- Dos de ellos, ocurridos en los bosques secos del norte, se mantuvieron activos por más de una semana.
- Las autoridades no descartan que los incendios hayan sido provocados por invasores ilegales.
En el Santuario Histórico Bosque de Pómac se mantiene la vigilancia para evitar que ocurra un nuevo incendio forestal como el que recientemente destruyó más de 200 hectáreas del área protegida. El fuego duró diez días y afectó especies forestales como el algarrobo (Prosopis pallida), el faique (Acacia macracantha) y el sapote (Capparis angulata), además de la fauna silvestre del lugar.
Este no fue el único siniestro que se ha registrado en un área natural protegida en Perú en lo que va del año. Otro incendio que también se extendió por diez días empezó el 24 de septiembre en la Reserva Nacional de Tumbes, ubicado en la zona de frontera con Ecuador.
A estas dos conflagraciones se suman alrededor de 20 incendios, de menor duración, ocurridos durante todo el año en áreas naturales protegidas de Perú. La Reserva Nacional del Titicaca, en Puno, y el Santuario Nacional Manglares de Tumbes, en la región del mismo nombre, fueron afectadas por incendios forestales entre los meses de mayo y junio.
En agosto ocurrieron por lo menos seis eventos similares que fueron apagados en máximo dos días. Los lugares afectados fueron el Parque Nacional Cerros de Amotape, en Tumbes; el Parque Nacional del Manu y el Santuario Nacional Megantoni, en Cusco; el Parque Nacional Huascarán, en Huaraz y la Reserva Paisajística Sub Cuenca del Cotahuasi, en Arequipa.
En septiembre se presentó la mayor cantidad de incendios forestales en zonas protegidas. Doce en total. Ese mes resultaron afectados lugares como el Santuario Histórico de Machu Picchu, en Cusco; el Santuario Nacional Lagunas de Mejía, en Arequipa, el Santuario Histórico Pampas de Ayacucho, en la región del mismo nombre, entre otros, incluidos los ya mencionados en el Bosque de Pómac y en la Reserva Nacional de Tumbes.
Entre los incendios registrados durante el año en las áreas naturales protegidas, dos de ellos se extendieron por más de una semana afectando, en total, alrededor de 600 hectáreas de bosques secos tropicales del norte peruano, ecosistema que alberga numerosas especies endémicas, y del que ya se ha perdido más del 95 % de su extensión original, según indica la organización Naturaleza y Cultura Internacional.
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Bosque de Pómac: 222 hectáreas arrasadas
El primer siniestro de septiembre al Bosque de Pómac, en la región Lambayeque. Este incendio inició el día 22 del mes pasado y, según información del Servicio Nacional de áreas Naturales Protegidas (Sernanp) y del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), fue controlado recién el 3 de octubre.
“Luego de diez días controlamos el fuego, pero hay pequeñas fuentes de humo, por tanto, se continúa el trabajo para evitar que se reanude el incendio”, explica Manuel Yerrén, jefe del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de Lambayeque. El funcionario aseguró que las fuertes lluvias del Niño Costero en el 2017 ocasionaron el crecimiento abundante de plantas rastreras que cubrieron el bosque. Ahora, se han convertido en una especie de alfombra de hojas secas que cubren todo el territorio. Esta capa de vegetación es un peligro porque además de permitir que el fuego se expanda rápidamente, también puede mantener brasas sin extinguirse debajo de ella.
Las causas están en investigación, dice Yerren, pero no descarta que se trate de invasores de tierras, sobre todo, porque hasta el año 2009 parte del territorio del Santuario Histórico Bosque de Pómac estuvo tomado por ocupantes ilegales. Otra posibilidad se relaciona con las prácticas de los apicultores que operan dentro del área protegida, quienes utilizan sahumadores para reunir a las abejas.
Informes iniciales de los daños dan cuenta de la pérdida de 222 hectáreas de algarrobos, faiques y sapotes, que corresponden al 3.7 % del área natural protegida. Entre la fauna silvestre más perjudicada están algunas especies de reptiles y roedores. No obstante, aún no se cuenta con una evaluación final sobre cuáles fueron los efectos devastadores causados por el fuego.
