- Mata Oscura es la playa con la temporada de anidación de tortugas marinas más larga del Pacífico panameño. Allí anidan especies en peligro crítico de extinción como la Carey y Lora.
- La Fundación Agua y Tierra se encarga de proteger los huevos para asegurar la sobrevivencia de las crías logrando liberar al año un promedio 14 mil neonatos de cuatro especies diferentes.
Las olas se estrellan sin piedad contra la playa y una docena de neonatos de tortugas deciden dar un paso atrás, como si estuvieran intimidados por el mar. Cuando el agua vuelve a la calma, las pequeñas tortugas se arman de valor y reinician su marcha, arrastrándose sobre la arena, en dirección a la libertad: el océano Pacífico.
El cautivante espectáculo ocurre en Mata Oscura, distrito de Mariato, provincia de Veraguas, a unas seis horas de la ciudad de Panamá. Una playa casi oculta que desde hace ocho años se ha convertido en unos de los principales santuarios de tortugas marinas del país.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Allí, cada año la Fundación Agua y Tierra libera 14 000 neonatos de cuatro especies distintas de tortugas marinas, entre las que destaca la Carey (Eretmochelys imbricata) que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), está en peligro crítico de extinción.
Lee más | Día Mundial de los Parques Nacionales: cuatro áreas biodiversas de Latinoamérica
El ritual del reptil
Las tortugas son animales que no tienen cuidado parental, es decir, que no necesitan ser protegidos por sus progenitores. Una vez que la tortuga llega a la playa, esta cava el nido en la arena, pone los huevos, tapa el nido y vuelve al mar a su vida regular. “Como si tuvieran sospechas de que estos sitios costeros están rodeados de riesgos, las tortugas ponen muchos huevos para por lo menos garantizar que unos cuantos logren sobrevivir”, dice Jacinto Quintero, director de Agua y Tierra.
Los integrantes de la fundación, luego de haber detectado los nidos, extraen los huevos para evitar que sean devorados por otros animales o robados por cazadores, quienes se dedican a su comercialización en todo Panamá por sus características supuestamente afrodisíacas.
Posteriormente, los huevos son colocados en nidos artificiales que son construidos en la arena procurando que sean lo más parecidos posible a los que elabora una tortuga. Allí permanecen en un perímetro protegido al que llaman campamento, donde los guardianes de Agua y Tierra realizan patrullajes diarios (diurnos y nocturnos).
“Es como el cuidado de un bebé”. De esa manera define Rodríguez lo que vienen haciendo desde el año 2011 para garantizar la conservación de cuatro especies de tortugas: Carey, Canal (Dermochelys coriacea) que también se encuentra en Peligro Crítico de extinción, Lora (Lepidochelys kempii), catalogada como Vulnerable, y la Verde (Chelonia mydas), que se encuentra En Peligro.
- Foto: Fundación Agua y Tierra
Es entre junio y marzo que las tortugas desovan en las playas de Mata Oscura, siendo agosto, septiembre y octubre los meses de mayor anidación.
En total son 200 los nidos de tortugas, de las cuatro especies, que cada año son cuidados por la fundación durante dos meses aproximadamente hasta que eclosionan y las pequeñas tortugas pueden ser liberadas al mar.
La génesis del proyecto
Todo comenzó a finales de 2008, cuando Alexander Gaos, un aventurero y científico de Estados Unidos, realizaba un estudio sobre los lugares en el océano Pacífico donde todavía había presencia de tortuga Carey. En ese entonces se creía que la especie estaba extinta en el país, sin embargo, tras su investigación, Gaos le reveló a Jacinto Rodríguez, ingeniero agrónomo especializado en ciencias marinas, que había encontrado evidencias de tortugas carey en Coiba y Mata Oscura.
