresponde al incumplimiento de los plazos y acciones, 3 de las 14 medidas administrativas ordenadas por este organismo: identificación de las zonas afectadas por el derrame, limpieza de las zonas afectadas y, contención y recuperación de hidrocarburos.
Sin embargo, aún hay 11 medidas dictadas por OEFA que de incumplirse ocasionarían nuevas multas a Repsol. De acuerdo con la entidad, de aplicarse todas las sanciones, la empresa pagaría 66 100 UIT [Unidad Impositiva Tributaria], es decir, 304 millones de soles (alrededor de 80 millones de dólares).
La demanda civil tiene un camino más largo. El procurador Guzmán señala que una vez que se ha limpiado el petróleo del mar, es decir, lo visible, se debe contar con expertos que realicen una evaluación para determinar la dimensión real del daño causado por el derrame y cuantificar el monto de la demanda que presentará el Estado.
Sin embargo —explica Guzmán— este proceso no incluye lo que se conoce como daños colaterales, es decir, los perjuicios que se han ocasionado a quienes dependen de los servicios ecosistémicos que ofrecen el mar y las playas afectadas, entre los cuales se encunetran pescadores, operadores turísticos, dueños de servicios locales, entre otros.
“No tenemos la figura del daño colateral en nuestra legislación”, comenta Guzmán y agrega que tampoco se ha regulado la denominada responsabilidad ambiental. En otras palabras, que las empresas que realizan actividades extractivas de riesgo cuenten con una especie de depósito de garantía para estas situaciones de catástrofe. En ese sentido —explica el procurador— las empresas que realizan actividades extractivas de riesgo deberían contar con una especie de garantía a favor del Estado.
Juan Carlos Sueiro, director de Pesquerías de Oceana, señala que esta institución ha realizado una evaluación del ingreso económico en el sector pesquero de Ancón y Chancay. La evaluación consideró los ingresos, solo de los meses de enero de los últimos cinco años (entre 2016 y 2020), monto que alcanza un millón 100 mil dólares cada año.
Sin embargo, la evaluación no alcanza “los operadores locales”, señala. Es decir, no incluye a los hoteles, restaurantes, transportistas, alquileres de sombrilla y otros negocios que funcionan en la temporada de verano. “Todos estos servicios de verano han quedado cancelados”, comenta.
El representante de Oceana también señala que se debe separar la ayuda humanitaria que han recibido las personas afectadas por la emergencia de la indemnización económica que corresponde por el daño causado a su forma de vida.
Gregorio Pacheco Campos, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón (Apesca), indica que están recibiendo el apoyo de una organización civil y del Ministerio de la Producción para solicitar una indemnización económica por los daños en sus medios de subsistencia.
“Hemos recibido bonos que cubren lo básico, como la alimentación, pero quién va a pagar otros gastos como el colegio”, reclama Pacheco, quien asegura que este jueves 24 de febrero se realizará un plantón frente a Repsol. “La afectación ha sido muy grande porque estamos hablando de una zona intangible donde ocurre la reproducción de los peces”, agrega el dirigente de los pescadores.
Monitoreo de la nutria marina
El biólogo Yuri Hooker ha recorrido las playas afectadas por el derrame para saber qué está pasando con las especies marinas. En un viaje realizado en la semana del 14 de febrero, Hooker —en coordinación con la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental— realizó una evaluación de lo sucedido con la población de nutria marina (Enhydra lutris), una especie en peligro de extinción que habita en las zonas afectadas por el derrame de petróleo.
Según la referencia que los pescadores le dieron a Hooker, una semana antes del derrame se identificaron 10 nutrias en la bahía de Ancón, además de otras 10 entre Ancón y Ventanilla, aunque no se ha comprobado si eran 20 nutrias distintas o algunas fueron registradas dos veces.
Sin embargo, tras el derrame del crudo solo se han podido encontrar cuatro nutrias en ambos sectores: dos en la Bahía de Ancón, una en Santa Rosa y una en Playa Blanca. “La mayoría ha desaparecido pero no se sabe si se han encontrado los cuerpos”, refiere el experto marino y agrega que no existe una línea de base ni un censo actualizado para esta especie.
El recorrido que hizo Hooker en los lugares afectados por el derrame también le permitió constatar que la corriente marina y el oleaje están dispersando el petróleo. La preocupación —señala Hooker— está en las zonas de acantilado que no tienen playas de arena, como Pasamayo, donde aún se nota la presencia del petróleo.
“Es urgente el monitoreo ambiental de agua y suelo”, señala el biólogo sobre las evaluaciones que se deben hacer para ver qué sucede en el fondo marino, donde cae el petróleo que se une a la arena, así como para conocer la situación de los invertebrados que no pueden moverse.
El experto señala que el monitoreo se debió iniciar desde el primer día del derrame, para determinar hacia dónde se está desplazando el petróleo. “Se estima que se han recogido 2000 barriles de petróleo y el resto se ha movido con la corriente”, comenta.
Hooker agrega que el monitoreo también debería incluir la calidad del agua, no solo de las zonas afectadas, sino de sectores al sur de Ventanilla como la Costa Verde, la isla de San Lorenzo y las islas Cavinza y Palomino, puesto que las corrientes pudieron desplazar el crudo hasta estos lugares marinos.
En tanto, el Servicio Nacional de Áreas Naturales protegidas por el Estado (Sernanp) ha informado que, actualmente, son 74 los animales rescatados que permanecen con vida en el Parque de las Leyendas, donde fueron llevados tras el derrame; 39 de ellos son piqueros peruanos (Sula variegata) y 22 guanay (Leucocarbo bouganvilli), además de ocho cormorán (Phalacrocorax sp), dos pinguinos de Humboldt (Spheniscus humboldti), dos chuita (Phalacrocorax gaimardi) y una gaviota peruana (Phalacrocorax gaimardi).
Además, Sernanp ha contabilizado 307 animales muertos que han sido recogidos de las áreas protegidas marinas afectadas por el desastre; 306 son aves y un lobo marino. La mayoría de aves corresponde a la especie guanay (181) y piquero peruano (106).
Sernanp también ha indicado que se realiza el monitoreo permanente de las dos áreas protegidas impactadas por el desastre ecológico —Zona Reservada Ancón (ZRA) e Islotes Grupo Pescadores y Punta Salinas de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNSIIPG)— mediante el uso de imágenes captadas con drones, además que se evalúan otros espacios naturales protegidos como Punta Salinas en la provincia de Huaura.
Sobre el rescate de fauna marina, Hooker señala que entre los animales muertos encontrados hay aves que “apenas presentan pequeñas manchas de aceite en las plumas”. Esto se debe —explica el biólogo— a que ellas se acicalan con el pico y prácticamente están comiendo petróleo.
*Imagen principal: Aves vuelan sobre un mar contaminado. Foto: Max Cabello Orcasitas.
———-
Videos | #Perú: El devastador impacto del derrame de petróleo
Si quieres conocer más sobre la situación ambiental en Colombia, puedes revisar nuestra colección de artículos.
Si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.