- Proyecto educativo de la comunidad indígena de Zancudo Cocha utiliza imágenes de cámaras trampa de la zona reservada.
- Trabajo de monitoreo se realiza para conocer situación del jaguar en las zonas reservadas de la frontera entre Ecuador, Colombia y Perú.
La primera vez que la profesora del colegio de la comunidad indígena de Zancudo Cocha vio las imágenes del proyecto de monitoreo con cámaras trampa de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno, en Ecuador, pensó que estas eran perfectas como material didáctico para sus clases.
La idea era contar con imágenes de jaguares y especies nativas captadas por las cámaras trampa, en lugar de las imágenes de elefantes y otros animales foráneos que aparecen en los textos escolares llegados desde Quito.
La idea le pareció muy buena al equipo de World Wildlife Fund (WWF) Ecuador que forma parte del proyecto trinacional —Ecuador, Colombia y Perú— de monitoreo biológico del jaguar (Panthera onca) para conocer su situación en los tres países.
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Una experiencia educativa singular
“Las comunidades indígenas reciben los libros que el gobierno envía desde Quito —capital de Ecuador— con dibujos de especies que no existen en su territorio”, explica Jorge Rivas, gerente del Programa de Bosques y Agua Dulce de WWF Ecuador. “Entonces, utilizar fotos de las especies de su territorio permite contar con un proceso educativo más sostenido, más lúdico, más relacionado con los juegos”, añade.
Rivas menciona que actualmente están desarrollando su programa educativo en cuatro escuelas de la reserva Cuyabeno, con niños entre 4 y 15 años. “En lugar de tener fichas con palabras, por ejemplo, tienen fotos de especies del lugar como el mono o el jaguar”, comenta. Agrega que se trata de un programa piloto, pero que la expectativa es implementarlo en todo Cuyabeno y en otras zonas de la Amazonía de Ecuador.
María Vallejo, responsable de Comunicaciones de WWF Ecuador, comenta que es impresionante el conocimiento que los niños tienen de la biodiversidad de sus bosques. “Ellos acompañan a sus padres y abuelos a pescar, a cazar, y conocen los nombres de las especies, pero este conocimiento siempre ha estado desligado de la escuela”.
Vallejo comenta que durante una visita la escuela de la comunidad, pidieron a los niños primero que dibujen su escuela, y luego que grafiquen el monte. “Comparamos sus reacciones. En el primer caso no sabían qué dibujar, miraban su papel en blanco. En cambio, cuando les tocó dibujar el bosque, la reacción es impresionante, los niños llenan la hoja, están más involucrados y comprometidos con lo que conocen, cómo son las especies, porque salen con sus padres a recolectar y cazar. Ellos viven del bosque”.
Tuntiak Katan, de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), considera que a través de las cámaras trampa las comunidades indígenas conocen el estado de la biodiversidad en su territorio. “Se puede identificar en qué zona abunda cada especie, qué pisos altitudinales habitan y cuál es la importancia de cada animal de acuerdo al lugar y a la cultura del pueblo”.
El líder indígena considera que utilizar las imágenes de la biodiversidad local en las escuelas genera en los niños conciencia sobre la importancia de la fauna local y brinda conocimiento completo sobre su biodiversidad. “Los niños conocen a los animales por su nombre local, pero con las imágenes de las cámaras trampa aprenden a identificarlos bajo su denominación científica”.
Katan comenta que existen varias experiencias para el monitoreo de la biodiversidad con cámaras trampa en Ecuador. Menciona el trabajo realizado en el departamento de Morona Santiago con el pueblo shuar, donde se hizo un inventario de fauna y una evaluación sobre la caza de subsistencia. “Esto permitió entender que los recursos no son ilimitados. Sabemos, además, que es necesario contar con políticas comunitarias para planificar y hacer buen uso de los bosques de la comunidad”.
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Un trabajo de tres países
El monitoreo de la reserva Cuyabeno se inició hace dos años con la comunidad kichwa de Zancudo Cocha. Empezó como un proyecto piloto que iba más allá del trabajo netamente académico y científico, y más bien buscaba la intervención de los miembros de la comunidad.
“La propuesta es que la gente conozca y controle lo que sucede en su territorio, ubicado dentro de la reserva, y que puedan ver la fauna existente en sus bosques. Muchas veces han escuchado hablar a sus antepasados, a sus abuelos, sobre estos animales, pero es muy difícil verlos, como en el caso del jaguar”, señala Rivas.
Se trata del felino más grande de América. Se calcula que cada individuo necesita por lo menos un área de 25 kilómetros cuadrados para subsistir. Sin embargo, su población enfrenta diversas amenazas como la degradación y fragmentación de su hábitat, además de la cacería. A nivel global está categorizada como Casi Amenazada según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; pero en Ecuador está en peligro de extinción, debido, en gran parte, a la cacería furtiva.
“El diseño científico era para monitorear al jaguar, pero en las cámaras trampa aparecen diferentes especies, principalmente mamíferos grandes como tapires, sajinos, pumas, el perro selvático y aves”, menciona Rivas. Agrega que este sistema de monitoreo se realiza en la frontera de otros dos países además de la reserva Cuyabeno en Ecuador: el Parque Nacional Natural La Paya, en Colombia, y el Parque Nacional Gueppí-Sikemi, en Perú. “La idea de hacer el monitoreo entre los tres países es para hacer un seguimiento de los jaguares que cruzan las fronteras”.
Para identificar cómo atraviesan los animales diferentes territorios, se está utilizando el sistema de cámaras dobles. Esto implica instalar dos cámaras, una frente a la otra. De esta forma, se puede reconocer a cada uno de los jaguares, guiándose por el patrón de piel que tienen, que es único para cada espécimen, como si se tratase de una huella digital.
En Cuyabeno se han instalado 60 cámaras, en un área de 100 kilómetros cuadrados. Pero en general, entre los tres países se vigilan alrededor de 600 kilómetros cuadrados. Se calcula que para fin de año se cuente con resultados estadísticos sobre la presencia de jaguar en estos territorios.
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La gran biodiversidad de Cuyabeno
La Reserva de Producción Faunística Cuyabeno ha sido recientemente declarada un sitio Ramsar y, por eso, es un territorio clave en Ecuador. Su superficie, que supera el medio millón de hectáreas, alberga una biodiversidad impresionante reflejada en las imágenes captadas por las cámaras trampa del proyecto.
Entre las especies registradas, además del jaguar, figura el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla), especie clasificada como Vulnerable según la UICN, pero que en Ecuador figura como En peligro, debido a la cacería para comercio de sus garras.
También se ha visto al danta o tapir (Tapirus terrestris) considerado En peligro, en Ecuador, por el tráfico de su carne para consumo humano. El puma (Puma concolor) catalogado como Vulnerable también forma parte de esta galería de imágenes.
Una especie que se ha podido observar, pese a ser extremadamente rara, es el perro de orejas cortas (Atelocynus microtis), animal considerado como Amenazado por la UICN. Su presencia en las imágenes ha sido escasa, pero sorprendente para la comunidad y los investigadores.
Otros dos animales que también forman parte de los registros son el yaguarundi (Herpailurus yagouaroundi), felino que habita en ambas estribaciones de los Andes. En Ecuador se desconoce su estado real de conservación. Por último, el halcón blanco (Leucopternis albicollis), ave rapaz que se encuentra desde México hasta Brasil. Clasificada como Preocupación menor por la UICN, se estima que en Ecuador su población ha ido decayendo en los últimos años por la expansión urbanística.
Foto portada: WWF Ecuador