Ya Coiba era un sitio conocido luego de que en 2006 fuera declarado patrimonio natural de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). Mata Oscura, en cambio, hace ocho años era una playa casi desconocida por los panameños, una comunidad de pescadores con 150 habitantes donde las tortugas eran parte integral de su dieta.
Al enterarse de la importancia de este lugar, el ahora director de Agua y Tierra, junto a otros conservacionistas, voltearon la mirada hacia esa zona hoy considerada “especial” por los panameños, aunque aún no ha sido declarada área protegida por el Estado. Rodríguez aspira a que en un futuro —no muy lejano— la playa donde anidan las tortugas y nacen los neonatos adquiera esa categoría de protección ecológica.
En lo que va de esta temporada que recién arranca, ya tienen 12 nidos —a razón de 100 huevos por cada uno— y 85 tortugas que han sido liberadas el pasado 1 de agosto. Una segunda liberación se realizó ocho días después con casi la misma cantidad de neonatos.
Desde que comenzó el programa, en 2011, los conservacionistas mantienen un registro de los huevos que eclosionan con éxito dándole vida a las tortugas. Al compararlo con el total de huevos sembrados, es posible obtener un porcentaje que denominan “éxito de eclosión”. Ello les permite sacar conclusiones sobre qué tan bueno fue el proceso de incubación y analizar si están realizando el proceso de la forma correcta.
Además, el registro les permite observar qué tan buena incubadora sigue siendo, después de ocho años, la playa Mata Oscura o si el sitio ha sufrido cambios.
Desde que comenzaron con esta aventura ecológica, el vivero tiene un promedio de eclosión de un 80 %, es decir, que de cada 100 huevos sembrados 80 sobreviven, un índice que los científicos consideran “bueno”.
El campamento de Agua y Tierra cada año ha venido reportando entre 15 y 20 nidos de tortuga carey. “Aunque parezca poco para una playa del Pacífico, tomando en cuenta que la especie está en peligro crítico de extinción se trata de un gran logro”, dice Rodríguez. Si se calcula que por nido nacen en promedio 80 neonatos, anualmente son liberadas entre 1200 y 1600 crías de esta escasa especie de reptil.
Así, conforme a estudios del Ministerio de Ambiente, la población de tortuga carey en Mata Oscura, junto a la de Coiba, es una de las más altas que se ha reportado en las playas del Pacífico Oriental.
Según Rodríguez, el vivero en Mata Oscura ha permitido asegurar un incremento en la población de esta amenazada especie. Ello debido, fundamentalmente, a que “en un ambiente no controlado se estima que la mitad de los neonatos mueren antes de ingresar al agua”. El proyecto de Agua y Tierra permite, en cambio, asegurar que todas la crías lleguen sanas al océano.
Desde el punto de vista de Stanley Heckadon, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, lo que ocurre en Mata Oscura con el proyecto de conservación de tortugas marinas es el “modelo” que debe seguir el Estado panameño, en materia de recuperación de especies en peligro de extinción.
“Se trata de un proyecto que revierte el efecto negativo de la mano del hombre sobre un animal noble como la tortuga, que viene evolucionando desde hace millones de años”, subraya Heckadon, quien es el responsable de un programa de recuperación de manglares en Colón, una de las provincias de Panamá situada a 400 kilómetros de Mata Oscura.
Al científico, director del Laboratorio Marino de Punta Galeta en Colón, le ha tocado presenciar cómo en Colón durante los últimos 40 años han desaparecido miles de hectáreas de manglares y por ende las poblaciones de peces y tortugas para dar paso a proyectos portuarios. No obstante, dice sentir algo de “esperanza” con la liberación anual de los neonatos en el Pacífico panameño.
Lee más|Brasil: deforestación e incendios amplían temporada seca en la Amazonía | ENTREVISTA
El cambio climático
Según explica el director de Agua y Tierra, durante los últimos años han observado que las olas, al reventar, cubren mayor cantidad de playa que lo regular. Ello se incrementa aún más cuando se reporta el fenómeno de “mar de fondo” que trae como consecuencia un fuerte oleaje, asegura el experto. El problema es que “cada vez que la marea sube más de lo regular, provoca algunos daños en el vivero que hay que reparar”. Además, agrega que cuando el verano es muy intenso, las altas temperaturas también pueden dañar a los embriones.
