Ahí, frente a la costa de esta enigmática localidad donde viven 260 personas, se produce un fenómeno oceanográfico conocido como surgencia. También presente a lo largo de las costas de África del Sur, noroeste de África, oeste de Estados Unidos y Chile-Perú, la surgencia es el movimiento de masas de agua profundas, frías y ricas en nutrientes que ascienden a la superficie, fertilizándola. Una extraordinaria biodiversidad surge entonces, atrayendo a especies de toda la cadena trófica que llegan hasta este lugar para alimentarse.

El equipo de Oceana, con el apoyo de Guillermo Guzmán, académico de la Facultad de Recursos Naturales No Renovables de la Universidad Arturo Prat (UNAP), busca saber cómo afecta la productividad de la zona a la biodiversidad del borde costero.

La surgencia es una de las razones que explican esa alta productividad, pero es posible que otro fenómeno, que está presente en el mar frente a Pisagua, también influya: la presencia de bacterias thioploca.

Descubiertas en 1962, y dadas a conocer en 1977 por una publicación en la revista científica Nature, se piensa que las thioploca datan de 3500 millones de años ya que los fósiles de bacterias, que se han encontrado con esa data, son muy similares a estas bacterias.

Inusualmente grandes, las Thioploca pueden alcanzar a medir centímetros, contrariamente a las bacterias comunes que son medidas en micrómetros, es decir, 1 milímetro dividido en 1000 partes. Así, repartidas a lo largo de unos 3000 km entre la costa central del Perú y el centro sur de Chile, en una superficie aproximada de 10 000 kilómetros cuadrados, las Thioploca forman mantos espesos en el fondo del mar, constituyendo la comunidad de bacterias visibles más grande del planeta.

Gorny explica que “luego de todos estos años, esta expedición busca estudiar cómo estas bacterias hoy día se distribuyen en la zona. Creemos que tienen relación con la productividad de esta área del mar de Chile”.

El profesor Guzmán, explica que “son escasos los antecedentes biológicos que existen en el sector, motivo por el cual la realización de esta expedición permitirá obtener los primeros datos de la fauna submarina”. Así, se espera que este estudio sea el inicio de investigaciones sistemáticas del ambiente submarino del norte de Chile ya que “solo así podremos entender qué sistemas son más vulnerables, cuáles tienen una mayor diversidad, qué potenciales especies están en peligro y cuáles debemos proteger”.

 

Foto portada: Oceana-Mauricio Altamirano

 

Artículo publicado por Michelle
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