- Fernando Martínez Belmar, biólogo y fotógrafo mexicano, fue recientemente galardonado con el Wildlife Photographer of the Year, otorgado por el Museo de Historia Natural de Londres.
- Su fotografía titulada “The Tourism Bulldozer” muestra la deforestación en el sureste de México, como consecuencia de la construcción del Tren Maya.
El biólogo y fotógrafo Fernando Martínez Belmar caminó unos cuatro kilómetros sorteando el interior de las cuevas bajo la tierra de Quintana Roo. Al salir a la superficie, la selva le mostró un escenario devastador. En el centro de una larga brecha arrasada para dar paso a la construcción del llamado Tren Maya, megaproyecto turístico que recorrerá el sureste de México, un sólo parche de árboles se mantenía en pie. Desde las alturas, con la ayuda de un dron, capturó la imagen.
“El sitio está en el Tramo 5 Sur. Un amigo me iba guiando por las cuevas, porque no había un acceso. No había un camino por donde pasara un coche para llegar. En la fotografía que tomé, se puede ver toda esa línea deforestada, justo por donde va a pasar el tren. Hay un pequeño manchón de árboles sobre este trazo que aún no habían sido deforestados. La razón es porque en esta parte había vestigios arqueológicos y había una zona acordonada”, describe Martínez Belmar.
La fotografía titulada “The Tourism Bulldozer” hizo al biólogo y fotógrafo yucateco merecedor del premio Wildlife Photographer of the Year, otorgado por el Museo de Historia Natural de Londres. Es la segunda vez que obtiene este galardón. En la imagen se retrata la magnitud de la deforestación de la selva maya, una de las consecuencias negativas que la construcción del tren —con un costo de 9 800 millones de dólares, promovido por el gobierno federal para unir puntos turísticos— ha traído para la biodiversidad en esa región del país.
Fernando Martínez Belmar es herpetólogo y, además de fotografiar naturaleza y vida silvestre, se dedica al rescate y reubicación de reptiles y anfibios en Mérida, Yucatán, de donde es originario. Su trayectoria en la fotografía inició casi al terminar la universidad, cuando descubrió su afición por capturar la naturaleza en sus salidas de campo.
“Casi al terminar la universidad, descubrí un curso de fotografía enfocado en la naturaleza. En ese momento quedé enamorado. Siempre me han encantado los anfibios, reptiles y artrópodos, todos estos bichos que normalmente a la gente no le gustan. Me llamaban mucho la atención porque eran vistos como feos, repugnantes y peligrosos. Ver y tomar fotos de una serpiente, que la mayoría de la gente le tiene miedo, con esas formas y texturas que tienen estos animales, me llamaban mucho la atención”, dice el herpetólogo.
En entrevista con Mongabay Latam, Fernando Martínez Belmar habla sobre el trabajo con el que busca contar aquellas historias que inspiren a generar conciencia sobre temas ambientales y de conservación.
—¿Cómo describiría la biodiversidad del territorio conocido como selva maya?
—Creo que estamos en una zona muy privilegiada. Contamos con ecosistemas que van desde montañas, hasta el océano, las cuevas y la selva baja, mediana y alta. Eso hace que tengamos una gran diversidad y riqueza de especies. La selva maya está llena de biodiversidad, de muchos árboles altos y de gran tamaño, con muchas especies de flora y fauna que la habitan.
—¿Cómo empezó su interés por documentar los efectos de la construcción del Tren Maya?
—Como fotógrafo, siento que he ido evolucionando. Comencé haciendo fotografía de naturaleza, pero llegó un momento en que necesitaba fotografiar y mostrar no sólo la parte bella y positiva. Así empecé a retratar problemáticas ambientales. Desde que empezó el megaproyecto del Tren Maya, cuando me enteré de lo que estaba pasando y cómo estaba afectando, decidí iniciar el proyecto para fotodocumentarlo.
—¿Cuáles fueron las primeras afectaciones que documentó?
—Empecé con el proyecto del tren en el 2021. Lo que he hecho ha sido fotodocumentar el Tramo 5 Sur, que va de Playa del Carmen a Tulúm, en Quintana Roo. He estado trabajando principalmente con la fauna de esa zona, que es uno de los tramos más polémicos porque, por debajo de ese trazo del tren, están algunos de los sistemas de cuevas más grandes del mundo. He fotodocumentado la fauna dentro de las cuevas debajo del tren y también la fauna que está encima, en la selva, además de todo el impacto de la deforestación causada por esta construcción.
—¿Cómo describe la fotografía por la que recibió el reconocimiento? ¿En qué contexto la tomó?
—Llegué a ese punto caminando por debajo de las cuevas y salí desde una cueva hacia la selva, donde está el tramo del tren. La razón por la que esos árboles no fueron removidos, fue porque había vestigios arqueológicos. Generalmente, lo que hacían era que un grupo de personas iba abriendo camino con machete, y cuando veían algo que podría ser relevante para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dejaban esa zona marcada para que las máquinas no pasaran por allí, hasta que primero pasen [los especialistas] para rescatar la mayor parte posible de los vestigios.
