- Tres expediciones realizadas entre 2015 y 2017 lograron identificar poblaciones de la mirla (Turdus leucolaemus) que posiblemente representaría una subespecie endémica. En estas visitas se encontraron 177 especies de aves, 19 de las cuales son nuevos registros para el Parque Chiribiquete.
- En una expedición de 1992 se descubrieron un colibrí endémico Chlorostilbon olivaresi y el atrapamoscas Hemitriccus margaritaceiventer chiribiquetensis.
Hace unos meses el Parque Nacional Natural Chiribiquete se convirtió en el más grande de Colombia, luego de que el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos lo ampliara y lo dejara con cerca de 4,3 millones de hectáreas. Al tiempo que esto ocurría, Colombia recibió la noticia de que Chiribiquete había sido declarado por la UNESCO como patrimonio mixto (cultural y natural) de la humanidad.
Este último logro implicó demostrarle al organismo internacional todos los argumentos posibles que evidenciaran la importancia de este lugar escondido en el corazón de la Amazonía colombiana. Una de las razones que el país expuso antes la UNESCO fue la importancia del lugar en su componente de avifauna. De hecho, entre 2015 y 2017 se hicieron tres expediciones a sectores previamente inexplorados del Parque donde se encontró una posible nueva subespecie de mirla nueva para la ciencia, que se sumaría a dos especies nuevas encontradas en 1992.
Los resultados de estas expediciones fueron publicados por los investigadores Luis Germán Naranjo y Gary Stiles en la última edición de la revista Colombia Amazónica del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI. “Este trabajo fue parte de un esfuerzo conjunto de una serie de investigadores convocados por Parques Nacionales para preparar un portafolio de Chiribiquete que sustentara su nominación como Patrimonio de la Humanidad. El objetivo era actualizar los inventarios existentes del Parque más extenso del país. Aunque había trabajos previos, lo que se conoce es solo una fracción de todo lo que podría haber allí”, le dijo Luis Germán Naranjo, director de Conservación de WWF Colombia y uno de los expedicionistas, a Mongabay Latam.
Además de complementar los inventarios, el objetivo era conocer mejor los sectores centro y norte, a los cuales era muy difícil acceder debido a los problemas de seguridad en la zona. Los científicos, en general, estaban muy entusiasmados por analizar las relaciones biogeográficas del Parque y sobre todo por descubrir qué podía existir en estos tepuyes ─mesetas abruptas con paredes verticales y cimas relativamente planas características del escudo guayanés─ aislados en la Amazonía.
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Nuevos registros
De acuerdo con el artículo La avifauna del Parque Nacional Natural Chiribiquete: resultados de tres expediciones recientes a sectores previamente inexplorados, el conocimiento de la avifauna del Parque estaba limitado a los resultados de una expedición a los sectores norte y centro en 1992 y a la documentación más exhaustiva del extremo sur, realizada entre 1993 y 2001.
En las tres nuevas expediciones realizadas entre 2015 y 2017, mediante observaciones visuales y auditivas y las capturas en redes de niebla ─entrelazado de hilos muy delgados y resistentes que suelen ubicarse en zonas de paso constante de aves─, se registraron 177 especies, incluidos 19 nuevos registros, con lo que el número de especies conocidas para el Parque alcanza las 374.
En esas tres visitas se identificó a la mirla (Turdus leucolaemus) que posiblemente representaría una nueva subespecie endémica. “Una de las preguntas que uno se hace al estar en sitios tan particulares como estos tepuyes, que son como islas en medio de la selva, es si hay algo distintivo y único. En una expedición del año 1992 el profesor Gary Stiles ya había encontrado un colibrí nuevo para la ciencia y esta es la única especie de ave endémica de la Amazonía occidental. Eso nos llevó a preguntarnos si podía haber más. En las expediciones que hicimos entre 2015 y 2017, siguió apareciendo este colibrí pues es una especie común de las mesetas de los tepuyes. Además, encontramos algunas otras especies que podrían ser nuevas. Se trata de subespecies de mirlas”, dice Naranjo.
Según el investigador, las diferencias de estas mirlas serían en coloración de plumaje y detalles de dimensiones del animal (morfométricas) que lo distinguen de subespecies muy parecidas de este mismo grupo.
