- Diferentes stocks pesqueros dependen, en determinadas etapas de sus ciclos biológicos, de ecosistemas que se ubican en alta mar.
- Menos del 1 % de las aguas internacionales están protegidas.
- Es el primer proceso mundial de negociación específicamente dirigido a la protección de la biodiversidad marina en alta mar.
Representantes de gobiernos de todo el mundo se encuentran reunidos, desde el 4 hasta el 17 de septiembre, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, para negociar un tratado global que beneficie a los océanos. El objetivo es crear un marco jurídico para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina de los océanos en alta mar, es decir, en áreas fuera de las jurisdicciones nacionales (AFJN). Este tratado podría, entre otras cosas, contribuir a detener la sobrepesca y proteger la seguridad alimentaria de la humanidad.
El encuentro ha sido catalogado como histórico. Ello, puesto que es el primer proceso mundial de negociación, de un acuerdo relacionado con el océano, que se lleva a cabo en más de dos décadas. Además, y sobre todo, porque es el único específicamente dirigido a la protección de la biodiversidad marina en AFJN. “Por primera vez, un encuentro global se ocupa de la alta mar con una perspectiva ambiental” explica Estefanía Gonzáles, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace Andino, organización que hace parte de la High Seas Alliance. Una alianza entre 27 organizaciones no gubernamentales y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que promueve la cooperación internacional para fortalecer la gobernanza de alta mar y que es participante activa dentro de las conversaciones para el nuevo tratado. Esta reunión, lograda luego de 10 años de trabajo, es la primera sesión de una serie de cuatro, al término de las que cuales se espera, en 2020, se lleve a cabo la firma del tratado.
Las aguas internacionales representan dos tercios del total del área ocupada por los océanos en el planeta y cubren más de 230 millones de kilómetros cuadrados. Un área mayor que la que ocupan todos los continentes juntos. Diferentes stocks pesqueros dependen, en determinadas etapas de sus ciclos biológicos, de ecosistemas que se ubican en alta mar. La conectividad existente entre estos lugares del océano, los ecosistemas costeros y las economías de los diversos países es hoy innegable, por lo que resulta esencial la conservación de los ecosistemas marinos del alta mar señala High Seas Alliance. Sin embargo, solo el 1 % de estos océanos globales, están protegidos actualmente, a pesar de que la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza estableció que lo mínimo necesario es de 30 %.
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Los vacíos por llenar
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) es la “Constitución” en materia de gobernanza global de los océanos. Sin embargo, ciertos vacíos y debilidades permiten que la alta mar se encuentre desprotegida asegura Mariamalia Rodríguez, experta en asuntos Latinoamericanos del High Seas Alliance. La contaminación provocada por sustancias químicas, el ruido y los plásticos, la sobrepesca y las prácticas pesqueras destructivas, todas ellas agravadas por los efectos del cambio climático y la acidificación del océano, amenazan la biodiversidad marina de alta mar.
Rodríguez, explicó a Mongabay Latam que “las Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero son las que, en principio, deberían establecer cuotas de pesca según información científica. Sin embargo hay pesca no regulada y no reglamentada que se está llevando a cabo, sin ningún control. Se trata de una actividad ilegal que se da por fuera de los controles de estas regiones”. Dicha actividad, opera a través de barcos que no se reportan o que pescan más de lo que deben y que, muchas veces, hacen trasbordos, entre buques, de la mercancía para desembarcarla en diferentes países.
Rodríguez señaló que “lo que busca el tratado es cooperación y coordinación entre países y organizaciones. Ese fortalecimientos entre las estructuras, que ya tenemos, podría marcar una diferencia en el combate de estos problemas”.
El abogado Alex Muñoz, director de National Geographic Pristine Seas para Latinoamérica, dijo a Mongabay Latam, que “se requiere de normas más complejas y más estrictas puesto que los océanos están pasando por una grave sobreexplotación y alta mar es uno de los grandes territorios que está todavía sin límites para extraer todo lo que ahí se encuentra”.