Actualmente, toda esa parte ya está deforestada, incluso ya está aplanada. En este tramo del tren —el 5 Sur—, el trazo originalmente iba a estar a un lado de la carretera federal y ya habían destruido todo para poner las vías, pero debido a que los hoteleros se quejaron, porque iban a afectar sus entradas, decidieron mandar este trazo del tren cinco kilómetros adentro, hacia la selva, que es el punto en donde tomé la foto.
Una vez que movieron el trazo, a pesar de todo lo que los expertos advirtieron desde hace varios años, respecto a que en esta zona no era viable poner el tren —porque abajo hay cuevas y el peso de un tren allí iba a tener consecuencias graves—, siguieron deforestando hasta que se dieron cuenta de que iba a ser imposible que pasaran las vías.
Ahora decidieron hacer un puente y el tren va a pasar de manera aérea. Están poniendo pilotes a lo largo de toda esta parte en donde están las cuevas. Ahora el problema es que están taladrando el suelo para ponerlos. Todo esto se conecta y la contaminación de las máquinas se está yendo al acuífero, que es la principal fuente de agua en la Península. Es el agua que alimenta a los cenotes y al mar Caribe, y todos estos sitios naturales por los cuales la gente viene a la Península, que los turistas visitan por la naturaleza. Todo esto se está viendo severamente afectado, sobre todo, a largo plazo.
—¿Cuáles han sido los costos de la construcción del Tren Maya para la selva, en temas de deforestación?
—Son más de diez millones de árboles que se han removido. Más de 6 000 hectáreas en toda la Península. El trazo del tren va a pasar por la selva maya, una de las regiones más biodiversas del mundo. El tren va a pasar por áreas naturales protegidas como Calakmul, que es una de las reservas más importantes. Va a ocasionar la fragmentación en el hábitat y afectará, indudablemente, a la fauna.
—¿Qué impactos ha documentado para la fauna de la zona?
—He documentado la interacción que hay entre la fauna y el humano debido a la construcción del tren. Desde que iniciaron los trabajos, ha habido mucho movimiento de fauna y me he enfocado en fotografiar, por ejemplo, al jaguar. Los he fotografiado acercándose a la zona urbana, muy cerca de la carretera. Los he fotografiado entrando a propiedades privadas. Son fotografías en donde se ve a jaguares con todos estos elementos humanos, saltando o cruzando una barda, entrando por una reja. Cada vez es más frecuente escuchar que la fauna silvestre se acerca a las zonas urbanas.
—¿Qué hay de las afectaciones para los sistemas de cuevas y cenotes? ¿Qué tan importantes son estos sitios naturales?
—Estos sitios son importantísimos para la fauna, porque además de proveer de refugio, son la principal fuente de agua para los animales. En la Península de Yucatán no tenemos ríos, no tenemos lagos —o habrá, pero muy pocos—, toda el agua está bajo tierra. Los animales e incluso nosotros los humanos dependemos de esta agua. Estos ecosistemas son importantísimos, son vitales para el bienestar tanto de la fauna y la flora, como para nosotros. Ha habido colapsos y, principalmente, hay contaminación del acuífero. Ese es el principal daño a estos ecosistemas, ya hay registros de cenotes que han sido contaminados por las obras del tren.
—¿Cómo es que la fotografía puede aportar a la defensa del territorio?
Una fotografía nos sirve para mostrar la realidad. Muchas personas no tienen ni idea de lo que está pasando ni de su gravedad. No es lo mismo escucharlo que verlo. La fotografía nos sirve para dar a conocer todo esto y, una vez que se tiene el conocimiento, puede dar lugar a un cambio de conciencia, para llevar a cabo acciones en favor en la conservación y para proteger estos espacios naturales.
—¿De qué manera el reconocimiento que acaba de recibir sirve para dar visibilidad a los impactos del Tren Maya a nivel internacional?
—Creo que sirve muchísimo. En realidad, el verdadero premio no es económico, no es fama —al menos para mí no es así—, sino poder dar a conocer mi trabajo y, en este caso, esta historia, este ecocidio en torno al megaproyecto del Tren Maya. A nivel internacional, mucha gente podrá ver esta foto y conocer la problemática y todo lo que está pasando en la Península de Yucatán debido a la construcción del tren.
—¿Qué están perdiendo México y el mundo con la construcción de estas megaobras?
—La naturaleza, el medio ambiente. Nosotros dependemos de esa naturaleza y la estamos destruyendo. Esos millones de árboles perdidos, contribuyen también al cambio climático. Quitar toda esta selva, afecta no sólo a nivel local, porque todo está conectado. Impacta a todos en el planeta.
—¿Qué significa para usted la selva maya?
—Para mí, es el símbolo de la vida misma. Mi respuesta es corta, porque se resume en que yo siento una gran conexión con la selva. No sé cómo lo siente la gente, pero debemos saber que dependemos de esa selva y que, sin ella, nosotros seremos los afectados.
*Imagen principal: Camino deforestado por las obras del llamado Tren Maya. Foto: Fernando Martínez Belmar.
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