Como ya se mencionó, la única información disponible sobre aves en los tepuyes de las porciones central y norte, se remontaba a la expedición de 1992, que duró tan solo dos semanas y se concentró en una sola de estas formaciones rocosas. A pesar de eso, dicha expedición descubrió que, no obstante la riqueza limitada de avifauna en ese punto (77 especies), dos de las aves resultaron nuevas para Colombia y una especie y dos subespecies de ellas, nuevas para la ciencia: entre ellas el colibrí Chlorostilbon olivaresi y el atrapamoscas Hemitriccus margaritaceiventer chiribiquetensis. Otro dato interesante fue que a pesar de que estos tepuyes están enclavados en la Amazonía, las aves que predominaban eran aquellas con afinidades a la región de la Orinoquía y algunas especies de origen andino.
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Un ave sin registro sustentado
En expediciones previas a Chiribiquete se encontraron varios individuos del que se creía era el atrapamoscas de Roraima (Myiophobus roraimae), de hecho, en la colección del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional hay varios ejemplares. Sin embargo, cuando el profesor Gary Stiles los examinó con cuidado encontró que todos eran de la subespecie residente de Lathrotricus euleri, de plumaje muy similar pero distinguible por la falta de un penacho amarillo de la corona de los machos. Esto dejó al atrapamoscas de Roraima sin ningún registro sustentado para el país.
Según Luis Germán Naranjo, puede suceder que en un inventario inicial se determine la presencia de una especie y que posteriormente, cuando se tienen mayores detalles, se compruebe que no se trataba de lo que se sospechaba. Para él, esto no es algo negativo: “significa que conocemos cada vez mejor lo que tenemos. Confirmar algo que no tenemos es tan importante como confirmar algo que tenemos”. Se creía que esta ave estaba presente en Chiribiquete porque es propia de los tepuyes más grandes que están en Venezuela y es el mismo tipo de formación geológica.
Las tres expediciones recientes a las zonas centro y norte del Parque Nacional más grande de Colombia lograron registrar 177 especies de 45 familias de aves. Las familias con más especies registradas fueron: Tyrannidae (17), Thamnophilidae (16), Thraupidae (12), Trochilidae (11) y Ardeidae (8).
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Orinoquía, escudo Guayanés, Amazonía y Andes
Punto de encuentro biogeográfico entre cuatro grandes regiones: la Amazonía, el escudo Guayanés, la Orinoquía y los Andes. Esa es una de las características principales de Chiribiquete.
Este es un fenómeno interesante debido a las características ecológicas del sitio, pero especialmente a su localización geográfica, en un sector tan estratégico de la Amazonía. “Dependiendo del tipo de ecosistema donde uno se encuentre en el Parque, las similitudes con una u otra región son más evidentes”, comenta Naranjo. Por ejemplo, en el caso de los tepuyes de la parte norte y centro, sobre todo en las mesetas, la vegetación está dominada por arbustales, es decir, una vegetación más similar a las sabanas orinoquenses. En estas zonas es más común encontrar especies de la sabana del Orinoco que de la Amazonía misma.
Por el contrario, si se baja en altura, hacia los bosques de tierra firme, las afinidades que predominan son las de la Amazonía. “Esa combinación de distintos tipos de vegetación, coberturas y geoformas son las que dan a Chiribiquete su característica de mosaico”, asegura Naranjo.
Los investigadores creen que análisis más detallados revelarán que algunos sectores del Parque pueden tener más dominancia de especies de otras regiones, lo cual hace que, para tener una mirada completa de la avifauna, sea necesario tener una cobertura muy amplia de distintas geoformas y ecosistemas. Consideran que no se puede tener una mirada global del Parque visitando solo un sector o centrando el trabajo en una sola parte. Solo por citar un caso, las similitudes con Los Andes se observan sobre todo en las partes más altas de los tepuyes. Para los científicos, esto sería muy interesante de abordar en futuras expediciones.
Todavía queda mucho por conocer sobre avifauna en Chiribiquete y en general sobre la flora y fauna de esta joya mundial de biodiversidad y cultura. Las condiciones de seguridad han mejorado en la región y esto ha permitido realizar exploraciones con las que se han dado grandes avances en la ciencia. Sin embargo, faltan muchas visitas más para poder estar al día con toda la riqueza que aún esconde el corazón de la Amazonía de Colombia.