Fue así como la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) decidió unirse a esta estrategia y adaptarla, basados en sus conocimientos ancestrales. De ahí nació REDD+ Indígena Amazónico (RIA) que funciona en Perú, Colombia, Brasil y Ecuador. “Un modelo que busca incorporar de manera equitativa y culturalmente adecuada, los territorios, los pueblos y las organizaciones indígenas a las iniciativas nacionales REDD+”, señala Pía Escobar, Oficial de Gobernanza y Desarrollo Social de WWF Colombia, organización que realiza apoyo técnico a este proceso en Ecuador, Perú y Colombia.

“RIA tiene que ver con un desarrollo ecosistémico más amplio. La parte integral de los pueblos indígenas, la forma de vida que va en armonía con los recursos naturales y el medio ambiente; pero también tiene que ver con la espiritualidad y los servicios que ofrecen los pueblos en su transición de cultura […]. Esta es una propuesta acorde a los planes de vida indígena. Nosotros manejamos la  gobernanza, el empoderamiento del territorio y la adaptación de las políticas públicas a nuestro contexto”, resalta Estrada.

Y es que más allá de recibir incentivos por reducción de emisiones, esta iniciativa liderada en Colombia por la OPIAC y puesta en marcha en una región que cuenta con “169 resguardos de 56 pueblos diferentes y 52 lenguas, sin contar los pueblos que se encuentran en aislamiento voluntario”, busca ser un modelo de conservación que se pueda replicar, no solo en otros territorios ancestrales, sino en todos los bosques a nivel nacional.

Plan piloto: Resguardo Cuenca Alta del Río Inírida

En el departamento de Guainía, en una porción de la Reserva Nacional Natural Puinawai, se encuentra el resguardo llamado Cuenca Alta del Río Inírida (CMARI), habitado por 17 comunidades indígenas de los pueblos Puinave y Curripaco. Son 2 762 000 hectáreas de una variedad de ecosistemas y especies de fauna y flora.

En 2012 se identificó el área de CMARI para la implementación del primer piloto del REDD+ Indígena Amazónico (RIA) en Colombia, que tuvo su presentación oficial en la COP18.

Para Arcángel Agapito Luzardo, miembro del pueblo Puinave y líder de la iniciativa RIA en CMARI, “este piloto lleva la visión indígena. Es una propuesta que nace desde las comunidades y tiene como línea base la gobernanza del resguardo, la estructura social, el contexto del territorio […] En esta zona la deforestación es del 0,1 %, debido a que se han seguido las tradiciones de gobernanza y conservación en busca de evitar que las comunidades sufran desplazamiento y fortalecer la educación, la salud, las comunicaciones, vivienda, infraestructura, servicios públicos, medios de transporte, en conclusión mejorando los medios de vida de las comunidades indígenas”.

Pero ¿qué conocimientos ancestrales aplican los pueblos en sus territorios para conservarlos? Uno de los ejemplos que menciona Agapito, es la agricultura itinerante: “los cultivos de nosotros los llamamos conucos. Lo que hacemos es que los utilizamos durante tres años y después de ese tiempo se abandona el terreno para que haga su recuperación natural. En ese lapso se hacen los últimos aprovechamientos de los productos. Tras terminar ese periodo se busca otro terreno de acuerdo a los conocimientos tradicionales, es decir donde la tierra sea fértil y productiva para la familia, porque si no hacen esa selección estratégica puede estar en peligro su seguridad alimentaria […] Esos productos son usados para el consumo de la familia, en el caso de la madera solo se utiliza para construir el hogar, no se comercializa”.

Es decir que uno de los principios de los indígenas para no afectar el ambiente y conservarlo, es utilizar lo que se va a usar no con fines lucrativos, como lo mencionó Estrada “nosotros no somos de acumulación de recursos o ambición”.

Arcángel Agapito espera que el RIA sirva para que “las nuevas generaciones conozcan su territorio, lo aprecien y lo cuiden […] Dejarles desarrollo en armonía con el planeta y así mejorar los medios de vida de las comunidades para que no se desplacen del lugar que hoy habitan”.

La Chorrera: En busca de la preservación de las tradiciones

La Chorrera forma parte del Resguardo Predio Putumayo y es un corregimiento ubicado en el departamento del Amazonas. En un territorio de 5 869 447 hectáreas habitan indígenas de las comunidades Witoto, Mirañas, Boras, Andoques, Ocainas, Muinanes, Nonuyas, entre otros.

Es justo en este lugar en donde se desarrolla el segundo proceso RIA, liderado por la Asociación Zonal de Autoridades Tradicionales de la Chorrera (Azicatch). “Es un pilotaje que está produciendo algunos insumos técnicos, monitoreo comunitario, aplicación de salvaguardas, estudios de servicios ecosistémicos. Información que nos sirve para replicar en otros territorios y para tomar decisiones”, resalta Estrada.

Para estas comunidades es importante que se “reconozcan las autoridades tradicionales para la construcción e implementación del RIA,  como mecanismo para salvaguardar la biodiversidad Amazónica”, pero también es necesario destacar la gobernanza y el fortalecimiento de capacidades técnicas, así lo menciona el documento de presentación del mecanismo RIA en Azicatch.

Es por eso que WWF Colombia viene haciendo ese acompañamiento técnico pues, como señaló Pía Escobar, “las organizaciones indígenas son muy fuertes en su capacidad de incidencia política, pero a veces necesitan apoyos adicionales en los componentes técnicos: información cartográfica, información sobre contenidos de carbono, servicios ecosistémicos, amenazas al territorio y sobre otros temas que son fundamentales para demostrar cuál es el valor de los territorios indígenas en la mitigación del cambio climático y que son necesarios para complementar esas propuestas políticas. La importancia de que las estrategias propias y culturales se mantengan en el tiempo”.

El futuro del RIA en Colombia

“Nuestro conocimiento debe aplicarse. Esperamos que el RIA sea incluido en la estrategia nacional REDD como capítulo especial. Ese trabajo lo estamos haciendo en la Mesa Indígena Amazónica Ambiental y de Cambio Climático (MIACC) y con la Mesa Regional Amazónica (MRA), un espacio de diálogo legítimo que tenemos con el estado colombiano”, explica Mateo Estrada.

Para las comunidades y organizaciones indígenas, RIA es un paso importante hacia la conservación de sus territorios, pero sobre todo de sus conocimientos ancestrales. “Soñamos que los territorios puedan ser conservados como están, con la abundancia que existe, pues la calidad de vida del indígena no se mide en cuánto tengo, si no en que la cacería, la pesca y las plantas medicinales estén cerca. Soñamos con que los colegios tengan un currículo donde el centro de enseñanza sea la cultura y el ambiente. Que las comunidades puedan tener los servicios públicos de manera sostenible, que los municipios sean verdes. Lo que podemos dejar como enseñanza es la armonía hombre-naturaleza y en la mitad el espíritu, además de la Integridad entre los pueblos, tenemos conflictos, pero no vivimos en guerra”, añade Estrada.

Para los indígenas “la naturaleza es nuestro supermercado, por eso debemos cuidarlo y conservarlo, pero en otros lugares la ambición de desarrollo ha generado eso de destruir ecosistemas y bosques”, sostiene Agapito.

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