Una investigación, realizada por National Geographic, logró demostrar que “la mayoría de la pesca en alta mar no tiene sentido puesto que es ecológicamente destructiva y no es económicamente rentable” en palabras del autor Enric Sala. El informe, publicado en la revista Science Advances, señala que más de la mitad de toda la pesca en alta mar está subsidiada y que el 54 % de ella no sería rentable si no fuera porque los gobiernos cubren algunos de los costos de la industria. En menor grado, el estudio también descubrió que los grandes buques pueden permitirse una actividad que no es rentable gracias a la explotación laboral y la ausencia de notificaciones de captura. Al respecto, Muñoz espera que este tratado permita “la regulación de las actividades comerciales en alta mar”.
Según señala un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) “los mares y océanos tienen el potencial de satisfacer las necesidades alimentarias de los casi 10 000 millones de personas que se espera poblarán la Tierra en el año 2050”. Es por ello que asegura que resulta indispensable “conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos”. Ello es, de hecho, una de las grandes prioridades de la agenda establecida por la FAO con metas y objetivos a cumplir de aquí al 2030. Al mismo tiempo, la FAO es categórica en decir que “el éxito de todos los objetivos de dicha agenda, solo se alcanzará si vamos más allá de la conservación de los océanos y otros recursos naturales y pasamos a darles un uso sostenible”.
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Áreas marinas protegidas y otras herramientas
En la actualidad no existe ningún mecanismo general que permita el establecimiento de áreas marinas protegidas o reservas totalmente protegidas en alta mar. Tampoco existen requisitos uniformes que rijan la realización de evaluaciones de impacto ambientales y evaluaciones ambientales estratégicas que permiten evaluar de forma completa las actividades humanas y sus efectos individuales y acumulativos.
“Todas las organizaciones que tenemos ahora tienen un mandato sectorial” señala Rodríguez. “Son como diferentes cajas que regulan o solo pesca, o solo navegación, o solo minería. Se trata entonces de un marco fragmentado y sectorial que no apoya el tema de conservación puesto que cada quien se preocupa de su actividad, pero nadie está haciendo la tarea de coordinar. Este tratado busca ser una sombrilla que cubra los diferentes sectores que actualmente hay”, explica.
Además del tarea de coordinación, el tratado abordará asuntos respecto a acceso a recursos genéticos marinos, evaluación de impacto ambiental, construcción de capacidades y transferencia de tecnología y áreas marinas protegidas.
En 2012, en una carta abierta, científicos de todo el mundo solicitaron a las naciones el inicio de las negociaciones de un acuerdo de protección de la biodiversidad en aguas internacionales. “Estos ecosistemas marinos proporcionan una amplia gama de servicios entre los que se incluyen la influencia en eventos climatológicos, la modificación del clima global y la producción de un alto porcentaje del oxígeno que respiramos (….) La alta mar está llena de vida que necesita protección. Es el hogar de especies y ecosistemas únicos de aguas profundas surcadas por corredores migratorios de vagabundos oceánicos como los tiburones, las ballenas, las tortugas marinas, los atunes y aves marinas”. Estos lugares por estar fuera de la jurisdicción de los países, no pueden ser protegidas por ningún gobierno de manera individual. Es por ello que este acuerdo “proporcionaría el mecanismo para establecer, gestionar y controlar una red global de áreas protegidas y reservas marinas en consonancia con los compromisos internacionales existentes”.
A seis años de esa carta, la posibilidad de ese acuerdo está hoy más cerca que nunca. Las Áreas Marinas Protegidas y, especialmente, las Reservas Marinas, son los instrumentos que este nuevo tratado pretende utilizar para salvaguardar los tesoros de alta mar.
Al final de esta primera reunión, se espera llegar a un acuerdo sobre el enfoque que deberá tener el tratado y un cronograma de trabajo que permita avanzar en él, incluyendo una fecha para la entrega de un primer borrador. Estefanía González señaló, que se espera “que se establezca una agenda clara de trabajo, que nos permita avanzar para el próximo año y garantizar que este esfuerzo no quede en letra muerta”.
Foto Portada: Greenpeace.