El cambio climático es un problema que la fundación ha tenido que enfrentar en los últimos tres años, junto con los peligros habituales como son la depredación de otros animales y el saqueo de huevos.
La organización ha comenzado también a implementar un programa de marcaje con el objetivo de saber de dónde vienen y hacia dónde van las tortugas que llegan a anidar a Mata Oscura. Eso les ha permitido detectar que algunas proceden del Parque Nacional Coiba, una de las áreas protegidas más importantes de Panamá que forma parte del Corredor Pacífico Oriental, junto a Galápagos en Ecuador e isla Cocos en Costa Rica.
Ese sistema de monitoreo también les ha ayudado a conocer que varias de sus tortugas llegan hasta las costas de Guatemala, específicamente a sitios de alimentación. Esa es, de hecho, la zona más distante a la que ha llegado una de las tortugas marcadas de Mata Oscura.
Lee más|Incendios en la Amazonía de Brasil traen consecuencias devastadoras
La participación de la comunidad
Para sostener el campamento y el proyecto, la Fundación Agua y Tierra comenzó a implementar, desde 2014, un programa de visitantes con algunas tarifas que les permiten obtener recursos financieros. Las personas pagan así para participar de los patrullajes, para ver tortugas y para participar en la liberación de los neonatos.
Además, los miembros de la Fundación dictan talleres sobre tortugas, manglares y cambio climático, lo que les permite reunir recursos para seguir con el proyecto de conservación.
La comunidad de Mata Oscura también se ha visto beneficiada económicamente con el proyecto. Los habitantes han habilitado restaurantes, hostales y comercios de venta al menudeo para recibir a los 100 visitantes que llegan cada mes atraídos por el proyecto.
Los beneficios que les trae el cuidado de las tortugas saltan a la vista. Es por ello que han decido participar en las tareas de conservación de estos animales, por ejemplo, confeccionando los nidos.
David Ábrego, habitante de Mata Oscura, es hoy uno de los guías turísticos de la comunidad. A él le corresponde llevar a los turistas nacionales y foráneos al campamento de Agua y Tierra, acompañarlos por senderos que se han habilitado para desarrollar el turismo de manera sustentable.
“Antes aquí la tortuga era vista como un alimento, ahora es vista como un aliado y una fuente de ingresos. Nos dimos cuenta de que si seguíamos así terminaríamos con el animal, pero ahora comprendimos que si lo cuidamos nos puede ir mucho mejor”, comenta Ábrego.
“Lo que la Fundación Agua y Tierra hace con este reptil va más allá de la ciencia”, dice Heckadon. “Estamos hablando de una iniciativa que con poco hace mucho. Involucra investigación, crecimiento de la comunidad y hace a cada personas que llega a ese sitio un mejor ser humano”, concluye.
Mata Oscura ya no es el mismo pueblo de hace ocho años atrás. Hoy es un santuario de tortugas marinas y aquellas que nacieron allí volverán en 20 o 25 años más, cuando alcancen su madurez sexual. Lo harán para anidar en la misma playa donde ellas nacieron. Ese es el ciclo natural de este animal, parte del grupo de reptiles más antiguos del planeta, sobrevivientes del período triásico, hace 251 millones de años.
Foto principal: Foto: Fundación Agua y Tierra
Videos Mongabay Latam | Los animales de Latinoamérica
Conoce más sobre la situación de animales emblemáticos de Latinoamérica como el jaguar, el oso de anteojos y más.
Si quieres conocer más sobre la situación de los océanos en Latinoamérica y el mundo, puedes revisar nuestra colección de artículos. Y si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.