Las 5887 hectáreas de extensión del Bosque de Pómac albergan especies nativas de los bosques secos ecuatoriales dominados por el algarrobo de la costa norte peruana. En cuanto a fauna, se han registrado 89 especies de aves, 16 de ellas endémicas, entre ellas la cortarrama peruana (Phytotoma raimondii) y la golondrina de Tumbes (Tachycineta stolzmanni) que no se encuentran en ninguna otra área protegida.
Andrés Benitez, uno de los fundadores del Programa de Guardaparques Voluntarios que surgió luego del desalojo de la zona cree que el incendio se debió al descuido de los responsables del área reservada. “A nosotros ya no nos permiten ingresar a la zona para apoyar en las labores de vigilancia”, comenta Benitez, quien vive en una de las comunidades asentadas en la zona de amortiguamiento del santuario histórico.
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Incendio en la frontera con Ecuador
La Reserva Nacional de Tumbes perdió 380 hectáreas de bosques secos, que corresponden al 1.97 % del total del área protegida. “El incendio se produjo en una zona de difícil acceso”, comentó Juan La Rosa, jefe de la reserva, a Mongabay Latam.
Guardaparques de cuatro reservas naturales acudieron para sofocar las llamas que se mantuvieron por nueve días. Además, se contó con el apoyo de personal de la Dirección Zonal Loja del Ministerio del Ambiente y Agua del Ecuador para acceder hasta la zona del incendio por la frontera con ese país.
“Por el lado de Ecuador solo existen áreas protegidas locales, no tan extensas como la Reserva Nacional de Tumbes. Entonces, existen pueblos con vías de acceso hasta la frontera”, explica La Rosa sobre porqué se decidió ingresar desde ese país para controlar el fuego. El funcionario menciona también que esta área protegida forma parte de la Reserva de Biósfera Transfronteriza Bosques de Paz, la primera de su tipo en Sudamérica, reconocida el año pasado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En cuanto a las causas del incendio, La Rosa señala que la principal hipótesis se centra en la quema de pastizales, aunque no descarta que traficantes de aves que ingresan para extraer loros de Amotape hayan sido los causantes del fuego.
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Destrucción de bosques secos
Los incendios en un área natural protegida tienen efectos no solo inmediatos sino también a largo plazo, precisa la ingeniera forestal y especialista en bosques secos, Patricia Medina.
En general, la pérdida de estos ecosistemas causan un severo daño al medio ambiente —dice la experta— pero en el caso de las áreas naturales protegidas, el impacto es mayor. “Con la destrucción de los bosques se pierden hábitats de especies únicas”. Un ejemplo se presenta con la cortarrama peruana (Phytotoma raimondii), una especie endémica de los bosques secos del norte.
Marco Arenas, funcionario de la Dirección de Gestión de Áreas Naturales Protegidas del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), dice que la afectación del paisaje es lo más importante en las zonas reservadas. Sin embargo, señala que el trabajo para restauración de estas dos zonas afectadas se iniciará luego de que se concluya con la evaluación de la biodiversidad perdida.
Arenas señala que las pérdidas que más preocupan se relacionan con las especies que tienen poca movilidad, pues su capacidad de huir del fuego es limitada. Menciona también que los bosques secos tropicales son ecosistemas muy afectados y, por ello, se crearon áreas naturales protegidas como Bosque de Pómac, Cerros de Amotape, la Reserva Nacional de Tumbes y el Refugio de Vida Silvestre de Laquipampa, entre otros.
El funcionario de Sernanp habla de los cuatro nodos de atención de incendios forestales que ha instalado la institución en cuatro zonas: oriente, centro, sur y norte. Sin embargo, considera que trabajar en prevención es más efectivo y mucho menos costoso que atender los incendios cuando estos ya están arrasando con la biodiversidad del Perú.