- Juez niega a comunidades de Puebla amparo para la suspensión del proyecto hidroeléctrico que busca dotar de electricidad a Walmart de México.
- Un peritaje ambiental señala que, de construirse esa hidroeléctrica en el río Ajajalpan, se causarían daños irreversibles a ecosistemas como el bosque mesófilo de montaña.
- En las últimas semanas se incrementaron los actos de intimidación en contra de las abogadas que acompañan a las comunidades en sus acciones legales.
En la Sierra Norte de Puebla, hay comunidades indígenas que aún enseñan a sus hijos y nietos las costumbres que a ellos les inculcaron sus padres y abuelos. Una de ellas es que al mediodía no se puede cruzar el río, porque justo a esa hora ahí se encuentra su espíritu. Hay que esperar a que se vaya. Antes de cruzarlo es necesario lavarse las manos y la cara, y tomar un poco de esa agua que corre. Así es como se muestra el respeto al río.
Para estas comunidades indígenas el río tiene un lugar especial. Sus aguas permiten que la vida florezca en estas tierras de cafetales. Por eso al río se le hacen rituales en tiempos de secas.
“Nosotros defendemos el río, porque tenemos una relación estrecha con él”, explica Santiago Pedro, indígena totonaca, originario de San Mateo Tlacotepec, comunidad enclavada en la Sierra Norte de Puebla. Este territorio, en los últimos años, ha sido testigo de cómo en diferentes pueblos levantan la voz en contra de los permisos y concesiones que el gobierno federal entregó a grandes empresas para la construcción de hidroeléctricas y minas a cielo abierto.